Jonathan Kellerman - Compañera Silenciosa

Здесь есть возможность читать онлайн «Jonathan Kellerman - Compañera Silenciosa» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Compañera Silenciosa: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Compañera Silenciosa»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Un día en una fiesta, el psicólogo infantil Alex Delaware se reencuentra con un viejo amor, Sharon Ransom. Ella solicita su ayuda, pero Alex, demasiado embebido en sus propios asuntos sentimentales, no le hace caso. Dos días más tarde, Sharon se suicida. Alex no puede dejar de sentirse responsable de la desesperada decisión de Sharon.
Y en parte por ello, en parte por resolver los enigmas de aquella relación -la mayoría creados por la oscura personalidad de Sharon- el psicólogo se embarca en una investigación en la que el dinero, el azar de los genes y un pasado trágico configuran el escenario de una prolongada orgía de sexo, dominio y manipulación psicológica al servicio de los menos nobles impulsos del ser humano.

Compañera Silenciosa — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Compañera Silenciosa», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Joder, tío -dijo, y se rascó un sobaco. Sus manos eran regordetas, llenas de callos y costras, cubiertas de suciedad.

Siguió tambaleándose, finalmente perdió todo equilibrio y cayó sobre su trasero.

Se quedó así un buen rato. Yo me deslicé por los asientos y salí por el lado del pasajero del Seville. Me miró, sin moverse, y dejó que sus ojos se le cerrasen, como si no tuviese fuerzas para mantenerlos abiertos.

Caminé hacia su camioneta. Una Ford de treinta años de edad, mal conservada. Unas letras blancas desalineadas proclamaban en la puerta del vehículo: D. J. RASMUSSEN, CARPINTERÍA Y ANDAMIAJES. Bajo esto, un apartado de correos en Newhall. En la plataforma de la camioneta había dos escaleras, una caja de herramientas y un par de mantas pisadas por unas piezas de metal para que no se las llevase el aire.

El interior estaba lleno de botellas vacías…, más vinacho, licor Southern Confort, varias marcas de refresco con vino.

Me metí la llave de encendido en el bolsillo, le quité la tapa del distribuidor y regresé a donde estaba sentado.

– ¿Es usted D. J.?

Mirada vidriosa. De cerca hedía a fermento y vómito.

– ¿Qué estaba haciendo allá arriba?

No hubo respuesta.

– ¿Fue a presentar sus últimos respetos? ¿A la doctora Ransom?

El vidriado se disipaba rápidamente. Estaba en el buen camino.

– Yo también -le dije.

– Te jooodan -seguido de un eructo pútrido, que me hizo echarme atrás. Murmuró, trató de mover una mano pero no pudo. Cerró los ojos, y pareció dolerle algo.

– Yo era amigo de ella -le dije.

Eructo y gorgoteo. Parecía a punto de vomitar. Di otro par de pasos atrás, y aguardé.

Una arcada en seco, que no dio paso a nada. Se abrieron sus ojos, que no miraron a nada.

– Yo era amigo de ella -repetí-. ¿Y usted?

Gimió. Otra arcada en seco.

– ¿D.J.?

– ¡Oh, tío… me estás…! -se perdió su voz.

– ¿Qué?

– Comiendo… el jodido… coco…

– No quiero hacer eso -le dije-. Sólo pretendo comprender por qué ha muerto ella.

Más gemidos.

Se pasó la lengua por los labios, trató de escupir y acabó babeando.

– Si ella era para usted algo más que una amiga, puede resultarle duro -le dije-. El perder una terapeuta puede ser como perder a una madre.

– Te jodan.

– ¿Era ella su doctora, D. J.?

– ¡Te jodan! -Tras varios esfuerzos consiguió ponerse en pie, venir hacia mí, caer sobre mí…

Tan desmadejado como un montón de harapos, sus brazos fuertes pero pesados por el alcohol, sin poder hacer nada con ellos. Lo detuve con facilidad, con una sola mano en su pecho. Luego lo tomé de un brazo y lo volví a sentar.

Le mostré la tapa y las llaves.

– ¡Hey, tío…! ¿Qué…?

– No está en condiciones de conducir. Voy a quedarme con esto, hasta que me demuestre que ya puede volver a hacerlo.

– Te jodan -con menos convicción.

– Hable conmigo, D. J. Luego lo dejaré en paz.

– ¿De… qué?

– De si era paciente de la doctora Ransom.

Una exagerada negativa con la cabeza:

– No, no… no estoy… loco.

– ¿Y cuál era su relación con ella?

– Puta espalda.

– ¿Tiene dolores de espalda?

– Me hice daño… en el jodido trabajo. -Recordándolo, se mordió el labio.

– ¿Y la doctora Ransom le estaba ayudando a superar el dolor?

Asentimiento con la cabeza.

– Y… después… -hizo un débil intento por quitarme las llaves-. ¡Dame esa mierda!

– Después, ¿qué…?

