– El equipo dos irá justo detrás de vosotros -les aseguró Jackson, mirando a los cuatro buceadores, ya con el equipo de inmersión, agachándose en el bote-. Matt, tú y Tom tenéis que moveros rápido. Nuestros hombres estarán en peligro hasta que os ocupéis de sus guardias y les consigáis armas, y no tendremos a nadie en el aire hasta que nos deis la señal. -Jackson confiaba en el prometido de Kate Drake. Era un antiguo ranger de la armada, y Jonas y Jackson habían trabajado con él numerosas veces.
Los ojos de Matt eran fríos.
– Los tendremos cubiertos.
– Recordad, no dejamos nada ni a nadie atrás. Esto tiene que ser rápido y limpio. Entrar y salir. No creo que haya ningún civil aparte del ama de llaves y el paquete. -Jackson mantenía la mente lejos de Elle, era el único modo de poder funcionar. No iba a por su corazón y su alma, iba a en una misión de rescate y tendrían éxito-. El ama de llaves tiene que saber lo que pasa, así que si se cruza en nuestro camino, es un enemigo.
Jonas se aclaró la garganta.
– Eso no lo sabemos.
Jackson le lanzó una mirada.
– Todo el mundo en la isla es un enemigo excepto Elle. No arriesgamos a nuestros hombres por ninguna razón. -Su voz era implacable. Jonas asintió con la cabeza, sabiendo que Jackson era capaz de cualquier cosa en ese momento, incluyendo noquearle y dejarle con las mujeres.
Matt alzó la bolsa impermeable de armas y explosivos y se deslizó en el interior del bote. Su equipo, con trajes de neopreno y botellas de submarinismo se quedarían ocultos en el bote hasta que los cuatro buceadores fueran desembarcados justo antes de entrar en el campo de visión de la isla. Matt repitió las instrucciones, asegurándose de que su equipo entendía.
– Todos nadaremos hasta el muelle y nos separaremos -reiteró-. Tom y yo les abriremos paso a través de la isla hasta la pequeña central eléctrica y cubriremos al equipo uno. Nos ocuparemos de los guardias y armaremos a los nuestros antes de dirigirnos al muelle más pequeño del lado norte. Rick y Jack, vosotros os abriréis paso hasta el helipuerto. El equipo uno saboteará el generador de emergencia bajo la cobertura de la tormenta y después todos ayudaremos con los botes.
Jackson chocó el puño con él.
– Necesitaremos que proporcionéis tanta información como sea posible. Abriros paso hasta la posición tan pronto como saquéis los botes, para cubrir nuestra huída.
– Está hecho -le aseguró Matt-. La sacaremos, Jackson.
Jackson no quería pensar en «ella», ni en lo que podría ocurrir. No se atrevía a conectar con Elle hasta que todo estuviera en su sitio. Si ella creía que iban y algo salía mal, eso la aplastaría.
Jonas palmeó a Jackson en la espalda.
– Ha sido más rápido de lo que esperábamos, y las chicas están a la espera. En el momento en que des la señal, llamaremos a la tormenta. Ilya ya ha estado comprobando el campo de energía. Dice que es fuerte, pero podemos derribarlo bajo la cobertura de la tormenta.
– ¿Quién ha hecho el reconocimiento?
– Ilya -dijo Jonas, sabiendo que Jackson respetaba al hombre-. Al parecer Gratsos tiene un pequeño ejército propio. El único civil que vio fue un ama de llaves, pero obviamente alguien cuida de los terrenos. Mapeo tanto como pudo de la casa. Es de cristal, lo cual le dio una vista bastante buena del piso inferior, pero no pudo ver mucho del segundo piso, ni de como está diseñado. Entraremos a ciegas.
Jackson embutió pequeños cuchillos en los lazos de su cinturón.
– La sacaré.
