Jonathan Kellerman - Compañera Silenciosa

Здесь есть возможность читать онлайн «Jonathan Kellerman - Compañera Silenciosa» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Compañera Silenciosa: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Compañera Silenciosa»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Un día en una fiesta, el psicólogo infantil Alex Delaware se reencuentra con un viejo amor, Sharon Ransom. Ella solicita su ayuda, pero Alex, demasiado embebido en sus propios asuntos sentimentales, no le hace caso. Dos días más tarde, Sharon se suicida. Alex no puede dejar de sentirse responsable de la desesperada decisión de Sharon.
Y en parte por ello, en parte por resolver los enigmas de aquella relación -la mayoría creados por la oscura personalidad de Sharon- el psicólogo se embarca en una investigación en la que el dinero, el azar de los genes y un pasado trágico configuran el escenario de una prolongada orgía de sexo, dominio y manipulación psicológica al servicio de los menos nobles impulsos del ser humano.

Compañera Silenciosa — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Compañera Silenciosa», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Trabajar el problema.

– Paul me dijo que era algo que ella me debía.

– Parece como si Paul también hubiese estado irritado por ella.

– Estaba frustrado… Llevaba todos aquellos años trabajando con Sherry, y ella no hacia sino empeorar. Deteriorarse. Hacia el final estaba ya claramente paranoide, cerca ya de convertirse en psicótica.

– Paranoide, ¿acerca de qué?

– De todo. La última vez que regresó… la vez que me destruyó la consulta… estaba convencida de que yo iba a por ella; de que estaba revelando sus secretos personales a mis pacientes, para humillarla. Todo surgía de su propio dolor, pero lo estaba proyectando hacia mí…, culpándome a mí, del mismo modo en que ya lo había hecho años antes.

– Háblame de eso.

– Fue hace mucho tiempo, Alex.

– Aun así, me gustaría oírlo.

Pensó un rato, se encogió de hombros y sonrió.

– Si es importante para ti.

Le devolví la sonrisa.

– Sucedió después de que ella se casase… con un noble italiano, un marqués de nombre Benito di Orano, al que le presentó su madre. Era diez años más joven que ella, suave, guapo, heredero de algún tipo de empresa zapatera… Fue otra de sus acciones impulsivas: sólo se conocían desde hacía una semana, y se fueron en avión a Lichtenstein y se casaron por lo civil. Él le compró un Lamborghini y la instaló en su villa, que daba a las escalinatas de la Plaza de España de Roma. Paul y yo confiábamos en que, finalmente, sentase la cabeza; pero Benito resultó ser un sádico y un drogadicto. Le daba palizas, la drogaba, la llevó al palazzo de la familia en Venecia, la atiborró de drogas y se la entregó a sus amigos… como un favor, en una fiesta. Cuando ella se despertó, él le dijo que iba a hacer anular su matrimonio porque ella era una basura, y luego la sacó de la casa a patadas. Literalmente hablando.

»Volvió a los Estados Unidos arrastrándose como si fuera un gusano; entró violentamente en mi consulta, en medio de una sesión, aullando y llorando y suplicándome que la ayudase. Llamé a Paul. Entre ambos tratamos de calmarla, de persuadirla que se admitiese a sí misma tal cual era. Pero ella no quería cooperar y, como no era un peligro inmediato… no hubo nada que pudiésemos hacer, legalmente hablando. Así que se marchó muy enfadada, maldiciéndonos a ambos. Unos pocos días más tarde era de nuevo la vieja Sherry: insultante, tragando pastillas continuamente, otra vez en la carretera moviéndose sin parar. De vez en cuando teníamos noticias de ella… llamadas telefónicas a mitad de la noche, postales que trataban de ser amistosas. Una o dos veces incluso fui hasta el aeropuerto para verla entre dos vuelos. Charlábamos, tomábamos algún refresco. Fingíamos que todo andaba bien entre nosotras. Pero la ira no se había disipado. La siguiente vez que regresó a L.A., para quedarse, volvió a aproximarse a mí y fue entonces cuando se inventó lo de las visitas de seguimiento gratuitas. ¡Dios, me gustaba mi trabajo, Alex! Y aún lo echo a faltar…

La abracé.

– ¿Qué es lo que llevó las cosas al punto final?

– La fiesta. A ella le gustaban las fiestas tanto como yo las odiaba. Pero Paul quería que yo fuese a ésta… y a ella le ordenó que ni se acercase. Discutió con él y tuvo una de sus rabietas. Él le dijo que las dos no podíamos ir, y que yo iba a ser la que fuese. Que aquel acto era para psicólogos. Únicamente para profesionales. Que era una ocasión muy especial para él, que no quería verla echada a perder por uno de sus numeritos. Esto la hizo estallar… lo atacó, tratando de clavarle unas tijeras. Era la primera vez que intentaba una agresión física contra él. Paul la dominó, le dio una gran dosis de barbitúricos, y la encerró en su habitación. El sábado por la noche, justo después de la fiesta, la soltó. Me dijo que estaba calmada, que incluso parecía agradable… y como sintiendo remordimientos. Olvidar y perdonar.

