Allan Folsom - El día de la confesión

Здесь есть возможность читать онлайн «Allan Folsom - El día de la confesión» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El día de la confesión: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El día de la confesión»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Harry Adisson, hombre de éxito y famoso abogado de Hollywood, recibe una inquietante llamada de su hermano, Daniel Adisson, un sacerdote que reside en el Vaticano y al que no ve desde hace diez años, pidiéndole ayuda. Al intentar ponerse en contacto con él le comunican la noticia de la muerte de su hermano en un atentado terrorista. Harry decide viajar hasta Roma para repatriar su cuerpo. Pero cuando llega, descubre que los restos que le presentan no son los de Daniel y que, poco antes de su muerte, éste había sido acusado de participar en el asesinato de cardenal del Vaticano. Harry confía en la inocencia de su hermano y está convencido de que sigo vivo, pero tendrá que demostrarlo. Todo se complica cuando el propio Harry es acusado de haber asesinado a un policía y tiene que huir de los carabinieri y de las autoridades eclesiásticas, que temen que sepa más de la cuenta.
Mientras tanto, en China, un hombre se prepara para poner en marcha un plan maquiavélico organizado por cierta autoridad del Vaticano obsesionada por hacerse con el control de aquel país.

El día de la confesión — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El día de la confesión», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

En otras circunstancias Harry habría hecho cualquier cosa por conocerla. Era de su edad o un poco más joven, audaz, aventurera y, tal como había dicho el conserje, atractiva. Pero Adrianna Hall también era periodista, y lo que menos le apetecía a Harry en aquel momento era tratar con periodistas. No tenía la menor idea de cómo lo había localizado, pero debía pensar qué hacer al respecto. O tal vez no. Bastaba con dar media vuelta y desaparecer, que fue lo que hizo, echando un vistazo a su alrededor, actuando como si buscara a alguien que no se encontraba allí.

Casi había llegado al vestíbulo cuando ella le dio alcance.

– ¿Harry Addison?

Se detuvo y se volvió.

– ¿Sí…?

– Soy Adrianna Hall, de la WNN.

– Lo sé…

Ella sonrió.

– No quiere hablar conmigo…

– Eso es.

Ella volvió a sonreír. El vestido parecía demasiado formal para ella.

– Había cenado con una amiga y estaba a punto de salir del hotel cuando vi que le dejaba su llave al conserje… Me explicó que usted le dijo que iba a dar un paseo… Decidí esperarlo, con la esperanza de que no tardara mucho…

– Señora Hall, lo siento mucho pero no quiero hablar con los medios de comunicación.

– ¿No confía en nosotros? -Esta vez sonrió con los ojos, con una especie de parpadeo natural y divertido.

– Es sólo que no quiero hablar… Si no le importa, ya es tarde.

Harry empezó a volverse pero ella lo tomó del brazo.

– ¿Confiaría en mí, al menos más de lo que lo hace ahora mismo -se hallaba muy cerca y respiraba relajada-, si le dijera que sé lo de su hermano, que sé que la policía lo esperaba en el aeropuerto y que hoy se entrevistó con Jacov Farel…?

Harry se la quedó mirando.

– No se quede boquiabierto. Mi trabajo consiste en enterarme de lo que ocurre… Pero no le he dicho nada a nadie excepto a usted, y no lo haré hasta que cuente con autorización.

– Pero de todos modos quiere saber qué es lo que estoy haciendo aquí.

– Tal vez…

Harry vaciló, luego sonrió.

– Gracias, pero, como ya le he dicho, es tarde…

– ¿Y si le confesara que lo encuentro muy atractivo y por eso decidí esperarlo?

Harry procuró no sonreír. Estaba acostumbrado a esta clase de situaciones: una invitación sexual directa y convencida realizada por un hombre o una mujer, tomada en serio o en broma por la otra parte, según su estado de ánimo. En esencia, era un anzuelo lanzado con ánimo juguetón para ver qué ocurría después.

– Por un lado, diría que me siento halagado. Por otro, que es una forma algo turbia y políticamente incorrecta de obtener un reportaje. -Harry dejó la pelota en su tejado y se mantuvo firme.

– ¿Eso diría?

– Así es.

Tres ancianos salieron del bar y se detuvieron a hablar junto a ellos. Adrianna Hall los miró, luego a Harry, agachó un poco la cabeza y bajó la voz.

– Veamos si puedo explicárselo mejor, señor Harry Addison… Hay ocasiones en que, sencillamente, me gusta tirarme a extraños -dijo sin quitarle los ojos de encima.

Su piso era pequeño y acogedor. Se trataba de una de esas situaciones inesperadas, de sexo salido de la nada; un ardor repentino. Alguien enciende un fósforo y el lugar entero vuela por los aires.

