James Ellroy - Jazz blanco

Здесь есть возможность читать онлайн «James Ellroy - Jazz blanco» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Jazz blanco: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Jazz blanco»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Para el teniente David Klein, muertes, palizas y extorsiones sólo son gajes del oficio. Hasta que en otoño de 1958 los federales abren una investigación sobre la corrupción policial y el mismo Klein se convierte en el cetnro de todas las pesquisas y acusaciones. Sin embargo, aunque él haya contribuido a crear ese mundo monstruoso, poblado por la codicia y la ambición, está dispuesto a salir vivo de él a cualquier precio.

Jazz blanco — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Jazz blanco», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– No voy a decirte nada.

Pete le agarró por el cuello. Un movimiento: noventa kilos aerotransportados. Chick se estrelló contra la pared del fondo; el espejo se hizo añicos.

Chick, un muñeco de trapo con una mueca de estupor: «¿uh?»

Pete, enseguida encima de él; crac, crac: crujidos de dedos entre sus manazas. Chick demostró agallas: ni un gemido audible.

Hinqué la rodilla a su lado.

– Me vendiste a los Kafesjian.

– Que te den por saco.

– Chick, hace tiempo que nos conocemos. No hagas esto más desagradable.

– Lo más desagradable aquí eres tú.

– Tú me entregaste a los armenios. Admítelo y sigue desde ahí.

– No le dije a nadie que ibas a reunirte con ese policía del que me hablaste. Si alguien te tendió una trampa, maldita sea, fueron otros. Quizá tuve noticia de que ellos te metían en una jodida encerrona, pero eso fue después de que sucediera, maldita sea.

– Has dicho «otros». ¿Te refieres a los Kafesjian?

– No, es sólo una manera de hablar. Te metieron en esa trampa porque naciste para ello, por toda la mierda que has hecho sin que te pasara nada. Te vendieron, pero te aseguro que no fui yo.

Pete:

– No sabía que conocieras a los Kafesjian. Pensaba que eras estrictamente un hombre de Mickey.

– Vete a la mierda. Tú eres un alcahuete estúpido para Howard Hughes. Me cago en tu madre. Mi perro se caga en tu madre.

Pete soltó una carcajada.

Chick, con los dedos rotos, blanco de dolor:

– Ya me han sacudido fuerte otras veces. Te acabo de dar unas respuestas gratis como introducción, pero en adelante no esperes más.

Manchas de sangre en el suelo. Johnny, sollozando.

– Has dicho «ellos». ¿Quiénes, los Kafesjian? Dame algún detalle que pueda utilizar.

– ¿Quieres decir pasárselo a los federales? Sé que has hecho un trato con Welles Noonan.

Aquel matón grasiento, sudando perfume de Joan Crawford.

– Dame el nombre de esos cabrones. Quiero un gesto.

– ¿Un gesto? ¿Qué te parece éste? -Me dedicó un corte de mangas con el machacado dedo corazón extendido-. Chúpamela, boche mamón…

Le agarré la mano. Un enchufe en la pared. Apliqué el dedo a la corriente.

Chispas/humo. Chick, entre convulsiones. Yo, estremeciéndome también con sus sacudidas.

Pete me zarandeó:

– ¡BASTA, VAS A MATARLE!

Chick se desasió: un temblor incontrolado en las rodillas; la cara, poniéndose verde por momentos.

Rápido:

Pete le arrojó sobre la cama. Almohadas, sábanas, mantas: en segundos, un gilipollas momificado.

El temblor de rodillas, cediendo; el tono verdoso de la piel, difuminándose.

Johnny Duhamel, suplicando EN ESTA HABITACIÓN.

Cogí el magnum y abrí el tambor. Seis balas. Saqué cinco.

Peter asintió: «Me parece que está bien.»

Me vuelvo hacia Chick, le muestro el arma, le enseño el cilindro, lo hago girar, lo cierro.

Chick. En su mirada: «No lo harías…»

Apunté a quemarropa; el arma, la cabeza.

– Has dicho «ellos». ¿Te referías a la familia Kafesjian?

Sin respuesta.

Apreté el gatillo. Clic. Cámara vacía.

– ¿Cómo entraste en contacto con los Kafesjian? No sabía que les conocías.

Sin respuesta.

Apreté el gatillo. Clic. Cámara vacía.

– Sé que le diste a Jack Woods el contrato de Abe Voldrich, y Jack dijo que la orden era de Mickey. No me lo creo, así que ya me estás diciendo quién fue de verdad.

Chick, chillón:

– ¡Que te jodan!

Apreté el gatillo. Dos veces. Cámaras vacías.

Pete soltó una exclamación:

– ¡Jodeeer!

