Gregg Hurwitz - Cuenta Atrás

Здесь есть возможность читать онлайн «Gregg Hurwitz - Cuenta Atrás» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Cuenta Atrás: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Cuenta Atrás»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Latinoamérica es víctima de constantes desastes ecológicos: los rayos solares que atraviesan los agujeros de la capa ozono pueden quemar la piel humana en cuestión de minutos, muentras que los terremotos y los huracanes están a la orden del día. Un grupo de investigadores es enviado a una isla de las Galápagos con el objetivo de instalar unos detectores de actividad sísmica que permitan prevenir futuros seísmos y paliar de algún modo sus devastadores efectos. Como refuerzo y protección, les acompaña un equipo de soldados de la marina estadounidense.

Cuenta Atrás — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Cuenta Atrás», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Justin se puso de pie. La toalla cayó al suelo.

Tank llamó a la puerta de entrada y Cameron la abrió. Llevaba una bolsa con un puñado de cantimploras de plástico verde que colgaban como un racimo y, cruzado en el pecho, el M-4. Había equipado el arma con algunos extras: un visor nocturno, un marcador láser y un lanzador M203 de granadas de 40 mm. Vestía traje de camuflaje y botas negras. Justin, detrás de ella, recogía las últimas cosas.

Con un movimiento de cabeza, Tank señaló la furgoneta aparcada detrás de él, con el motor todavía en marcha.

– Cuatro minutos y medio tarde -sonrió Cameron.

Se dio cuenta de que Tank quería ayudarla con el equipaje, pero se lo pensó mejor. En lugar de ofrecerle su ayuda, asintió con la cabeza y se dirigió a la furgoneta. Esta se hundió bajo su peso cuando Tank se sentó en el asiento del conductor. Tucker abrió la puerta del acompañante y saltó fuera. La camiseta verde que llevaba le marcaba el pecho. Fue hacia Cameron con los ojos pegados a las grietas del asfalto.

– Hola, Cam.

– Hola Tucker.

Tucker alargó la mano para coger el arma de Cameron, pero ella negó con la cabeza.

– Ya la llevo yo -le dijo.

Tucker la siguió en silencio hasta la parte trasera de la furgoneta. Cameron abrió la puerta y tiró la bolsa encima de la de Tank y la de Tucker. Derek, Szabla y Savage se encontrarían con ellos en la base.

Cameron cerró las puertas traseras y se apoyó en ellas. Miró el cielo oscuro.

– La puesta de sol ha sido de un rojo sangre hoy -dijo-. ¿La habéis visto?

Tucker asintió con la cabeza.

– Tiempo de terremotos -dijo.

Tucker se subió las mangas, se puso en cuclillas y encendió un cigarrillo al que quitó el filtro, que cayó entre sus piernas. Por primera vez Cameron vio las marcas de aguja que tenía en la parte interna de los antebrazos. Líneas oscuras que terminaban en un antiguo moretón. La piel de los brazos aparecía roja bajo las luces de freno de la furgoneta. El asfalto todavía brillaba a causa de la lluvia de la tarde.

Tucker dio una profunda calada al cigarrillo y dirigió el humo contra el pavimento. La nube flotó alrededor de su cuerpo. Al levantar la vista se dio cuenta de que Cameron tenía los ojos clavados en sus brazos. Los cruzó a la altura del pecho. Cameron apartó la vista, incómoda, pero cuando volvió a mirarle vio que él todavía la miraba.

Tucker soltó lentamente los brazos, revelando de nuevo las marcas.

– Fue un largo camino de regreso -le dijo. Miró al asfalto, como si pudiera ver su propio reflejo en él. Con voz un poco temblorosa, continuó-: Es bueno tener una segunda oportunidad.

Cameron se apartó de la furgoneta. Tucker no levantó la vista.

– Eres un buen soldado, Tucker -le dijo, sin saber por qué.

Tucker ladeó un poco la cabeza y Cameron pensó que estaba sonriendo.

– ¿Alguna vez te ha sucedido que hay algo que te gusta tanto -le preguntó- que no lo puedes dejar?

Tucker lanzó al suelo el cigarrillo encendido, que chisporroteó al apagarse.

– No -respondió Cameron.

Justin salió al porche y cerró la puerta tras él. Tucker se levantó y dio la vuelta a la furgoneta hasta el asiento del acompañante.

9

25 dic. 07, día 1 de la misión

El C-130 se inclinó hacia un lado e inició el descenso al aeropuerto de Guayaquil. Dio dos vueltas y se aproximó desde el este, avanzando en vuelo bajo por encima de la confluencia del río Babahoyo con el río Guayas. Cameron se desabrochó y se puso de pie para mirar por la pequeña ventana redonda que daba a los dos motores de propulsión de una de las alas. El río corría lleno de barro como una rizada cinta de color marrón. Los terremotos habían provocado deslizamientos de tierra y de piedras que habían obstruido los ríos, especialmente aquellos que desembocaban en el mar.

