– Aguanta, Abby -dijo Jackson sobriamente-, ese bastardo viene a por nosotros de nuevo.
– Estoy bien -le tranquilizó Abigail-. No te preocupes por mí.
Principalmente estaba preocupado porque Elle intentara ayudarlos y Gratsos reconociera su energía psíquica. Le preocupaba que primero Hannah y después Abigail hubieran sido atacadas después de utilizar energía psíquica. Tenía que ser eso lo que disparaba los ataques, y el modo en que utilizaban sus talentos tenían de algún modo la firma de Elle estampada. ¿Era consciente Gratsos de que en realidad estaba atacando a miembros de la familia de Elle? Le había dicho que mataría a todo el que amaba a menos que volviera a él y a Jackson no le cabía duda de que ese hombre era lo bastante cruel como para intentar llevar a cabo su amenaza si la encontraba y nadie le detenía.
– ¿Tus hermanas están conectadas a ti ahora mismo?
– Sí, por supuesto.
– ¿Entonces saben lo del ataque del tiburón?
– Sí. Y saben que estamos siendo acechados.
– No les respondas. Nada de utilizar energía psíquica hasta que estamos a salvo en la costa.
Abigail giraba la cabeza hacia un rugido a su izquierda cuando una columna de agua se disparó hacia arriba, girando violentamente, el largo tubo se arremolinaba y ganaba fuerza mientras tiraba de más y más agua a su alrededor hacia la alta columna. Jackson puso la barca en marcha atrás en un esfuerzo por evitar ser arrastrados por el remolino de agua justo cuando un segundo surgió con un estallido. El agua tiró del pequeño bote de un lado a otro cuando el tornado hizo erupción alrededor de ellos como si de una pieza de caza se tratara.
Desde la dirección del hogar familiar Drake llegó una feroz ráfaga de viento que corrió sobre sus cabezas y se encontró con los turbulentos ciclones en lo alto, empujando las columnas de agua hacia atrás y lejos de la barca, despejando una sección de niebla alrededor del bote. Jackson no vaciló, confiando en las mujeres Drake mientras llevaba el bote por la abertura. El viento continuaba barriendo con todo para despejarles el camino, obligando a los tornados a retroceder y dispersando suficiente niebla para proporcionar a Jackson una línea libre hacia la costa.
Las luces brotaron a lo largo de la playa, varios focos poderosos apuntando hacia el mar, llamando a Jackson, y supo que Elle y Alexandr se habían equipado de linternas para intentar perforar el grueso velo de niebla. Utilizando el brillo de las linternas como un faro se dirigió a casa, sin frenar cuando el primero, y después otro ciclón se acercó a ellos. El viento feroz golpeaba justo delante del bote, obligando a los ciclones a alejarse de ellos y continuando despejándoles el camino.
Metió la barca en la playa mientras Alexandr se apresuraba hacia ellos. El ruso alzó a Abigail en sus brazos, acunándola firmemente contra su pecho, su cara era una máscara de furia cuando se dio la vuelta y se dirigió a la ambulancia que esperaba, ignorando las protestas de Abigail a cada paso del camino.
Jackson empujó la barca más arriba, bien consciente de que los ciclones eran mantenidos a raya por las Drake, pero que ellas estaban perdido energía y el viento estaba decayendo. Oyó a Bomber ladrar ferozmente y su corazón saltó.
– Quédate atrás, Elle. Maldita sea, aléjate del mar. Vuelve dentro, estaré allí en un minuto. -Utilizó su voz más seria, rezando para que ella escuchara. Uno nunca sabía con Elle, no aceptaba muy bien las órdenes.
– Detrás de ti, Jackson -chilló Elle.
Sabía bien que no debía dar la espalda al océano, pero había estado concentrado en ella y la ola durmiente venía rugiendo hacia él, con aspecto de una pared de siete metros de agua. Los ciclones se habían fundido y Gratsos estaba efectuando su último ataque brutal.
El corazón de Jackson se hundió. No tenía ninguna oportunidad, la ola le barrería hasta el mar y ya estaba demasiado exhausto para luchar con éxito. Se quedó simplemente esperando a que le consumiera.
