– Se ha vuelto muy mandón desde que nos casamos.
Las hermanas estallaron en risas y Hannah se puso la mano en la cadera.
– ¿Qué?
– Siempre ha sido muy mandón, boba. Es sólo que has dejado de volar su sombrero calle abajo -señaló Abbey-. Jonas viene con una etiqueta, «Aquí el Macho Dominante».
– Bueno, pues a mí me gusta y no es tan malo como Ilya.
Joley se sonrojó hasta ponerse de un carmesí profundo.
– Yo paso de él.
– Apuesto a que lo haces -dijo Elle y le dio un puntapié a su hermana.
– ¿Y qué pasa con Jackson? -preguntó Libby-. Sarah dice que vais a casaros en un par de días. ¿Es verdad, Elle? ¿Estás segura de que es lo que quieres? Jackson siempre te ha respaldado. ¿Estás preparada para cómo será vivir con él?
Abigail dirigió la mirada hacia el porche para observar a Jackson. Con su barba desaliñada parecía un feroz hombre de la montaña. Ella sabía que a menudo iba de incógnito a otros condados. Él estaba en casa cumpliendo con su papel, pero algunas veces era intimidante.
– Has sufrido un trauma terrible. Quizá sería mejor dejar las decisiones importantes, que alteren tu vida, para cuando hayas tenido tiempo para recobrarte.
Elle se encontró siendo el centro de atención en medio de sus hermanas, con todas ellas observándola con atención. Se arropó más con el jersey, deseando repentinamente haberse puesto más ropa. No podían ver las marcas del látigo entrecruzando su cuerpo, pero ella era muy consciente de ellas, de las marcas alrededor de sus senos e incluso sobre su sexo. El interior de sus muslos ardía y por un momento no pudo respirar.
Cariño, ¿necesitas que entre allí y te rescate? La voz de Jackson era un roce aterciopelado en su cabeza. Ella sintió un calor instantáneo que la cubría y ya no sentía tanto frío. Estaba temblando y se obligó a aspirar profundamente.
Miró por la ventana y lo vio mirándola. Él levantó la mano, con la palma hacia afuera y los dedos separados. Ella levantó su mano, con la palma hacia él y sintió la caricia, primero piel con piel, luego sus labios como si él los hubiera presionado en el centro de su palma. Ella cerró los dedos alrededor de ese punto, manteniendo la sensación. Al momento se sintió más estable.
Estoy bien. Gracias. Y no me regañes, tú lo empezaste. Ella ignoró el dolor lacerante en su cabeza, necesitando la breve comunicación.
Espera a que estemos solos. Su voz prometía todo menos el castigo.
Elle devolvió su atención a sus hermanas.
– Jackson me hace sentir completa. Me devuelve todo lo que Stavros me quitó. No estoy bien, al menos por dentro, y lo sé, pero Jackson me hace mejorar cada día.
Sarah le sonrió.
– Quiero que hables sin rodeos, todas lo hacemos, donde podamos poner nuestros brazos a tu alrededor y podamos apoyarte. Es difícil para nosotras.
– Lo sé. Lo siento. Espero que sepáis por qué. Saber lo que me sucedió y experimentarlo son dos cosas diferentes. Hasta que sea lo suficientemente fuerte como para evitar que eso suceda, no quiero poneros en peligro a ninguna, y Joley y Hannah están embarazadas. No sabemos cuánto sienten sus bebés. -Ella puso a mal tiempo buena cara, intentando quedarse fuera de sí misma y no dejar que esas imágenes y esos recuerdos inundaran su mente.
La mente de Jackson se movió contra la suya y ella se sintió más fuerte, como si él estuviera a su lado, conectando manos, enlazando almas. No había forma de explicárselo a sus hermanas, pero podía ver que estaban tratando de entenderla.
– Nadie cruzará esa línea sin tu permiso -acordó Sarah.
– Kate tiene que quedarse a salvo. Prométemelo, no tomarás demasiado en ti misma, Katie. No puedes quemarte para ayudarme -dijo Elle.
– He estado pensando que podría ser mejor probar esto en tres sesiones -dijo Sarah-. Libby y yo hablamos sobre ello y ella dijo que cuando está sanando algo difícil, ha visto que si lo ataca en tres partes conserva su fuerza y evita resultar abrumada. Su cuerpo puede absorber mejor la enfermedad o las heridas.
