Jeffrey Archer - El cuarto poder

Здесь есть возможность читать онлайн «Jeffrey Archer - El cuarto poder» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El cuarto poder: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El cuarto poder»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Las historias de Lubji, húngaro judío perseguido durante la segunda guerra mundial, y la de Kent, joven adinerado que descubre sus facultades de líder, sirven de escenario para que el gran Jeffrey Archer, dibuje con magistralidad y estilo propio, los pormenores de la vida del mundo de la prensa en EL CUARTO PODER, popular novela que fue llevada a la pantalla, y que muestra descarnadamente los laberintos de la información desde un punto de vista desprovisto de concesiones. Lubji emerge de un pasado lleno de frio y soledad, donde debe escapar de su mundo para lograr salvar la vida mientras sus habilidades de comerciante le permiten sobrevivir en el gélido ambiente de una Europa desgarrada por la lucha fratricida con la amenaza de Adolf Hitler rondando la buena marcha de la paz y la concordia.
Kent, por su parte, entre apuestas en el hipódromo, y su propio despertar sexual mientras participó en intrigas y maldades, va envolviéndose en un mundo donde el conocimiento es la llave del éxito. Escrita con un estilo fuerte e incluyente, El Cuarto Poder es un retrato perfecto del rostro de los grandes magnates que encajan muy bien en la máxima de Balzac, "Detrás de cada gran fortuna, hay un gran crimen". Esta novela es un fiel reflejo de dos historias unidas por la sagacidad y el destino, y que los lleva al inevitable choque.

El cuarto poder — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El cuarto poder», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Cierre el trato, ahora mismo -gritó Armstrong.

Russell asintió de mala gana y salió del despacho. Armstrong tomó el teléfono y pidió que le comunicaran directamente con el director.

– Barney, tengo buenas noticias -barbotó, exultante-. He conseguido convencer a los sindicatos para que acepten mis condiciones. Deseo una primera página en la que se diga que ha sido una victoria del sentido común, y un artículo de fondo sobre cómo he logrado algo que ningún otro había logrado en el pasado.

– Desde luego, si es eso lo que quiere, jefe. ¿Quiere que imprima también los detalles del acuerdo?

– No, no se moleste con los detalles. Las condiciones son tan complicadas que ni siquiera los lectores del Wall Street Journal las comprenderían. En cualquier caso, no vale la pena colocar a los sindicatos en una situación embarazosa -añadió, antes de colgar.

– Bien hecho, Dick -dijo Peter-. No tenía ninguna duda de que al final ganaría.

– Pero a qué precio -exclamó Armstrong, que abrió el cajón superior de su mesa.

– En realidad, no es tanto, Dick. O'Reilly se amilanó en cuanto le amenazó con cerrar el periódico. Lo ha tratado usted de una forma brillante.

– Peter, necesito que me firme un par de cheques -dijo Armstrong-, y como es usted el único otro director que está en Nueva York en estos momentos…

– Desde luego -dijo Peter-. Encantado de complacerle.

Armstrong colocó sobre la mesa el talonario de cheques del fondo de pensiones y abrió la tapa.

– ¿Cuándo regresa a Londres? -preguntó mientras le hacía señas a Peter para que se sentara en su silla.

– Mañana, en el Concorde -contestó Peter con una sonrisa.

– En ese caso, tendrá que explicarle a sir Paul por qué no puedo asistir a la reunión del consejo que se celebrará el miércoles, por mucho que me gustaría estar presente. Dígale que he llegado finalmente a un acuerdo con los sindicatos, en condiciones excelentes, y que para cuando informe al consejo al mes que viene ya habremos alcanzado una liquidez positiva.

Colocó una mano sobre el hombro de Peter.

– Será un placer, Dick. Y ahora, ¿cuántos de estos cheques tengo que firmarle?

– Pues ya que está en ello puede firmarlos todos.

– ¿Todo el talonario? -preguntó Peter, que se removió inquieto en la silla.

– Sí -contestó Armstrong, que le entregó su pluma-. Estarán totalmente a salvo conmigo. Al fin y al cabo, ninguno de ellos podrá hacerse efectivo mientras yo mismo no los haya firmado.

Peter emitió una risita nerviosa al desenroscar el capuchón de la pluma. Vaciló un momento, y entonces sintió que los dedos de Armstrong se apretaban ligeramente sobre su hombro.

– Su puesto como vicepresidente tendrá que ser renovado dentro de pocas semanas, ¿no es así? -preguntó Armstrong.

Peter firmó los tres primeros cheques sin protestar.

– Y Paul Maitland no ocupará su puesto eternamente, como bien sabe. Llegará un momento en el que alguien tendrá que sustituirle como presidente.

Peter continuó firmando cheques.

ÚLTIMA EDITIÓN

Doble o nada

36

El gabinete escapa ileso tras la explosión de una bomba del IRA en el jardín - фото 36
El gabinete escapa ileso tras la explosión de una bomba del IRA en el jardín del número 10

Han mordido más de lo que pueden digerir, fue el titular del artículo publicado en el Financial Times . Sir Paul Maitland, sentado ante la chimenea encendida de su hogar en Epsom, y Tom Spencer, que en ese momento viajaba en un tren de cercanías desde Greenwich, Connecticut, leyeron el artículo por segunda vez, aunque sólo la mitad de su contenido tenía algún interés para ellos.

