Kay Hooper - Enfriar El Miedo

Здесь есть возможность читать онлайн «Kay Hooper - Enfriar El Miedo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Enfriar El Miedo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Enfriar El Miedo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Quentin Hayes, agente de la Unidad de Crímenes Espeluznantes del FBI, sigue atormentado por el misterioso asesinato de Missy, ocurrido hace veinte años en El Refugio, un hotel de Tennessee al que vuelve una y otra vez en busca de nuevas pistas.
Diana Brisco ha ido a El Refugio para participar en una terapia con la que espera resolver su pasado. Pero desde que está allí le asaltan terribles pesadillas y extrañas visiones de un niño desaparecido hace años. Además, un agente del FBI se empeña en convencerla de que no está loca, sino que posee un don especial para contactar con el más allá.
Quentin sabe que es su última oportunidad para resolver el homicidio de Missy y que necesita la ayuda de Diana, pero ¿cómo persuadir a la joven para que traspase el umbral y entre en el mundo del frío y la muerte?

Enfriar El Miedo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Enfriar El Miedo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Eres tú quien debe ayudar a Diana? -Quentin ni siquiera intentó disimular el deje de desilusión de su voz.

Beau sonrió.

– Yo sólo estoy dando un taller, Quentin. No creo que ninguno de nosotros crea que eso puede dar a Diana las respuestas que anda buscando. Puede, en cambio, que le plantee algunas preguntas más.

Quentin frunció el ceño y miró hacia el invernadero, más allá de Beau. Vio a Diana en un rincón apartado, de pie tras un caballete, con el semblante extrañamente inexpresivo mientras su mano diestra se movía con rapidez. Desde aquel ángulo no podía ver lo que estaba dibujando, pero había algo en su postura y en esa curiosa ausencia de emociones de su cara…

– ¿Está haciendo lo que creo? -preguntó.

– Sí, ha puesto el piloto automático. Lleva así casi media hora. La versión pictórica de la escritura automática, totalmente surgida del subconsciente y de las facultades psíquicas que hayan entrado en funcionamiento.

Quentin volvió a mirar rápidamente al artista.

– Dios mío, Beau, tú mismo me dijiste que eso es muy peligroso,

– Lo es. Pero a veces es también el único modo de abrir la puerta que nos bloquea.

– Puede que esa puerta bloquee a Diana por algún motivo.

– Siempre hay un motivo, Quentin. Y siempre hay un momento en que llega la hora de que la puerta se abra. -Hizo una pausa y añadió-: Bishop me pidió que te dijera que la hora ha llegado.

– Te refieres…

– Me refiero a que por fin todas las piezas están aquí. Todas las piezas que necesitas para resolver tu rompecabezas.

Quentin lo miró con fijeza.

– ¿Por qué todo el mundo me habla con metáforas?

– Seguramente para ver esa expresión en tu cara.

Quentin se negó a reírse y se limitó a decir:

– Hablando claro, ¿te dio Bishop algún sabio consejo respecto a cómo se supone que debo ayudar a Diana?

– No.

– A mi antojo. Estupendo.

– Cada uno toma sus decisiones y sigue su propio camino. Ni siquiera Bishop puede controlar lo que sucede cuando una situación comienza a desplegarse. Y, obviamente, ésta se está desplegando. -Beau miró por encima de su hombro a Diana, que seguía absorta, y agregó-: Volverá en sí en cualquier momento. No hace falta que te diga que estará… molesta. Desorientada. Y que no se mostrará muy inclinada a confiar en un extraño. Ten cuidado, Quentin.

Quentin le vio alejarse tranquilamente y masculló en voz baja:

– Para ti es fácil decirlo.

No tenía, en realidad, idea de cómo afrontar lo que iba a ser (tenía fuertes sospechas al respecto) una situación muy difícil. Pero eso nunca antes le había detenido, así que cuadró los hombros, respiró hondo y entró en el invernadero.

Apenas se fijó en los dibujos de los demás caballetes al pasar junto a ellos; pensó únicamente que, si había que tomar los dibujos como un indicio, estaba claro que Beau tenía que vérselas con un grupo de personas emocionalmente desequilibradas.

Cuando llegó junto a Diana, observó primero su cara, fijándose en las pupilas dilatadas y en el semblante lleno de intensidad, aunque inexpresivo. No sabía si debía tocarla o pronunciar su nombre, pero antes de que pudiera probar cualquiera de las dos cosas ella parpadeó de repente, sacudió un poco la cabeza y dejó caer el carboncillo que sostenía, flexionando los dedos como si le dolieran.

– ¿Diana?

Ella lo miró arrugando el entrecejo.

– ¿Qué estás haciendo aquí? -Parecía, más que aturdida, un poco soñolienta.

– Quería invitarte a comer -respondió él, dejándose llevar por su intuición.

– Ah. Bueno… -Diana miró su dibujo y luego volvió a mirar rápidamente a Quentin; se puso pálida y una expresión de temor tensó sus rasgos.

