Sara Paretsky - Golpe de Sangre

Здесь есть возможность читать онлайн «Sara Paretsky - Golpe de Sangre» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Golpe de Sangre: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Golpe de Sangre»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Victoria Warshawski debe averiguar quién es el padre de su amiga Caroline. Pero nadie quiere oír hablar de ello y su investigación choca con un extraño miedo al pasado en una truculenta historia de crimen y seducción familiar.
Golpe de sangre es una novela en la más pura tradición del género policíaco, pero también, como siempre en su autora, una profunda mirada sobre la corrupción, el escándalo político y los dramas de familia.
Victoria Warshawski, universitaria y radical, divorciada y treinteañera, hija de un policía de origen polaco y de una emigrante italiana que quiso ser cantante de ópera, es ya uno de los personajes más fascinantes de la novela negra.

Golpe de Sangre — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Golpe de Sangre», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Joiner estudió el papel

– No creo que estos señores trabajen aquí. Solamente empleamos ciento veinte personas, por tanto sabría los nombres. Pero yo sólo llevo aquí dos años, o sea que si son de los años sesenta…

Se volvió hacia un archivador y hojeó algunas carpetas. De pronto me sorprendió la ausencia total de terminales de ordenador, tanto aquí como en el resto de la fábrica. La mayor parte de los encargados de personal y contabilidad habrían buscado los nombres de empleados en una pantalla.

– Nada. Claro que, como ve, apenas tenemos sitio para los archivos actuales -describió un arco con el brazo extendido tirando al suelo parte de las hojas de contabilidad. Se sonrojó fuertemente al agacharse a recogerlas-. Si una persona se marcha o se jubila o lo que sea y no tenemos ningún asunto con ella -ya sabe, algún pleito en curso con la compañía- enviamos los archivos a nuestro almacén de Stickney. ¿Quiere que lo compruebe?

– Sería estupendo -me levanté-. ¿Cuándo puedo llamarle? ¿Sería demasiado pronto el lunes?

Me aseguró que el lunes sería un buen día: él vivía al oeste y podía pasar por el almacén de camino a casa esa misma noche. Escribió una nota en su agenda concienzudamente, insertando el pedazo de papel con los nombres. Cuando salí de la habitación, había vuelto ya a sus registros.

7.- Los muchachos del cuarto trastero

Estaba ya harta de la ciudad, de la contaminación y de vidas estrechas y penosas. Cuando llegué a casa me puse unos vaqueros, llené un maletín, y me fui con la perra a pasar el fin de semana en Michigan. Pese a estar el agua demasiado fría y encrespada para nadar, pasamos dos días vigorizantes en la playa, corriendo, persiguiendo palos o leyendo, conforme a nuestras particulares preferencias. Cuando volví a Chicago a última hora del domingo tenía la sensación de haberme ventilado a fondo la cabeza. Entregué la perra al receloso Sr. Contreras, y me dirigí escaleras arriba a meterme en la cama.

Le había dicho al tipo de personal de Xerxes que le llamaría por la mañana, pero cuando desperté decidí personarme allí. Sí tenía las direcciones de Pankowski y Ferraro podría ir a verles y acaso aclarar aquel embrollo en una mañana. Y si se le había olvidado parar en el almacén de Stickney, una visita personal le haría reaccionar mejor que una llamada telefónica.

Había llovido por la noche, convirtiendo el patio de grava de Xerxes en un charco fangoso y grasiento. Aparqué tan cerca de la entrada lateral como me fue posible y avancé cuidadosamente por el barrizal. Dentro, el cavernoso corredor estaba frío; cuando llegué a la granulada entrada de vidrio del departamento administrativo tiritaba ligeramente.

Joiner no estaba en la oficina, pero su poco curiosa secretaria me dirigió jovialmente hacia un ancón de carga donde vigilaba un embarque. Seguí el corredor hasta el extremo del río del alargado edificio. Unas pesadas puertas de acero, difíciles de abrir, daban acceso al embarcadero. Al otro lado se hallaba un mundo de barro y algarabía.

Las puertas correderas de acero que cerraban el compartimento de carga estaban abiertas por dos de sus lados. Al fondo, frente a mí, el Calumet lamía suavemente las paredes, sus salobres aguas verdes y turbias a causa del chaparrón. Una barcaza de cemento yacía inmóvil en el agua turbulenta. Una cuadrilla de estibadores descargaba de ella grandes barriles, haciéndolos rodar por el suelo de hormigón con un traqueteo que retumbaba, intensificándose, en las paredes de acero.

