Juan Gomez-jurado - Espí­a de Dios

Здесь есть возможность читать онлайн «Juan Gomez-jurado - Espí­a de Dios» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Espí­a de Dios: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Espí­a de Dios»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Roma, 2 de abril de 2005. El Papa Juan Pablo II acaba de morir y la plaza de San Pedro se llena de fieles dispuestos a darle el último adiós. Al mismo tiempo, se inician los preparativos para el cónclave del que ha de salir el nombre del nuevo Sumo Pontifice. Pero justo entonces los dos cardenales mejor situados del ala liberal de la Iglesia, Enrico Portini y Emilio Robayra, aparecen asesinados siguiendo un mismo y macabro ritual que incluye la mutilación de miembros y mensajes escritos con simbología religiosa. Un asesino en serie anda suelto por las calles de Roma, y la encargada de perseguirlo será la inspectora y psiquiatra criminalista Paola Dicanti. Durante la investigación, la joven detective se adentrará en los más oscuros secretos del Vaticano, aquellos que hablan de conspiraciones nada decorosas y de la existencia de un centro donde se rehabilita a sacerdotes católicos con historial de abusos sexuales. A la cruel astucia del psicópata se unen las trabas que los servicios de seguridad del Vaticano ponen a la investigación: oficialmente las muertes de los cardenales no están ocurriendo y el cónclave debe celebrarse con normalidad. La aparición del padre Fowler, un ex militar norteamericano, supondrá un nuevo desafío para Dicanti, reacia a confiar en el misterioso sacerdote. Pero Fowler conoce el nombre del asesino y guarda un secreto aún más temible: su propio pasado.

Espí­a de Dios — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Espí­a de Dios», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Cardenal Shaw, lamentamos la intromisión pero necesitamos hacerle unas preguntas, ¿se siente con fuerzas de respondernos?

—Claro, hijos míos, claro. Sólo estaba descansando un momento. Ha sido una terrible impresión el verme asaltado así en éste lugar santo. De hecho tengo una cita para resolver unos asuntos dentro de pocos minutos. Sean breves, por favor.

Dante miró a la hermana Helena y luego a Shaw. Éste comprendió. Sin testigos.

—Hermana Helena, por favor, avise al cardenal Pauljic de que me retrasaré un poco, si es tan amable.

La monja salió de la estancia, refunfuñando maldiciones a buen seguro poco propias de una religiosa.

—¿Cómo ocurrió todo? —preguntó Dante.

—Había subido a mi habitación a recoger mi breviario cuando escuché un grito terrible. Me quedé paralizado unos segundos, supongo que intentando averiguar si había sido producto de mi imaginación. Creí oír ruido de gente subiendo la escalera a toda prisa y después un crujido. Salí al pasillo, extrañado. En la puerta del ascensor había un fraile carmelita, que se ocultaba en el pequeño recodo que forma la pared. Le miré, y él se dio la vuelta y también me miró. Había mucho odio en sus ojos, Santa Madre de Dios. En ese momento sonó otro crujido y el carmelita me embistió. Yo caí al suelo y grité. El resto ya lo saben ustedes.

—¿Pudo verle bien la cara? —intervino Paola.

—Estaba casi toda tapada por una tupida barba. No recuerdo gran cosa.

—¿Podría describirnos su rostro y su complexión física?

—No lo creo, tan sólo le vi un segundo y mi vista ya no es lo que era. No obstante recuerdo que tenía el pelo blanco grisáceo. Pero supe enseguida que no era un fraile.

—¿Qué le indujo a pensar eso, Eminencia? —inquirió Fowler.

—Su manera de actuar, por supuesto. Allí pegado a la puerta del ascensor no parecía un siervo de Dios en absoluto.

La hermana Helena regresó en ese momento, carraspeando nerviosa.

—Cardenal Shaw, el cardenal Pauljic dice que en cuanto sea posible le espera la Comisión para comenzar a preparar las misas de novendiales. Les he preparado la sala de reuniones del primer piso.

—Gracias, hermana. Adelántese usted con Antun, porque necesitaré algunas cosas. Dígales que en cinco minutos estaré con ustedes.

Dante se dio por enterado de que Shaw daba por terminada la reunión.

—Gracias por todo, Eminencia. Hemos de retirarnos ya.

—No saben cuanto lo lamento. Las misas de novendiales se dirán en todas las iglesias de Roma y en miles por todo el mundo, rogando por el alma de nuestro Santo Padre. Es un trabajo ímprobo, y no lo voy a retrasar por un simple empujón.

Paola iba a decir algo, pero Fowler le apretó discretamente el codo y la criminalista se tragó la pregunta. Con un gesto se despidió también del purpurado. Cuando estaban a punto de salir de la habitación, el cardenal les hizo una pregunta de lo más comprometida.

—¿Tiene ese hombre algo que ver con las desapariciones?

Dante se giró muy despacio y respondió con palabras que destilaban almíbar en todas sus vocales y consonantes.

