– No tendrías que hacerlo si dejo que Whitney me capture.
– ¡No! Nunca te dejaría cerca de los otros. Te tendría en un laboratorio y te disecaría tan rápido que no sabrías qué paso.
Jack volvió, dándole a Mari los vaqueros, su mirada estrechándose cuando vio la sangre corriendo por su pierna.
– Esta pensando en permitir que Whitney lo tome prisionero -dijo Mari-. No puedes dejar que haga eso.
– Realmente es una opción, pero pienso que tal vez el almirante pueda asignarme al complejo. Si usa al ejército como cobertura, y tiene soldados vigilando el lugar, entonces seremos capaces de conseguir la asignación -dijo Ken-. Pon tu brazo alrededor de mi cuello. Voy a levantarte un poco para poder ponerte los vaqueros. No es necesario que estés desnuda con un grupo de hombre alrededor.
– Está sangrando de nuevo. ¿Por qué demonios está sangrando tanto? -preguntó Jack.
– Ten cuidado -advirtió Ken mientras veía a Jack limpiar la herida-. ¿Se hirió de nuevo?
Jack fue suave mientras deslizaba los vaqueros por la escayola ligera de su pierna. El médico había puesto más una tablilla que una escayola actual porque quería que la herida de bala tuviera aire.
– No se ve como eso. -Más que el sangrado excesivo, su cuerpo parecía extraordinario, curándose tan rápido que ambos hombres sabían que era imposible aún con un realce genético-. ¿Whitney te inyectó algún tipo de acelerante, verdad? -preguntó Jack, su voz sombría-. Debí haber sospechado que haría algo como esto.
Los dedos de Ken se tensaron hasta el punto del dolor en los hombres de Mari.
– ¿Te dio Zenith? Oh, Dios, cariño, dime que no le dejaste chutarte con ese producto.
– Siempre nos lo inyectan antes de cada misión, sólo en caso de que fuéramos heridos. ¿No lo hacen con todo el mundo?
– ¿Cuándo? -habló Ken bruscamente, poniéndose de pie. Mari en sus brazos. Tuvo que agarrarse a su cuello y sujetarse mientras cortaba hacia el Escalade en una carrera suicida-. Maldita sea, Mari, ¿cuándo te lo inyecto? Día y hora. Dímelo ahora.
El miedo puso su corazón a cien. Ambos Norton parecían alarmados.
– ¿Qué sabéis del Zenith que yo no?
– Puede matarte, Mari. Dímelo ahora, ¿cuánto tiempo ha estado en tu sistema?
Logan sostuvo la puerta abierta y Ken prácticamente saltó dentro, Jack detrás de él.
– Dile a Lily que mande un avión. No uno militar, privado. Uno de su compañía de aviones.
– No podemos arriesgarnos a eso, Ken -protestó Logan-. ¿Qué pasa?
– Le inyectaron un Zenith completo antes de enviarla fuera -contesto Ken-. Tenemos que arriesgarnos.
Neil puso en marcha el vehículo, bajando deprisa por la carretera.
– Puedo teneros allí por la mañana. Estamos a pocas horas de distancia. ¿Cuánto tiempo tiene?
Ken juró amargamente, sus ojos plateados brillando con demasiada amenaza mientras intercambia una mirada larga con su hermano.
– Haz que Lily mande el avión, Logan. Dile que se encuentre con nosotros en uno de los laboratorios con instalaciones médicas. Dile que necesitamos el antídoto del Zenith.
– Ryland no va a poner su vida en peligro. Pero se giró para encender la radio y empezó a hablar por ella.
Mari se mantuvo muy quieta. No estaban bromeando alrededor suyo. La tensión en el Escalade podía haber sido cortada con un proverbial cuchillo. Zenith, la droga usada para acelerar la curación, era peligrosa, y todos lo sabían. ¿Por qué Whitney bombeaba a todos sus hombres hasta tenerlos llenos de eso antes de que los enviara en una misión si sabía que la medicina era peligrosa? Y si ese hombre sabía que era peligrosa, Whitney tenía que saberlo. Era el inventor del Zenith.
