Cuando los ánimos se hayan serenado, dentro de unos días o semanas, vendrán los psicólogos y los sociólogos a demostrar que, en el fondo, aquellos jóvenes no querían ser realmente ibéricos, lo que hacían, aprovechando un pretexto ofrecido por las circunstancias, era dar salida al sueño irreprimible que, viviendo tanto cuanto la vida dura, tiene en la juventud generalmente su primera irrupción, sentimental o violenta, no pudiendo ser de una manera, es de otra. Entretanto se trabaron batallas campales, o de plaza y calle por hablar con más rigor, los heridos se contaron por centenares, hubo tres o cuatro muertos, aunque las autoridades intentaron ocultar tan tristes casos en la confusión y contradicción de las noticias, nunca las madres de agosto llegaron a saber con certeza cuántos fueron sus hijos desaparecidos, por la simple razón de no haber sabido organizarse, hay siempre unas cuantas que quedan fuera, estaban ocupadas llorando su pesar, o cuidando del hijo que les quedaba, o debajo del padre del hijo desaparecido haciendo otro hijo, por eso las madres pierden siempre. Gases lacrimógenos, coches-manguera, porras, escudos y cascos, piedras arrancadas de la calzada, barras de las vallas urbanas, lanzas de las verjas de los jardines, he aquí algunas de las armas utilizadas por un bando y otro, ciertas novedades, de efectos más dolorosamente persuasivos, empezaron a ser ensayadas aquí por las diferentes policías, las guerras son como las desgracias, nunca vienen solas, la primera experimenta, la segunda perfecciona, la tercera es la que vale, siendo cada una de ellas, según por dónde se empiece a contar, tercera, segunda y primera. Para los almanaques de memorias y recuerdos quedó la última frase de aquel gentil mozo holandés, alcanzado por una bala de goma que, por tara de fabricación, salió más dura que el acero, aunque la leyenda se apoderará pronto del episodio y cada país jurará que el muchacho era suyo, mientras la bala, claro está, queda por reivindicar, y la frase no lo fue tanto por su sentido objetivo, sino por ser hermosa, romántica, increíblemente joven, y a los países les gusta esto, principalmente tratándose de causas perdidas, como ésta, Al fin, soy ibérico, y habiendo dicho esto, expiró. Sabía este muchacho lo que quería, o creía saberlo, lo que, a falta de cosa mejor, hace sus veces, no era como Joaquim Sassa, que no sabe a quién querer, pero éste sigue vivo, tal vez le llegue su día, si está atento a la oportunidad.
La mañana se hizo tarde, la tarde se hará noche, por esta larga carretera casi ceñida al mar va el perro lazarillo con su trotecillo seguro, que no es galgo corredor, lejos de eso, incluso Dos Caballos, a pesar de su decrepitud sería capaz de andar mucho más de prisa como lo ha probado en los últimos tiempos, Y esta velocidad no le hace ningún bien, se inquieta Joaquim Sassa, ahora al volante, si alguna avería sobreviene a tan fatigada mecánica, que sea en sus manos. La radio, con pilas nuevas, dio noticia de los calamitosos acontecimientos de Europa y se refirió a fuentes bien informadas, según las cuales estaban realizándose presiones internacionales sobre los gobiernos portugués y español para poner coto a tal situación, como si en manos de ellos estuviera el poder realizar tal desiderátum, como si ser gobierno de una península a la deriva fuera lo mismo que conducir a Dos Caballos. Las protestas fueron dignamente rechazadas, con viril orgullo por parte de los españoles y femenina altivez por el lado portugués, sin desdoro o vanagloria de sexo, anunciándose que los primeros ministros hablarían por la noche, cada uno en su tierra, claro está, pero concertados. Lo que sí ha causado cierta perplejidad es la prudencia de la Casa Blanca, tan pronta en general a intervenir en los negocios del mundo, dondequiera que puedan ver ventajas, habiendo sin embargo quien sostiene que los norteamericanos no están dispuestos a comprometerse antes de ver, literalmente hablando, adónde va aparar esto. Entretanto, de los Estados Unidos llega el abastecimiento de los carburantes, con alguna irregularidad, cierto es, pero debemos estarles agradecidos por el hecho de que en lugares apartados aún sea posible encontrar gasolina, en gasolinera sí, gasolinera no. De no ser por los norteamericanos, estos viajeros tendrían que ir a pie, si es que se empeñan en seguir tras el perro.
