David - FUEGO.PDF

Здесь есть возможность читать онлайн «David - FUEGO.PDF» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Старинная литература, на английском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

FUEGO.PDF: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «FUEGO.PDF»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

FUEGO.PDF — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «FUEGO.PDF», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Ya podéis guardar los libros —gruñó, caminando ruidosamente hacia la mesa y sentándose tras ella—. No los necesitaréis para nada.

Volvieron a meter los libros en las mochilas. Ron estaba emocionado.

Moody sacó una lista, sacudió la cabeza para apartarse la larga mata de pelo gris del rostro, desfigurado y lleno de cicatrices, y comenzó a pronunciar los nombres, recorriendo la lista con su ojo normal mientras el ojo mágico giraba para fijarse en cada estudiante conforme respondía a su nombre.

—Bien —dijo cuando el último de la lista hubo contestado «presente»—. He recibido carta del profesor Lupin a propósito de esta clase. Parece que ya sois bastante diestros en enfrentamientos con criaturas tenebrosas. Habéis estudiado los boggarts, los gorros rojos, los hinkypunks, los grindylows, los kappas y los hombres lobo, ¿no es eso?

Hubo un murmullo general de asentimiento.

—Pero estáis atrasados, muy atrasados, en lo que se refiere a enfrentaros a maldiciones —prosiguió Moody—. Así que he venido para prepararos contra lo que unos magos pueden hacerles a otros. Dispongo de un curso para enseñaros a tratar con las mal...

—¿Por qué, no se va a quedar más? —dejó escapar Ron.

El ojo mágico de Moody giró para mirarlo. Ron se asustó, pero al cabo de un rato Moody sonrió. Era la primera vez que Harry lo veía sonreír. El resultado de aquel gesto fue que su rostro pareció aún más desfigurado y lleno de cicatrices que nunca, pero era un alivio saber que en ocasiones podía adoptar una expresión tan amistosa como la sonrisa. Ron se tranquilizó.

—Supongo que tú eres hijo de Arthur Weasley, ¿no? —dijo Moody—. Hace unos días tu padre me sacó de un buen aprieto... Sí, sólo me quedaré este curso. Es un favor que le hago a Dumbledore: un curso y me vuelvo a mi retiro.

Soltó una risa estridente, y luego dio una palmada con sus nudosas manos.

—Así que... vamos a ello. Maldiciones. Varían mucho en forma y en gravedad.

Según el Ministerio de Magia, yo debería enseñaros las contramaldiciones y dejarlo en eso. No tendríais que aprender cómo son las maldiciones prohibidas hasta que estéis en sexto. Se supone que hasta entonces no seréis lo bastante mayores para tratar el tema.

Pero el profesor Dumbledore tiene mejor opinión de vosotros y piensa que podréis resistirlo, y yo creo que, cuanto antes sepáis a qué os enfrentáis, mejor. ¿Cómo podéis defenderos de algo que no habéis visto nunca? Un mago que esté a punto de echaros una maldición prohibida no va a avisaros antes. No es probable que se comporte de forma caballerosa. Tenéis que estar preparados. Tenéis que estar alerta y vigilantes. Y usted, señorita Brown, tiene que guardar eso cuando yo estoy hablando.

Lavender se sobresaltó y se puso colorada. Le había estado mostrando a Parvati por debajo del pupitre su horóscopo completo. Daba la impresión de que el ojo mágico de Moody podía ver tanto a través de la madera maciza como por la nuca.

—Así que... ¿alguno de vosotros sabe cuáles son las maldiciones más castigadas por la ley mágica?

Varias manos se levantaron, incluyendo la de Ron y la de Hermione. Moody señaló a Ron, aunque su ojo mágico seguía fijo en Lavender.

—Eh... —dijo Ron, titubeando— mi padre me ha hablado de una. Se llama maldición imperius , o algo parecido.

—Así es —aprobó Moody—. Tu padre la conoce bien. En otro tiempo la maldición imperius le dio al Ministerio muchos problemas.

Moody se levantó con cierta dificultad sobre sus disparejos pies, abrió el cajón de la mesa y sacó de él un tarro de cristal. Dentro correteaban tres arañas grandes y negras.

Harry notó que Ron, a su lado, se echaba un poco hacia atrás: Ron tenía fobia a las arañas.

