Juan Escribano - Yo, psicópata. Diario de un asesino

Здесь есть возможность читать онлайн «Juan Escribano - Yo, psicópata. Diario de un asesino» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Маньяки, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Yo, psicópata. Diario de un asesino: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Yo, psicópata. Diario de un asesino»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Diario de un enfermo mental, un psicópata asesino que ve la decadencia de la sociedad y se encuentra a sí mismo como el salvador de una raza en declive. Hilo de pensamientos íntimos de un loco que decide plasmar por escrito sus más oscuras y desconocidas ideas.

Yo, psicópata. Diario de un asesino — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Yo, psicópata. Diario de un asesino», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– No sabía nada. La gente está desquiciada.

– Lo peor es que no saben quién pudo ser, ni por qué. Le podría pasar a cualquiera.

– Sí, – dije – le podría pasar a cualquiera.

Sonreí. Lavé mis manos y salí de aquel baño. Me despedí de la gente y me fui a casa.

Mañana será otro día, pensé.

Día 4

Esta mañana, cuando pasé junto al quiosco de prensa, volví a ver al viejo asqueroso. Decidí comprar un periódico y cruzar unas palabras amables con él. Estuvo enfermo. Un catarro de verano, me dijo. Imbécil. No sabe que ese maldito catarro de verano le salvó de morir asesinado. Para él tenía pensado algo menos agradable que para el capullo degollado de hace un par de días, pero todo llega. Reconozco que deseo ver los ojos del viejo en el momento en el que un cuchillo atraviese sus tripas, pero hay mucha más gente que merece algo así. Todos merecéis algo así. A todos os llegará vuestro turno.

Después de simular una agradable charla con el anciano me dirigí a mi puesto de trabajo. Otra vez. Allí estaban todos esos desgraciados. Algunos comentaban lo bien que se lo pasaron tomando copas la noche anterior. Sí, fue genial. Me dan ganas de vomitar cuando oigo tantas gilipolleces juntas. Incluso el jefe está compartiendo un café con algunos pringados. Camino hacia mi sitio y me cruzo con el de contabilidad. Llevo mi periódico en la mano. Lo señala y me comenta que el "pobre hombre que degollaron" ha muerto esta noche. Bien. Joder, lo merecía. El muy hijo de puta me miró a los ojos. Yo no le dí permiso para mirarme. Y a ti tampoco, maldito contable. Quiero que te calles. Que dejes de decir estupideces. Por supuesto yo mantengo una conversación cordial y animada con él, pero ya estoy pensando la forma de acabar con su puta voz. Para siempre. Debe morir.

Dejaré que la jornada de trabajo pase y después intentaré seguir al maldito contable. Es un trozo de escoria sucia que pasea por la oficina diciendo tonterías. Odio su cara. Aborrezco su puto tono de voz. Os aborrezco a todos.

Leo alguna noticia del periódico. La policía investiga el caso del hombre degollado. Idiotas. No saben que les he librado de un despojo humano más. Deberían agradecerlo, en lugar de comenzar una investigación. Tomo un café mientras escribo estas líneas y recuerdo la sangre saliendo a borbotones de la garganta del capullo. Recuerdo sobre todo sus ojos de sorpresa. Esos ojos de una persona que se siente impotente. Sabe que lo he matado pero aún está vivo para pensarlo. Es genial. Es grandioso. Soy Dios.

Día 5

Ayer seguí al contable hasta su casa. El muy inútil no se dio cuenta de que lo estaba siguiendo. Vive en un barrio caro, en unos apartamentos de esos que tienen un jardín a la entrada rodeado de una verja de seguridad. Supongo que con eso se sentirán seguros. Sonrío al pensar en la sensación de seguridad que creen tener. Ese capullo no sabe que hoy a tenido la muerte a unos centímetros de su cara. Ese capullo no sabe que pronto va a sentir tanto dolor que deseará que yo acabe con su sufrimiento.

Camino hacia mi casa. Está a unas dos horas andando de aquí. Afortunadamente para mí eso no es nada. Suelo cuidar mi forma física. Entre semana voy al gimnasio o a correr, y los fines de semana me gusta salir al campo a andar. A veces voy solo. Otras veces voy con algún capullo que se cree en simbiosis con la naturaleza sólo por andar unos kilómetros por un bosque. Voy pensando en cómo hacerlo. Cómo matar al contable gilipollas. No va a ser fácil hacerlo sin que nadie sospeche de mí.

