Mosley Walter - El Caso Brown

Здесь есть возможность читать онлайн «Mosley Walter - El Caso Brown» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Caso Brown: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Caso Brown»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

John, un viejo amigo de Easy Rawlins, solicita la ayuda de éste. Brawly Brown, hijastro de John, ha desaparecido y todo hace pensar que el chico se ha visto atrapado en una situación más peligrosa de lo que supone. A Easy no le costará demasiado encontrar a Brawly y enterarse de que John tiene razón… Pero conseguir que Brawly vea las cosas de esa forma resultará mucho más complicado.

El Caso Brown — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Caso Brown», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Extendí las manos y cogí las suyas.

– Si es posible, se lo traeré de vuelta aquí, Alva -dije-. Aunque tenga que atarlo de pies y manos y ponerlo encima de mi coche.

Ella soltó una risita y luego sonrió.

– Gracias -dijo-. Siento haberle juzgado mal, señor Rawlins.

Sonreí y le di unas palmaditas en las manos. Luego asentí, aceptando sus disculpas, pero sabía que en realidad ella no me había juzgado mal. Me había visto tal como yo era en realidad. El único error que había cometido era pensar que nunca necesitaría el tipo de ayuda que yo podía proporcionarle.

31

Me dejé caer por la oficina del coronel Lakeland más o menos a las diez de la mañana.

A la señorita Pfennig no le hizo ninguna gracia, pero me envió adonde Mona, a la que hacía menos gracia si cabe mi presencia. Sin embargo, Mona llamó a su jefe y él me hizo entrar de inmediato.

El detective Knorr estaba sentado a la mesa, en la misma silla que yo había elegido para evitar ser el centro de atención.

– Sí, señor -dije, sin que me preguntaran nada.

Tomé asiento, sin que me invitaran tampoco.

Knorr me dirigió una sonrisa asesina. Lakeland se mostró más honrado y sencillamente frunció el ceño.

– ¿Qué tiene usted para nosotros? -me preguntó Lakeland.

– No demasiado -dije-. Nada consistente.

– ¿Cómo le han detenido? -me preguntó Knorr.

– Tal y como les he contado -dije-. Jasper, Christina y yo habíamos ido a ver a Bobbi Anne, pero ella había salido y la puerta estaba abierta. Últimamente he tenido la vejiga un poco floja y…

– Deje esa mierda, Rawlins -dijo Lakeland. Sacó una pistola del calibre cuarenta y cinco que me era muy familiar de alguna parte de debajo de su escritorio-. ¿Qué demonios es esto?

– Lo encontré en la mesa del salón de esa mujer, Bobbi Anne -dije.

– ¿Eso es lo que le contó a Petal? -dijo.

Sabía que se estaba refiriendo a Pitale. Quizá fuera esa la forma de pronunciar el nombre.

– No es ningún cuento -dije-. Estaba allí, a plena vista.

– ¿Qué le parecería pasar treinta y cinco años en una prisión federal, señor Rawlins? -preguntó Lakeland.

– No, gracias.

– Porque esta, esta pistola en concreto, fue robada de unas instalaciones federales en Memphis, Tennessee, y ésa es la condena por el robo.

– Creo que mi abuelo paterno era de Tennessee -dije-. Se cuenta que mató a un hombre blanco y tuvo que irse a Louisiana por motivos de salud.

Los ojos claros de Knorr me miraron como un niño miraría el ala de una mosca que estuviera a punto de arrancar.

– Estaba en una mesita -dije-. La cogí, me la metí en el bolsillo y entonces entró la policía. Por cierto, ¿por qué fueron allí?

– Petal trabaja para el capitán Lorne. También vigilan a los miembros de los Primeros Hombres -dijo Lakeland.

– ¿Estaban acampados fuera del apartamento de Bobbi Anne? -pregunté.

– Al parecer, así fue -dijo Lakeland-. Cuando vieron a Bodan y a Montes entrar, pensaron que podían cogerlos con algo entre manos y desarticular su organización. Pero la pregunta más importante es: ¿qué estaban haciendo ustedes allí?

– Averigüé que Bobbi Anne era amiga de Brawly en el instituto en Riverside, de modo que fui allí con Xavier y Tina para hablar con ella.

– ¿De qué? -preguntó Lakeland. Tanto él como Knorr se inclinaron hacia delante, casi imperceptiblemente, para oír con mayor claridad mis mentiras.

– Estaban asustados -dije yo.

– ¿Asustados de qué? -inquirió Knorr.

– De quienquiera que matase a Strong. Tina se había estado trasladando de un lugar a otro, y Xavier se escondía detrás de la puerta con una pistola en la mano.

– ¿Y qué tenía que ver todo eso con Bobbi Anne? -preguntó Knorr.

– Les dije que el padre de Brawly, Aldridge Brown, también había sido asesinado, y que yo pensaba que su muerte tenía algo que ver con la de Strong, y que Bobbi Anne sabía algo, a causa de su conexión con Brawly.

– ¿Y qué tenía que ver ella con la muerte de Strong? -preguntó Lakeland.

– No tengo ni idea -dije-. Como ya le he dicho una docena de veces, lo único que me interesa es Brawly. Tina y Xavier conocían a Bobbi Anne, de modo que yo pensé que podían hacer que me llevara hasta Brawly.