Moody metió la mano en el tarro, cogió una de las arañas y se la puso sobre la palma para que todos la pudieran ver. Luego apuntó hacia ella la varita mágica y murmuró entre dientes:

¡Imperio!

La araña se descolgó de la mano de Moody por un fino y sedoso hilo, y empezó a balancearse de atrás adelante como si estuviera en un trapecio; luego estiró las patas hasta ponerlas rectas y rígidas, y, de un salto, se soltó del hilo y cayó sobre la mesa, donde empezó a girar en círculos. Moody volvió a apuntarle con la varita, y la araña se levantó sobre dos de las patas traseras y se puso a bailar lo que sin lugar a duda era claqué.

Todos se reían. Todos menos Moody.

—Os parece divertido, ¿verdad? —gruñó—. ¿Os gustaría que os lo hicieran a vosotros?

La risa dio fin casi al instante.

—Esto supone el control total —dijo Moody en voz baja, mientras la araña se hacía una bola y empezaba a rodar—. Yo podría hacerla saltar por la ventana, ahogarse, colarse por la garganta de cualquiera de vosotros...

Ron se estremeció.

—Hace años, muchos magos y brujas fueron controlados por medio de la maldición imperius —explicó Moody, y Harry comprendió que se refería a los tiempos en que Voldemort había sido todopoderoso—. Le dio bastante que hacer al Ministerio, que tenía que averiguar quién actuaba por voluntad propia y quién, obligado por la maldición.

»Podemos combatir la maldición imperius, y yo os enseñaré cómo, pero se necesita mucha fuerza de carácter, y no todo el mundo la tiene. Lo mejor, si se puede, es evitar caer víctima de ella. ¡ALERTA PERMANENTE! —bramó, y todos se sobresaltaron.

Moody cogió la araña trapecista y la volvió a meter en el tarro.

—¿Alguien conoce alguna más? ¿Otra maldición prohibida?

Hermione volvió a levantar la mano y también, con cierta sorpresa para Harry, lo hizo Neville. La única clase en la que alguna vez Neville levantaba la mano era Herbología, su favorita. El mismo parecía sorprendido de su atrevimiento.

—¿Sí? —dijo Moody, girando su ojo mágico para dirigirlo a Neville.

—Hay una... la maldición cruciatus —dijo éste con voz muy leve pero clara.

Moody miró a Neville fijamente, aquella vez con los dos ojos.

—¿Tú te llamas Longbottom? —preguntó, bajando rápidamente el ojo mágico para consultar la lista.

Neville asintió nerviosamente con la cabeza, pero Moody no hizo más preguntas.

Se volvió a la clase en general y alcanzó el tarro para coger la siguiente araña y ponerla sobre la mesa, donde permaneció quieta, aparentemente demasiado asustada para moverse.

—La maldición cruciatus precisa una araña un poco más grande para que podáis apreciarla bien —explicó Moody, que apuntó con la varita mágica a la araña y dijo—:

¡Engorgio!

La araña creció hasta hacerse más grande que una tarántula. Abandonando todo disimulo, Ron apartó su silla para atrás, lo más lejos posible de la mesa del profesor.

Moody levantó otra vez la varita, señaló de nuevo a la araña y murmuró:

¡Crucio!

De repente, la araña encogió las patas sobre el cuerpo. Rodó y se retorció cuanto pudo, balanceándose de un lado a otro. No profirió ningún sonido, pero era evidente que, de haber podido hacerlo, habría gritado. Moody no apartó la varita, y la araña comenzó a estremecerse y a sacudirse más violentamente.

—¡Pare! —dijo Hermione con voz estridente.

Harry la miró. Ella no se fijaba en la araña sino en Neville, y Harry, siguiendo la dirección de los ojos de su amiga, vio que las manos de Neville se aferraban al pupitre.

Tenía los nudillos blancos y los ojos desorbitados de horror.

Moody levantó la varita. La araña relajó las patas pero siguió retorciéndose.

Reducio —murmuró Moody, y la araña se encogió hasta recuperar su tamaño habitual. Volvió a meterla en el tarro—. Dolor —dijo con voz suave—. No se necesitan cuchillos ni carbones encendidos para torturar a alguien si uno sabe llevar a cabo la maldición cruciatus ... También esta maldición fue muy popular en otro tiempo. Bueno,

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «FUEGO.PDF»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «FUEGO.PDF» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «FUEGO.PDF»

Обсуждение, отзывы о книге «FUEGO.PDF» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x