Paro en un bar. Nunca había entrado en ese sitio. Es el típico bar donde hay gente que parece mobiliario del establecimiento. Parece que viven ahí. Están apoyados en la barra, bebiendo asquerosas bebidas alcohólicas mientras intentan olvidar lo patéticas que son sus vidas. Dan pena. Me dan muchísima pena. No, es mentira, no me dan pena, me dan asco. Sus putas vidas asquerosas son patéticas. Ellos son patéticos. Algunos parece que llevan la misma ropa que hace una semana. Están ahí, con la mirada fija en algún punto de sus vasos, o mirando la mierda que escupe la televisión a todas horas. Algunos abren sus bocas para vomitar palabras que certifican su estupidez. Escoria. Pido un zumo al camarero. Me mira con cara rara. Parece que si no pides whisky o algo parecido no debes estar en ese bar. Le miro a los ojos. No digo nada. Espero mi bebida. A los pocos segundos me sirve el zumo. Lo pone encima de la barra. Una barra sucia, pegajosa. Miro alrededor. Me da la sensación de que todos los pensamientos de esta gente caben en un botellín de cerveza. Matarles sería liberarles de sus asquerosas vidas.

Tomo mi bebida. Pago. Me voy del bar convencido de que cada vez que mato a uno de esos restos humanos soy un poco mejor persona. Cada asesinato me acerco más a la perfección.

Día 6

Quedé con ella el sábado por la noche. No es la primera vez que salimos a tomar algo por ahí. Sé que le gusto, se siente atraída por mí. Eso me parece normal. Si yo fuera una mujer también me sentiría atraído por alguien como yo. Soy el único hombre perfecto de esta tierra. Mi esperma es el único que aún no ha degenerado. Es indigno intentar comparar al resto de escoria conmigo. Por eso la llamé. Porque sabía que a esa maldita zorra la encanta follar conmigo. Está loca por follarme. Otras veces es ella la que me llama, pero esta vez fui yo. Me apetecía tirarme a esa zorra.

Compartimos la típica charla absurda. La invité a algunas copas después de cenar en un restaurante italiano. Me encanta la comida italiana. Lo único que la estropea es ver las putas caras de esos asquerosos maricones hablando un idioma de tan patético como su país de ladrones. Joder, ¿cómo se puede tener esa entonación y no pretender que la gente se ría de ti? Cuando oigo hablar a uno de ellos me dan ganas de meterles un cuchillo por la boca y cortar sus lenguas para que no puedan volver a hacerlo.

De cualquier forma la cena estaba rica. Después de las copas fuimos a su casa.

Follamos. La follé como nadie la había follado nunca. Se la metí sin parar mientras escuchaba sus gemidos de placer. Por la mañana desayunamos juntos y me fui a mi casa.

Cuando volvía para casa me fijé en todas las mujeres que pasaban por mi lado. Todas ellas me daban asco. Malditas. Miro su caminar orgulloso, altanero. Caminan como su tuvieran el poder en sus manos. Como su pudieran hacer de cualquier hombre un pobre pelele. Me fijo en todos sus rasgos. Aprieto los dientes y aligero el paso. Me apetece descansar. Hoy sólo quiero descansar.

Día 7

Lunes. No es un día mucho peor que un martes o un jueves. El problema de los lunes es la gente. Otra vez la maldita gente. He tenido que escuchar las patéticas historias de fin de semana de mis compañeros. Idiotas. La gente así tendría que pensar en sus vidas y suicidarse antes de que un loco psicópata asesino les matara. Escuchas sus anécdotas del sábado por la noche y tienes que poner cara de interés. Gilipollas. Me parece una puta mierda tu vida y sus capítulos, pero no te lo puedo decir a la cara. No puedo dejar que pienses que deseo acabar contigo. Así que pongo expresión de interés y rí o alguno de tus chistes.

– No veas qué pedo a cerveza, tío… y qué dolor de cabeza el domingo.

– Si, joder. Es que la cerveza es muy cabezona. ¿Y qué pasó con la chica del fin de semana pasado? ¿la volviste a ver?

Mierda. Dais asco. Encima tengo que aparentar que me interesa la zorrita a la que te tiraste hace una semana. O que seas un puto alcohólico. Yo mato. Yo mato a gente como tú. Les corto el cuello y luego, mientras se desangran, recito poesía de Espronceda, Lorca o Machado. Y tú me cuentas cómo te emborrachaste el sábado. Me das asco.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Yo, psicópata. Diario de un asesino»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Yo, psicópata. Diario de un asesino» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Yo, psicópata. Diario de un asesino»

Обсуждение, отзывы о книге «Yo, psicópata. Diario de un asesino» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x