– ¡Dame mi mierda, tío!

– Después que ella le ayudó con lo de su dolor, ¿qué pasó?

– ¡Te jodan! -aulló. Los nervios de su cuello se hincharon; lanzó puñetazos alocadamente, falló, trató de levantarse, pero no pudo alzar el culo del suelo.

Tras el tratamiento… Yo había pulsado un botón. Y eso me hizo ponerme a pensar.

– ¡Joder, después nada! ¡Joder, nada! -Aleteó con los brazos, maldijo, trató de levantarse y no pudo.

– ¿Quién le mandó a ver a la doctora Ransom, D. J.? Silencio.

Repetí la pregunta.

– Te-jo-dan.

– Puede haber otros pacientes que se sientan tan mal como usted, D.J.

Mostró una sonrisa enfermiza, luego un débil negar con la cabeza.

– No… no.

– Si podemos saber quién se los mandaba a ella, podemos tratar de encontrarlos. Ayudarlos.

– No hay… jodida manera.

– Alguien debería ponerse en contacto con ellos, D. J.

– Yo… ¿Eres un… jodido Robin Hood?

– Soy un amigo. ¿Quién le mandó a verla, D. J.?

– Doctora.

– ¿Qué doctora?

– Carmen.

– ¿La doctora Carmen? Lanzó una risita.

– Carmen… Doctora.

– ¿Carmen Doctora?

Asentimiento de cabeza.

– ¿Quién es Carmen?

– Te jodan.

– ¿Cuál es el apellido de esa Carmen Doctora?

Unos pocos rodeos más, antes de que me dijese:

– Judía de Bev… Hills… Wein…

No sabía si me estaba dando un apellido o pidiéndome vino en alemán.

– ¿Vino?

– Doctora Wein-joder.

– ¿Wein-algo? ¿Weinstein? ¿Weinberg?

– Garden… un jardín, crece, crece, crece…

– ¿Weingarden? ¿La doctora Weingarden?

– Judía… bocazas…

Se derrumbó y desplomó sobre un costado, quedándose echado.

Le di unos golpecitos. Estaba fuera de este mundo. Tras copiar el número del apartado de correos de la puerta de la camioneta, rebusqué entre las botellas de la cabina, hallé una que estaba medio llena y la vacié. Luego vacié el aire de dos neumáticos, tomé una de las mantas de la plataforma de la camioneta, oculté las llaves bajo las otras dos, guardé la tapa del distribuidor en el compartimento inferior de su caja de herramientas y me dije que, si podía superar todo aquello, es que ya estaría lo bastante sobrio como para poder conducir. Luego, lo tapé con la otra manta y lo dejé dormir la mona.

Me marché en mi coche, diciéndome que usaría el apartado de correos para ponerme en contacto con él, dentro de unos días. Le animaría a que se buscase un nuevo terapeuta.

Dios sabía que necesitaba de esa ayuda. A través de la neblina del alcohol se adivinaba un potencial para la violencia… uno de esos toritos jóvenes, muy liados, metidos en una olla a presión, que dejaban que las cosas se fueran poniendo más y más difíciles, hasta que resultaban insoportables; luego, un día, sin previo aviso, estallaban con puños, nudilleras, navajas, cadenas y armas de fuego.

No era, exactamente, lo que se dice un cliente habitual de una consulta particular. ¿De dónde lo habría sacado Sharon? ¿Cuántos más como él habría tratado? ¿Y cuántas personalidades frágiles más estarían a punto de saltar en pedazos, porque ya no había nadie para mantenerlas de una sola pieza?

Recordé la repentina ira de Rasmussen, cuando le pregunté qué había pasado cuando se había terminado el tratamiento para el dolor.

Una fea suposición que no me era posible justificar, pero que de todos modos no quería abandonarme, era que su relación con Sharon había ido más allá del tratamiento. Y se había convertido en algo lo bastante fuerte, como para hacerlo volver a la casa. ¿En busca de algo? ¿Qué?

Pisándole los pasos a Trapp…

¿Acaso Sharon habría estado acostándose con ambos? Me di cuenta de que me había preguntado lo mismo del vejete rico de la fiesta. Y sobre Kruse, hacía años.

Tal vez me estaba dejando llevar…, proyectando. Suponiendo relaciones sexuales, que quizá no existiesen, porque mi propia unión con ella había sido carnal.

Tal cual hubiera dicho Milo: Estrechez de miras, amigo.

Pero, estrechas o no, no podía quitarme esas ideas de la cabeza.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Compañera Silenciosa»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Compañera Silenciosa» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Jonathan Kellerman - Devil's Waltz
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Billy Straight
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Obsesión
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Test krwi
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Compulsion
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Dr. Death
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - True Detectives
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Evidence
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - The Conspiracy Club
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Rage
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Gone
Jonathan Kellerman
Отзывы о книге «Compañera Silenciosa»

Обсуждение, отзывы о книге «Compañera Silenciosa» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x