—De ningún modo, Eminencia, se trata tan solo de un provocador. Probablemente uno de esos jóvenes antiglobalización. Suelen disfrazarse para llamar la atención, ya lo sabe.

El cardenal se incorporó un poco más, hasta sentarse en la cama. Se dirigió a la monja.

—Corre el rumor entre algunos de mis hermanos cardenales de que dos de las figuras más preeminentes de la Curia no van a asistir al Cónclave. Espero que ambos se encuentren bien.

—¿Dónde ha oído eso su Eminencia? —Paola se sorprendió. En su vida había escuchado una voz tan suave, dulce y humilde como aquella con la que Dante había formulado su última pregunta.

—Ay, hijos míos, a mi edad uno olvida muchas cosas. Como quién susurro qué entre el café y el postre. Pero puedo asegurarles que no soy el único que lo sabe.

—Eminencia, seguramente se trate tan solo de un rumor sin fundamento. Si usted nos disculpa, hemos de ocuparnos de buscar al alborotador.

—Espero que le encuentren pronto. Está habiendo demasiados disturbios en el Vaticano, y tal vez sea hora de un cambio de rumbo en nuestra política de Seguridad.

La velada amenaza de Shaw, tan recubierta de azúcar glaseado como la pregunta de Dante, no pasó desapercibida a ninguno de los tres. Incluso a Paola el tono le heló la sangre en las venas, y eso que detestaba a todos los miembros de la Vigilanza que conocía.

La hermana Helena salió de la habitación con ellos y siguió pasillo adelante. En la escalera le aguardaba un cardenal un tanto grueso, seguramente Pauljic, con el que la hermana Helena descendió las escaleras.

Tan pronto Paola vio como la espalda de la hermana Helena desaparecía escaleras abajo, Paola se giró hacia Dante con una amarga mueca en el rostro.

—Parece que su control de daños no funciona tan bien como usted creía, superintendente.

—Le juro que no lo comprendo —Dante llevaba el pesar pintado en el rostro—. Al menos esperemos que no conozcan la verdadera razón. Desde luego no parece posible. Y tal y como están las cosas, incluso Shaw podría ser el próximo que calce las Sandalias Rojas.

—Como mínimo los purpurados saben que algo raro está ocurriendo —dijo la criminalista—. Sinceramente, me encantaría que la maldita cosa les estallara en las narices para que pudiéramos trabajar como el caso requiere.

Dante iba a replicar airado cuando alguien apareció en la escalinata de mármol. Carlo Boi había decidido enviar al que consideraba el mejor y más discreto técnico de la UACV.

—Buenas tardes a todos.

—Buenas tardes, director Boi —respondió Paola.

Había llegado la hora de enfrentarse al nuevo escenario de Karoski.

Academia del FBI

Quantico, Virginia

22 de agosto de 1999

— Pase, pase. Supongo que sabe quién soy, ¿verdad?

Para Paola, conocer a Robert Weber era el equivalente a lo que sentiría un egiptólogo si Ramses II le invitara a tomar café. Entró en la sala de reuniones, donde el famoso criminólogo estaba repartiendo las calificaciones a los cuatro estudiantes que habían seguido el curso. Llevaba diez años retirado, pero sus pasos firmes aún imponían un respeto reverencial en los pasillos del FBI. Aquel hombre había revolucionado la ciencia forense al crear un nuevo método para localizar a los criminales: el perfil psicológico. En el elitista curso que el FBI impartía para formar nuevos talentos a lo largo del globo, él era siempre el encargado de dar las notas. A los chicos les encantaba, porque podían ver cara a cara a alguien a quien admiraban mucho.

— Claro que le conozco, señor. Debo decirle...

— Si, ya lo se, es un honor conocerme y bla bla bla. Si me dieran un dólar cada vez que me dicen esa frase ahora sería un hombre rico.

El criminalista tenía la nariz hundida en una gruesa carpeta. Paola metió la mano en el bolsillo del pantalón y sacó un papel arrugado, que le tendió a Weber.

— Es un honor conocerle, señor.

Weber miró el papel y se echó a reír. Era un billete de un dólar. Extendió la mano y lo recogió. Lo alisó y se lo guardó en el bolsillo de la chaqueta.

— No arrugue los billetes, Dicanti. Son propiedad del Tesoro de los Estados Unidos de América —pero sonrió, complacido ante la oportuna respuesta de la joven.

— Lo tendré en cuenta, señor.

Weber endureció la cara. Era el momento de la verdad, y cada palabra de las que siguió fue como un mazazo para la joven.

— Usted es débil, Dicanti. Roza los mínimos en las pruebas físicas y en las de puntería. Y no tiene carácter. Se derrumba enseguida. Se bloquea ante la adversidad con excesiva facilidad.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Espí­a de Dios»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Espí­a de Dios» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Espí­a de Dios»

Обсуждение, отзывы о книге «Espí­a de Dios» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x