James Ellroy - Jazz blanco

Здесь есть возможность читать онлайн «James Ellroy - Jazz blanco» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Jazz blanco: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Jazz blanco»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Para el teniente David Klein, muertes, palizas y extorsiones sólo son gajes del oficio. Hasta que en otoño de 1958 los federales abren una investigación sobre la corrupción policial y el mismo Klein se convierte en el cetnro de todas las pesquisas y acusaciones. Sin embargo, aunque él haya contribuido a crear ese mundo monstruoso, poblado por la codicia y la ambición, está dispuesto a salir vivo de él a cualquier precio.

Jazz blanco — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Jazz blanco», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Yo nunca dije que sab í a; ella nunca me presion ó . Biograf í as, huecos: le ocult é lo de Meg, ella se call ó lo de prostituta.

Nunca le dije que mataba gente. Nunca le dije que Lucille K. me hab í a convertido en un mir ó n.

Ella dijo que yo agotaba a la gente.

Dijo que yo s ó lo apostaba en partidas ama ñ adas.

Dijo que ser polic í a/abogado me colocaba a cierta distancia del t í pico blanco pobre.

Dijo que yo no me dejaba enga ñ ar nunca.

Yo dije: tres de cuatro, no est á mal.

III BARRIO NEGRO ROJO

16 Caminos de tierra cabañas Colinas atrapando la contaminación - фото 7
***
16 Caminos de tierra cabañas Colinas atrapando la contaminación Chavez - фото 8

16

Caminos de tierra, cabañas. Colinas atrapando la contaminación: Chavez Ravine.

Atasco. Aparqué a buena distancia y eché un vistazo:

Tipos agitando pancartas. Periodistas, policías de uniforme. Comunistas cantando: «Justicia, sí! ¡Dodgers, no!»

Un corro de gente amistosa, con los ojos en un Reuben Ruiz sonriente y entusiasta. Matones de la policía local, el agente Will Shipstad.

Ruiz: ¿testigo federal?

Me acerqué al tumulto a paso ligero.

– ¡Hey, hey! ¡No, no! ¡No nos volveréis a México!

Mostré la placa y los uniformados me abrieron paso.

Abucheos provocadores:

Ruiz peleaba esa noche; acudir al combate para animar a su contrincante. La Oficina de Tierras y Caminos, fascista: planes para recolocar a los chicanos en bloques de pisos de la zona más degradada de Lynwood.

– ¡Hey, hey! ¡No, no! ¡Justicia, sí! ¡Dodgers, no!

Ruiz, gritando en español por un megáfono:

¡Traslados enseguida! ¡La indemnización para nuestro traslado es muy suculenta! ¡Nuevos hogares muy pronto a vuestro alcance! ¡Y disfrutad del nuevo estadio de los Dodgers que VOSOTROS habéis contribuido a crear!

Guerra de ruidos; victoria del megáfono de Reuben. Los ayudantes arrojaron unas entradas; los chicanos hincaron la rodilla y las recogieron. Me hice con una: Ruiz contra Stevie Moore, en el Olympic Auditorium.

Cantos, algarabía. Ruiz me vio y se debatió entre sus admiradores. Me abrí paso hasta cerca de él. Reuben me lanzó un grito:

– ¡Tenemos que hablar! En mi vestuario después del combate, ¿le parece?

Asentí con un gesto. «¡Basura! ¡Peón de los Dodgers!»: no había manera de hablar.

Una vuelta rápida por la brigada. Mi despacho.

Un mensaje de Lester Lake: reúnete conmigo a las ocho, esta noche. Moonglow Lounge. Exley apareció por Subdirección; le hice una seña para que entrara en el despacho.

– Tenía algunas preguntas.

– Hágalas, mientras no sean, «¿qué pretende?»

– Probemos con, «¿por qué sólo dos hombres en un caso que tiene tanto interés en resolver?»

– No. La siguiente pregunta, y que no sea, «¿por qué yo?»

– Probemos con, «¿qué hay para mí en esto?»

Exley sonrió.

– Si aclara el caso, ejerceré una prerrogativa del jefe de Detectives que rara vez se utiliza y le ascenderé a capitán saltándome el escalafón. Trasladaré a Dudley Smith a Subdirección y le daré a usted el mando de la secci ó n de Robos.

El paraíso del trapicheo. Que no fueran a fallarme las piernas.

