– ¿Qué pasó? -preguntó Jeremy, tomando en nuestra ropa cubierta por polvo y de cristales rotos.
Extendiendo la mano, él limpió un poco de sangre de mi mejilla. Me apoyé contra él, cerrando mis ojos para permitirme un breve momento de paz.
– ¿Estás bien? -murmuró él.
– Viva -dije-. Todos lo estamos.
Di a Jeremy un informe completo, que concluía con la fuga de Leah. Aunque yo quería ir tras ella inmediatamente, Jeremy rechazó ese plan. Él estaba más preocupado por detener a Tyrone Winsloe y descubrir a cualquier empleado que quedase. Si Leah estaba huyendo, no planteaba ningún peligro inmediato. Era un paseo largo al teléfono más cercano. Podríamos detenerla más tarde. Ahora mismo teníamos que asegurarnos de que ninguna persona abandonara el complejo y se llevara nuestros secretos con ellos.
– Clay y yo iremos a buscar a Winsloe -dije.
– Iré con ustedes -dijo Cassandra-. Encontramos sólo un guardia, y Jeremy se ocupó de él. Tyrone Winsloe puede ser mi última posibilidad de tener un combate real.
– Elena y yo podemos manejar esto -dijo Clay-. Si quieres algo para hacer, Cassandra, anda al segundo piso, y ve si puedes encontrar algún alimento caliente.
Cassandra sólo sonrió -No, gracias, Clayton. Esperaré a Winsloe. Él debería estar completamente caliente cuando termines con él.
– Oh, esto me recuerda -dije-. Todavía hay un cautivo abandonado. Podría ser un vampiro, pero no estamos seguros. ¿Podrías mirar, Cassandra? Si él es un vampiro, puedes decirme si es seguro liberarlo. ¿Lo sabrías, verdad?
Ella asintió con la cabeza -No hay muchos vampiros en Norteamérica. Si él es uno de nosotros, debería reconocerlo.
Después de que volvimos al bloque de celdas, conduje a Cassandra abajo por el pasillo hacia el cautivo restante. Mientras andábamos, traté de idear un modo de impedir a Cassandra que nos acompañara a Clay y a mí en nuestra búsqueda de Winsloe. No la quería allí. Winsloe era el mío. Se lo debía por todo lo que había hecho, todo que había amenazado con hacer. Su muerte era un asunto personal, algo que yo compartiría sólo con Clay.
Llegamos a la celda antes de que ideara un plan. Cassandra echó una mirada al hombre dentro y parpadeó. Con fuerza.
– ¿Lo conoces? -Pregunté.
Ella hizo una pausa, pareciendo discutir si habia que mentir -Él es un vampiro.
Interpreté eso como que significaba que lo conocía realmente-.¿Es peligroso?
– No realmente. Tampoco muy útil. Yo no tendría ninguna prisa en liberarlo. Él sólo estorbará. Podemos volver más tarde.
Ella se dio la vuelta para irse. Agarré su brazo. Su piel era fresca al toque, como alguien que hubiera pasado el día en una oficina con aire acondicionado.
– ¿Y si algo pasa y no podemos liberarlo más tarde? -Dije-. ¿O es una posibilidad que quieres tomar, como cuándo yo estaba cautiva?
Las palabras salieron de mi boca antes de que yo las comprendiera. Cassandra se dio vuelta y estudió mi cara.
– Entonces Clayton te contó-dijo ella-. Yo habría pensado que él querría cuidar tus sentimientos. No es como esto, Elena. Eres un werewolf. Un guerrero. Un guerrero brillante, inventivo. No necesitó mi ayuda para escapar. No había nada que pudiera haber hecho.
– ¿Y los demás? Los aconsejaste para que no me ayudaran. Que me dejaran podrirme aquí.
Cassandra suspiró -No fue así, Elena.
– ¿Y la cosa con Clay? ¿Haciéndole una invitación antes de que mi lado de la cama estuviera frío?
– Yo no lo llamaría ‘una invitación’. Clayton es un hombre muy intrigante. Quizás yo estaba un poco demasiado intrigada, pero difícilmente puedes culparme por eso. Ahora estás de vuelta. Él es tu hombre. Respeto eso. No tienes que preocuparte por mí.
Sonreí, enseñando los dientes -Confía en mí, Cassandra, no estaba preocupada -Eché un vistazo al hombre en la celda-. Pero estoy preocupada por este pobre tipo. Lo dejaré libre.
