Kay Hooper - Jaque al miedo

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Lucas Jordan es un reputado criminólogo con poderes paranormales que trabaja para el FBI, en la Unidad de Crímenes Especiales. Un secuestrador psicópata tiene en jaque a toda la Unidad: tras raptar a sus víctimas, y cobrar el rescate, las somete a una macabra situación letal sin escapatoria, mientras un reloj marca, inexorablemente, el tiempo de vida que les queda.
Samantha Burke, una médium que trabaja en un circo, con capacidad para ver el futuro, se cruza de nuevo en la vida de Lucas, con una inquietante premonición: el asesino conoce perfectamente el patrón mental de Lucas, y cada uno de sus movimientos forma parte de una retorcida partida de ajedrez en la que todos son piezas de tan macabro juego. Samantha se convertirá en la pieza clave del tablero y la única capaz de salvar no sólo la vida de Lucas, sino también su herido corazón.

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– La verdad es que sí -reconoció Samantha lentamente-. Cuando me quedé en comisaría, bajó un par de veces a llevarme café. Medio en broma, me preguntó si podía ver su futuro y me hizo prometerle que no…

– Que no moriría por la picadura de una araña -concluyó Caitlin con calma-. Cuando éramos niñas, sólo había dos cosas que le dieran miedo: las arañas y meter la cabeza debajo del agua. El miedo al agua lo superó aprendiendo a nadar. De hecho, en la universidad estuvo en el equipo de natación y hasta ganó campeonatos. Pero nunca pudo dominar su miedo a las arañas.

Samantha murmuró para sí misma:

– Con arañas hubiera sido poco práctico, tal vez imposible. Lindsay no se controlaba. Con sólo verlas, la habría dominado el pánico. Y él quería que se fuera dando cuenta poco a poco. Que el miedo creciera gradualmente. Así que tenía que usar agua.

– Cuando me dijeron que la había ahogado -repuso Caitlin con amargura-, lo primero que pensé fue en lo horrible que tenía que haber sido para ella morir así, como temía cuando era pequeña. También pensé que era mucha coincidencia que ese tipo eligiera esa forma de matarla. Cuando encontré esto en su mesilla de noche… No fue una coincidencia en absoluto, ¿verdad? No quería simplemente matarla, quería aterrorizarla.

– Estás dando por sentado que fue él quien dejó esto en su apartamento.

– ¿Tú no lo crees?

Samantha asintió lentamente.

– La cuestión es ¿lo hizo antes o después de llevársela?

– Tuvo que ser después -contestó Caitlin inmediatamente-. O, por lo menos, después de que ella saliera de casa esa mañana. Hablo en serio cuando digo que Lindsay no habría tenido algo así cerca de ella. Si lo hubiera visto, no lo habría dejado allí. Seguramente habría usado unas pinzas de cocina y una bolsa de papel para recogerlo.

– Si es así -dijo Samantha-, quien fuera no lo dejó allí para que lo encontrara ella. Lo dejó para otra persona.

– ¿Para mí, sabiendo que iría a vaciar el apartamento?

– No creo. El secuestrador mandó la nota a Metcalf. Yo apostaría a que esperaba que fuera el sheriff quien fuera a echar un vistazo al apartamento. De hecho, apuesto a que Wyatt estuvo allí justo después de que Lindsay desapareciera. Pero Lindsay no desapareció en casa, así que su apartamento no era la escena del delito y no estaba precintado… y Metcalf estaba extremadamente preocupado. Seguramente entró como un loco y echó un vistazo a toda prisa. No debió de fijarse en esto.

– No lo entiendo -dijo Caitlin-. ¿Por qué intentar alertar al sheriff, a su pareja, de que quería asustar a Lindsay?

Samantha respiró hondo y se frotó las manos un momento. Luego hizo ademán de coger el colgante.

– Vamos a averiguarlo -dijo.

Capítulo 9

Cuando Lucas le informó de su conversación con Wyatt y de las sospechas del sheriff acerca de Samantha y de la feria ambulante, Jaylene preguntó pensativamente:

– ¿Crees que podría tener razón?

– No, no creo que haya ninguna conspiración ni para cometer crímenes, ni para ocultarlos. Es un solo hombre. Un solo secuestrador. Un solitario. Un observador. Ese tipo jamás formaría parte de un grupo de personas corrientes, y menos aún de una feria.

– Entonces, Bishop y tú seguís de acuerdo en su perfil.