– ¿Sucede algo, teniente?, yo esperaba que me expresaría su gratitud.

– Gracias, «Ed». Eso que acaba de agitar es una zanahoria muy golosa.

– Visto lo que es usted, yo también diría que lo es. Estoy muy ocupado, así que haga su siguiente pregunta.

– La clave de este asunto es Lucille Kafesjian. Tengo el presentimiento de que la familia sabe muy bien quién es el ladrón y quiero traer aquí a la chica para interrogarla.

– No, todavía no.

Cambio de tema:

– Deme el asunto de las pieles de Hurwitz. Quíteselo a Dudley.

– No, y rotundamente, no. Y no me lo vuelva a pedir. Ahora, terminemos con esto.

– Muy bien, entonces déjeme presionar a Tommy Kafesjian.

– Explique eso de «presionar», teniente.

– Presionar. Apretarle las tuercas. Le hago hablar por la fuerza y nos cuenta lo que queremos saber. Ya sabe, métodos policiales desproporcionados, como esa vez que se cargó a aquellos negros desarmados.

– Nada de abordajes directos a la familia. Salvo eso, tiene carta blanca, teniente.

Carta blanca en trabajo fastidioso, retrasado. Grandes jodidas distracciones.

Sencillo:

Foto de Lucille/grabadora/lista de moteles: llevarlo todo al Southside y hacer preguntas:

¿Le ha alquilado habitación alguna vez?

¿Algún hombre le ha pedido una habitación contigua a la de ella?

¿Algún vagabundo/borracho ha alquilado una habitación por orden de otro?

Pocas probabilidades; el Red Arrow Inn bien podía ser el único sitio donde Lucille llevaba a sus fulanos.

Central Avenue adelante, rumbo al Southside. Intriga policial, de campanillas:

Coches de Asuntos Internos siguiendo coches de federales, discretamente. Redadas de vagabundos: agentes de Vagos y Maleantes volcados en la labor. Furgones de prostitutas rondando en busca de chicas.

Los federales:

Comprobando matrículas a la salida de bares y clubes nocturnos.

Metiendo la nariz en una partida de dados en una acera.

Acechando una ostentosa casa de putas para negros.

Federales de traje gris y corte de pelo a cepillo pululando por el barrio negro.

Me detuve un momento en la comisaría de la calle Setenta y siete y pedí prestada una grabadora. Las salas de interrogatorios estaban abarrotadas: «limpieza» de los 187 pendientes. En el exterior, federales con cámaras fotografiando a los identificados por la policía.

Ahora, el trabajo fastidioso:

Tick Toe Motel, Lucky Time Motel: no a todas mis preguntas. Darnell's Motel, De Luxe Motel: rotundos noes. Handsome Dan's Motel, Cyril's Lodge: más noes. Hibiscus Inn, Purple roof Lodge: NO.

Nat's Nest, en la Ochenta y uno y Normandie. «Habitaciones limpias siempre.» Interrogué al empleado:

– Sí, señor, conozco a la chica. Siempre usa la habitación poco rato, y siempre pide la misma.

Me agarré al mostrador.

– ¿Está registrada ahora?

– No, señor. No ha venido desde hace seis o siete días.

– ¿Sabe para qué utiliza la habitación?

– No se ñ or. Mi lema es « no ver nada, no oír nada», y sigo esta política excepto cuando arman demasiado escándalo con sus juegos, sean los que sean.

– ¿La chica pide una habitación en la parte delantera, con vistas a la calle?

El tipo, perplejo;

– Sí, señor. ¿Cómo lo sabe?

– ¿Ha alquilado usted la habitación contigua a algún joven blanco? ¿Tal vez algún vagabundo le ha pedido esa habitación y la ha reservado en nombre de otra persona?

Boquiabierto de asombro, el hombre desapareció tras el mostrador y reapareció con una hoja de registro.

– Vea usted: «John Smith.» En mi opinión, un nombre falso. Vea, aún tiene pagados dos días más. Ahora mismo no está; le he visto marcharse esta mañana…

– Enséñeme esas habitaciones.

El hombre salió disparado, revolviendo unas llaves. Rápidamente, abrió las dos puertas: buen tipo, y asustado de la policía.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Jazz blanco»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Jazz blanco» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Jazz blanco»

Обсуждение, отзывы о книге «Jazz blanco» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x