José Somoza - Clara y la penumbra

Здесь есть возможность читать онлайн «José Somoza - Clara y la penumbra» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Clara y la penumbra: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Clara y la penumbra»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En los circuitos internacionales del arte está en auge la llamada pintura hiperdramática, que consiste en la utilización de modelos humanos como lienzos. El asesinato de Annek, una chica de catorce años que trabajaba como cuadro en la obra "Desfloración", en Viena, pone en guardia a la policía y al Ministerio de Interior autriaco, que son presionados por la poderosa Fundación van Tysch para que no hagan público el crimen, ya que la noticia desencadenaría el pánico entre sus modelos y la desconfianza entre los compradores de pintura hiperdramática. Y mientras tanto, Clara Reyes, que trabaja como lienzo en una galería de Madrid, recibe la visita de dos hombres extranjeros que le proponen participar en una obra de carácter "duro y arriesgado"; el reto empieza en el mismo momento de la oferta, ya que la modelo debe ser esculpida también psicológicamente. De esta forma, Clara entra en una espiral de miedo y fascinación, que envuelve también al lector y lo enfrenta a un debate crucial sobre el valor del arte y el de la propia vida humana.

Clara y la penumbra — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Clara y la penumbra», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

El Cristo y Los s í ndicos. Uno de esos dos cuadros estaba en peligro. Por lo general, los grandes críticos de arte no se equivocaban. ¿O sí? ¿Podía concebirse que el arte fuera una ciencia objetivable? ¿No era como pretender averiguar lo que había querido expresar un poeta con una remota estrofa? ¿Y si se arriesgaba, y preparaba un cebo con el Cristo y Los s í ndicos, y El Artista destrozaba el Titus o Jacob lucha contra el á ngel? ¿Y si D á nae, el único cuadro que ningún experto identificaba con la vida de Van Tysch, resultaba el elegido? ¿Hasta qué punto un crítico podía conocer lo que yacía oculto en el alma del pintor al que estudia y admira? ¿Hasta qué punto el propio pintor lo conocía? ¿Y El Artista? ¿Cuánto sabía sobre Van Tysch? Comprendió de inmediato que si El Artista conocía mejor que nadie al pintor, todo su plan se vendría abajo.

«Si te derrotan en las cosas pequeñas, perderás de inmediato en las grandes.» No iba a permitir que eso sucediera.

Volvió a guardar los papeles en el maletín, cruzó frente al espejo con los ojos cerrados, se quitó la toalla junto al armario y eligió cuidadosamente la ropa. «Todo debe salir perfecto, y todo saldrá perfecto.»Había repetido la palabra mágica. ¿Utilizaría también el juramento milagroso? De niña, aquellos rituales le daban buen resultado. Cuando su padre la colocaba frente a una pared con el pelo adornado de flores, la boca y los pezones pintados y un lienzo de tela cubriéndole el pubis, y le tomaba fotos, Wood empleaba el juramento. Era un propósito especial, una especie de ofrenda al dios de hierro de su voluntad interior. En muchas ocasiones, el juramento le había servido. «Juro que voy a soportar esta postura, a mantenerme quieta de esta forma, a permanecer aquí, bajo el sol, sin mover un músculo.»No podía culpar a su padre por todo lo que había sufrido. A fin de cuentas, él sólo había deseado que la vida fuera mejor para ambos. ¿Puede alguien ser culpable por desear lo que todo el mundo desea? Su padre agonizaba ahora en un hospital de Londres. Ella había ido a verlo por última vez el día anterior, horas antes de coger el avión hacia Amsterdam. Por supuesto, él no la había reconocido bajo las cuantiosas capas del disfraz de su enfermedad y sus tubos de oxígeno. Wood se había puesto a contemplarlo de pie, en silencio, a través de sus gafas negras. Había querido compartir con él aquel pequeño trozo de su muerte. «No eres culpable de nada, papá», decidió. Nadie es culpable, pensaba la señorita Wood, nuestras escasas culpas quedan sobradamente pagadas en esta vida, no hay más infierno. La existencia de un cielo era materia de fe, pero el infierno no admitía discusión posible. Nadie podía ser ateo del infierno, porque el infierno existía, estaba aquí, era esto. «No hay otra cosa, papá, y tú ya has pagado lo que debías.» Tal fue su pequeña oración. Después se marchó.

