• Пожаловаться

Ken Follett: La Caída De Los Gigantes

Здесь есть возможность читать онлайн «Ken Follett: La Caída De Los Gigantes» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Триллер / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Ken Follett La Caída De Los Gigantes

La Caída De Los Gigantes: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Caída De Los Gigantes»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La caída de los gigantes sumerge al lector en una historia cargada de épica. Ésta primera novela, que forma parte de una trilogía, sigue los destinos de cinco familias diferentes a lo largo y ancho del mundo. Desde América a Alemania, Rusia, Inglaterra y Gales, Follet sigue la evolución de sus personajes a través de la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa y las primeras luchas por los derechos de la mujer. Como siempre, Follet pone un especial interés por su tierra natal, Gales, al comenzar con la historia de Billy Williams, un sencillo minero; en América encontramos a Gus Dewar, un estudiante de derecho con el corazón partido por un desengaño amoroso. En Rusia, dos hermanos huérfanos, Grigori y Lev se ven en medio de una revolución que trastoca sus vidas y acaba por separar sus caminos. Como nudo entre las historias encontramos a la hermana de Williams, quien trabaja en Inglaterra como ama de llaves de Lady Fitzherbert, enamorada de un espía alemán, Walter von Ulrich. Poco a poco estos personajes irán encontrándose a medida que la inmensa maquinaria creada por Follet avance, tan deprisa y violenta como el principio del siglo XX en el que se ven inmersos. En los siguientes volúmenes de la trilogía, Follet seguirá con las mismas familias, creando un gran texto generacional con el que escribir y retratar uno de los siglos más terribles y maravillosos de la historia de la humanidad.

Ken Follett: другие книги автора


Кто написал La Caída De Los Gigantes? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

La Caída De Los Gigantes — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Caída De Los Gigantes», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– No podemos hacer esto – dijo Grigori, con desesperación -. Ni tan siquiera en nombre de la revolución. No podemos detener a trabajadores por el mero hecho de que escuchen un punto de vista distinto.

Konstantín lo miró extrañado.

– ¿Has estado fuera?

– Por supuesto – respondió Grigori -. Luchando contra los ejércitos contrarrevolucionarios.

– Entonces por eso no sabes lo que está sucediendo.

– ¿Te refieres a que ya ha ocurrido antes?

– Grishka, sucede a diario.

– No puedo creerlo.

– Anoche recibí un mensaje – intervino Magda -, de una amiga que está casada con un policía, en el que me decía que Konstantín y los demás serían fusilados a las ocho en punto de la mañana.

Grigori miró su reloj de pulsera del ejército. Ya eran casi las ocho.

– ¡Pinski! – gritó.

El policía entró.

– Detén la ejecución.

– Me temo que es demasiado tarde, camarada.

– ¿Quieres decir que esos hombres ya han sido fusilados?

– Aún no. – Pinski se acercó a la ventana.

Grigori hizo lo mismo. Konstantín y Magda permanecieron a su lado.

Abajo, en el patio cubierto de nieve, se había reunido ya el pelotón de fusilamiento bajo la tenue luz de los primeros rayos del día. Frente a los soldados, había una docena de hombres con los ojos vendados, que tiritaban de frío a causa de la ropa fina que llevaban. Una bandera roja ondeaba sobre ellos.

Mientras Grigori miraba, los soldados levantaron los fusiles.

Grigori gritó:

– ¡Paraos ahora! ¡No disparéis! – Pero su voz quedó amortiguada por la ventana, y nadie lo oyó.

Al cabo de un instante, se oyó el estruendo de unos disparos.

Los condenados cayeron al suelo. Grigori miró fijamente la escena, aterrado.

Alrededor de los cuerpos desplomados, unas manchas de sangre tiñeron la nieve; de un rojo brillante a juego con la bandera que ondeaba encima.

Capítulo 41

11-12 de noviembre de 1923

Maud durmió durante el día y se despertó a media tarde, cuando Walter volvió con los niños a casa de la catequesis dominical. Eric tenía tres años y Heike, dos; tenían un aspecto tan adorable vestidos con su mejor ropa que Maud pensó que el corazón le iba a estallar de amor.

Nunca había sentido algo como aquello. Ni tan siquiera su pasión arrebatadora por Walter había sido tan abrumadora. Los niños también le hacían sentir una mezcla de desesperación y ansiedad. ¿Sería capaz de alimentarlos y evitar que pasaran frío, y protegerlos de los disturbios y de la revolución?

Les dio pan con leche caliente para hacerlos entrar en calor, y luego empezó a prepararse para la noche. Walter y ella habían organizado una pequeña fiesta familiar para celebrar el cumpleaños del primo de Walter, Robert von Ulrich, que cumplía treinta y ocho años.

Robert no había muerto en la guerra, a pesar de los temores de sus padres, ¿o eran acaso sus esperanzas? Sea como fuere, Walter no se había convertido en el Graf Von Ulrich. Robert fue encerrado en un campo para prisioneros de guerra de Siberia. Cuando los bolcheviques firmaron la paz con Austria, Robert y su compañero, Jörg, tuvieron que caminar, hacer dedo y montarse en trenes de mercancías para volver a casa. Tardaron un año, pero lo consiguieron, y cuando llegaron Walter les encontró un apartamento en Berlín.

