Juan Marsé - Rabos De Lagartija

Здесь есть возможность читать онлайн «Juan Marsé - Rabos De Lagartija» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Rabos De Lagartija: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Rabos De Lagartija»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Los inolvidables personajes de esta novela, como la entrañable y desgarrada pareja formada por el adolescente David y su perro Chispa, el enamorado inspector Galván, o Rosa Bartra, la hermosa pelirroja embarazada, obedecen a una tristeza y una estafa histórica muy concretas, pero también a la estafa eterna de los sueños, encarnada aquí por las fantasmales apariciones de un padre libertario fugitivo y de un arrogante piloto de la RAF que, desde la vieja fotografía de una revista colgada en la pared, actúa como confidente del fantasioso David.
Con estos personajes, con un lenguaje directo y translúcido que contrasta con la honda carga emotiva y moral que discurre por debajo de la trama, Rabos de lagartija, dotada de una estructura narrativa tan sabia como imaginativa, y mostrando cuán frágiles y ambiguos son los límites entre la realidad y la ficción, la verdad y la mentira, el Bien y el Mal, el amor y el desamor, corrobora la condición de Juan Marsé como uno de los novelistas mayores, no sólo de las Letras Hispanas, sino de las actuales narrativas europeas.

Rabos De Lagartija — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Rabos De Lagartija», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

¿A mí me lo preguntas, reina?, dice la más joven cuando un golpe de viento levanta su falda estampada. Tiene las manos ocupadas en la labor de punto y no hace nada por bajarse la falda, que sigue ondulando en torno a los muslos cortos y lechosos.

Niña, la falda.

Qué pasa.

Pues a mí me gusta, opina otra que se une al corro. Se veía un hombre muy aparente, un tipazo.

Que te la bajes, prenda.

Para qué, si las putas no tenemos piernas. ¿No lo sabía usted, bonita? No tenemos culo ni alma ni nada que valga un pepino, se lo dijo un cura a mi compañera el otro día que se fue a confesar.

Dicen que estuvo escondido toda la noche y todo el día siguiente, no muy lejos de aquí, media legua arriba en el torrente, tirado entre las raíces de una higuera seca.

Su mujer no quiso llevarle ropa ni comida. Ni verlo quiso. Que se joda el cabrón, dicen que dijo.

De eso nada, Felisa. Usted atiéndame a mí si quiere saber la verdad. Esta desgraciada vecina nuestra, la pelirroja que le decimos, cuyo marido tanto le interesa a usted, y usted sabrá por qué, nosotras no queremos saber nada de política, aunque a mí personalmente me gusta colaborar con la autoridad siempre que puedo, que conste, y además voy a misa; esta buena mujer, la costurera, decía, no será una santa, porque santos hoy en día ya sólo se ven en los altares, pero le puedo jurar que no es rencorosa ni se siente engañada por su marido, y además he de decir que tampoco es una pelandusca ni una estraperlista ni una roja de aquellas que todos hemos conocido, vaya, que no, que es una señora y se le nota de lejos, las cosas como sean, a ver si me entiende usted…

A mi marido no le interesa la política. Lo que le gusta es coleccionar sellos.

Una pobre mujer que se mata a trabajar. Una persona muy fina y muy educada, que siempre sabe estar en su lugar.

Tiene en el portal de su casa una mata de margaritas que es un primor.

Se ve que no es de por aquí, de verdad, tiene algo esta mujer.

¿Parientes? Una hermana en Vallcarca, pero no se hablan. Esta hermana vivía antes en un pueblecito que se llama La Carroña, en la provincia de Tarragona. ¿Y de la parte de su marido, dice?, bueno su suegra ha muerto en un asilo no hace mucho, había tenido una embolia y ya no conocía a nadie. El suegro también falleció hace un año. Vivían en Mataró, el suegro era pescatero…

Pescador, Rufina. Vas a confundir aquí al señor policía.

El pescador nunca quiso saber nada de su hijo, el señor Bartra. Ya sabe usted, familias rotas, cuentas pendientes, etcétera.

Mujeres engañadas. Hijos muertos. Maridos que nunca volverán a casa. Putas sin piernas y sin alma. Esto es lo que hay, señor.

¿La señora Bartra? De tres meses estará, digo yo.

De cuatro por lo menos, Aurelia.

Y aún dicen:

No me gusta mencionarlo, pero la pelirroja apechugó con dos abortos. Mismamente dos o tres, que yo sepa.

¡Cotilla eres, Consuelo! Amaba a su hombre. Ahí está la cosa. Qué tontas somos las mujeres, ¿verdad, usted? Pues yo, de casa a la iglesia y de la iglesia a casa, señor inspector.