– En lo esencial, sí. Nuestro secuestrador es un hombre maduro, de entre treinta y cinco y cuarenta y cinco años, y seguramente sin antecedentes delictivos. Es cuidadoso, compulsivo, extremadamente ordenado y obsesivo. Probablemente sea soltero, aunque podría ser divorciado o viudo. Podría tener un empleo bien remunerado, pero es igual de probable que, gracias a alguna herencia, tuviera dinero suficiente para vivir sin trabajar incluso antes de cobrar los rescates que le han pagado hasta ahora.

– Pero ni siquiera al principio estabas de acuerdo con el jefe respecto a la razón por la que mata a sus víctimas. Bishop se ciñó al manual, a la probabilidad psicológica de que un secuestrador asesine a su víctima con el fin de evitar que lo identifique.

Lucas arrugó el ceño y, casi en un aparte, dijo:

– Es curioso. Bishop rara vez se ciñe al manual cuando se trata de trazar un perfil psicológico.

– Bueno, parece que tenías razón tú al sospechar que había otro motivo. Puede que el secuestrador mate a sus víctimas para evitar que lo identifiquen, pero ahora parece un poco menos probable. Y Sam tenía razón al decir que las mentes rotas no funcionan como esperamos que funcionen.

– Sí. -Pero Lucas seguía con el ceño fruncido.

– Estás preocupado por ella.

Él se encogió de hombros con escasa convicción.

– Sam sabe cuidar de sí misma.

– Pero eso no impide que te preocupes.

– Sólo estoy pensando que quizás hayamos pasado por alto algo muy importante.

– ¿Qué?

– Por improbable que sea su teoría, tal vez Wyatt tenga razón en una cosa: es posible que el secuestrador tenga algún vínculo con la feria o con la ruta que sigue.

Jaylene aguardó con las cejas levantadas.

– Es sólo una sensación que tuve cuando estaba hablando con Wyatt, mientras me explicaba lo de esa conspiración que no puede quitarse de la cabeza.

– Esto no va a ser agradable -murmuró ella.

Lucas asintió con una mueca.

– Y, si no encontramos un objetivo más legítimo en el que pueda concentrarse, va a perder mucho tiempo y energías y va a poner a la feria en el punto de mira.

– A la feria y a Sam.

– Sí. Es imposible saber si los vecinos del pueblo sólo sentirán curiosidad o si se mostrarán hostiles cuando descubran hacia dónde se dirigen las sospechas del sheriff. Sobre todo ahora que ha muerto un policía, y además mujer.

– Se notaba en la cara de sus compañeros en el entierro. Se lo han tomado muy mal. Y quieren tener a alguien a quien culpar, igual que Wyatt.

– Lo sé. -Lucas sacudió la cabeza-. De todos modos, tratándose de algo así, mientras no haya violencia Leo puede ocuparse de la feria y, como te decía, Sam sabe defenderse. No es eso lo que me preocupa.

– Entonces, ¿qué es? Si el secuestrador no tiene nada que ver con la feria, ¿cómo podría estar relacionado con ella?

– Desde que Sam dejó caer la noticia de que ese tipo está echándome un pulso, hemos considerado la posibilidad, si no la probabilidad, de que haya estado observándonos estos últimos meses, mientras lo seguíamos.

– Es lo más lógico, si Sam está en lo cierto y ese tipo ve esto como una especie de retorcida competición. Desde luego, la nota que encontramos en ese viejo granero parece indicar en esa dirección. Era una provocación muy personal, dirigida a tu nombre.

– Sí, pero ¿y si no sólo ha estado vigilándome a mí, a ti, a la investigación? Sam cree que tiene un talento natural para trazar perfiles psicológicos que se ha documentado sobre mí y sobre la unidad. Si eso es cierto…

– Si es cierto -concluyó Jaylene-, puede que sepa que tuviste una relación con Sam.

– En parte salió en los periódicos -dijo Lucas-. El caso, la feria, Sam… Sólo en periódicos locales, pero aun así. Ahora todo está accesible, almacenado digitalmente o en Internet, listo para que cualquiera le eche un vistazo. Alguien que sepa cómo acceder fácilmente a esa información, podría leer entre líneas y descubrir… muchas cosas.

– Entonces debemos asumir que lo sabe todo sobre Sam.

Lucas dijo lentamente:

– Y sobre la feria. Sobre su itinerario anual, como sugiere Wyatt. Jaylene… creo que será mejor que comparemos la ruta de la feria con la serie de secuestros. Podemos encontrar cualquier correlación antes que Wyatt y su gente. Nosotros tenemos más información de fondo sobre los demás secuestros.

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