Peter Tremayne - Sufrid, pequeños

Здесь есть возможность читать онлайн «Peter Tremayne - Sufrid, pequeños» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Исторический детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Sufrid, pequeños: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Sufrid, pequeños»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En esta tercera entrega de la serie sobre sor Fidelma de Kildare, Tremayne nos traslada al espacio natural de la monja detective, la Irlanda del siglo VII, regida por sus peculiares leyes brehon y en la que la Iglesia celta permite la convivencia de hombres y mujeres en los monasterios. De hecho, el celibato no era un concepto muy popular por aquellos lares.
En esta ocasión, Fidelma debe esclarecer la más que sospechosa muerte de un reputado erudito, el venerable Dacán, en la abadía de Ross Alitihir; una muerte que puede tener funestas consecuencias e incluso desencadenar una guerra entre los reinos de Laigin y Osraige. Sin embargo, todo parece indicar que hay algo más que una intriga política tras el asunto.
Sor Fidelma deberá luchar contra el tiempo.

Sufrid, pequeños — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Sufrid, pequeños», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Fidelma se preguntó qué querría decir aquello. Cuando se pudo volver a concentrar en el servicio, el coro ya estaba en el Agnus Dei.

Al hacer las voces una pausa para empezar A Rí an Domhnaigh - Santo Dios- se oyó un leve ruido. Las voces del coro vacilaron y se desvanecieron. El ruido se hizo más fuerte y levantó un murmullo de aprensión, pues el ruido era el de un niño chillando. Gemía de forma desesperada.

Todo el mundo miraba alrededor buscando al niño abandonado, pero nadie podía identificar de dónde provenía el sonido. Parecía resonar en la gran iglesia de la abadía; se alzaba como si atravesara los muros de granito, resonando una y otra vez.

Algunos de los hermanos, más supersticiosos que lógicos, se arrodillaron.

Incluso el abad Brocc intercambiaba miradas de preocupación con sus clérigos.

Fidelma sintió que Cass le agarraba el brazo. El soldado hizo un gesto con la cabeza hacia la nave y, siguiendo su indicación, Fidelma vio que el hermano Midach se escurría rápidamente fuera del edificio.

Sin embargo, antes de que llegara a la puerta, el llanto cesó repentinamente. Todo quedó en un silencio mortal. El portazo que se oyó tras la salida de Midach hizo que toda la congregación se moviera con nerviosismo.

El maestro del coro dio unos golpes sobre el atril de madera y volvió a empezar el A Rí an Domhnaigh, primero vacilante, pero las voces acabaron cobrando fuerza y confianza.

El servicio continuó sin mayor incidente. El abad Brocc habló con elocuencia de la tristeza por la pérdida del viejo rey a manos de la peste amarilla, pero con alegría por la llegada del nuevo rey; invocó la bendición de Cristo, de sus apóstoles y de todos los santos de los cinco reinos por la futura prosperidad del reino y por la sabiduría con que gobernaría el nuevo monarca, Colgú.

Cuando la congregación empezó a dispersarse, después de la bendición final, Fidelma dijo a Cass que hablaría con él más tarde y empezó a abrirse camino a empujones por entre la gente atravesando la nave de la iglesia de la abadía hacia el asiento donde había visto a la joven sor Necht. Al llegar allí, no había rastro de ella. Oteó a su alrededor entre la asamblea que se iba disgregando, pero la novicia había desaparecido.

Reprimiendo un suspiro de preocupación, Fidelma salió por la puerta más cercana, que la llevó al exterior de la iglesia frente al espacioso almacén de la abadía. Aunque era de noche, había numerosas linternas que daban luz, sin duda encendidas para que la gente de la asamblea encontrara el camino de vuelta a sus dormitorios con facilidad.

Absorta en sus pensamientos, Fidelma decidió no regresar directamente al hostal, sino que siguió el camino que el hermano Ségán le había mostrado y que llevaba al jardín. Quería estar a solas para meditar y el jardincillo fragante parecía un lugar ideal para ello.

Un grito apagado proveniente del jardín que tenía delante la alertó y se aproximó allí sigilosamente.

Había dos sombras en el arboreto junto a la boca del pozo. Una sombra de aspecto masculino y robusto agarraba a una figura delicada. A Fidelma le pareció que aquella figura delgada le resultaba algo familiar.

– Vos, joven arrogante…

Reconoció la voz del hermano Midach, dura y airada.

Cuando Fidelma observaba, el médico levantó la mano abierta y golpeó a la otra figura en la nuca.

Se oyó un gruñido de dolor.

– ¡Cómo os atrevéis a ponerme la mano encima! -soltó una voz ronca que a Fidelma no le resultó desconocida.

Fidelma estaba a punto de avanzar para saber qué estaba sucediendo cuando oyó la voz del hermano Midach que reprendía a alguien.

– ¡Haréis lo que os digo! ¡Un arrebato como ése será la destrucción de todos nosotros! El sepulcro tiene eco. Si nos descubren, se acabaron las esperanzas para Osraige.