Harry dejó claro desde el principio -cuando le respondió «A mí también»- que no se hablaría del tema de Danny ni de la muerte del cardenal vicario de Roma, y ella aceptó.

Tomaron un taxi, luego caminaron media manzana hablando sobre Estados Unidos, principalmente sobre política y deportes. Adrianna Hall se había criado en Chicago y se había trasladado a Suiza a los trece años; su padre había sido defensa de los Blackhawks de Chicago y, más tarde, entrenador del equipo nacional suizo.

Al final, llegaron. Se oyó un clic cuando ella cerró la puerta. Luego se volvió y se acercó a él en la oscuridad. Abrió la boca y lo besó con violencia, su lengua explorando la de él. El dorso de las manos de Harry acarició con suavidad y pericia el escote de su vestido de noche, jugueteando con sus pechos. Sintió que los pezones se endurecían al mismo tiempo que el sexo de él. La periodista le abrió los pantalones y le bajó los calzoncillos. Tomó su erección en la mano, la acarició y, luego, se subió el vestido y la frotó contra la seda de sus bragas. Lo besaba y jadeaba como si aquello fuera a durar toda la vida. Harry le bajó las bragas y le quitó el vestido por encima de su cabeza. Le abrió el sujetador y lo lanzó a la oscuridad mientras ella lo llevaba hacia el sofá, terminaba de quitarle los calzoncillos, se inclinaba hacia delante y se metía su miembro en la boca. Él echó la cabeza hacia atrás, dejándola hacer, y luego se apoyó en los codos para observarla. Pensó que nunca en su vida se había sentido tan enorme. Al fin, después de unos minutos, la tomó en brazos y recorrió la sala -se oyeron risitas en la oscuridad mientras ella le indicaba el camino- y un pequeño pasillo hasta su dormitorio. Ella lo hizo esperar, coqueteando, mientras extraía un preservativo de un cajón cercano. Maldijo, luchando con el envoltorio y, luego, se lo colocó.

– Date la vuelta -susurró él.

Ella lo dejó extasiado con una sonrisa antes de volverse hacia la cabecera. Él la montó por detrás, sintió el calor del contacto de su miembro dentro de ella, y empezó a moverse, a entrar y salir, casi sin parar.

Los gemidos de ella resonaron en la mente de Harry durante largo tiempo. Se había corrido cinco veces en dos horas. No estaba mal para un hombre de treinta y seis años. No tenía la menor idea de si ella había contado sus orgasmos. Lo que recordaba era que Adrianna no había querido que se durmiera allí. Lo había besado una vez más y le había pedido que regresara a su hotel, porque al cabo de dos horas tendría que levantarse para ir a trabajar.

DOCE

Miércoles 8 de julio, 4.32 h

Harry echó el último vistazo al reloj. El tiempo transcurría muy despacio. No sabía si había dormido algo. Aún olía el perfume de Adrianna, casi masculino: mitad cítrico, mitad humo. Tenía que levantarse, tenía que ir a trabajar dos horas después, dijo. No a una oficina con mucha gente, sino al aeropuerto. Tenía que tomar un avión a Zagreb y dirigirse al interior de Croacia para cubrir una noticia sobre crímenes cometidos por croatas contra serbocroatas a quienes habían echado de sus casas para asesinarlos salvajemente. Es lo que ella era, y lo que ella hacía.

Recordó que en algún punto había roto su propia regla y le había preguntado qué sabía acerca de la investigación sobre el atentado del autocar.

Y ella le había respondido sin rodeos, sin acusarlo, ni una sola vez, de intentar utilizarla.

– No saben quién lo hizo…

Él la había observado en la oscuridad -sus ojos claros miraban los suyos, los pechos subían y bajaban al compás de la respiración-, intentando averiguar si le decía la verdad. Pero no lo logró, de modo que lo dejó correr. Dos días después él se habría marchado y sólo volvería a verla por televisión, con su gorra de béisbol y chaqueta de campaña, informando sobre algún conflicto desde algún lugar remoto. Lo único que importaba entonces, mientras la observaba, mientras se inclinaba para acariciarle el pecho y trazar un círculo con la lengua alrededor de su pezón, era que quería hacerla suya una vez más, y otra vez, hasta que no quedase nada, nada en su mente que no fuese Adrianna. Egoísta, sí. Pero, después de todo, la idea se le había ocurrido a ella.

Recorriendo con lentitud la parte interior de su muslo con los dedos, la había oído gemir al acercarse a la pegajosa humedad de su pubis. Excitado por completo, se disponía a montarla cuando, de pronto, ella se movió a un lado, subió encima de él y se introdujo su miembro.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El día de la confesión»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El día de la confesión» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El día de la confesión»

Обсуждение, отзывы о книге «El día de la confesión» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x