Mosley Walter - El Caso Brown

Здесь есть возможность читать онлайн «Mosley Walter - El Caso Brown» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Caso Brown: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Caso Brown»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

John, un viejo amigo de Easy Rawlins, solicita la ayuda de éste. Brawly Brown, hijastro de John, ha desaparecido y todo hace pensar que el chico se ha visto atrapado en una situación más peligrosa de lo que supone. A Easy no le costará demasiado encontrar a Brawly y enterarse de que John tiene razón… Pero conseguir que Brawly vea las cosas de esa forma resultará mucho más complicado.

El Caso Brown — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Caso Brown», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Ella apareció y detuvo el coche junto a la acera, y yo subí enseguida a su pequeño Rambler azul. Tenía que ir con las rodillas apoyadas en el salpicadero y sólo parecía tener espacio para un brazo, pero no me importó. Bonnie me dio un beso profundo y tierno, y luego arrancó sin saber ni preocuparse por lo que estaba pasando.

Lo primero que hice yo fue abrir el paquete de Chesterfield y encender uno. Qué bien. Seis meses después recordaría aquella primera calada con hondo placer.

– Anoche me detuvieron -dije al cabo de unas manzanas.

– ¿Tendrás que volver para el juicio?

– No. No tenían nada contra mí y me han soltado.

– ¿Adónde vamos?

– Tengo el coche aparcado en Grand -dije-. Siento todo esto.

– ¿Valen la pena todos los riesgos que estás corriendo por ese chico? -me preguntó ella.

– Pues no estoy seguro -dije-. Pero no lo hago por él.

– Entonces ¿por quién?

– En parte por John. Ya sabes que somos amigos desde hace más de treinta años. Algunas veces tuve que ir a John y pedirle que me escondiera. El nunca me preguntó por qué, y nunca me dijo que no.

– ¿Y cuál es la otra parte?

– Tenías razón cuando decías que había estado triste. Sé que tengo que salir y averiguar qué pasó después de que Etta Mae sacara a Raymond del hospital. Pero me resulta muy difícil hacer eso. Mientras voy buscando a Brawly de alguna manera me distraigo con su problema, me pierdo, y quizá cuando todo acabe pueda recuperar al antiguo Easy y sea capaz de averiguar la verdad.

Bonnie no dijo nada. Al cabo de un rato llegamos al edificio de apartamentos de Bobbi Anne.

La volví a besar.

– Llama al trabajo y di que estoy enfermo -dije, abriendo la puerta.

– ¿Easy?

– ¿sí?

– Has dicho que te perdías a ti mismo.

– Sí…

– No es verdad -dijo-. Lo que deberías hacer es encontrarte a ti mismo, no a ese chico.

Fui directamente adonde John. Sabía que él estaría trabajando, pero eso era precisamente lo que quería.

Alva abrió la puerta con la esperanza reflejada en los ojos. Pero cuando me vio, la esperanza se convirtió en miedo.

– ¿Qué ocurre? -me preguntó.

– ¿Puedo entrar?

Cogí el taburete en el que me había sentado unos días antes mientras Alva ponía agua a calentar para el té.

Después de recobrar la compostura ante los fogones, vino a sentarse frente a mí.

– ¿Qué ocurre, señor Rawlins?

– Tenemos que hablar claro, Alva.

– ¿Está herido Brawly?

– No que yo sepa, pero estoy bastante convencido de que está metido en problemas. Tiene problemas -repetí, para obtener mayor efecto-, y sólo diciéndome la verdad me ayudará a ayudarle.

– ¿Qué tipo de problemas?

– El tipo de problemas que proceden de ser un joven exaltado que va con mujeres alocadas y armas por ahí.

– Ah.

Fue la breve exclamación que precedió a un gran derrumbamiento. No quería herirla. Desde el principio mi trabajo había consistido en apartarla de un dolor insoportable. Pero a veces hay que sentir dolor antes de mejorar. Esperaba que aquélla fuese una de esas ocasiones para Alva Torres.

– ¿Por qué está Brawly tan enfadado con usted? -le pregunté.

– Cree que no le quiero -susurró-. Cree que le abandoné cuando era pequeño.

– ¿Por qué piensa eso?

– Porque le envié a vivir con su padre. Era muy testarudo, y también muy fuerte físicamente. Si le decía que se fuera a la cama o que volviera a casa, me empujaba a un lado, sencillamente me daba un empujón, como si yo fuera uno de los niños con los que jugaba. Y entonces… -Ella dejó su frase sin concluir y miró a algún lugar que estaba más allá de mí.

– ¿Sí? ¿Y entonces qué?

– Su tío murió en un intento de atraco a un banco.

Alva se derrumbó en la silla. Se echó a llorar. Quería tocarla, consolarla, pero no lo hice. El dolor que sentía estaba más allá de mi alcance.

– ¿Cuándo fue eso?

