Unai Elorriaga - Un tranvía en SP

Здесь есть возможность читать онлайн «Unai Elorriaga - Un tranvía en SP» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Un tranvía en SP: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Un tranvía en SP»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Lucas, el anciano viajero que sueña con alcanzar las cumbres más altas del Himalaya a pesar de la fragilidad de su mente. Marcos, un músico que busca su lugar en el mundo y encuentra el amor de Roma. Y María, la hermana de Lucas, escritora anónima en busca del instante feliz que da sentido a la vida.
Esta novela es también el lugar de encuentro entre la juventud y la vejez, un espacio lleno de humor, ternura, sabiduría y asombro, una manera de contar, directa y cristalina, el nacimiento del amor, el avance de la enfermedad, la práctica de la convivencia y el valor de la buena compañía. Y además, una exploración sutil y directa de las ilusiones y los deseos, no sólo de los personajes, sino los del propio lector también.
Lo que la crítica ha dicho de Un tranvía en SP:
«Continuamente se escucha la música alegre y pícara, un ritmo excitante, audaz, que te hace sentir un temblor de satisfacción.»
José Luis Padrón, Pérgola
«Una historia maravillosa. En cada párrafo hay mucho que disfrutar, que paladear, que leer una y otra vez.»
Lutxos Egia, Deia
«El libro de Elorriaga no tiene antídoto. Conviene arriesgarse o renunciar a tiempo.»
Rosa Aneiros, La Voz de Galicia
«He dejado las últimas páginas para leerlas en un sitio tranquilo. Y tanta historia para que al final, en lugar del llanto me aflorara una incontenible sonrisa. Se lo tengo que agradecer a Unai Elorriaga.»
Amagoia Iban, Egunkaria
«Ha sido una sorpresa impresionante. Una gozada. El libro es un estallido continuo, una serie de pequeñas explosiones: una enorme cantidad de imágenes e ideas. Hay que subrayar la poesía que emana de muchos de sus párrafos, el amor que se vislumbra alrededor de los personajes… Unai Elorriaga dará que hablar.»
Alberto Barandiaran, Nabarra

Un tranvía en SP — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Un tranvía en SP», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Después de la catedral apareció un helicóptero en pantalla. Debajo del helicóptero estaba Mozambique. No era Mozambique, sin embargo, lo que se veía en la televisión, sino el agua que tapaba Mozambique. Era una inundación Mozambique. Y la gente seguía en las copas de los árboles, esperando a los helicópteros. Pero había pocos helicópteros en Mozambique; o demasiadas personas.

*

– Voy a empezar a buscar un trabajo de oficina -Marcos.

– ¿Para qué? -María.

Marcos se quedó mudo.

– ¿Y la guitarra? -Lucas.

Marcos se volvió a quedar mudo. Y cada vez que le hacían quedarse mudo le dolía el estómago, y un poco la zona de las costillas.

*

Encendieron la televisión, cerca de las diez. Al parecer habían muerto tres personas en un partido de la selección brasileña o en un acto del carnaval. No se podía entender muy bien la noticia; estaban dando las dos informaciones -el partido de la selección y el carnaval- al mismo tiempo. Después se oscureció la pantalla. Eran imágenes del universo. En palabras del locutor «… según estudios de importantes científicos» dado el extraño comportamiento de una estrella que está «cerca» de nosotros «nuestro planeta podría sufrir daños irreparables», sobre todo en Siberia. «De todos modos, lo que tenga que ser ocurrirá dentro de ciento veinte años, y nosotros no estaremos, seguramente, en Siberia dentro de ciento veinte años, ja, ja.»

El locutor se rió ja-ja.

Marcos

Ahora por lo menos tengo esa opción: pasar todo el día en casa sin sacar la guitarra de la funda. Leer, comer, leer, mirar por la ventana, leer. Hasta la noche. Pero esa especie de vacación tiene un inconveniente; inmenso, no obstante: se me enfrían los pies. Y parece un problema insulso a primera vista, pero puede llegar a ser un enfriamiento de hasta diez horas. Y puedo estar leyendo la mejor literatura que se haya hecho nunca y no disfrutar, porque tengo los pies fríos.

Entonces no me queda otro remedio que tomar sopa. Pero hay veces que falla, que no llega hasta los pies, y me acobardo. Hay, sin embargo, otra forma de calentar los pies: leer la Biblia. Es la mejor forma, además, aunque haya una tercera posibilidad: el desenfreno. El desenfreno conmigo mismo o el desenfreno con Roma. Esta tercera forma es, con todo, la más imperfecta de todas, porque, además de los pies, también calienta la cara y el pecho, y no deja casi tiempo para leer literatura ni nada que tenga más de tres palabras seguidas.

Lucas está cada vez peor. Por una parte es bonito ver la enfermedad de Lucas, pero, aun así, me gustaría verle como para hacer cualquier cosa; me gustaría ver un Lucas de mi edad, por ejemplo. De todas formas, Lucas está más tranquilo desde que Roma viene más a menudo a casa. Le cambiamos los pañales Roma y yo. Y eso puede parecer dramático (si se es una persona dramática, como los notarios). Pero nosotros nos reímos de los pañales y de lo que significa tener que ponerse pañales. Porque somos igual de niños que Lucas, o igual de niños que los mismos pañales, o igual de niños que los adhesivos de los pañales, que a veces, sin previo aviso, dejan de adherir. No porque tengan una razón seria y contundente, sino porque se les ha metido entre ceja y ceja que no quieren adherir, y lloran y berrean, antes de cumplir su función y cerrar el pañal de forma impecable e higiénica. Y tanto a Roma como a mí nos parece bien ser igual de niños que los adhesivos de los pañales; si no podemos ser-por ejemplo- escritores o directores de cine, lo mejor que podemos hacer es ser igual de niños que un adhesivo de un pañal, que a veces adhiere y que otras veces no le da la gana de adherir.