Maud se puso el delantal. En la diminuta cocina de su pequeña casa preparó una sopa con repollo, pan duro y nabos. También hizo un pastel, aunque tuvo que compensar la escasez de ingredientes con más nabos.

Había aprendido a cocinar y muchas cosas más. Una bondadosa vecina, una anciana, se apiadó de la apabullada aristócrata y le enseñó a hacer la cama, a planchar una camisa y a limpiar la bañera. Para Maud todo aquello fue un duro golpe.

Vivían en una casa de clase media, en la ciudad. No habían podido reformarla y tampoco podían permitirse los sirvientes a los que Maud estaba acostumbrada, y tenían muchos muebles de segunda mano que ella aborrecía, aunque jamás lo decía.

Habían albergado grandes esperanzas de que llegarían tiempos mejores, pero, de hecho, las cosas no habían sino empeorado: la carrera de Walter en el Ministerio de Asuntos Exteriores estaba en un punto muerto debido a su matrimonio con una inglesa; no le habría importado cambiar de trabajo, pero teniendo en cuenta el caos económico imperante podía considerarse afortunado por el mero hecho de tener empleo. Y la insatisfacción de los primeros tiempos de Maud parecía algo trivial ahora, después de cuatro años de pobreza. Los remiendos de la tapicería eran las cicatrices de los juegos de los niños, las ventanas rotas se tapaban con cartón y la pintura se descascarillaba por todas partes.

Sin embargo, Maud no se arrepentía de nada. Podía besar a Walter siempre que quería, meterle la lengua en la boca, desabrocharle los pantalones y hacer el amor con él en la cama, en el sofá o incluso en el suelo, lo que compensaba todo lo demás.

Los padres de Walter acudieron a la fiesta y llevaron medio jamón y dos botellas de vino. Otto había perdido su finca familiar, Zumwald, que ahora pertenecía a Polonia. Su ahorros habían quedado en nada por culpa de la inflación. Sin embargo, cultivaba patatas en el gran jardín de su casa de Berlín y aún le quedaba mucho vino de antes de la guerra.

– ¿Cómo ha logrado encontrar jamón? – preguntó Walter con incredulidad. Por lo general aquellos lujos solo podían comprarse con dólares estadounidenses.

– Lo he cambiado por una botella de champán añejo – respondió Otto.

Los abuelos pusieron a dormir a sus nietos. Otto les contó un cuento popular. Por lo que pudo oír Maud, trataba sobre una reina que ordenó decapitar a su hermano. Se estremeció, pero no metió baza. Luego Susanne les cantó nanas con su voz aflautada y los niños se quedaron dormidos, sin que, al parecer, les afectara el sangriento relato de su abuelo.

Robert y Jörg llegaron, luciendo unas corbatas rojas idénticas. Otto los saludó efusivamente. Parecía desconocer la verdadera naturaleza de su relación y, por lo visto, creía que Jörg no era más que el compañero de piso de su sobrino. De hecho, así era como se comportaban ambos cuando se encontraban en presencia de gente mayor. Maud creía que Susanne sospechaba la verdad. Era más difícil engañar a las mujeres que, por suerte, tenían una mentalidad más abierta.

Robert y Jörg podían ser muy diferentes cuando gozaban de compañía más liberal. En las fiestas que organizaban en su casa no ocultaban su amor. Muchos de sus amigos eran iguales. Al principio Maud se sorprendió: nunca había visto besarse a dos hombres, que alabaran la ropa del otro y que coquetearan como colegialas. Pero tal comportamiento ya no era tabú, al menos en Berlín. Y Maud había leído Sodoma y Gomorra, de Proust, que parecía sugerir que aquel tipo de comportamiento siempre había existido.

Sin embargo, esa noche Robert y Jörg hicieron gala de su mejor comportamiento. Durante la cena todo el mundo habló de lo que estaba sucediendo en Baviera. El jueves, una asociación de grupos paramilitares llamada Kampfbund había declarado una revolución nacional en una cervecería de Munich.

Últimamente a Maud le resultaba casi imposible leer las noticias. Los trabajadores se declaraban en huelga, de modo que grupos de matones de derechas se dedicaban a darles palizas. Las amas de casa organizaban marchas para protestar contra la escasez de provisiones, y sus protestas degeneraban en disturbios para conseguir comida. En Alemania todo el mundo estaba furioso por culpa del Tratado de Versalles y, sin embargo, el gobierno socialdemócrata lo había aceptado sin restricciones. La gente creía que las reparaciones estaban paralizando la economía, a pesar de que Alemania solo había pagado una pequeña parte de la cantidad estipulada y, obviamente, no tenía la menor intención de liquidar toda la deuda.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Caída De Los Gigantes»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Caída De Los Gigantes» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Josefina Aldecoa: Historia de una maestra
Historia de una maestra
Josefina Aldecoa
Andreas Eschbach: Los Tejedores De Cabellos
Los Tejedores De Cabellos
Andreas Eschbach
Jeffrey Archer: Como los cuervos
Como los cuervos
Jeffrey Archer
Cormac McCarthy: En la frontera
En la frontera
Cormac McCarthy
Отзывы о книге «La Caída De Los Gigantes»

Обсуждение, отзывы о книге «La Caída De Los Gigantes» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.