Donna Leon - La otra cara de la verdad

Здесь есть возможность читать онлайн «Donna Leon - La otra cara de la verdad» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La otra cara de la verdad: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La otra cara de la verdad»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Cuando el comisario Brunetti conoce a Franca Marinello, esposa de un hombre de negocios veneciano, descubre que está lejos de ser la rubia superficial que el vestuario caro y el notorio lifting facial hacían prever. Su evidente operación estética pasa a un segundo plano cuando en su conversación alude a Cicerón y Virgilio. Varios días más tarde, Filipo Guarino, jefe local de los carabinieri, acude a Brunetti para investigar la muerte del dueño de una compañía de camiones, presuntamente relacionada con el transporte ilegal de residuos y la llamada ecomafia. Las pesquisas del comisario demuestran que la deslumbrante Franca Marinello ha estado en contacto con el principal sospechoso, un hombre siniestro con un violento pasado. Pero la verdad siempre tiene un lado oculto.

La otra cara de la verdad — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La otra cara de la verdad», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Usted? -preguntó-. Comisario -añadió, recordando los buenos modales.

– Sí, uno de esos planos, como el que tiene usted.

Esta explicación la hizo reflexionar.

– Son carísimos, comisario -objetó.

– No lo dudo -respondió él-. Pero estoy seguro de que habrá alguna manera de incluirlo en el presupuesto de material de oficina -cuanto más hablaba y más lo pensaba, mayor era su deseo de tener un ordenador, y uno como el de ella, no aquella antigualla con la que tenían que arreglárselas los agentes.

– Comisario, tendría que darme unos cuantos días para pensarlo. Y ver si hay manera de arreglarlo.

Brunetti intuyó victoria en su tono dubitativo.

– Desde luego -dijo sonriendo, expansivo-. ¿Qué deseaba?

– Se trata del signor Cataldo -dijo ella, levantando una carpeta azul.

– Ah, sí -dijo él, invitándola a acercarse con un ademán y levantándose a medias-. ¿Qué ha encontrado? -no dijo nada de su propia búsqueda.

– Verá, comisario -empezó ella acercándose a la silla. Con una soltura nacida de la práctica, tiró de la falda hacia un lado al sentarse. Puso la carpeta en la mesa y prosiguió-: Es muy rico, pero eso usted ya debe de saberlo -Brunetti sospechaba que eso lo sabía toda la ciudad, pero asintió para animarla a continuar-: Heredó una fortuna de su padre, que murió antes de que Cataldo cumpliera cuarenta años. De eso hace más de treinta, en pleno auge económico. Él se dedicó a hacer inversiones y ampliar sus negocios.

– ¿Qué negocios?

Ella se acercó la carpeta y la abrió.

– Tiene una fábrica en las afueras de Longarone que hace paneles de madera. Al parecer, en Europa sólo hay dos empresas que los fabrican. Y, en la misma zona, posee una fábrica de cemento que, poco a poco, se va comiendo una montaña. En Trieste tiene una flota de barcos mercantes; y una empresa de transportes nacionales e internacionales. Una concesionaria de excavadoras y maquinaria pesada. Y también dragas. Grúas -como Brunetti no dijera nada, añadió-: En realidad, lo único que tengo es una lista de sus empresas; aún no he visto sus finanzas.

Brunetti levantó la mano derecha.

– Sólo si no es demasiado difícil, signorina -al verla sonreír ante tan improbable eventualidad, prosiguió-: ¿Y aquí, en la ciudad?

Ella volvió una hoja y dijo:

– Posee cuatro tiendas en Calle dei Fabbri y dos edificios en Strada Nuova. Dos restaurantes ocupan los bajos y encima hay cuatro apartamentos.

– ¿Todo está alquilado?

– Desde luego. Una de las tiendas cambió de manos hace un año y corre el rumor de que el nuevo titular tuvo que pagar una buonuscita de un cuarto de millón de euros.

– ¿Sólo por las llaves?

– Sí, y el alquiler son diez mil.

– ¡¿Al mes?! -preguntó Brunetti.

– Está en Calle dei Fabbri, comisario -dijo ella, haciéndose la ofendida porque él pusiera en duda el precio, o la exactitud de su información. Cerró la carpeta y se recostó en el respaldo de la silla.

Si él interpretaba bien su expresión, ella tenía algo más que decir, y preguntó:

– ¿Y?

– Corren rumores, comisario.

– ¿Rumores?

– Acerca de ella.

– ¿La esposa?

– Sí.

– ¿Qué rumores?

Ella cruzó las piernas.

– Quizá exagero y todo se reduzca a insinuaciones y silencios cuando se menciona su nombre.

– Yo diría que lo mismo ocurre con mucha gente de esta ciudad -dijo Brunetti, procurando no aparecer remilgado.

– Sin duda, comisario.