Las sombras se adentraron en la oscuridad y Fidelma las perdió de vista. No se veía movimiento en el arboreto.

Fidelma escuchaba, pero no oía nada.

Avanzó con cautela. Era como si la tierra se hubiera abierto de repente y se los hubiera tragado. Estaba perpleja, pues no había otra puerta de salida del jardín amurallado más que aquella por la que ella había entrado.

Examinó el área todo lo minuciosamente que pudo, pero no vio rastro de Midach ni de la otra persona, ni pasaje o puerta a través de la cual hubieran podido desaparecer. Incluso oteó en el interior del pozo, el pozo de san Fachtna, pero lo había visto a la luz del día y sabía que descendía casi hasta la oscuridad infinita.

Hasta pasada media hora, no se rindió a aquel misterio y regresó disgustada hacia el hostal. Cass la estaba esperando con evidente impaciencia.

– Estaba casi a punto de dar la alarma por vos, hermana -la regañó-. Con toda esa gente que se evapora, pensaba que tal vez habíais corrido la misma suerte.

– ¿Qué era tan urgente? -contestó, preguntándose si habría presenciado otra desaparición asombrosa-. ¿Están alarmados los hermanos por esa voz de niño que se ha oído durante el servicio?

Cass se mostraba hosco.

– Más que alarmados, están asustados. Incluso vuestro primo cree que fue el eco fantasmal de un alma perdida.

Fidelma esbozó una sonrisa cínica.

– Seguro que hay opiniones mucho más inteligentes entre los estudiantes.

– Bueno, la única que he oído es del hermano Rumann, quien cree que es una distorsión del sonido del agua del pozo que hay bajo la abadía.

– Ah -suspiró Fidelma-. Por ahora, creo que los voy a dejar en la ignorancia durante un tiempo. En cualquier caso, seguro que esto no era tan urgente como para dar la alarma.

Cass sacudió la cabeza en señal de negación.

– Después del servicio, yo me dirigía hacia aquí cuando me puse a conversar con el hermano Martan. Es…

– El mismo que tiene pasión por las reliquias y que, gracias a Dios, guardó los trozos de lino con que ataron a Dacán. Lo vimos antes en la playa con Midach examinando el cuerpo de sor Eisten.

– Exactamente.

– ¿Y bien? -insistió Fidelma.

– El hermano Martan y yo estábamos discutiendo por qué querría alguien matar a Dacán. Martan repitió que Dacán no era un personaje agradable.

– De eso, al menos, estamos seguros -dijo Fidelma.

– Me dijo que Midach una vez dijo que había varios a los que preferiría ver muertos, y nombró a Dacán.

Fidelma levantó un poco la cabeza.

– ¿Midach dijo eso? ¿Por qué lo dijo?

– Al parecer, Martan fue testigo de una gran discusión entre Midach y Dacán.

– ¿La discusión sobre Laigin? Ya sé de qué va eso. Midach insultó a Laigin; eso fue todo.

– Según Martan, fue algo más. -Cass parecía turbado-. Al parecer, fue una discusión sobre sor Necht.

– ¿Necht? ¿Con qué motivo? -De repente Fidelma estaba interesada.

– Parece que Dacán acusó a Midach de tener una relación… ya sabéis…

Fidelma apretó la mandíbula al ver que él dudaba, como si estuviera turbado.

– Entiendo lo que eso implica -dijo secamente-. ¿Dacán acusó a Midach de tener un asunto con la joven sor Necht? ¿Estáis seguro? No -continuó enseguida-, mejor que me asegure. Creo que debería hablar con el hermano Martan.

Cass esbozó una sonrisa de satisfacción.

– Por eso lo he retenido aquí. Está en la habitación de arriba esperándoos.

El hermano Martan, ahora que lo veía con mejor luz, tenía un aspecto bastante triste. Era un hombre de mediana edad, con tez pálida, dientes feos y una tos rebelde; hablaba con jadeos cortos. Se levantó cuando Fidelma entró en la habitación, y ella le indicó con la mano que se sentara.

– Primero quisiera agradeceros, Martan, que guardarais las tiras de lino. Nos han sido de gran utilidad.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Sufrid, pequeños»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Sufrid, pequeños» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Peter Tremayne - Penance of the Damned
Peter Tremayne
Peter Tremayne - Behold a Pale Horse
Peter Tremayne
Peter Tremayne - Dancing With Demons
Peter Tremayne
Peter Tremayne - Master of Souls
Peter Tremayne
Peter Tremayne - The Leper's bell
Peter Tremayne
libcat.ru: книга без обложки
Peter Tremayne
Peter Tremayne - Valley of the Shadow
Peter Tremayne
libcat.ru: книга без обложки
Peter Tremayne
Peter Tremayne - Suffer Little Children
Peter Tremayne
Peter Tremayne - Der Tote am Steinkreuz
Peter Tremayne
Peter Tremayne - El Valle De Las Sombras
Peter Tremayne
Отзывы о книге «Sufrid, pequeños»

Обсуждение, отзывы о книге «Sufrid, pequeños» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x