Quentin alargó la mano para tomarla del brazo, llevado aún por su intuición, y a continuación miró por primera vez lo que ella había dibujado. Y fue entonces él quien se quedó perplejo.

Era una escena vista desde el interior de una ventana, dibujada con asombroso detalle, sobre todo teniendo en cuenta que se trataba de un dibujo a carboncillo. Un asiento de ventana con cojines enmarcaba la vista y a través de los paneles de cristal se divisaba un jardín. Un jardín en primavera, a juzgar por los bosquejos que componían con sorprendente viveza pequeños retratos en blanco y negro de flores diversas.

De pie en medio de aquel escenario, mirando hacia la ventana, había una niña. Tenía quizás ocho o nueve años, el pelo largo y los ojos sumamente tristes. Llevaba alrededor del cuello un pequeño colgante en forma de corazón.

– Dios mío -dijo Quentin-. Missy.

Capítulo tres

Diana apartó los ojos del dibujo para mirarle.

– ¿La conoces? ¿Quieres decir que… es real? -Parecía alterada de pronto, y había una nueva crispación en su cuerpo, como si se dispusiera a echar a correr.

Quentin se refrenó, y al mismo tiempo se dio cuenta de que le había apretado el brazo sin darse cuenta. Ella no parecía notarlo, pero él obligó a sus dedos a relajarse al menos un poco y compuso una sonrisa que esperaba pareciera tranquilizadora.

– La has retratado muy bellamente -dijo, manteniendo un tono despreocupado-. Nunca podré olvidar esos ojos tristes.

– Pero… no sé quién es. No conozco a nadie que se llame Missy.

– Puede que lo hayas olvidado -sugirió él-. Fue hace mucho tiempo.

– ¿El qué?

Quentin maldijo para sus adentros y lo intentó de nuevo.

– Mira, Diana, ¿por qué no hablamos de esto mientras comemos?

– ¿Por qué no hablamos ahora mismo? -Pareció notar por fin que él la agarraba del brazo y se desasió-. ¿Quién es Missy, Quentin?

Él se forzó a mirar de nuevo el dibujo, pensativamente esta vez. Se preguntaba si el parecido que creía haber visto al principio existía en realidad. A fin de cuentas, no había razón para perturbar más aún a Diana, si aquel parecido era ilusorio.

Pero… no lo era. Porque aquélla era Missy. No una imagen que se pareciera a ella, sino ella. Los ojos grandes y tristes. El pelo largo y oscuro. La cara ovalada con su obstinado mentón.

Hasta la postura, con un pie trabado tras el tobillo del otro, balanceándose sin esfuerzo, era característica de ella.

Y era doloroso lo vivida que permanecía en su memoria.

– ¿Quentin?

Él miró a Diana, consciente de que no se le daba muy bien ocultar sus emociones.

– Puede que sólo sean imaginaciones mías -sugirió.

– ¿Sabes quién es esa niña? -dijo ella, espaciando las palabras para darles mayor énfasis.

– Quién era -contestó él finalmente-. Quién era. Missy Turner fue asesinada, Diana, a la edad de ocho años. Aquí, en El Refugio. Hace veinticinco años.

Ella lo miró fijamente, exhaló un largo y profundo suspiro y por fin dijo con una calma que era a todas luces muy tenue:

– Entiendo. Entonces, habré visto una fotografía suya en alguna parte.

– ¿Recuerdas haber visto alguna?

– No. Pero no tengo muy buena memoria. Algunos medicamentos que he tomado… me han robado tiempo.

Quentin pensó que aquélla era una de las cosas más dolorosas que había oído nunca, a pesar de la naturalidad con que había hablado Diana, y tuvo que aclararse la garganta antes de decir.

– Podemos aclarar esto, Diana. Pero no quedándonos aquí. ¿Por qué no vamos a comer, en la terraza, si quieres, al sol, y hablamos?

De nuevo su vacilación resultó evidente y Quentin se apresuró a hablar para persuadirla.

– Tú viniste aquí por una razón. Un nuevo intento de hacer examen de conciencia, ¿recuerdas? Y mientras estabas en ese proceso has dibujado un retrato asombroso de una niña que murió hace veinticinco años. Una niña cuyo asesinato yo llevo intentando resolver casi toda mi vida adulta. Tiene que haber una razón que lo explique, y creo que los dos necesitamos encontrarla. Eso merece una conversación de sobremesa, ¿no crees?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Enfriar El Miedo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Enfriar El Miedo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


libcat.ru: книга без обложки
Mór Jókai
Kay Hooper - Jaque al miedo
Kay Hooper
Kay Hooper - Afrontar el Miedo
Kay Hooper
Kay Hooper - Hunting Fear
Kay Hooper
Kay Hooper - Stealing Shadows
Kay Hooper
Kay Hooper - Touching Evil
Kay Hooper
Kay Hooper - Sense Of Evil
Kay Hooper
Kay Hooper - Blood Sins
Kay Hooper
Kay Hooper - Blood Dreams
Kay Hooper
Отзывы о книге «Enfriar El Miedo»

Обсуждение, отзывы о книге «Enfriar El Miedo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x