Elle corrió hacia adelante, alzando los brazos al aire, con la cara vuelta hacia el cielo, las palmas extendidas hacia afuera. Canturreó algo que el viento atrapó y se llevó lejos, así que él no pudo oírlo, pero estaban conectados, soldados mente con mente, y sintió el poder moverse dentro de ella, a través de ella, una explosión de energía tan fuerte que casi esperaba que la noche se iluminara. Sintió el impacto de la rabia de ella, un pozo haciendo erupción, una explosión de energía violenta estrellándose contra la pared de agua con la fuerza de un volcán.
Su energía era de un rojo ardiente y el aire siseó, chispeó y recorrió la playa. El relámpago se horquilló en el cielo. La ola se disparó hacia arriba, una sábana sólida de agua súper caliente que explotó en el interior de la niebla, extendiéndose como un fuego incontrolado, consumiéndolo todo a su paso, de forma que en lo alto, grandes nubes en forma de hongo se alzaron. Llamas rojas y anaranjadas lamieron a lo largo de los bordes y rodaron como bolas de fuego en el interior de la agitada masa, para volver a llover sobre el mar, dejando caer fuego líquido a las profundidades donde encontró la corriente oculta que corría bajo el agua y canalizó la feroz energía buscando venganza.
La niebla había desaparecido como si nunca hubiera existido, el cielo estaba despejado y plagado de estrellas por todas partes. El silencio se posó junto con las llamas y sólo quedó el sonido de las olas, un firme flujo y reflujo que proporcionaba una sensación de paz. Las rodillas de Elle cedieron y cayó de cara a la arena. Bomber se apresuró hasta Jackson, después se volvió hacia Elle, ansioso, inseguro de a cual de los dos acudir.
Jackson estaba de pie tambaleante junto a la barca, con una mano en el costado del bote para estabilizarse. Miró a su alrededor, deslumbrado, exhausto, intentando encontrar la fuerza para moverse, para llegar a Elle. El agua estaba en calma, la playa pacífica, y aparte de la botella de acero de Abby y el cinturón de plomos con marcas de dientes, no había la más mínima evidencia de la lucha que se había producido por sus vidas.
– ¿Elle? -Tambaleante se abrió paso hacia ella y se dejó caer en la arena a su lado.
Elle rodó y le miró. Había sangre goteando por su oído y el costado de su boca.
– Me asustaste de nuevo, Jackson -susurró.
– Me desobedeciste de nuevo. -Se estiró a su lado, extendiendo un brazo para alzarla y que descansara la cabeza en su pecho y que apretara el cuerpo firmemente contra el de él-. Muy inapropiado para la mujer de un tipo duro.
– Acabo de salvar tu culo de tipo duro, colega -señaló ella.
– Sí, lo hiciste. Recuérdame agradecértelo apropiadamente más tarde.
– Stavros realmente me enfadó esta vez.
Él giró la cabeza y bajó la mirada a su cara pálida.
– Tengo que decírtelo, cariño, cuando te cabreas te pones de lo más atractiva. Ese fuego en el cielo me puso a cien. Si no estuviera tan endemoniadamente cansado, te demostraría cuanto. -Muy gentilmente le limpió la sangre de la cara con la mano-. ¿Tienes alguna idea de cómo de grave está Abbey? Dijo que estaba bien, pero había sangre y, aunque dijo que era un tiburón joven, a mí me pareció un enorme hijo de puta.
Elle presionó la cara más cerca de él.
– Gracias por salvarla.
– Desearía poder atribuirme el mérito. Fueron sus delfines. Vinieron a ayudar justo en el momento preciso.
– Tienen que darle puntos en el brazo, no muchos, pero la herida de la pierna requiere muchos más. Tal vez veinte o así. -Elle frunció el ceño, concentrándose durante un momento, escuchando el flujo de información de sus hermanas-. Su abdomen está muy magullado y tiene unas cuantas cortadas ahí también, pero creen que algo, posiblemente el cinturón de plomos, la salvó.
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