– ¿Y cómo te fue a ti la fiesta? -le pregunté-… ¿El conocer a los amigos de la señora Blalock?

– Para ellos yo era Sherry…, sonriente y con aspecto sexy. No era tan difícil imitarla: no era una persona demasiado sustancial. Y para toda la gente del Departamento de Psico yo era yo. Los dos grupos no se mezclaron en absoluto, y de todos modos la mayor parte del tiempo me quedé con tío Billy.

Urracas y cisnes…

– Perdonar y olvidar -le dije-. Pero ella no hizo ni una ni otra cosa.

Se me quedó mirando.

– ¿Debemos proseguir, Alex? ¡Es tan espantoso! Y ella se ha ido, ha desaparecido ya de mi vida, desaparecido de nuestras vidas. Ahora tengo la oportunidad de un nuevo principio.

– Es difícil empezar de nuevo sin haber terminado lo de antes -le recordé-. Borrón y cuenta nueva. Para nosotros dos.

– Lo haré por ti, y por lo mucho que representas para mí.

– Gracias. Ya sé que te resulta muy duro, pero realmente creo que esto es lo mejor que podemos hacer.

Me apretó la mano.

– El domingo recibí tu mensaje. Naturalmente me quedé muy cortada, pero por el tono de tu voz podía ver que no era un adiós definitivo. Estabas nervioso, pero habías dejado los canales de comunicación abiertos.

No se lo discutí.

– Así que me quedé pensando en si llamarte yo, o esperar a que me llamases tú para concertar otra cita. Decidí esperar, dejarte mover a tu propio ritmo. Pero habías estado en mi mente todo el día, por lo que, cuando sonó la llamada en mi puerta, pensé que serias tú. Pero era Sherry… toda ella cubierta de sangre. Y riéndose a carcajadas. Le pregunté qué le había pasado… ¿Había sufrido un accidente? ¿Estaba bien? Y entonces me lo contó, sin dejar de reírse. ¡Todo aquel horror y ella riéndose a carcajada limpia!

Sharon estalló en llanto, comenzó a estremecerse violentamente, se dobló en dos y se agarró la cabeza.

– Pero no lo hizo ella sola -comenté-. ¿Quién la ayudó?

Se limitó a seguir estremeciéndose.

– ¿Fue D. J. Rasmussen?

Alzó la cara, bañada por las lágrimas, con la boca muy abierta.

– ¿Conocías a D. J.?

– Me lo encontré.

– ¿Lo encontraste? ¿Dónde?

– En tu casa. Ambos creíamos que estabas muerta. Fuimos allá, a presentarte nuestros últimos respetos.

Se llevó las manos a la cara.

– ¡Oh, Dios! ¡Pobre, pobre D.J.! Hasta que me dijo lo que había… lo que habían hecho, ni sabía que él había sido una de sus… conquistas.

– Él fue el único con el que se quedó -le dije-. El más vulnerable. El más violento.

Gruñó y se irguió, se puso en pie y comenzó a dar vueltas por la habitación; lentamente, como una sonámbula, luego más y más deprisa, tironeándose tan violentamente del lóbulo, que pensé que se lo iba a arrancar.

– Sí, fue D. J. Se reía mientras me contaba esto, se reía mientras me explicaba cómo había logrado que él lo hiciese: usando drogas, alcohol. Y su cuerpo. Sobre todo con su cuerpo Nunca olvidaré la forma en que me explicó: «Me lo tiré, para que él se los cargase». Y riéndose, siempre riéndose, hablando de toda la sangre, de cómo Paul y Suzanne le habían suplicado. Y la pobre Lourdes, tan dulce, que iba a salir, que se marchaba de paseo, cuando la habían atrapado en las escaleras. El domingo era su día libre… y se había quedado hasta más tarde, para ayudar a arreglar la casa. Y seguía riendo mientras me contaba cómo ella los había atado, y luego había mirado mientras D. J. se los cargaba… con un bate de béisbol y una pistola. Y él pensando todo el tiempo que era por por quien lo estaba haciendo… que era yo quien lo utilizaba.

Corrió hacia mí y cayó de rodillas.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Compañera Silenciosa»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Compañera Silenciosa» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Jonathan Kellerman - Devil's Waltz
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Billy Straight
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Obsesión
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Test krwi
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Compulsion
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Dr. Death
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - True Detectives
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Evidence
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - The Conspiracy Club
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Rage
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Gone
Jonathan Kellerman
Отзывы о книге «Compañera Silenciosa»

Обсуждение, отзывы о книге «Compañera Silenciosa» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x