• Пожаловаться

José Somoza: Clara y la penumbra

Здесь есть возможность читать онлайн «José Somoza: Clara y la penumbra» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Триллер / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

José Somoza Clara y la penumbra

Clara y la penumbra: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Clara y la penumbra»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En los circuitos internacionales del arte está en auge la llamada pintura hiperdramática, que consiste en la utilización de modelos humanos como lienzos. El asesinato de Annek, una chica de catorce años que trabajaba como cuadro en la obra "Desfloración", en Viena, pone en guardia a la policía y al Ministerio de Interior autriaco, que son presionados por la poderosa Fundación van Tysch para que no hagan público el crimen, ya que la noticia desencadenaría el pánico entre sus modelos y la desconfianza entre los compradores de pintura hiperdramática. Y mientras tanto, Clara Reyes, que trabaja como lienzo en una galería de Madrid, recibe la visita de dos hombres extranjeros que le proponen participar en una obra de carácter "duro y arriesgado"; el reto empieza en el mismo momento de la oferta, ya que la modelo debe ser esculpida también psicológicamente. De esta forma, Clara entra en una espiral de miedo y fascinación, que envuelve también al lector y lo enfrenta a un debate crucial sobre el valor del arte y el de la propia vida humana.

José Somoza: другие книги автора


Кто написал Clara y la penumbra? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Clara y la penumbra — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Clara y la penumbra», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

También vería a Danielle. Le había comprado algo especial en una tienda de Rozengracht.

Los regalos de Hannah y Roland habían quedado listos muy pronto. Eran objetos costosos, ya que sus inmensos ahorros de viudo sin hijos se lo permitían: broche de diamantes de la casa Coster, nueva cámara fotográfica informatizada. Pero el regalo de Nielle fue más difícil. Al principio había pensado en un programa japonés de ordenador con una criatura casi humana a la que había que cuidar, educar, llevar al colegio y proteger de los peligros de la adolescencia hasta el momento en que se marchara del hogar, lo cual casi nunca ocurría, salvo si el programa contenía errores o virus. Pero entonces, en una juguetería de Rokin, encontró algo mucho mejor: un dálmata mecánico capaz de moverse, ladrar y gemir si se le dejaba solo durante mucho tiempo. Estaba a punto de comprarlo cuando observó, en la misma tienda, un enorme perro de peluche. Era un animal mayestático y suave, un San Bernardo grande como una almohada de matrimonio. El San Bernardo no hacía nada, no se movía, ni siquiera ladraba, pero a Bosch le pareció mucho más vivo que el perro mecánico. Dio las instrucciones necesarias para que se lo enviaran a la dirección de Roland en La Haya.

Y entonces, cuando regresaba de la juguetería, al pasar por una tienda de Rozengracht, lo vio.

Lo pensó un instante y regresó sobre sus pasos. No quiso, sin embargo, devolver el San Bernardo: indicó simplemente que lo trasladaran a su domicilio. Ya decidiría después lo que iba a hacer con aquel monstruo mullido y pardo. Luego se dirigió a la tienda de Rozengracht y compró, por fin, el regalo definitivo para Danielle.

El regalo llegaría, probablemente, antes que él. Ladraría y gemiría como el dálmata mecánico pero también se haría caca y pipí sobre la alfombra y grabaría la madera de alguna puerta con sus uñas. No sería tan perfecto como un ordenador ni tan amable como un San Bernardo de peluche. Y -Bosch lo sabía- cuando se estropeara, nada ni nadie en el mundo podría repararlo, nada ni nadie en el mundo conseguiría restaurarlo o sustituirlo. Cuando aquel regalo se estropeara, lo haría por completo y para siempre, y su infinita pérdida arrasaría el corazón de más de una persona.

Visto desde esta perspectiva, era, sin lugar a dudas, el peor obsequio que podía hacerle a una niña de diez años. Pero quizá Nielle le encontrara las ventajas. Él confiaba en que fuera así.

Cuando el avión inició el descenso, la señorita Wood echó un vistazo al reloj, sacó un espejo del bolso y revisó el estado de su rostro. Se encontró aceptable. Las huellas de la tristeza se habían esfumado. Si es que existieron alguna vez, pensó.

Había recibido la noticia el día anterior, justo cuando se preparaba para emigrar a Londres después de haber desmantelado su despacho de Amsterdam. Reconoció la voz del médico a través de los kilómetros de distancia que la separaban de aquel hospital privado. La voz aseguraba que todo había sido muy rápido. Wood no estuvo de acuerdo en este punto. En realidad, todo había sido muy, muy lento. «Su padre ya había perdido la conciencia», le dijo la voz. Eso sí podía creerlo. ¿Dónde estaba la conciencia de su padre? ¿Dónde había estado todos aquellos años? ¿Dónde estuvo cuando ella lo conoció? Lo ignoraba.

