Ella yacía en el suelo, rota, como una muñeca. Su cabello rojo era una masa de enredos. Su cara estaba blanca. No pálida, sino blanca, y feas magulladuras oscuras marcaban su suave piel, alrededor de los ojos, la mejilla e incluso la mandíbula. Su cara estaba hinchada y cuando se inclinó y susurró su nombre, la bata en la que la habían envuelto se abrió. El aliento se le quedó atascado en la garganta. Su corazón se detuvo en el acto. La bilis se alzó, se agitó en su estómago y le estranguló la garganta. Tras él, Jonas dejó escapar un sonido, como de animal herido.
– Dios mío, Jackson. Mira lo que le han hecho. -La voz de Jonas se ahogó. Había lágrimas en sus ojos y se dejó caer junto a la mujer a la que siempre había considerado una hermanita. El cuerpo era un amasijo ensangrentado, latigazos abiertos y magulladuras oscuras. Por un momento Jackson abrió la bata y siguió el rastro de arriba a abajo por el cuerpo de ella. No había lugar que no hubiera sido tocado. Incluso levantarla iba a hacerle daño.
– Tenemos que irnos -dijo Alexandr-. Cógela, Jackson, moved el culo. Andamos algo cortos de tiempo. Las mujeres no pueden sostener la tormenta para siempre. Déjalo para luego -aconsejó Alexandr, poniéndole una mano en el hombro.
A Jackson le requirió cada gramo de autocontrol no sacudirse esa mano. En vez de ello, envolvió a Elle, primero en la bata y después en una manta que trajeron, oscura como la noche. Hizo una mueca al levantarla, pero al menos ella estaba inconsciente, fuera lo que fuera lo que le habían dado evitaba piadosamente que sintiera dolor. Se la cargó sobre el hombro, dejando que su cabeza le cayera por la espalda. Tomó su pistola en una mano y la sujetó con la otra.
– Movámonos. -Apenas pudo pronunciar las palabras.
Bajaron las escaleras, Alexandr tomando la posición delantera con Jackson en medio y Jonas una vez más guardando su retaguardia.
– Tenemos el paquete y nos dirigimos a casa -informó Jonas por su radio.
– Dirigíos al muelle norte. Estoy sobre vosotros -dijo Ilya mientras Abel llevaba el pequeño helicóptero de vuelta a la villa. Ilya cambió su mira termal por visión nocturna. Ahora era crucial identificar a sus objetivos.
– Saliendo -dijo Jonas.
– Tenéis el camino despejado -dijo Ilya mientras apretaba el gatillo y acababa con un enemigo que corría hacia la villa.
Captó vistazos de Matt llevando a su equipo hacia el norte, abriéndose paso entre los árboles sobre el acantilado, intentando conseguir una posición para dar a Jackson, Alexandr y Jonas cobertura mientras luchaban su camino hacia el muelle norte con Elle.
Explosión tras explosión llegaban de la dirección general del helipuerto cuando las Claymores detonaban. El helicóptero se alzó en el aire. Abajo, el helipuerto se convirtió en una bola de fuego naranja y llovieron escombros.
– Estamos fuera -informó Rick a Ilya-, dirigiéndonos hacia el mar.
– Seis colegas a las doce en punto -informó Ilya. Examinó el área y vio a varios enemigos abriéndose paso hacia el costado oeste-. Cuatro más llegan a las siete en punto.
El viento se alzaba de nuevo, un preludio de la energía que Hannah necesitaría cuando Rick se librara del helicóptero de Gratsos en el mar. Abel luchaba con el pequeño pájaro, intentando llevarlo alrededor para dar a Ilya una mejor posición para proporcionar fuego de cobertura.
Ilya colocó su mira sobre uno de los cuatro que llegaban por detrás del equipo de rescate de Jackson. Se cargó al líder. Cuando el hombre cayó, vio movimiento, más bien sintió movimiento casi directamente debajo. Encajándose el rifle firmemente contra el hombro para reafirmar el disparo, barrió la zona con rapidez, esperando una ráfaga que viniera hacia él. Durante un breve segundo captó un vistazo del hombre que estaba seguro era Stavros Gratsos. El hombre vestía un traje y su guardaespaldas le empujó fuera de la línea de fuego y se llevó su propio rifle al hombro.