Cassandra palideció, luego rápidamente recuperó su calma -Hazlo.
Ella se dio vuelta y se encaminó por el pasillo, caminando más rápido de lo que yo la había visto alguna vez moverse. ¿Huyendo de la escena? Hmmm.
Abrí la puerta de la celda. El hombre se dio vuelta y me dirigió un vistazo cauteloso.
– ¿Sí? -dijo él, cortés, pero frío.
– Hola, soy Elena -Extendí mi mano-. Tu rescate del día.
– ¿Oh? -Todavía frío. Un arqueo de cejas. Ningún esfuerzo para sacudir mi mano.
– ¿Quieres salir? -Pregunté.
Él sonrió, un poco de calor descongelando la frialdad -Realmente, me sentía completamente cómodo aquí, pero si insistes, supongo que podría arrancarme.
– Tenemos a una viejo amiga tuya con nosotros. Ella está impaciente por verte.
– ¿Amiga?
– Cassandra… No estoy segura del apellido. Pelo castaño rojizo. Ojos verdes. Vampiro.
– ¿Cassandra? -Sus ojos se estrecharon-. ¿Dónde?
– Derecho por ese pasillo.
Me asomé por la puerta. El hombre pasó por delante de mí y marchó hacia el pasillo.
– ¡Cassandra! -gritó.
A mitad de camino opr el pasillo, Cassandra se dio vuelta. Lentamente.
– ¡Aaron! -llamó ella. Sus labios se estiraron en una amplia sonrisa cuando se devolvió hacia a nosotros-. ¿Mi Dios, realmente eres tú? ¿Cuánto tiempo ha pasado? Todos estos años y ya sabes, no has cambiado ni siquiera un poco.
– Muy gracioso -dijo Aaron-. Ahora, Cass…
Ella juntó sus manos con las suyas y le dio un beso en la mejilla-.No puedo creer esto. ¿Cuándo fue la última vez que te vi? Mil novecientos setenta, ¿verdad? ¿Filadelfia?
– Mil novecientos treinta y uno, Rumania -gruñó Aaron, soltándose del abrazo de Cassandra-. Quinta parada de nuestro Magnífico Viaje. Podríamos haber ido a Praga, Varsovia, Kiev, pero no, tenías que detenerte en algún remanso rumano para divertirte jugando a Dracula con los campesinos. Y estoy seguro que habría sido muy divertido si no hubieras sido encerrada con llave en un sótano de iglesia durante tres días y casi te ahogaras en una tina de agua bendita.
– Eso fue un error -murmuró Cassandra.
– ¿Error? ¡Tú me abandonaste allí!
– ¿Ella te abandonó? -Dije-. Imagínense esto.
– Oh, no -dijo Aaron, su mirada aburrida encima de Cassandra-. Ella no sólo me abandonó. Ella me entregó . Su pequeña travesura se descontroló, y cuando la muchedumbre vino, ella se salvó entregándome.
– No fue así -dijo Cassandra.
– Estoy segura de que no fue -dije-. Bien, supongo que ustedes dos tienen mucho que conversar. Sigue adelante, Cassandra. Clay y yo podemos manejar a Winsloe.
Cuando me alejé, Cassandra trató de seguirme, pero Aaron agarró su brazo. Ellos todavía estaba discutiendo mientras Clay y yo dejábamos el bloque celdas célula para buscar a Winsloe.
El perro estaba en la perrera.
Olimos a Winsloe tan pronto como estuvimos a algunos metros fuera del edificio. Exploramos el perímetro mientras susurraba mi plan a Clay. Antes de que terminara, él atrapó mi brazo, deteniéndome.
– ¿Estás segura de esto, querida? -preguntó.
– Oh, estoy segura. ¿Tú no?
Clay me tiró más cerca y junté su rostro con el mío-.Estoy seguro de que quiero hacerlo, y soy estoy malditamente seguro de que el bastardo se lo merece. Ciertamente es justicia poética. ¿Pero es realmente lo que quieres?
– Es lo que quiero.
– Todo bien, entonces. Si hay algún problema, pese a todo, lo mataré.
– No, yo lo haré.
Clay vaciló-.De acuerdo, querida. Si tenemos una opción, él es tuyo. Pero no me contendré si estás en peligro.
– De acuerdo.
Nos dirigimos hacia la perrera.
Читать дальше