Jussi Adler-Olsen - La mujer que arañaba las paredes

Здесь есть возможность читать онлайн «Jussi Adler-Olsen - La mujer que arañaba las paredes» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La mujer que arañaba las paredes: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La mujer que arañaba las paredes»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En Copenhague, el policía Carl Mørck está atravesando una de las épocas más negras de su vida. Tras ser sorprendido por el ataque de un asesino, un compañero suyo resulta muerto y otro gravemente herido. Su sentimiento de culpabilidad aumenta cuando su jefe y la prensa dudan de su actuación. Relegado a un nuevo departamento dedicado a casos no resueltos, Carl Mørck ve una oportunidad de demostrar su valía al descubrir las numerosas irregularidades cometidas en el caso de Merete Lynggaard.
Cuando en 2002 esta mujer, una joven promesa de la política danesa, desapareció mientras realizaba un viaje en ferry, la policía decidió cerrar el caso por falta de pruebas. Sin embargo, Merete Lynggaard sigue viva aunque sometida a un terrible cautiverio. Encerrada y expuesta a los caprichos de sus secuestradores, sabe que morirá el 15 de mayo de 2007. Carl Mørck ha de utilizar todo su ingenio e intuición.

La mujer que arañaba las paredes — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La mujer que arañaba las paredes», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Sólo digo que mi hermano era legal, más vale que me crea.

Carl se resignó. Aquella mujer no era fácil de impresionar.

– De acuerdo. Pero ¿cómo voy a encontrar a ese Átomos? -preguntó, retrocediendo un paso y alejándose de la camaleona-. ¿De verdad que no recuerdas nada más de él?

– Oiga, era cinco años más joven que yo. En aquella época no me interesaba lo más mínimo.

Carl sonrió con ironía. Cómo cambiaban los intereses con los años.

– ¿Algún rasgo especial? ¿Cicatrices, pelo, dientes? ¿No lo conocía nadie más del pueblo?

– No creo. Llegó de un orfanato de Tisvildeleje.

Después se quedó ensimismada.

– ¿Sabe qué? Creo que el sitio se llamaba Godhavn -añadió, cogiendo la foto enmarcada y ofreciéndosela-. Si promete devolvérmela, puede enseñársela a los que trabajan en el orfanato. Quizá puedan responder a sus preguntas.

El coche estaba aparcado junto a un cruce bajo un sol de justicia, y Carl se puso a reflexionar. Podía ir hacia el norte, a Tisvildeleje, y hablar con la gente de un orfanato para ver si alguien recordaba a un niño al que llamaban Átomos veinte años atrás. O si no podía ir hacia el sur, a Egely, a jugar al pasado con Uffe. Y finalmente podía aparcar el buga al borde de la carretera, poner su actividad mental en punto muerto y echar un par de horas de siesta. Sobre todo lo último era de lo más tentador.

Por otra parte, por desgracia sabía que si no devolvía los muñecos de Playmobil a la estantería de Morten Holland a tiempo, había un riesgo real de perder a su inquilino, y por tanto una parte importante de sus ingresos.

De modo que soltó el freno de mano y torció a la izquierda, hacia el sur.

En Egely era la hora del almuerzo y el aroma a tomillo y salsa de tomate se extendía por el paisaje cuando aparcó el coche. Encontró al encargado sentado junto a una mesa larga de teca en la terraza de su oficina. Igual que la última vez, estaba impecable. Llevaba un sombrero en la cabeza y la servilleta al cuello, y daba cuidadosos bocados a la lasaña que había en un lado del plato. No era de los que vivían para los placeres mundanos. No podía decirse lo mismo de sus colaboradores de la administración y de un par de enfermeras que a diez metros de allí atacaban sus platos repletos en medio de un parloteo incesante.

Lo vieron torcer la esquina y de pronto se hizo el silencio. Se oyó con claridad el volar de los pajarillos retozando entre los matorrales y el tintineo de platos procedente del comedor.

– Buen provecho -comenzó Carl, sentándose junto a la mesa del encargado sin esperar a que lo invitara-. He venido para preguntarle si sabía usted que una vez Uffe Lynggaard, mientras jugaba, había revivido el accidente que lo dejó lisiado. Una asistenta social de Stevns, Karen Mortensen, reparó en ello poco antes de la muerte de Merete Lynggaard. ¿Lo sabía usted?

El encargado asintió con la cabeza lentamente y tomó otro bocado. Carl miró al plato. Por lo visto había que esperar a que terminara su almuerzo antes de que el rey incuestionable de Egely se dignara dirigir la palabra a un miembro de la plebe.

– ¿Consta en el historial de Uffe? -siguió preguntando Carl.

El responsable volvió a asentir en silencio mientras seguía masticando con lentitud.

– ¿Ha vuelto a suceder alguna vez?

El hombre se encogió de hombros.

– ¿Ha sucedido o no ha sucedido?

Entonces sacudió la cabeza.