Cuando se detuvieron para almorzar, el animal se quedó fuera del restaurante, sin resistencia, debió de comprender que sus compañeros humanos necesitaban alimentarse. Finalizada la refección Pedro Orce salió antes que los otros, llevaba unos restos, pero el perro no quiso comer, y pronto se entendió el porqué, había señales de sangre fresca en su pelo y alrededor de la boca, Anduvo de caza, dijo José Anaiço, Pero sigue con el hilo azul, observó Joana Carda, hecho este más singular que el otro, pues, nuestro perro, si es el que creemos, lleva en esta vida vagabunda dos semanas, y si atravesó toda la península a pie, desde los Pirineos hasta aquí, y sabe Dios adónde más, no debe haber tenido quien le llenase la escudilla o lo consolara con un hueso. En cuanto al hilo azul, puede que lo deje en el suelo y después lo recoja, como un cazador que está sin respirar mientras dispara, y luego recomienza, con toda naturalidad. Dijo Joaquim Sassa benevolente al fin, Perrito guapo, si eres capaz de cuidar de nosotros como por lo visto te cuidas tú, nos declaramos entregados a tu canina competencia. El perro movió la cabeza, movimiento que no hemos aprendido a traducir. Luego bajó a la carretera y empezó de nuevo a andar, sin mirar atrás. La tarde está mejor que la mañana, hace sol, y este diablo de perro, o este perro del diablo, vuelve a su trote infatigable, con la cabeza baja, estirado el hocico, la cola prolongándole el lomo, el pelo rubio oscuro, De qué raza será, pregunta José Anaiço, Si no fuera por la cola podría ser hijo de perdiguero y pastor, dijo Pedro Orce, Ha acelerado, observó Joaquim Sassa, satisfecho, y Joana Carda, quizá sólo por no permanecer callada, Qué nombre le habrán puesto, tarde o temprano, es inevitable, sale siempre la cuestión de los nombres.
El primer ministro habló a los portugueses, y dijo, Portugueses, durante los últimos días, con súbita intensificación en las últimas veinticuatro horas, se ha convertido nuestro país en blanco de presiones que sin exageración puedo calificar de inadmisibles, procedentes de casi todos los países europeos donde, como es sabido, han tenido lugar serias alteraciones del orden público, que se han visto súbitamente agravadas, sin que nos quepa en ello la menor responsabilidad, por la toma de la calle de grandes masas de manifestantes que, de manera entusiasta, quieren expresar su solidaridad con los países y pueblos de la península, lo que evidencia una grave contradicción en la que se debaten los gobiernos de Europa, a la que ya no pertenecemos, ante los profundos movimientos sociales y culturales de estos países, que ven en la aventura histórica en la que nos hallamos lanzados la promesa de un futuro más feliz y, por decirlo todo, la esperanza de un rejuvenecimiento de la humanidad. Ahora bien, esos gobiernos, en vez de apoyarnos, como sería demostración de elemental humanidad y de una conciencia cultural realmente europea, han decidido convertirnos en chivo expiatorio de sus dificultades internas, intimándonos absurdamente a detener la deriva de la península, aunque, con más propiedad y respeto a los hechos, le deberían llamar navegación. Esta actitud es tanto más lamentable cuanto que sabido es que cada hora que pasa nos apartamos más de setecientos cincuenta metros de lo que son ahora las costas occidentales de Europa, y estos gobiernos europeos, que en el pasado jamás demostraron realmente querernos consigo, nos apremian ahora para que hagamos lo que en el fondo no desean y, para colmo, saben que no nos es posible. Centro sin posible dimisión de toda creación cultural, Europa, en estos días de turbación, muestra al fin su carencia de buen sentido. A nosotros, que mantenemos la serenidad de los fuertes y de los justos, nos compete, como gobierno legítimo y constitucional que somos, rechazar enérgicamente presiones e injerencias de todo orden y de cualquier procedencia, proclamando ante la faz del mundo que sólo nos guiaremos por el interés nacional y, de un modo más amplio, por el de los pueblos de la península, afirmación que puedo hacer aquí solemnemente y con entera seguridad, una vez que los gobiernos de Portugal y España han venido trabajando conjuntamente, y así seguirán haciéndolo, en el examen y debate de las medidas necesarias para un feliz desenlace de los acontecimientos que han sobrevenido desde la histórica ruptura de los Pirineos. Unas palabras de reconocimiento debemos al espíritu humanitario y al realismo político de los Estados Unidos de América del Norte, gracias a los que se ha mantenido en niveles razonables el abastecimiento de carburantes y productos alimentarios que hasta ahora, en el marco de las relaciones comunitarias, importábamos de Europa. En condiciones normales tales cuestiones serían, evidentemente, tratadas a través de los canales diplomáticos competentes, pero, en una situación de tanta gravedad, ha entendido el gobierno que presido que debía dar conocimiento inmediato de los hechos a todo el pueblo, expresando así su confianza en la dignidad de los portugueses, que sabrán, como en otras ocasiones históricas, cerrar filas en torno de sus representantes legítimos y del sagrado símbolo de la patria, ofreciendo al mundo la imagen de un pueblo cohesionado y decidido, en este momento especialmente difícil y delicado de su historia, viva Portugal.
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