La otra puerta daba paso a un cargadero de camiones. Allí había una falange de camiones-cisterna plateados colocados en fila, con aspecto de vacas amenazantes conectadas a una máquina ordeñadora de tecnología avanzada, mientras recibían disolventes desde un enrejado de tubos altos. Sus motores diesel vibraban, llenando el aire de un alboroto insistente y haciendo imposible entender los gritos de los hombres que se movían entre ellos.

Observé un grupo que deliberaba en torno a un hombre con una tablilla de notas. La luz era débil en exceso para distinguir las caras pero supuse que el hombre sería Joiner y me dirigí hacia él. Una persona salió disparada de detrás de una caldera y me cogió del hombro.

– ¡Zona de casco! -me vociferó en el oído-. ¿Qué hace aquí?

– ¡Gary Joiner! -vociferé yo-. Tengo que hablar con él.

Me acompañó de vuelta a la entrada y me pidió que esperara. Le vi acercarse al grupo confabulante y dar un golpecito en el brazo a una de las figuras. Sacudió la cabeza en dirección al lugar donde me encontraba. Joiner dejó la tablilla en un barril y vino hacia mí con paso vivo.

– Ah -dijo-. Es usted.

– Sí -asentí-. Estaba en el barrio y he creído mejor pasarme por aquí en lugar de llamar. Comprendo que es un mal momento para hablar con usted. ¿Quiere que le espere en su oficina?

– No, no. Esto… no he encontrado nada sobre esos hombres. No creo siquiera que trabajaran aquí.

Aun en aquella penumbra me di cuenta de que su piel a manchas se enrojecía.

– Seguro que el almacén es un caos -dije comprensiva-. Nadie tiene tiempo para ocuparse de archivos cuando tiene entre manos una fábrica.

– Sí -asintió con vehemencia-. Sí, eso desde luego.

– Soy investigadora de profesión. Si me diera algún tipo de autorización podría echar un vistazo por allí. Ya sabe, para comprobar si los documentos están fuera de sitio o algo así.

Pestañeó nerviosamente paseando la mirada por la habitación.

– No, no. El desorden no ha llegado a ese punto. Esos tipos no trabajaron nunca aquí. Ahora tengo que irme.

Se fue apresuradamente antes de que pudiera decir nada más. Empecé a seguirle, pero incluso si el capataz me dejara pasar, no sabía cómo arreglármelas para que Joiner me dijera la verdad. No le conocía, no conocía la fábrica, no tenía la menor idea de por qué me mentía.

Volví lentamente por el corredor hasta mi coche, pisando distraídamente un charco rezumante que me dejó el zapato derecho cubierto de una densa adherencia de fango. Blasfemé en voz alta; eran unos zapatos de vestir que me habían costado más de cien dólares. Al sentarme en el coche e intentar limpiar el barro, me manché la falda de cieno oleaginoso. Sintiéndome indignada con el mundo entero, arrojé el zapato petulantemente al asiento trasero y me calcé otra vez los deportivos. Aun cuando Caroline no me hubiera enviado a la fábrica, la hacía responsable de mi infortunio.

Mientras atravesaba Torrence en el coche, dejando atrás fábricas herrumbrosas de aspecto más cochambroso que nunca a causa de la lluvia, me pregunté si Louisa habría llamado a Joiner, pidiéndole que no me ayudara si aparecía por allí. Sin embargo, no me parecía que su cabeza funcionara de aquel modo: me había dicho que me ocupara de mis asuntos, y por lo que a ella atañía, eso era exactamente lo que yo estaba haciendo. Acaso los Djiak hubieran acudido a Xerxes llenos de santa indignación, pero pensé que eran miopes en exceso para intuir cómo podría yo conducir una investigación. Lo único que veían era el daño que Louisa les había hecho.

Por otra parte, si Joiner no quería hablarme de los dos hombres debido a que la compañía tenía algún conflicto con ellos -un pleito, por ejemplo- él lo habría sabido cuando estuve allí el viernes. Pero la primera vez que hablé con él era evidente que no sabía nada de ellos.

No lograba entenderlo, pero la idea de un pleito legal me sugirió otro sitio donde buscar a los dos hombres. Ni Pankowski ni Ferraro estaban en la guía telefónica, pero era posible que todavía existieran las antiguas listas de votantes de los distritos electorales. Giré a la derecha en la Calle Noventa y Cinco y me dirigí hacia el Sector Este.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Golpe de Sangre»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Golpe de Sangre» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Sara Paretsky - Body Work
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Marcas de Fuego
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Indemnity Only
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Deadlock
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Sin previo Aviso
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Burn Marks
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Medicina amarga
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Sisters on the Case
Sara Paretsky
Sara Paretsky - A Woman’s Eye
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Windy City Blues
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Fire Sale
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Punto Muerto
Sara Paretsky
Отзывы о книге «Golpe de Sangre»

Обсуждение, отзывы о книге «Golpe de Sangre» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x