Los barones de la prensa, Keith Townsend y Richard Armstrong, parecen haber cometido el error clásico de asegurarse préstamos sobre una proporción demasiado elevada de sus valores. Ambos parecen destinados a convertirse en casos de estudio para generaciones futuras de estudiantes de la Harvard Business School.

Los analistas siempre han estado de acuerdo en que Armstrong pareció haber dado inicialmente un buen golpe al adquirir el New York Tribune por sólo veinticinco centavos, mientras que todas las responsabilidades del periódico eran asumidas por los antiguos propietarios. El golpe podría haberse convertido en un triunfo si hubiera cumplido con su amenaza de cerrar el periódico en seis semanas en el caso de que los sindicatos no firmaran un acuerdo que los comprometiera. Pero no lo hizo así, y su error se vio agravado al conceder finalmente un acuerdo de despido colectivo tan generoso que los líderes sindicales dejaron de llamarlo «Capitán Dick» para pasar a llamarlo «Capitán Santa Claus».

A pesar de ese acuerdo, el periódico continúa arrojando unas pérdidas de más de un millón de dólares semanales, aunque se cree inminente un acuerdo sobre un segundo paquete de despidos colectivos y jubilaciones anticipadas.

Pero mientras siguen aumentando las tasas de interés y continúa la moda de reducir el precio de venta de los periódicos, no pasará mucho tiempo antes de que los beneficios del Citizen y del resto del grupo Armstrong Communications sean incapaces de soportar las pérdidas de su periódico subsidiario en Estados Unidos.

El señor Armstrong todavía no ha informado a sus accionistas acerca de cómo tiene la intención de financiar el segundo acuerdo por importe de 320 millones de dólares, recientemente establecido con los sindicatos de impresores de Nueva York. La única declaración que ha hecho al respecto se ha publicado en las columnas del Tribune: «Ahora que los sindicatos han aceptado el segundo paquete, no hay razón alguna para pensar que la liquidez del Tribune no sea positiva».

La City se muestra escéptica respecto de esta afirmación y las acciones de la Armstrong Communications cayeron ayer en otros nueve peniques, hasta alcanzar las 2,42 libras…

El error de Keith Townsend…

Sonó el teléfono y sir Paul dejó el periódico, se levantó del sillón y se dirigió a su despacho para contestarlo. Al reconocer la voz de Eric Chapman le pidió que esperara un momento, mientras cerraba la puerta. Eso era algo totalmente innecesario, ya que no había nadie más en la casa en ese momento, pero cuando se ha sido durante cuatro años el embajador británico en Pekín, algunos hábitos resultan difíciles de eliminar.

– Creo que deberíamos reunimos inmediatamente -dijo Chapman.

– ¿Por el artículo del Financial Times ? -preguntó sir Paul.

– No, se trata de algo potencialmente mucho más peligroso que eso. Preferiría no ser más explícito por teléfono.

– Lo comprendo -dijo sir Paul-. ¿Debo pedirle a Peter Wakeham que nos acompañe?

– No, si quiere que lo que hablemos sea estrictamente confidencial.

– Tiene razón -asintió sir Paul-. ¿Dónde quiere que nos veamos?

– Podría conducir ahora mismo hasta Epsom. Me reuniré con usted dentro de una hora.

Tom Spencer leyó por encima la primera mitad del artículo mientras el tren pasaba por Mamaroneck, camino de Nueva York. Sólo empezó a concentrarse plenamente al leer las palabras:

El error de Keith Townsend fue el de ansiar algo tanto que no logró poner en práctica las reglas básicas de llegar a cualquier acuerdo de negocios.

Todo escolar sabe que si se quieren cambiar unas viejas castañas pilongas por un paquete de patatas fritas sin abrir, no sólo no se debe parpadear en ningún momento, sino que también hay que esperar a que sea el oponente el que haga la oferta inicial. Pero parece ser que el señor Townsend estaba tan decidido a ser el propietario de Multi Media que no dejó de parpadear en ningún momento y, sin detenerse a preguntar siquiera por cuánto estaría dispuesto Henry Sinclair a vender su compañía, hizo por su cuenta una oferta de tres mil millones. A continuación, agravó el problema al mostrarse de acuerdo en pagar esa cantidad en efectivo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El cuarto poder»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El cuarto poder» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Jeffrey Archer - Honour Among Thieves
Jeffrey Archer
Jeffrey Archer - Cometh the Hour
Jeffrey Archer
Jeffrey Archer - Sons of Fortune
Jeffrey Archer
Jeffrey Archer - Mightier than the Sword
Jeffrey Archer
Jeffrey Archer - As the Crow Flies
Jeffrey Archer
Jeffrey Archer - Hell
Jeffrey Archer
Jeffrey Archer - En pocas palabras
Jeffrey Archer
Jeffrey Archer - Heaven
Jeffrey Archer
Jeffrey Archer - Juego Del Destino
Jeffrey Archer
Jeffrey Archer - Only Time Will Tell
Jeffrey Archer
Jeffrey Archer - A Twist in the Tale
Jeffrey Archer
Отзывы о книге «El cuarto poder»

Обсуждение, отзывы о книге «El cuarto poder» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x