Roma quiere ir a Lisboa. No tengo dinero.

Lucas. Ejercicios

Eran gente curiosa los faraones. Hacedme una pirámide aquí, para cuando me muera. No, así no. Más grande. Quinientos siete esclavos para hacer la pirámide. Cuarenta y tres muertos al final de la pirámide. Algo habrían comido que no les sentó bien. Lo he visto en la televisión. Las pirámides. Pirámides grandes. Pero los reyes eran peores. También lo he visto en la televisión. Los reyes ponían sus imágenes en las catedrales: Jesús, los apóstoles, ángeles y los propios reyes (Abelardo IV, por decir uno). ¿Qué tipo de cielo le dieron a Abelardo cuando se murió, después de echar a perder la catedral? Seguro que le dieron un trozo de cielo más pequeño que a los faraones, y más sucio. Y bien sé que a los faraones les dieron uno de los trozos más sucios. Pero don Rodrigo me ha dicho que Abelardo IV fue uno de los reyes más católicos y que no puede ser que no le den cielo. Me da igual. Que le den cielo también a Abelardo, porque no se puede dejar a nadie sin cielo, pero que le den un trozo sucio o, por lo menos, desaseado.

No sé si Rosa me creía. Yo creo que sí. Que las cosas que hacía con ella delante del espejo no las había hecho nunca antes, ni con nadie más. Y se lo he seguido diciendo después de que se murió. Me acuerdo perfectamente de aquella vez que le puse la mano debajo de la falda, en el tranvía, y de cómo retorció ella el dedo entre los botones de mi pantalón, y que ya sé que no fue más que un segundo, pero que no fue un segundo normal, que fue un segundo deportivo. Fue un segundo como los segundos de las olimpiadas, que no son segundos normales. Los segundos de las olimpiadas están un poco más rellenos que los demás segundos, y valen un poco más y pesan un poco más también. Por eso se lo sigo diciendo a Rosa, ahora que está muerta: «Aquel segundo fue un segundo como los segundos de las olimpiadas». Rosa no me contesta casi nunca. Seguramente no le explicaré bien lo de las olimpiadas.

El mundo es más pequeño de lo que se piensa. Es mucho más pequeño que el cementerio, por ejemplo. Yo he visto el mundo por la televisión, y es bastante pequeño.

Tengo mala gana. Hoy me he caído tres veces yendo al cuarto de baño. Lo más curioso ha sido que no me he metido en el cuarto de baño al final, sino en la cocina. María no ha visto con muy buenos ojos que yo hiciera mis necesidades dentro de la caja para guardar patatas. La verdad es que yo tampoco lo he visto con muy buenos ojos. Ahora me he dado cuenta de lo que he hecho. Me lo ha explicado Marcos. Están a gusto Marcos y Roma. Pero tienen un problema grave. No hay tranvía aquí. Hace tiempo creo. Es importante el tranvía. Yo me pasaría días en un tranvía. Hasta el Karakorum en tranvía. Para ver los ochomiles por una vez, aunque sea desde abajo. Los ochomiles también son bastante pequeños. Lo he visto en la televisión. Hay expediciones que han hecho cumbre en programas de media hora escasa.

Roma

Al final nos pasamos la vida calculando cosas. Empezamos sin darnos cuenta de que estamos empezando, y llega un mes de invierno en el que ya sabemos, sin ninguna duda, que no podemos parar de calcular.

Empezamos a calcular, ya un poco seriamente, cuando estudiamos la carrera. Cuánto tiempo vamos a necesitar para hacernos médicos: a) si somos buenos estudiantes, pasaremos, más o menos, X años en la universidad; b) si somos estudiantes del tipo ya-estudiaré-cuando-acabe-la-película, tardaremos X+l o X+2 años, según el metraje de las cintas y la capacidad de los guionistas para marear de aburrimiento, y c) si somos estudiantes tragicómicos, en cambio, podemos llegar a tardar hasta (x+N) 2años. Entonces decidimos que igual lo mejor es el grupo A, pero que tampoco pasa nada por saltar al grupo B un par de veces al año. Que es incluso bueno. También tres veces. Cuatro ya no. Pero estar en el grupo A nos lleva a calcular cuánto tiempo necesitamos para cada curso y para cada semestre y para cada examen.

La carrera no la hacemos en balde, claro; no la hacemos porque tengamos una necesidad asfixiante de cultura. No. El objetivo es mucho más noble: conseguir trabajo. Y entonces empezamos a calcular cuál es el mejor trabajo. Y cuando conseguimos trabajo empezamos a calcular los días laborables, y cuando los días laborables son demasiado largos, pasamos a calcular las horas laborables, sobre todo cuando no hemos dormido bien.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Un tranvía en SP»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Un tranvía en SP» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Un tranvía en SP»

Обсуждение, отзывы о книге «Un tranvía en SP» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x