El paisaje se encontraba punteado por fábricas y almacenes y, a lo lejos, se divisaba la niebla que rodeaba la ciudad. Dos de las pistas estaban fuera de funcionamiento a causa de largas grietas y unos hombres vestidos con chalecos de color naranja corrían de un lugar a otro gritando órdenes.

Derek y los demás se estaban poniendo crema de protección solar y lentes de contacto de protección de rayos UV. Cameron volvió a sentarse y empezó a hacer lo propio. Tank se puso la crema por encima del pelo cortísimo como si se pusiera loción capilar, procurando proteger el cuero cabelludo. Los soldados se colocaron con velero en los hombros de las camisas unas células solares cuyas baterías parecían pequeñas insignias de oficial.

Los frenos del avión chirriaron sobre el asfalto y ellos se vieron empujados contra los cinturones de seguridad. Derek se puso de pie con las manos sobre las caderas.

– Szabla, tú vigilas las plataformas mientras bajamos.

Szabla asintió con la cabeza y tomó el M-4 mientras los otros soldados desembarcaban. En el edificio principal de la terminal, unas grandes letras de color rojo anunciaban: AEROPUERTO SIMÓN BOLÍVAR-GUAYAQUIL. El césped que rodeaba las pistas, de un color amarillento a causa del sol, se doblaba bajo la brisa. El aire era denso y húmedo; Cameron sintió que la humedad le llegaba a los pulmones al respirar.

A pesar de que era la primera hora de la mañana, cuando se distanciaron de la sombra del avión notaron que una pared de calor los golpeaba.

– Dios santo -dijo Savage-, esto acaba con cualquier cosa.

Rex sacó un sombrero de su bolsa, lo desplegó y se lo puso en la cabeza, ligeramente inclinado. El tejido de paja trenzada brilló al sol. La combinación de ese sombrero con la ropa que llevaba -una camisa blanca con dos bolsillos y pantalones de explorador- le daba el aspecto de un señor del caucho de Malaca. Además de un maletín de piel marrón, llevaba varias bolsas de nailon circulares, acolchadas y cerradas con cremallera.

Cameron se alegraba de llevar el traje de camuflaje de cincuenta por ciento nailon: era ligero y fresco, y las mangas largas le protegían los brazos del sol.

Rex levantó la vista hacia ella y Szabla.

– Eh, Thelma y Louise -dijo-, poneos los sombreros para el sol.

Al mismo tiempo les señalaba un tablón electrónico de color naranja que se encontraba situado encima de uno de los hangares: MINUTOS PARA QUEMARSE: 4’ 30”.

Szabla sonrió y se dirigió a la rampa para ayudar a Tank a descargar las plataformas del avión, que contenían las cajas de viaje, las bolsas con el equipo y las cajas del equipo de GPS de Rex. Las cajas de viaje, de 100×60×40 centímetros, plegables y de metal, contenían el equipo general.

Un soldado raso del ejército de Estados Unidos se dirigió hacia ellos a paso ligero. Además del uniforme llevaba la boina de color azul claro y el cinturón elástico azul de Naciones Unidas. Derek caminó hacia él y respondió a su saludo. Hablaron unos instantes y luego Derek hizo una señal a la escuadra para que le siguieran.

El aeropuerto estaba totalmente desorganizado, lleno de uniformes y algún grupo de civiles. Al atravesar las puertas de cristal rotas hasta la calle, Cameron se sorprendió de la multitud y de la congestión del tráfico. A pesar de que las consecuencias de los terremotos eran evidentes en el pavimento irregular, las paredes torcidas y los montones de escombros, la vida de la ciudad continuaba. Cameron se dio cuenta de que esperaba encontrar las puertas y las ventanas de los edificios cerradas con tablones, como en las malas películas sobre catástrofes que emitían por la madrugada.

Un adolescente se les aproximó e intentó agarrar la caja de las armas que Tank y Szabla llevaban, pero Szabla se volvió y, apartando rápidamente su M-4, le dio una patada en el costado, justo debajo de las costillas. El chico cayó sobre el pavimento gimiendo. Un policía que se encontraba cerca, un hombre bien afeitado con un diente torcido, corrió hacia ellos y empezó a gritar a Szabla en español.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Cuenta Atrás»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Cuenta Atrás» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Gregg Hurwitz - The Survivor
Gregg Hurwitz
Gregg Hurwitz - We Know
Gregg Hurwitz
Gregg Hurwitz - The Tower
Gregg Hurwitz
Gregg Hurwitz - The Crime Writer
Gregg Hurwitz
Gregg Hurwitz - Minutes to Burn
Gregg Hurwitz
Iris Johansen - Cuenta atrás
Iris Johansen
Gregg Hurwitz - Comisión ejecutora
Gregg Hurwitz
Gregg Hurwitz - Troubleshooter
Gregg Hurwitz
Gregg Hurwitz - The Program
Gregg Hurwitz
Gregg Hurwitz - Prodigal Son
Gregg Hurwitz
Отзывы о книге «Cuenta Atrás»

Обсуждение, отзывы о книге «Cuenta Atrás» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x