Dio las instrucciones pertinentes. La muerte no finaliza con la muerte: es preciso concluirla con instrucciones económicas y burocráticas. Su padre siempre había deseado yacer bajo los escombros de la Roma milenaria. Toda su vida se había sentido más romano que británico, y ésa era justamente la palabra: romano. En realidad despreciaba Italia y ni siquiera se había preocupado de aprender a hablar correctamente el italiano. Era Roma lo que le importaba, la grandeza de tener un imperio bajo los pies. «Ahora lo tendrás sobre los pies. Disfrútalo, papá», había pensado ella. El traslado del cadáver iba a costarle casi tanto dinero como el traslado de sus cuadros.

Su padre viajaría en una caja hacia Roma. Los cuadros de su despacho de Amsterdam viajarían en vuelos privados hacia Londres. «Un buen resumen de mi vida», supuso.

Guardó el espejito en el bolso, lo cerró y lo depositó a sus pies.

Aún no había decidido lo que haría cuando llegara a Londres. Tenía treinta años, y suponía que le quedaban más o menos los mismos de actividad profesional. Trabajo no le iba a faltar, desde luego, y ya había recibido varias ofertas de empresas de seguridad de obras de arte que querían contar con ella. Pero, por primera vez, había decidido tomarse un respiro. Se encontraba sola y disponía de todo el tiempo del mundo. Quizá más del que imaginaba. Allí arriba, en el vacío, flotando sobre las nubes londinenses, con su única familia y su único trabajo muertos para siempre, la señorita Wood pensó que, a lo mejor, disponía de toda la eternidad.

Unas vacaciones. Hacía mucho tiempo que no disfrutaba de unas buenas vacaciones. Quizá se marchara a Devon. En verano, Devon era ideal. Tenías tranquilidad o diversión, según quisieras. Estaba decidido: iría a Devon.

Inmediatamente después de pensar esto, cayó en la cuenta de que Hirum Oslo vivía en Devon. Pero no había pensado en Hirum hasta ese momento. Por supuesto, no descartaba hacerle una visita y preguntarle todas aquellas cosas que se habían quedado en el tintero (por qué había pagado a una retratista para que hiciera un cuadro con una fotografía suya, por ejemplo). Pero ahora no se planteaba la posibilidad de ver de nuevo a Hirum. No creía que viajar a Devon tuviese ninguna relación con visitarlo.

En modo alguno.

De cualquier forma, si se aburría, podía hacerlo.

El dinero es arte, pensó Jacob Stein. La nueva frase parecía equivalente al célebre aserto de Van Tysch, pero en realidad le daba un giro completo a las cosas. Sin embargo, se comprobaba con los hechos. Durante aquellos días había realizado varias jugadas maestras. Se había reunido en privado con Paul Benoit, Franz Hoffmann y Saskia Stoffels y les había contado toda la verdad. Luego habían tomado algunas rápidas decisiones. Dos días después informó a los inversores. Para ello, reunió a sus representantes en una residencia de la isla jónica de Cefalonia, a diez kilómetros al norte de Agios Spyridion, y decoró el lugar con artesanía de Van der Gaar, Safira y Mordaieff. También adquirió, sólo para la ocasión, cinco novísimas y bien entrenadas Lenguas adolescentes de Mark Rodgers.

– Hemos logrado controlar la situación e incluso sacar beneficios -les dijo-. Hemos dicho que Bruno van Tysch se ha suicidado, lo cual es rigurosamente cierto. Hemos aclarado que lo sucedido con el Cristo fue un accidente del que nadie es enteramente responsable, aunque dejamos entrever que Van Tysch sabía lo que iba a ocurrir y lo había diseñado así. El público perdona a los locos y a los muertos con mucha rapidez. Por supuesto, hemos revelado las andanzas de Póstumo Baldi hasta cierto punto. Dijimos que estaba loco y que pensaba atentar contra Susana sorprendida por los ancianos. Todo esto ha provocado una verdadera conmoción. Aún es muy pronto para llegar a cifras definitivas, pero las obras de «Rembrandt» han experimentado desde la semana pasada una subida espectacular sobre el valor inicial. En el caso del Cristo, por ejemplo, el precio se ha disparado hacia las nubes. Y con Susana sucede lo mismo. Precisamente por eso hemos desmantelado la colección «Rembrandt» y hemos decidido enviar a las figuras originales a casa tras quitarles la imprimación y borrarles la firma. De esta forma podremos empezar a mover a los sustitutos. Ahora que el Maestro ha desaparecido y ningún sustituto puede obtener su aprobación, resulta imprescindible restar importancia a los originales y utilizar sustitutos desde el principio para que los coleccionistas se acostumbren. Si no, corremos el riesgo de que los cuadros bajen de precio casi hasta el nivel de las copias no oficiales.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Clara y la penumbra»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Clara y la penumbra» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «Clara y la penumbra»

Обсуждение, отзывы о книге «Clara y la penumbra» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.