– Esto no fue un robo, Betsy. La billetera de Rick estaba llena de dinero. Tenía un reloj de valor. ¿Puede pensar en alguien que deseara lastimar a Rick?
Betsy negó con la cabeza. Era difícil mentirle a Alan, pero debía hacerlo.
– ¿No tenía enemigos? -le preguntó Page-. ¿Personales, negocios, alguien en su compañía, alguien que él hubiera hecho condenar en la Corte?
– No puedo pensar en nadie. Rick no iba a la Corte. Hacía contratos, fusiones de empresas. Jamás oí que dijera que tenía problemas con alguien en la empresa.
– No deseo herirla-dijo Page-, pero Ross me dijo que usted y Rick estaban separados. ¿Qué sucedió? ¿Bebía, se drogaba, había otra mujer?
– No fue nada de eso, Alan. Fue… El… él deseaba con desesperación ser socio de Donovan, Chastain y Mills y parecía que eso cada vez estaba más lejos. Y., y él tenía muchos celos de mi éxito. -Los ojos se le llenaron de lágrimas-. Ser socio significaba mucho para él. No pudo darse cuenta de que a mí no me importaba. Que yo lo amaba.
Betsy no pudo seguir. Sus hombros se sacudían con cada ataque de llanto. Todo se oía tan estúpido. Romper un matrimonio por algo así. Dejar a la mujer y a la hija por un nombre en una chapa.
– La haré acompañar a su casa por un oficial -dijo Page tranquilo-. Deseo colocar una vigilancia en su casa. Hasta que sepamos otra cosa, trataremos la desaparición de Kathy como secuestro. Quiero su permiso para intervenir su teléfono y los de la oficina, en caso de que la persona que tiene a Kathy la llame. Cortaremos cualquier llamada de clientes, tan pronto sepamos que no es el secuestrador. Haré que el oficial borre las cintas.
– Muy bien.
– Aún no hemos dado a conocer la identidad de Rick y no dejaremos que los radios de prensa se enteren de la desaparición de Kathy pero probablemente deberemos dar a conocer el nombre de Rick mañana. Será asediada por la prensa.
– Comprendo.
– ¿Desea que llame a alguien para que se quede con usted?
No había otra razón para evitar que Rita conociera la desaparición de Kathy. Betsy la necesitaba más que nunca.
– Quisiera que mi madre se quedara conmigo.
– Por supuesto. Puedo hacer que un oficial la vaya a buscar.
– Eso no será necesario. ¿Puedo usar el teléfono?
Page asintió.
– Otra cosa. Le explicaré lo que sucedió al juez Norwood. Él pospondrá la audiencia de Darius.
El corazón de Betsy tuvo un sobresalto. Se había olvidado de la audiencia. ¿Cómo reaccionaria Reardon, si esta no se hacía? Reardon tenía a Kathy por la audiencia. Cuanto más se pospusiera mayor seria el daño que Reardon le podría causar a Kathy.
– Iré a trabajar, Alan. Enloqueceré si me quedo en casa.
Page la miró con expresión extraña.
– Ahora no deseará tener que enfrentar un caso tan complejo como el de Darius. Estará demasiado distraída para hacer un trabajo competente. Deseo a Darius más de lo que jamás haya deseado otro caso, pero jamás tomaré ventaja de una situación como esta. Créame, Betsy. Hablaremos de este caso después del funeral.
El funeral. Betsy no había pensado en el funeral. Su hermano se había encargado del funeral de su padre. ¿Qué se hacía? ¿Con quién había que comunicarse?
Page vio lo confundida que se mostraba Betsy y la tomó de la mano. Ella jamás se había dado cuenta de sus ojos. Todos los demás detalles del fiscal de distrito, desde su esbelta figura hasta los ángulos que hacían a su rostro que eran tan duros, sin embargo, los ojos eran de un azul suave.