– Quisiera estar a solas con Uffe. Sólo diez o quince minutos. ¿Es posible?

La pregunta quedó sin respuesta.

Entonces Carl esperó a que el encargado terminara su plato, se limpiara los labios con la servilleta de tela y se pasara la lengua por los dientes. Un trago de agua helada, y levantó la vista.

– No, no puede estar a solas con Uffe -fue la contestación.

– ¿Puede saberse por qué?

El hombre lo miró con desdén.

– Su profesión está bastante alejada de la nuestra, ¿verdad? -repuso, y continuó sin esperar respuesta-. No podemos arriesgarnos a que provoque una regresión en el progreso de Uffe Lynggaard, ésa es la razón.

– ¿Está haciendo algún progreso? No lo sabía.

Notó que una sombra caía sobre la mesa y se volvió hacia la enfermera jefe, que lo saludó amablemente con la cabeza y enseguida suscitó el recuerdo de un trato mejor que el dispensado por el encargado.

– Ya me ocuparé yo -sugirió, mirando con firmeza a su jefe-. De todas formas, tengo que ir de paseo con Uffe. Puedo acompañar a la puerta al señor Mørck.

Era la primera vez que caminaba junto a Uffe Lynggaard, y Uffe era alto. Sus extremidades eran largas y delgadas y tenía un porte que dejaba entrever que siempre estaba inclinado sobre la mesa.

La enfermera lo llevaba de la mano, pero no parecía ser del agrado del joven. Cuando llegaron a la espesura frente al fiordo él soltó la mano y se sentó en la hierba.

– Le gusta mirar a los cormoranes, ¿verdad, Uffe? -le preguntó la enfermera, señalando la colonia de aves prehistóricas posada en grupos de árboles medio marchitos y cubiertos de guano.

– Tengo algo que me gustaría enseñarle a Uffe -dijo Carl.

La enfermera observó con atención las cuatro figuras de Playmobil y su coche correspondiente, que Carl sacó con cuidado de la bolsa de plástico. Era espabilada, Carl ya se dio cuenta la primera vez, pero quizá no tan dispuesta a cooperar como había esperado.

Después se llevó la mano a su insignia de enfermera, probablemente para dar más peso a sus palabras.

– Ya conozco el incidente que describió Karen Mortensen. Creo que no es una buena idea volver a recrearlo.

– ¿Por qué no?

– Usted quiere que reviva el accidente cuando mire a las figuras, ¿verdad? ¿Cree que eso abrirá en él alguna compuerta?

– Sí.

La mujer asintió con la cabeza.

– Me lo imaginaba. Pero, francamente, no sé -dudó, e hizo ademán de levantarse, pero vaciló.

Carl posó la mano con cuidado en el hombro de Uffe y se puso en cuclillas junto a él. Sus ojos brillaban dichosos ante el reflejo de las olas del fiordo, y Carl lo comprendía. Quién no querría desaparecer en aquella tarde de marzo, nítida y azul como nunca.

Entonces colocó el coche de Playmobil sobre la hierba ante Uffe y fue colocando las figuras en los asientos, una a una. Papá y mamá en los delanteros, y el hijo y la hija en el trasero.

La enfermera seguía todos sus movimientos. Puede que tuviera que volver otro día a repetir el experimento, pero ahora al menos quería tratar de convencerla de que no iba a abusar de su confianza. De que la consideraba una aliada.

– Brrrr -imitó en voz baja el sonido del motor, y condujo el coche sobre la hierba delante de Uffe, para gran trastorno de un par de abejas que bailaban entre las flores.

Carl sonrió a Uffe y aplanó el rastro del coche. Era evidente que era lo que más interesaba a Uffe. La hierba aplastada que volvía a enderezarse.

– Vamos a dar un paseo en coche con Merete, papá y mamá, Uffe. Mira, estamos todos. ¡Mira cómo atravesamos el bosque! ¡Qué bien lo estamos pasando!

Dirigió la mirada hacia la mujer vestida de blanco. Estaba tensa, y en las arrugas de su boca se dibujaban sombras de duda. No tenía que dejarse llevar por el entusiasmo. Si gritaba, ella se asustaría. Estaba mucho más metida en el juego que Uffe, que simplemente estaba sentado bizqueando al sol, dejando que el entorno cuidara de sí mismo.

– Cuidado, papá -advirtió Carl con voz de mujer-. Está resbaladizo, puedes derrapar.

Después volvió a empujar el coche.

– Cuidado con el otro coche, está derrapando también. ¡Socorro, chocamos contra él!

Reprodujo el ruido del frenazo y del metal arañando la calzada. Uffe estaba siguiendo el juego. Entonces Carl volcó el coche y las figuras cayeron al suelo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La mujer que arañaba las paredes»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La mujer que arañaba las paredes» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La mujer que arañaba las paredes»

Обсуждение, отзывы о книге «La mujer que arañaba las paredes» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x