– Pero ¿qué tiene que ver todo esto con los tiroteos? -preguntó Knorr.

– ¿No acabo de contestar a esta misma pregunta?

– ¿Así que usted no sabe nada de la muerte de Strong? -preguntó Lakeland-. Les mintió a ellos para que le llevaran a ver a Brawly.

– Sí, les mentí -dije-. Pero eso no quiere decir que no sepa nada.

Esperé, queriendo que pensaran que me estaban sacando la información en lugar de dársela toda digerida.

– ¿Qué? -preguntó Lakeland.

– Lo mismo que sabrían ustedes si hubiesen estado escuchando -dije-. Tina tiene un miedo cerval, y también Jasper. Los dos querían a Strong y creen que fue asesinado por el gobierno, la policía o ambos. Seguramente no tuvieron nada que ver con ello. Lo único que quieren es construir colegios para los niños negros.

– En los colegios es donde enseñan a los niños a odiar -dijo Knorr.

Lakeland volvió la cabeza hacia Knorr como si sus palabras fuesen una alarma contra incendios. Luego se volvió hacia mí.

– ¿Es todo lo que sabe?

– Hasta ahora.

– Así que entra usted aquí y nos dice que no cree que esta gente esté metida en ningún crimen -anunció Lakeland-. Entonces, ¿quién le mató?

– Alguien que estaba asustado, algún estúpido -dije-. Alguien a quien él conocía, y a quien podía hacer daño. Siempre pasa lo mismo, ¿no es así, coronel?

Los representantes de la ley se sentían perplejos al ver que yo usaba su mismo lenguaje.

– ¿Va usted a seguir con esto? -me preguntó Lakeland.

– Si lo que quiere decir es si voy a seguir buscando a Brawly e intentando que vuelva a casa con su madre… la respuesta es sí.

– Le hemos sacado de la cárcel -dijo el coronel.

– Y ya les he contado todo lo que sé de Xavier y Tina.

Lakeland cogió la pistola y movió la mano.

– ¿Era ésta la única arma que había en el apartamento?

– Sí señor.

– ¿Necesita saber algo más de nosotros?

– Me gustaría tener una dirección más -dije.

– ¿Cuál?

– ¿Dónde vivía Strong cuando andaba por aquí? -Había oído la dirección que habían dado en las noticias. No era la misma que había obtenido de Tina.

– En el hotel Colorado -dijo Knorr-. En Cherry. Pero no tiene que preocuparse por ir allí. Ya lo hemos registrado.

– ¿Le importa a usted para algo el sitio donde él vivía? -preguntó Lakeland.

– No. Quiero decir que pensaba ir y preguntar si Brawly Brown había aparecido por allí. Ya saben que él es mi objetivo principal.

– Pensaba que era usted conserje -dijo Lakeland-. Pero más bien parece un detective.

– ¿Sabe usted coser, oficial? -le pregunté, como respuesta.

– ¿Cómo?

– No me refiero a dar puntadas -dije-. Quiero decir cortar una prenda entera y coser las costuras de una falda o unos pantalones.

– No.

– ¿Sabe usted cocinar un pastel, o colocar el suelo de una habitación? -continué-. ¿O poner ladrillos, o curtir el cuero de un animal muerto?

– ¿Adónde quiere ir a parar? -dijo el coronel.

– Yo sé hacer todas esas cosas -dije-. Y puedo decirle cuándo un hombre va a volverse loco, o cuándo un matón es un cobarde o un fanfarrón. Puedo echar una mirada a una habitación y decirle si debe preocuparle que le roben. Todo eso lo aprendí por ser pobre y negro en este país que usted está tan orgulloso de salvar de los coreanos y vietnamitas. En el lugar de donde yo procedo, no hay detectives privados negros. Si un hombre necesita que le echen una mano, acude a alguien que lo haga como trabajo extra. Yo soy ese hombre, coronel. Por eso usted envió al detective Knorr a mi casa. Por eso habla conmigo cuando vengo a verle. Lo que hago, lo hago porque me sale de dentro. Yo estudié en las calles y los callejones. La mayoría de los polis darían cualquier cosa por comprender lo que yo sé. De modo que no se obsesione por la forma en que llegué aquí o cómo explicar lo que hago. Escúcheme y a lo mejor aprende algo. -Cerré la boca entonces, antes de decir algo más de lo que yo había aprendido en un mundo que ya había sobrepasado a aquellos policías.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Caso Brown»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Caso Brown» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Walter Mosley - Fortunate Son
Walter Mosley
Walter Mosley - Fear of the Dark
Walter Mosley
Walter Mosley - Bad Boy Brawly Brown
Walter Mosley
Walter Mosley - A Little Yellow Dog
Walter Mosley
Michael Walters - The Shadow Walker
Michael Walters
Michael Crichton - A Case of Need
Michael Crichton
Michael Dibdin - Cosi Fan Tutti
Michael Dibdin
Walter Mosley - El Caso Brown
Walter Mosley
Minette Walters - La Casa De Hielo
Minette Walters
Michael Kleine-Cosack - Rechtsdienstleistungsgesetz
Michael Kleine-Cosack
Michael Morpurgo - Colly's Barn
Michael Morpurgo
Отзывы о книге «El Caso Brown»

Обсуждение, отзывы о книге «El Caso Brown» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x