– En mil novecientos cincuenta y cuatro -dijo ella-. Era el Banco Americano, en Alvarado. Fue con una media en la cabeza y le dispararon en la calle. Llevaba cuatro mil doscientos dólares en el bolsillo.

– ¿Estaban muy unidos él y Brawly?

– Sí, lo estaban. Cada vez que venía Leonard, Brawly se portaba bien. Brawly y yo queríamos mucho a Leonard.

– ¿Y qué ocurrió cuando él murió? -pregunté.

– La policía vino una y otra vez preguntando qué sabía yo de Leonard y su socio.

– ¿Qué le ocurrió a su socio?

– Huyó con la mayor parte del dinero. Y la policía pensaba que yo sabía algo de eso. Siguieron viniendo hasta que yo no pude soportarlo y tuvieron que llevarme al hospital. -Alva juntó las manos y las apretó.

– ¿Prefirió ponerse así de enferma antes que entregar a Aldridge?

– No supe hasta mucho después que era Aldridge -dijo-. No habría enviado nunca a Brawly a vivir con él de haberlo sabido.

– ¿Cómo lo averiguó?

– Aldridge se lo dijo a Brawly y se pelearon.

– ¿Cuando Brawly tenía catorce años?

Alva asintió.

– Me lo dijo cuando vino a vivir aquí.

– ¿No se lo dijo cuando estaba en el hospital?

– Creo que no. Pero no lo recuerdo todo -dijo ella, lastimosamente-. Me daban drogas. Brawly decía que vino a verme y que yo le dije que no era su madre y que debía irse. Pero yo no me acuerdo de eso. Entonces él se fue a vivir con Isolda.

El odio reemplazó al dolor en la voz de Alva.

– ¿Y qué ocurrió entonces?

– Ella le dio la vuelta -dijo Alva-. Le hizo cosas feas y le volvió contra mí.

– ¿Por qué hizo tal cosa?

– Porque es mala, por eso.

No parecía que fuese a sacar mucho más por aquel camino, de modo que cambié de táctica.

– ¿Cuándo se fue Brawly de casa de Isolda?

– Cuando tenía dieciséis años se metió en problemas con la policía. Dijeron que había robado una radio de una tienda y le llevaron a juicio. Si hubiese sido un chico blanco, le habrían asustado un poco y le habrían mandado a casa. Pero como era negro, le llevaron a juicio y le condenaron. Tuvo que vivir en una residencia para delincuentes e informar a su centro de detención juvenil hasta que cumplió los diecinueve. Estuvo en libertad condicional hasta los veintiuno. Entonces le dije que podía venir aquí y que le ayudaría a sacarse el título de graduado en el instituto, y a ir a la universidad. Cuando abandonó los estudios, John dijo que podíamos alquilarle una habitación en este mismo edificio y darle trabajo.

– ¿Robó la radio en realidad? -pregunté.

– Sí. Pero fue sólo un error de crío. Brawly no es ningún ladrón. Aunque se enfada con facilidad. Pero al fin y al cabo es normal. Le arrebataron su niñez.

– ¿Por qué se separaron Aldridge y usted? -le pregunté.

– ¿Qué tiene que ver con todo esto?

– Bueno -dije-, ése es el motivo por el que Brawly perdió su niñez, ¿no? Quizá sea la clave para que pueda hablar con él cuando finalmente le encuentre.

Alva me miró fijamente entonces. Antes de aquel momento, siempre había pensado que un hombre o una mujer que tenían una crisis nerviosa eran más débiles que los demás. Pero yo veía en aquellos ojos una fuerza capaz de soportar más dolor del que yo podía imaginar.

– Es la misma historia de siempre -su voz vaciló-, lo mismo de siempre. No podía apartar sus manos de otras chicas. Finalmente, encontró a alguien que le gustaba tanto que ni siquiera venía a casa la mitad del tiempo. Dejé sus cosas delante de la puerta una noche, y por la mañana habían desaparecido.

Muchos pensamientos cruzaron mi mente, pero me los guardé para mí.

– Puede usted salvar a mi hijo, señor Rawlins.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Caso Brown»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Caso Brown» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Walter Mosley - Fortunate Son
Walter Mosley
Walter Mosley - Fear of the Dark
Walter Mosley
Walter Mosley - Bad Boy Brawly Brown
Walter Mosley
Walter Mosley - A Little Yellow Dog
Walter Mosley
Michael Walters - The Shadow Walker
Michael Walters
Michael Crichton - A Case of Need
Michael Crichton
Michael Dibdin - Cosi Fan Tutti
Michael Dibdin
Walter Mosley - El Caso Brown
Walter Mosley
Minette Walters - La Casa De Hielo
Minette Walters
Michael Kleine-Cosack - Rechtsdienstleistungsgesetz
Michael Kleine-Cosack
Michael Morpurgo - Colly's Barn
Michael Morpurgo
Отзывы о книге «El Caso Brown»

Обсуждение, отзывы о книге «El Caso Brown» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x