Y qué más, qué más… Bueno, pues que esta señora vive realquilada. Y la de fatiguitas que está pasando. Ahora por lo menos, desde que el pendón de su marido se las piró, duerme tranquila. Y nosotros los vecinos, también. No hay mal que por bien no venga, ¿verdad, usted? Y que si esto y aquello y lo de más allá, y que si patatín y que si patatán.

Andando el tiempo, mi hermano tendría ocasión de observar de cerca la jeta y el comportamiento de algunos fantoches de la Brigada Político-Social, y opinaba que casi todos ellos tienen la misma tosca manera de apabullarte, de plantarse frente a ti y de quedarse quietos igual que pesados armatostes, mirándote con pus en un ojo y el párpado gandul, siempre dejando pasar unos segundos antes de preguntarte nada, y que en esa manera de proceder precisamente el inspector Galván no se parecía a ningún otro; que él tenía una forma especial de quedarse parado largo rato en una esquina o en medio de la calle, o frente a un edificio o detrás de la vidriera de una taberna, un talante muy personal de permanecer quieto y erguido sobre las dos piernas, con su boca sin color muy prieta y sus ojos delgados y fríos, que seguro no alteraban su frialdad si veían algún espanto; allí estaba él mirando con aire taciturno cualquier cosa, lo mismo el escaparate de una floristería que la boca de una alcantarilla o la espalda de alguien alejándose, o un balcón o una ventana cerrada, no como si esperara verla abrirse y que apareciese alguien, sino como si en ese momento acabara de despedirse de ese alguien y se hubiese olvidado de decirle algo que seguro no le iba a gustar. Ya fuera mirando el vestíbulo del cine Delicias o del Iberia, el mercadillo de Camelias o una muchacha bonita que pasa, o interrogando a un grupo de vecinas chismosas en la calle, o simplemente observando a un perro vagabundo, parecía tan acostumbrado a permanecer así de pie, tan quieto y con los hombros un poco encogidos y tan ajeno al trasiego de la vida en torno, a la llovizna gris o al sol implacable, que a menudo parecía alguien llegado de fuera que se hubiera extraviado en el barrio, y que no le importara su extravío ni tuviera prisa por orientarse ni por nada. Su figura alta y de movimientos sinuosos, como retardados, sugería una malformación que en realidad no tenía, una suerte de reflexión muscular o de encantamiento, una disposición física a la inmovilidad.

Quién sabe si ese día también la siguió desde el momento en que ella salió de casa, o quizás ya la esperaba en la esquina de la calle Escorial para verla llegar con su capacho de palma y ponerse a la cola de la parada del 24, la terminal del tranvía. Para matar la espera, la pelirroja enciende un cigarrillo y abre un viejo y querido libro de tapa dura, una novela que yo conservo forrada en papel azul. Siempre le gustó leer y aprovecha para ello cualquier ocasión, cuántas veces David la ha visto de pie en la cocina frente al hornillo eléctrico con el libro abierto en una mano y en la otra la cuchara, removiendo el cocido y bisbiseando con los labios, atenta a la lectura y al condumio como si ambas cosas fueran un rito, y le gusta igualmente poner estampitas de colores muy vivos entre las hojas para saber en qué página está, y forrar los libros como le enseñaron en la escuela cuando era una niña. Ahora, bajo la sombra encendida de la buganvilla que se derrama sobre el muro, en la terminal del 24, ahí está con su hermoso pelo rojo recogido en un moño, su bonito vestido floreado y sus sandalias grises de goma, y el inspector Galván la sigue mirando parado en la esquina, la cabeza gacha y los ojos ocultos bajo el ala del sombrero, muy quieto y caviloso, como si nunca hubiera visto a una mujer leyendo un libro en la calle y fumando un cigarrillo, y encima embarazada. ¿O el hombre no hace otra cosa que cumplir con su trabajo, interesado únicamente en saber adónde va y con quién está citada, y si eso tiene que ver con papá dondequiera que esté? ¿Podría ser que sólo estuviera cumpliendo órdenes?

Lo cierto es que últimamente el guripa empieza a comportarse y a decir cosas que no parecen tener mucho que ver con sus funciones de sabueso. Una semana después de un encuentro nada casual en el mercadillo, al que la pelirroja suele acudir por razones de trabajo, David vuelve a toparse con él al salir del colmado y nuevamente se ve interrogado de forma chocante. Esta vez, luego de echar un vistazo al racionamiento que David lleva en la bolsa de la compra, el inspector quiere saber si mamá, aconsejada por el médico, ha renunciado definitivamente al café que tanto le gusta.

– ¿Los polis preguntan estas cosas? -se extraña David-. Vaya, no lo sabía. Pues sí señor, le gusta el café-café. Y la nata, y los churritos calientes. Y a mí también. Ella dice que son antojos. Porque nos gusta a los tres, ¿sabe?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Rabos De Lagartija»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Rabos De Lagartija» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Rabos De Lagartija»

Обсуждение, отзывы о книге «Rabos De Lagartija» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x