– Me parece que usted está a punto de desmayarse -le dijo Page-. La enviaré a su casa. Trate de dormir, aunque deba tomar alguna pildora. Necesitará de todas sus fuerzas. Y no pierda las esperanzas. Tiene mi palabra. Haré todo lo que tenga en mi poder para recuperar a la niña
1
– Tannenbaum fue asesinado el viernes por la noche -dijo Barrow, destapando el vaso de café. Randy Highsmifh tomó un pastel con mermelada de la bolsa que Barrow había colocado sobre el escritorio de Page. Todavía estaba oscuro. A través de la ventana que estaba detrás de Page, un río de focos cruzaba los puentes sobre el río Willamette, cuando la gente de los lunes llegaba al centro de Portland.
– Tres días y ni un llamado -se dijo Page para sí, completamente consciente de las implicaciones.
– ¿Hay algo de la casa de Betsy? -preguntó Barrow.
– Llamados de condolencia, pero no del secuestrador.
– ¿Qué es lo que piensas? -preguntó Page a Highsmith.
– Primera posibilidad, es un secuestro, pero el secuestrador no ha tornado contacto con Betsy por alguna razón que sólo él conoce.
– La niña podría estar muerta -dijo Barrow-. Desea mantenerla por el rescate, pero hace algo que no le guste, y la mata.
– Sí -dijo Highsmith-. O posibilidad número dos, tiene a Kathy y no le interesa cobrar un rescate.
– Esa es una posibilidad que yo ni siquiera deseo considerar- dijo Page.
– ¿No tenemos algo nuevo, Ross? -preguntó Highsmith.
Barrow negó con la cabeza.
– Nadie vio que alguien saliera de la casa de apartamentos con la niña. No existe un arma. Aún estamos esperando los resultados del laboratorio.
Page suspiró. En los últimos días había dormido poco y estaba exhausto.
– Lo único bueno de todo este asunto es el tiempo extra que tenemos con Darius -dijo Page-. ¿Qué había en los registros de vigilancia?
– Nada que nos sea de ayuda -contestó Barrow-. Padovici y Kristol estuvieron sobre Darius desde el momento en que él dejó su propiedad a las seis cuarenta y tres de la mañana. Volví a hablar con el juez Ryder. Él insiste en que desayunó con Lisa Darius a las siete treinta. Los equipos estuvieron constantemente sobre Darius. Además, Darius se reunió durante todo el día con gente en su oficina. Entrevisté dos veces a todos los miembros de su personal y también a los visitantes. Si ellos lo están encubriendo, hacen realmente un muy buen trabajo.
– Debe de haber una respuesta -dijo Page-. ¿Nos proporcionó algo el equipo que ha estado buscando a Gordon?
– Nada, Al -contestó Barrow-. Nadie parece haberla visto desde que se registró en aquel hotel.
– Sabemos que ella está viva -dijo Page, con un tono de voz que demostraba su frustración-. Ella hizo ese maldito llamado. ¿Por qué no aparece?
– Debemos comenzar a enfrentamos con el hecho de que Gordon te ha mentido -dijo Highsmith-. Tal vez Darius fue una víctima en Hunter's Point. Quizá Waters fue el asesino.
Page deseó poder decirles a Highsmith y Barrow lo que Wayne Turner le había dicho a él. Entonces sabrían que Gordon estaba diciendo la verdad.
– Recuerden que yo sugerí que tal vez Gordon era nuestro asesino, Al -continuó Highsmith-. Creo que será mejor que comencemos a pensar en ella más seriamente. No veo ninguna forma en que pudiera haber sabido que Lisa Darius estaba en el sótano, a menos que fuera ella misma la que llevó hasta allí el cadáver.
– Qué habría sucedido si ella hubiera visitado a Lisa y la hubiera convencido de que la ayudara a entrar en la casa de Martin para encontrar la evidencia que lo pudiera condenar. Fueron a través del bosque. Lisa sabía cómo desactivar las alarmas. Martin Darius trabajó todo el día y la casa estaba desierta. Mata a Lisa y le tiende una emboscada a Darius, espera hasta que ve que él llega a la casa, luego te llama a ti. El único defecto del plan es que Gordon no sabe lo de los equipos de vigilancia.
– Nancy Gordon no mató a esas mujeres -insistió Page-. Darius las mató y él no saldrá de este caso.
– No estoy diciendo que Darius no sea culpable. Estoy diciendo que este caso pierde sentido cada vez que lo miramos.
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