Alguna fuerza invisible evitó que apretara el gatillo. Él y el guardaespaldas se miraron el uno al otro mientras el tiempo se detenía. Los rasgos se enfocaron, afilados y definidos. Estaba viendo una versión más joven de la cara del único pariente cuya foto había visto… su padre. Un estremecimiento recorrió su espina dorsal, su corazón casi dejó de latir y luego la adrenalina bombeó a su sistema. El guardaespaldas bajó el rifle a su costado sin hacer un disparo.
Una ráfaga naranja iluminó la noche como el latigazo de un relámpago, viniendo del suelo hacia el helicóptero. Abel maldijo y el helicóptero se alejó de la ronda trazada. Ilya disparó tres tiros en rápida sucesión, acabando con dos de los tres hombres.
En la distancia, llegando desde el norte, estallaron disparos dispersos, haciendo saber a Jackson que el equipo de Matt se había enzarzado con el enemigo, intentando despejar el camino para que los de Jackson llegaran ilesos al bote. Un jaleo de disparos y fuego automático reverberó cuando el enemigo utilizó el asalto estándar «rezar y rociar». De vez en cuanto un arma respondía, un sólo disparo controlado cuando Matt, Kent o Luke conseguían un blanco.
Alexandr salió de la casa primero, barriendo de izquierda a derecha, despejando el camino hasta la primera cobertura, una enorme fuente en el patio. Jackson fue tras él, pistola en mano mientras cargaba a Elle, con Jonas a la retaguardia. El sonido de una abeja furiosa silbó junto a la cabeza de Jackson e impactó en la fuente, excavando un agujero a través del mármol y salpicando trozos por el otro lado.
Jonas siseó una orden y Alexandr y Jackson se lanzaron al suelo mientras Jonas se giraba y devolvía el fuego de modo automático, barriendo la zona tras él, sin estar seguro de donde estaba su objetivo. Mientras Jonas dejaba caer una lluvia de fuego, Alexandr y Jackson se levantaron de un salto y corrieron en busca de la cobertura de la arboleda que había a unos cuarenta metros de distancia. Jackson cambió a Elle de su espalda al suelo y se puso de rodillas tras un pequeño nido de rocas, sacando su rifle.
– Muévete -exclamó a Jonas-. Te tengo cubierto.
Jonas echó a correr y Alexandr y Jackson rociaron la zona tras él. Jonas saltó el último metro.
– ¿Dónde está ese hijo de puta? -exigió Jonas-. ¿Está muerto?
– No sé, ¿Ilya? ¿Está despejado? -preguntó Jackson.
Una bala silbó, esta vez viniendo hacia ellos desde el segundo piso de la villa.
– Creía que habíais limpiado esa casa -gruñó Ilya.
– Ese hijo de perra escurridizo -maldijo Jackson-. Podría retenernos aquí para siempre.
– Me libraré de él -dijo Ilya-. Abel, da la vuelta.
El helicóptero cruzó el cielo. Jackson gateó alrededor de la pila de rocas, utilizando las rodillas, dedos de los pies y codos, con el rifle listo, rodeándolas para conseguir una mejor posición. Jonas disparó un par de tiros para atraer el disparo. Jackson disparó.
– Despejado -dijo-. El hijo de puta puede irse al infierno.
– Despejado aquí -dijo Matt-. Moveos, moveos, moveos.
Alexandr tomó la delantera, Jackson con Elle pegada sobre su espalda y Jonas, como era habitual, cerraba la retaguardia. Arriba, Ilya en el helicóptero hizo otra pasada sobre la zona, buscando a Gratsos y su guardaespaldas. Se habían metido en un agujero en alguna parte e Ilya estaba bastante seguro de que si un Prakenskii le estaba protegiendo, nadie encontraría al griego.
Matt y su equipo llegaron y se colocaron detrás del equipo de rescate para protegerlos, dispersándose a través de una pequeña distancia. Abel mantenía el helicóptero sobre ellos mientras corrían hacia el muelle y abordaban la lancha a la espera. El viento ya se había alzado y desgarraba y tiraba de sus ropas mientras se colocaban para una mejor protección.
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