Jonas dejó escapar el aliento. Jackson había estado diferente… más duro, más frío… desde que había tenido ese ataque de locura el suelo en la casa Drake. Cuando habían perdido el puente, se había vuelto loco, maldiciendo, luchando, listo para matar. En absoluto el hombre frío al que Jonas había llegado a conocer a lo largo de los años. Había estado temblando, y, que Dios les ayudara a todos, llorando auténticas lágrimas, sus manos cerradas en puños y aporreando el suelo. Afortunadamente, la casa había reconocido a Jackson y de algún modo había amortiguado esos tremendos puñetazos. Pero después se sentó sobre los antiguos azulejos y se meció adelante y atrás, cubriéndose la cara con las manos, los sonidos que provenían de él eran arrancados de su alma.
Jonas y los demás hombres habían tenido las manos ocupadas intentando revivir a las hermanas Drake, llevándolas a la cama, sirviéndoles té. Ilya, incluso en su débil estado, había intentado reparar el daño infringido en la mano de Libby donde ella había intentado sanar a Jackson y Elle de las quemaduras eléctricas en sus cerebros. Había sido un desastre, pero Jackson había sido el mayor desastre de todos.
Cuando finalmente había recuperado la cordura, había mirado a Jonas con ojos fríos y fantasmales.
– Vamos a por ella inmediatamente y necesitaremos a cada uno de nuestros amigos. Llámales, Jonas, diles que es personal y que me lo deben. Dile lo que te de la gana al jefe de ella. Ni una palabra. Ni un susurro. No queremos a la ley. Vamos a extraerla y va a ser tan sangriento que tendremos que salir del país inmediatamente.
– Ataque por sorpresa sin dejar rastro -estuvo de acuerdo Jonas.
– No podemos dejar ningún rastro atrás. Eso significa que nada de cuerpos. Nada que pueda ser rastreado.
Entonces Jonas había mirado a Jackson y comprendido que había vuelto… el mismo hombre que no era un hombre, el que había vuelto de los campos de prisioneros, la misma concha que una vez fue, sin nada más detrás que voluntad y hierro. En ese momento, con esa mirada, Jackson cambió a Jonas. La mirada de sus ojos barría la sensación de bien y mal. No había ningún bien, sólo estaba la misión con un único resultado posible. Él sabía lo que era eso; sabía cómo llevar a cabo misiones. Iban a necesitar armas e iban a necesitar hombres.
– Nuestros chicos vendrán, sabes que lo harán. Todo aquel al que llamamos amigo, todo el que nos lo deba. No se encontrará ni rastro de que ninguno de nosotros haya estado allí. -La mirada de Jonas sostuvo la de Jackson-. La sacaremos igual que siempre lo hacemos… juntos.
Jonas nunca olvidaría la mirada que Jackson le dirigió. Cualquier amabilidad que Jackson hubiera aprendido durante el último par de años mientras había vivido en Sea Haven, desapareció en ese instante. Jackson había vuelto a ser remoto, distante y raramente hablador, su boca seria, sus ojos fríos. Limpiaba sus armas con frecuencia y practicaba el tiro y el lanzamiento de cuchillos. Desmontaba y montaba su rifle cientos de veces hasta que sus manos eran un borrón mientras lo hacía, y siempre practicaba con los ojos vendados.
Jackson dio la espalda a Jonas y al aspecto de su cara, una mezcla de preocupación y pesar. No tenía tiempo para tranquilizar a su amigo… de todos modos no hubiera podido. Algo dentro de él apenas había empezado a derretirse cuando se había helado hasta el punto glaciar otra vez. Elle importaba. Era lo único que importaba… la única que importaba en ese momento… y no había forma de suavizarlo, o fingir otra cosa. Estaba dispuesto a hacer lo que hiciera falta por recuperarla. Moriría si era necesario… o mataría. Y estaba completamente preparado para matar a un montón de gente… a todo el que se cruzara en su camino.
Nunca se sacaría esas imágenes de su cabeza… jamás… de Elle desnuda, su piel cubierta de laceraciones ensangrentadas, magulladuras hinchadas marcando su suave piel. Peor aún, su mente brillante destrozada, su espíritu casi roto. Deseaba… no, necesitaba … perseguir y matar a los animales que le habían hecho eso. No había espacio para nada más en su mente y su corazón. La recuperaría y encontraría una forma de sanarla. Ella se las había arreglado para recomponerle y él encontraría la forma de hacer lo mismo por ella.
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