– Debería haberlo sabido; te curabas demasiado deprisa incluso para un Caminante Fantasmas. Maldita sea. -Golpeó violentamente su puño contra el asiento de delante. ¿En qué demonios estaba pensando? Pero lo sabía. Y Jack lo sabía. Podía verlo en los ojos de su hermano. Estuvo tan jodido pensando en sexo, que no se preocupó por nada más.
– Hay una pista de aterrizaje a unas 80 millas de aquí. Una pequeña granja con un avión para fumigar. Lily dice de hacerlo allí y tendrá un piloto esperando, un amigo suyo, no militar. Se encontrará con nosotros en el laboratorio subterráneo donde Ryland y sus hombres fueron encarcelados primero. No está lejos de su casa, y nadie pensaría dos veces que iría allí. Trabaja allí a veces. Kadan estará con ella para protegerla, junto con la mayor parte de la compañía de Ryland, así que no se preocupa de ese resultado -anunció Logan.
Ken se inclinó cerca de Mari, su aliento caliente contra su oreja.
– Estás olvidando respirar. Te llevaremos allí a tiempo.
– ¿Cuánto hace que saben del Zenith?
– Lily encontró el componente en el laboratorio con todos los datos sobre él. Claramente trabaja para regenerar las células, pero si se le deja en el cuerpo demasiado, empieza a romper las células y ocurre la hemorragia Y si, Whitney es bien consciente de ello. Este es su descubrimiento, sus resultados. Dos hombres murieron en su laboratorio además de docenas de animales de investigación -dijo Ken-. Ni siquiera nos molestamos con las cosas a corto plazo.
Mari enterró su cara contra el hombro de Ken, insensible a si los otros lo veían como una debilidad. No tenía miedo de ser una prisionera. Podía soportar la tortura si tenía que hacerlo, pero la continua traición de Whitney era difícil de aceptar. La había mejorado, había sido su única fuente de información. Había traído profesores, pero finalmente, había seguido su plan de estudios. Había aprendido idiomas, estudiado y dominado temas rápidamente, y seguido el entrenamiento de un soldado. Estaba disciplinada y era muy competente con armas y en el combate cuerpo a cuerpo, así como muy hábil con sus talentos psíquicos. Whitney debería haber estado orgulloso de ella, de todos ellos, pero continuaba engañándolos de todas formas.
Era la cosa más cercana que todas ellas tenían a un padre, y era cruel y frío, completamente sin emoción mientras dirigía sus últimos experimentos. Se había puesto peor con los años, y ahora averiguaba que no era sólo a las mujeres a las que había engañado. Les había dado a los hombres de la unidad de las operaciones especiales Zenith antes de que salieran.
Los dedos de Ken se enredaron en su pelo, un masaje lento que pareció más calmante que sensual. Estaba segura que le dio un beso en la parte superior de la cabeza.
– La unidad tenía órdenes de salir el lunes por la tarde. Whitney se fue, pero dejo el Zenith para los hombres para que lo tomaran antes de irse. Su doctor se lo inyectó a todo el mundo. Sean robó una jeringuilla llena para mí. Pensamos que era una cosa buena.
Sintió la reacción de Ken al nombre. Tomo una respiración profunda y la dejó salir.
– Ese Sean, ¿estaba con el equipo?
Mari sacudió la cabeza.
– No, ya no, pero sabía que iba a ir y no trató de detenerme. No hubiera podido. Defiende a Whitney y no quería que fuese. Dijo que era demasiado peligroso, pero fue junto a ellos esta vez para protegerme.
– Eres un soldado entrenado, ¿Por qué dijo que era demasiado peligroso? -preguntó Ken.
Ella frunció el ceño.
– No lo sé. Somos amigos. Creo que sólo se preocupa por mí.
Ese Sean parece estar mucho alrededor de ella. ¿Crees que Whitney mintió para emparejarla con él así como con Brett y conmigo?
Jack lo miró bruscamente ante el filo de voz de Ken. No a menos que quisiera que Sean y Brett se mataran entre ellos. No compartiría a Briony con ningún otro hombre, y nadie emparejado va a querer compartir tampoco. Más probablemente es alguien del que ha estado alrededor y es un amigo.
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