Roben Wood había sido un hombre ambicioso, pero para la señorita Wood la diferencia entre «ambiciosos» y «triunfadores» residía únicamente en que los primeros fracasaban. Su padre había fracasado. Sin embargo, nadie hubiera podido prever este fracaso cuando abandonó Inglaterra y se estableció en Roma, al principio como un simple empleado de una empresa internacional de marchantes de arte y luego como marchante particular, montando su propio negocio. Le había ido muy bien durante algunos años, gracias al auge creciente del hiperdramatismo italiano. Por Dios, cuánto tenían que agradecerle artistas como Ferrucioli, Brentano, Mazzini o Savro. El signor Wood había percibido la grandeza de obras como Genevieve o Jessica en el Ferrucioli temprano y había conseguido grandes sumas de dinero para su autor. Había intuido el poderoso advenimiento de la artesanía humana mucho antes que sus despistados colegas. Y no había cerrado los ojos escandalizado ante el arte adolescente e infantil, a diferencia de otros hipócritas. Asimismo, había defendido la obra juvenil de Brentano, del peor Brentano, el más duro, tachando de «sepulcros blanqueados» a los que criticaban sus escenas reales con chicas azotadas y encerradas en jaulas de hierro, porque eran los mismos que después compraban cuadros manchados a escondidas. El arte italiano le debía mucho a Robert Wood, pero ningún artista había querido devolverle el favor. La señorita Wood no podía perdonar eso.

Todo había ido bien los primeros años: su padre se había hecho rico, había comprado una preciosa villa cercana a Tívoli, tenía una esposa que lo amaba y una hija que desplegaba ante sus ojos una fascinante belleza.

¿Cuándo se torcieron las cosas? ¿Cuándo había empezado su padre a caer en picado, y con él toda su familia? Era difícil saberlo. Ella era muy niña entonces. Su madre había sido la primera en desertar. April prefirió quedarse, entre otras cosas porque su madre la odiaba. Era como si la considerara también culpable del fracaso paterno. Tras el divorcio, Wood se había quedado solo. ¿Quién se acordaba ahora del signor que había removido las conciencias y los bolsillos de los coleccionistas italianos? Pero su única y preciosa hija no lo abandonaba. ¿Acaso podía reprochársele que él quisiera convertirla en arte?

«Es cierto que no tuviste en cuenta un detalle, papá: yo era muy joven y no te comprendía. Apenas tenía doce o trece años. Debiste explicarme mejor las cosas. Decirme, por ejemplo, que querías hacerlo por mí, no sólo por venderme a un gran pintor, sino por mí, para convertirme en algo grande, algo eterno, algo que, de alguna forma, te inmortalizara.»Un día los visitó un artista mediocre. Era preciso que ella obedeciera las instrucciones de aquel pintor para que las fotos resultaran atractivas y los grandes desearan adquirirla. El hombre la llevó al jardín y empezó a abocetarla mientras su padre la fotografiaba desde el porche. April ensayó más de treinta posiciones distintas a lo largo de seis horas. Su padre le prohibió ingerir alimentos o líquidos durante el ensayo: quizás era una medida acertada, porque las obras de arte no podían comer ni beber mientras posaban, pero resultaba algo dura. Estaba agotada y por eso no lo hacía del todo bien, o el pintor quería que se esforzara más, lo cierto es que discutieron y su padre acudió. «¡Lo estoy haciendo bien!», gritó ella. Vio a su padre quitarse el cinturón. La señorita Wood recuerda perfectamente que no lo descargó con todas sus fuerzas, pero ella estaba desnuda y sólo tenía doce años, de modo que el golpe, de cualquier forma, fue brutal. Se alejó gritando. Su padre la llamó. «Ven aquí.» Volvió a acercarse, temblorosa, y recibió otro golpe. Todo sucedió frente a la mirada tranquila del pintor.

– Y ahora, escúchame -había dicho Robert Wood con infinita calma-. No tienes que hacerlo bien nunca. Tienes que hacerlo perfecto. No lo olvides, April. Hacer algo bien es hacerlo mal. Porque si te derrotan en las cosas pequeñas, perderás de inmediato en las grandes.

«Tenías razón, y debí comprenderlo a tiempo.»Comenzó el lento proceso de su vestuario.

«También me decías: "Quizá pienses que me gusta hacerte sufrir, April, pero quiero que entiendas que es necesario darlo todo por el arte. No basta con un sacrificio. Es preciso darlo todo. El arte es voraz".»Ella no había sido capaz de comprenderlo en aquel momento. Después lo supo. El arte lo exigía todo porque, a cambio, te recompensaba con placeres eternos. ¿Qué representaban los cuerpos en comparación con eso? Los cuerpos agonizan en hospitales perforados de tubos de goma, o son azotados hasta las lágrimas con cinturones de cuero, pero el arte pervive en las remotas regiones de lo intacto. Ella lo había comprendido y aceptado. Hasta aquel momento todo había ido bien. Ahora se enfrentaba a un problema temible, una imperfección monstruosa. Pero también triunfaría.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Clara y la penumbra»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Clara y la penumbra» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Clara y la penumbra»

Обсуждение, отзывы о книге «Clara y la penumbra» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x