Chick, un arcoiris: poniéndose gris/verde/azul.

Amartillo el arma, presiono el gatillo muuuy leeento…

– ¡Está bien, está bien, POR FAVOR!

Aparté el revólver. Chick tosió, escupió una flema y cantó:

– Me dieron la orden de buscar a alguien para el trabajo de Abe Voldrich. Supongo que pensaron que yo era demasiado conocido en el Southside como para encargarme personalmente, así que pensé: «Dave Klein podría quemarse con ese asunto de los federales», y, «Jack Woods hará el trabajo por dinero y, además, es amigo de Dave y querrá ahorrarle un problema», de modo que hablé con él y estuvo de acuerdo, aunque todavía me regateó la tarifa. -Su voz, más ronca ahora-: Así que, imagina: hablé con Voldrich. Los federales le soltaron durante un día, más o menos, para que pudiera ocuparse de algún asunto personal y quise averiguar qué sabía antes de hacer que Jack le matara. Y vaya, vaya lo que me dijo… -Chick, soplón febril-. Fíjate y escucha bien.

Pete hizo crujir los nudillos. Un ruido seco, como el chasquido del martillo del revólver. Chick, revolviendo las mantas:

– Voldrich dijo que los federales tenían muchas ganas de presentarte como testigo. Dijo que había oído a Welles Noonan y a ese tipo del FBI, Shipstad. Comentaban que habían puesto micrófonos en tu casa y que tenían una cinta en la que hablabas de forma vaga sobre tus trabajos de matón, y en la que también salía Glenda Bledsoe diciendo que se había cargado a un chulo negro llamado Dwight Gilette. Imagina, Dave: Noonan le dijo a Shipstad que iba a ofrecerte inmunidad, a sacarte un montón de información y, luego, a violar el acuerdo a menos que declares contra Glenda por el cargo de asesinato. Shipstad intentó convencer a Noonan de que no jugara sucio contigo, pero Noonan te odia tanto que no quiso saber nada.

La cama daba vueltas.

La habitación daba vueltas.

El revólver daba vueltas…

– ¿Quiénes son ELLOS?

– Dave, por favor. Lo que acabo de contarte es la pura verdad.

– Hay algo que no encaja. Tú no eres el tipo que mandarían los Kafesjian para encargarse de Abe Voldrich. Vamos, Chick, ¿quién me tendió la trampa para que matara a Johnny Duhamel?

– ¡Dave, por favor…!

Todo daba vueltas…

– ¡Por favor, Dave…!

Le aticé. Golpes con la culata del arma. Las mantas amortiguaron el impacto. Tiré de ellas, le golpeé en las costillas. La cama dio vueltas.

– ¿Quién me preparó la encerrona?

Sin respuesta.

– ¿Estás de parte de los Kafesjian? ¿Eres íntimo de esos armenios? ¡ Me vas a decir de una jodida vez lo que sepas de Tommy y ese tipo del que anda detr á s, ese Richie Herrick!

Sin respuesta. Volví a trabajarle las costillas. Las cachas del revólver se resquebrajaron. Pete me hizo una señal: CALMA.

Hice girar el tambor otra vez.

– ¿Sid Frizell está filmando películas porno aquí?

Sin respuesta.

Apreté el gatillo. Clic. Cámara vacía.

Chick se hizo un ovillo, temblando…

Apreté el gatillo. Clic. Cámara vacía.

Tembloroso, con ojos que suplicaban delatar:

– Ellos dijeron que necesitaban un lugar para trabajarse un poco a alguien, así que les hablé de este lugar. Sid y su gente estaban montando las secuencias porno, así que el sitio estaba vacío.

– ¿Te dijeron que iban a filmar su propia película?

– ¡No! ¡Dijeron «trabajarse a un tipo»! ¡Eso fue lo que dijeron!

– ¿Quién reveló la película? ¿Colaboró alguien del equipo de filmación de Mickey?

– ¡No! ¡Frizell y sus chicos son unos jodidos payasos! ¡No conocen a nadie, excepto a mí!

– ¿Quién te da las órdenes?

– ¡No, Dave, por favor!

Apoyé el revólver en el colchón, junto a su cabeza.

– ¿Quiénes son?

– ¡NO! ¡NO PUEDO! ¡NO QUIERO!

Apreté el gatillo. Clic/clic/rugido. El fogonazo del cañón le prendió el pelo.

El grito.

La mano enorme apagando las llamas. La mano, extendiéndose enorme para acallar el grito.

Un susurro:

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Jazz blanco»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Jazz blanco» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Jazz blanco»

Обсуждение, отзывы о книге «Jazz blanco» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x