Brunetti decidió desentenderse de las simples habladurías y se acercó la carpeta y preguntó levantándola:

– ¿Ha tenido tiempo de hacerse una idea de su valor total?

En lugar de responder, ella lo miró ladeando la cabeza como si el comisario le hubiera planteado una interesante adivinanza.

– ¿Sí, signorina? -insistió Brunetti. En vista de que ella seguía sin responder, preguntó-: ¿Qué ocurre?

– Esa frase, comisario.

– ¿Qué frase?

– «Valor total.»

Desconcertado, Brunetti sólo supo decir:

– Es el total de su activo, ¿no?

– Sí, señor, en sentido fiscal.

– ¿Hay otro sentido? -preguntó Brunetti, francamente intrigado.

– El de su «valor total» como persona, marido, empresario, amigo -al ver la expresión de Brunetti, dijo-: Sí, ya sé que usted no se refería a eso, pero resulta interesante que, a veces, utilicemos el término refiriéndonos sólo al patrimonio material de una persona -dio a Brunetti la oportunidad de hacer un comentario o una pregunta y, en vista de que no los hacía, añadió-: Es una expresión reductora, como si lo único de nosotros que cuenta es el dinero que tenemos…

En una persona menos imaginativa que la signorina Elettra, esta especulación habría podido interpretarse como una alambicada admisión de su incapacidad para descubrir el activo de Cataldo. Pero Brunetti, que estaba familiarizado con las vías secundarias de su mente, se limitó a comentar:

– Mi esposa dijo de él que «le corre por las venas el veneno del capitalismo». Quizá eso nos ocurra a todos -dejó la carpeta en la mesa y la apartó.

– Sí -convino ella, como si no le gustara admitirlo-. Nos ocurre a todos.

– ¿Qué más ha averiguado? -preguntó Brunetti, haciéndola volver al tema.

– Que estuvo casado con Giulia Vasari durante más de treinta años y se divorció -dijo la joven, pasando de nuevo al terreno de lo personal.

Brunetti decidió esperar a ver qué más podía decirle. Le parecía poco apropiado demostrar interés por Franca Marinello o revelar que ya había averiguado algo sobre ella.

– Su actual esposa es mucho más joven, como usted ya sabe, más de treinta años. Se dice que la conoció cuando acompañaba a su esposa a un desfile de moda y Franca exhibía las pieles -lanzó una mirada a Brunetti, pero él permaneció impasible-. Comoquiera que se conocieran, al parecer, él perdió la cabeza -prosiguió ella-. Antes de un mes, había dejado a su esposa y se había mudado a un apartamento -aquí hizo una pausa y explicó-: Mi padre lo conocía, y me ha contado algo de esto.

– ¿Lo conocía o lo conoce? -preguntó Brunetti.

– Lo conoce, creo. Pero no son amigos, sólo conocidos.

– ¿Qué más le ha dicho su padre?

– Que el divorcio no fue agradable.

– Pocos lo son.

Ella asintió.

– Mi padre oyó decir que Cataldo había despedido a su abogado porque se había reunido con el de su esposa.

– Creí que así es como se hacen esas cosas -dijo Brunetti-. Entre abogados.

– En general. Sólo me dijo que Cataldo actuó mal, pero no me explicó de qué manera.

– Comprendo.

Al ver que ella iba a levantarse, Brunetti preguntó:

– ¿Ha averiguado algo más acerca de la esposa?

¿Estudió ella su expresión antes de responder?

– No mucho, comisario, aparte de lo dicho. No aparece en público con frecuencia, a pesar de que él es muy conocido -y, como si acabara de ocurrírsele, agregó-: Antes se la consideraba muy tímida.

Aunque la frase lo intrigaba, Brunetti sólo dijo:

– Entiendo -volvió a mirar la carpeta, pero no la abrió. Oyó que la signorina Elettra se ponía de pie. Levantó la mirada y sonrió-. Muchas gracias.

– Espero que disfrute con la lectura, comisario -dijo ella, y añadió-: por más que la información carezca del rigor intelectual de Il Gazzettino -y salió del despacho.

Capítulo 9

Brunetti se obligó a leer las hojas de información financiera sobre Cataldo -empresas que había poseído y dirigido, consejos de administración de los que formaba parte, acciones y obligaciones que entraban y salían de sus varias carteras- mientras dejaba vagar la imaginación por ámbitos más de su agrado que, desde luego, no estaban en aquella carpeta. Direcciones de propiedades compradas y vendidas, precios de venta declarados, hipotecas concedidas y saldadas, intereses bancarios, dividendos… Ciertas personas, a Brunetti le constaba, se apasionan por estos detalles. Esta idea lo deprimió profundamente.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La otra cara de la verdad»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La otra cara de la verdad» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La otra cara de la verdad»

Обсуждение, отзывы о книге «La otra cara de la verdad» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x