Nos acurrucamos en la espesura, no tanto ocultándonos sino quedándonos quietos y seguros mientras encotrábamos la posición de Winsloe. Después de unos minutos, Clay dio un codazo en mi hombro y señaló al nordeste con su hocico. Levanté mi nariz, pero el viento soplaba desde sur. Clay movió las orejas. Escucha, no huelas. Cerré mis ojos, me concentré, y oí un débil arrastre, el sonido de tela rozando contra tela. Winsloe iba al nordeste, al menos a treinta metros de distancia, de vuelta al armario de equipo. Juzgando por el sonido, él arreglaba su equipo o cambiaba a una mejor posición de ventaja, pero se quedaba cerca de un punto. Perfecto. Indiqué a Clay que deberíamos dispersarnos y circular. Él resopló suavemente y salió de la espesura. Cuando salí, él se había ido.
Por el olor de Clay, yo podía decir que él se había ido por la izquierda, de modo que fui a la derecha. Dando a Winsloe un amplio espacio, me arrastré por los arbustos hasta que calculé que estaba justo al norte de él. Entonces reduje la marcha, me hundí, y me arrastré hacia sur. Ahora el viento estaba a mi favor, haciendo volar el olor de Winsloe a mis fosas nasales con cada aliento. Yo debería haber enviado a Clay por este camino. Su sentido del olfato era más pobre que el mío y el viento le habría ayudado. No importaba. Clay se manejaría bien sin la ayuda suplementaria. Él siempre lo hacía.
Otros diez metros pies me acercaron lo suficiente para ver destellos de la chaqueta gris de Winsloe mientras se movía. Husmeando la rierra, olí buscando a Clay y encontré su olor. Siguiéndolo, corrí entre los árboles y recogí el débil centelleo de la piel dorada contra la maleza apagada. Clay estaba más cerca de Winsloe que yo, por lo que me deslicé hacia adelante hasta que hube arreglado la diferencia. Ahora yo podría empujar mi hocico por encima de un arbusto y ver a Winsloe claramente. Él estaba en cuclillas en un claro, las manos apretadas alrededor de un arma automática grande, sus ojos mirando de izquierda a derecha. Mientras observaba, él cambió su posición, girando al sur, contemplando el bosque, luego girando al norte y observando desde ese punto de vista, nunca dejando su espalda a ninguna dirección mucho tiempo. Listo. Muy listo. Mientras él se movía, revisé el claro buscando armas, pero sólo podía ver la pistola. Estaba segura que él había escondido más, probablemente dentro o bajo su chaqueta.
Mientras miraba, oí un gruñido suave a mi izquierda. Era Clay, advirtiéndome que estaba allí, antes de aparecer de repente a mi lado y asustarme. Cuando me di vuelta, él caminó por el último grupo de árboles entre nosotros. Esto no era parte del plan. Resollé y le fruncí el ceño. Él sacudió su cabeza. Con una mirada, yo sabía lo que quería decir. El juego había terminado. Winsloe estaba pesadamente armado, llevando las probabilidades demasiado lejos en su favor. Tiempo para una muerte rápida. Clay hizo un movimiento girando su hocico, luego lo sacudió hacia Winsloe. Otra vez, entendí. Usaríamos el rutinario habitual, aburrido, pero confiable. Clay rodearía el sur otra vez. Yo asustaría a Winsloe y lo conduciría a las mandíbulas de Clay. Exhalé un suspiro canino y esperé hasta que Clay tomara posición. Pero él no se marchó. En vez de eso pinchó mis pies e hizo señas desde Winsloe a mí. Ah, un cambio de rutina. Clay rodearía a Winsloe pro el sur y lo conduciría a mis mandíbulas. Al principio, pensé que Clay era considerado, concediéndome la muerte que yo había pedido. Entonces comprendí que él quería que cambiáramos papeles porque asustar a Winsloe sería más peligroso que matarlo. Bien, supongo que él todavía era considerado, no queriendo que yo volara en pedacitos o algo así. Yo habría discutido el punto, pero quería matarlo a toda costa.
Clay desapareció en el bosque. Rastreé el susurro de sus pasos. Cuando él estaba parcialmente alrededor del escondrijo de Winsloe, Winsloe de repente se puso de pie. Me congelé. ¿Había oído a Clay? Tensa para el ataque, escuché. Todo lo que oí eran los gorjeos normales y los crujidos del bosque. De todos modos, si Winsloe apuntaba el arma en la dirección a Clay, yo saldría de los arbustos en un segundo, toda precaución ida al demonio. Winsloe se enderezó, hizo rodar sus hombros en una flexión, luego miró a los árboles, estirando el cuello y contemplando el cielo. ¿Estaría Clay en posición ya? De ser así, este sería el momento perfecto para atacar. Pero no olí a Clay en la brisa, por lo que todavía debía estar camino al sur. ¡Maldición! Winsloe frotó la parte de atrás de su cuello, luego comprobó su arma, dio una última mirada alrededor, y salió del claro, dirigiéndose al Oeste.