Hannah sopló las candelas para encenderlas. Al momento el cuarto se llenó de una fragancia tranquilizadora a lavanda. Sarah, Hannah, Libby, Abigail y Joley formaron un círculo alrededor de Kate y Elle, uniendo las manos. Se balancearon al ritmo del cántico creciente que Sarah empezó. Kate se acercó hacia Elle hasta que estuvo a unos centímetros de distancia, con los ojos cerrados, moviendo los labios en una oración mientras pedía fuerza para ayudar a su hermana.
La voz de Joley comenzó a subir de volumen. Abigail se unió a ella, la combinación de sus voces era fuerte y pura, un contrapunto para Sarah, Hannah y Libby mientras cantaban, una llamada y una respuesta, concentrando la energía en la habitación. Kate dibujó una sonrisa serena y extendió la mano de nuevo hacia Elle, su mano revoloteando justo a un aliento de distancia de su hermana.
– ¿Estás lista?
Elle no pudo evitarlo. Extendió la mano hacia Jackson buscando tranquilidad.
Estoy aquí, cariño. Tengo el escudo en alto y es fuerte. Ella no va a sentir nada salvo tu amor.
Su voz era calmada. Fuerte. Protectora. El corazón de ella dio un salto. Un parte de sí quería derramar lágrimas de alegría por la forma en que él la amaba. Afirmó con la cabeza hacia Kate.
Kate colocó la mano en la cabeza de Elle, el más ligero de los toques, casi una caricia, un golpe de amor de una hermana a otra. Al instante ella pudo sentir el calor flotando desde la mano de Kate hasta su cabeza. El dolor palpitante pareció reducirse algo. Casi podía visualizar los estratos más profundos de las lesiones curándose. Diminutas chispas de electricidad zumbaban, saltaban y titilaban, como si Kate reparase una corriente eléctrica en su cabeza.
El calor creció hasta el ardor. Los zumbidos se convirtieron en descargas. Fuera en el porche, Bomber repentinamente se lanzó hacia la mosquitera y comenzó a ladrar. Su cuerpo entero apuntó hacia las mujeres, las orejas adelantadas, enseñando los dientes, su ladrido era sumamente agresivo. Hannah y Joley dieron un salto hacia atrás, rompiendo el círculo de unión.
El rostro de Kate palideció y retiró la mano rápidamente como si le ardiera. Se tambaleó y Elle la atrapó por la cintura, ayudándola a sentarse en el suelo. Inmediatamente Libby trató de alcanzarla.
Kate gateó hacia atrás, evitando el toque de Libby.
– Espera, Libby. Sólo espera un momento.
– ¿Qué diablos pasa aquí dentro? -exigió Jackson, abriendo bruscamente la mosquitera. Bomber saltó adentro, corriendo hacia Elle-. Basta ya -masculló hacia Bomber y el perro dejó de ladrar.
Elle palideció.
– ¿Se escabulló algo, Kate? ¿No te protegí?
Kate cerró los dedos alrededor de la delgada muñeca de Elle.
– Me protegiste muy bien. No sentí nada de lo que sufriste. La barrera que tú y Jackson tenéis juntos es asombrosa. -Ella dejó caer la cabeza entre las rodillas, aspirando con fuerza para evitar desmayarse.
– ¿Kate? -preguntó Sarah.
Hannah hizo flotar un plato de galletas de azúcar en el cuarto, atrapó el plato y lo sostuvo ansiosamente mientras Joley convocaba una taza de té.
Kate miró hacia arriba, con la cara muy blanca.
– Le oí.
– ¿A Jackson? -preguntó Sarah.
Kate negó con la cabeza.
– A é l. Gratsos. Él trataba de alcanzarla, pero no puede atravesar la barrera de Jackson. Estaba muy enfadado. Enfurecido. Y la golpeaba. Lo sentí. -Ella hizo una pausa-. Y entonces él me percibió.
Elle se quedó sin aliento.
– ¿Él está en tu cabeza? Di la verdad, Kate. Abbey. Haz que diga la verdad. -Estaba completamente aterrorizada. Su corazón latía tan fuerte que ella realmente se presionó la mano contra el pecho.
Читать дальше