Me acerqué al claro ahora desierto. Cuando alcancé el perímetro, vi a Clay en el lado sudeste, parcialmente escondido en los arbustos. Notándome, él se retiró y desapareció. Segundos más tarde, reapareció a mi lado. Lo miré. ¿Ahora qué? Nuestro objetivo estaba en movimiento. Asustarlo y conducirlo en la dirección apropiada sería diez veces más difícil. Una emboscada sería nuestra mejor opción, pero eso significaba rodear a Winsloe, conjeturar su camino, y encontrar un lugar bien escondido para esperar. Bastante difícil incluso cuando conocíamos el terreno, cercano a lo suicida dado que no lo hacíamos. Por la mirada en los ojos de Clay, él tampoco podía idear un plan decente. Finalmente resopló, se restregó contra mí, luego avanzó en dirección a Winsloe. A por él.
***
Emergimos de un claro a un espeso pedazo de bosque. Delante, la chaqueta de Winsloe colgaba entre los árboles. Moviéndonos con cuidado para evitar grupos ruidosos de hojas muertas, nos arrastramos tras él. Él no se dio vuelta. Se movía rápido. Mientras cogíamos velocidad, el bosque se espesó. La última luz de sol de la tarde perforó el grueso dosel arriba, jaspeando la tierra con manchas de luz. El bosque se terminaba. Camibamos a una galope lento. Winsloe desapareció en una inundación de luz del sol. Un claro. Un gran claro. Olí el aire. El agua. Veníamos al río. Eché un vistazo a Clay. Él gruñó, diciéndome que olía el agua y no estaba preocupado. ¿Winsloe pensaba que podía perdernos en el río? ¿Nadando o empapando su rastro? Eso no funcionaría. Podíamos nadar sólo bien, pero indudablemente mucho mejor que Winsloe. En cuanto a la pérdida de su rastro, era cierto que no podíamos rastrearlo por el agua, pero estábamos tan cerca que no importaba. Incluso si lo perdíamos de vista, yo podría recoger su olor en el aire.
Winsloe caminó por el borde del agua, deteniéndose, y girando rápido, moviendo su arma. No viendo nada detrás de él, dio vuelta al río, lo miró de arriba abajo, luego comenzó a avanzar hacia el banco. Clay resopló con impaciencia. Tan pronto como Winsloe estuvo a diez metros del borde del bosque, no nos atrevimos a acercarnos o él tendría tiempo para disparar antes de que lo derribáramos. Si él caminara al agua y comenzara a andar, podríamos movernos junto a él, quedándonos en los árboles hasta que el bosque se espesara más cerca de la ribera, pudiéndonos acercar lo suficiente para atacar.
Winsloe finalmente dejó de pasear. Se quedó de pie al lado de un enorme roble, echó su cabeza atrás, y sombreó sus ojos para alzar la vista. Entonces él agarró la rama más baja y dio un tirón experimental. Cuando lanzó el arma sobre su hombro, Clay salió del bosque. Winsloe no lo notó. Con su espalda hacia nosotros, él agarró la rama otra vez y se alzó. Precisamente entonces comprendí lo que Winsloe hacía. Se subía al árbol. De acuerdo, a veces soy un poco torpe. Para cuando salté de nuestro escondrijo, Winsloe estaba a cinco metros de tierra. Todavía corriendo, Clay se puso en cuclillas y saltó. Sólo entonces Winsloe lo vio. Él echó un vistazo sobre su hombro una fracción de segundo antes de que los dientes de Clay se hundieran en su rodilla. Winsloe aulló. Dio patadas con su pierna libre, golpeando a Clay en el costado del cráneo. Clay se colgó. La sangre roció su hocico mientras Winsloe colgaba, gritando y luchando para mantener su agarre el árbol. Yo estaba todavía a varios metros de distancia, corriendo a toda velocidad. Yo podía ver surcos profundos en el muslo de Winsloe donde los dientes de Clay habían rasgado su pierna hasta el hueso. Mientras la carne se rasgaba, Clay comenzó a perder su apretón. Bailó sobre sus piernas, no atreviéndose a liberar el tiempo suficiente a Winsloe para conseguir un asimiento fresco. Cubrí los últimos centímetros y salté a la pierna libre de Winsloe. Él pateó exactamente en el momento correcto, alcanzándome en el ojo. Gruñí y retrocedí. Cuando me puse sobre mis patas, el asimiento de Clay resbaló hasta zapato de Winsloe. Antes de que pudiera saltar sobre Winsloe otra vez, su zapato se deslizó y Clay cayó hacia atrás. Winsloe balanceó sus piernas fuera de alcance, subiendo a la siguiente rama, y agarró su arma. Nos escapamos. Una ronda de fuego sonó, pero estábamos atrás, escondidos en el bosque otra vez.
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