• Пожаловаться

J. Coetzee: El maestro de Petersburgo

Здесь есть возможность читать онлайн «J. Coetzee: El maestro de Petersburgo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современная проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

J. Coetzee El maestro de Petersburgo

El maestro de Petersburgo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El maestro de Petersburgo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Este es otro de los libros traducidos al castellano del escritor sudafricano. En 1869 un novelista ruso exiliado vuelve a St. Petersburgo para recoger los efectos personales de su hijastro muerto. El novelista se ve envuelto en un mundo de sospechas revolución y peligro cuando descubre que la policía zarista ha descubierto entre sus enseres ciertos papeles incriminatorios. En este libro de alto contenido psicológico, Coetzee recrea la mente de Feodor Dostoievski (autor de "Crimen y castigo" y "Los hermanos Karamazov"). El gran novelista está obsesionado con descubrir si la muerte de su hijastro fue un asesinato o un suicidio, encontrándose sumergido en la subcultura violenta revolucionaria de la Rusia de 1869. Lo que Coetzee nos muestra es un retrato psicológico entremezclado con la trama típica de un Thriller.

J. Coetzee: другие книги автора


Кто написал El maestro de Petersburgo? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

El maestro de Petersburgo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El maestro de Petersburgo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– No tiene que tomar aún ninguna decisión.

– Pero pienso decidirlo ahora mismo. ¡De ninguna manera! Ya sabe cuál es mi decisión.

– ¿Y si estuviese embarazada?

Ella se enoja.

– ¡Eso no es asunto suyo!

– ¿Y si yo no regresara a Dresde? ¿Y si me quedase aquí y enviase en cambio el dinero a Dresde?

– ¿Aquí? ¿En el cuarto que me sobra? ¿En Petersburgo? Pensé que la razón por la cual no puede quedarse en Petersburgo es que sus acreedores terminarán por meterlo en la cárcel.

– Puedo saldar mis deudas. Me bastaría con un solo éxito.

Ella se echa a reír. Es posible que esté enojada, pero no ofendida. A ella le puede decir lo que sea. ¡Qué contraste con Anya! Con Anya correrían las lágrimas, atronarían los portazos, le haría falta una semana de súplicas para gozar otra vez de su favor.

– Fiodor Mijailovich-dice ella, mañana despertará y no recordará ni palabra de todo esto. No fue más que una idea descabellada. No la ha pensado a fondo ni por un instante.

– Tiene toda la razón. Así se me ha ocurrido. Y por eso tengo confianza en esa idea.

No se entrega a sus brazos, pero tampoco lo rechaza bruscamente.

– ¡Eso es bigamia! -dice suavemente, en tono de burla, y de nuevo se estremece al reír. Luego, en un tono más pausado, añade: ¿Le gustaría que viniese esta noche con usted?

– No hay en el mundo nada que desee tanto.

– Pues ya veremos.

A media noche regresa.

– No puedo quedarme dice, pero ya está cerrando la puerta a sus espaldas.

Hacen el amor como si pendiera sobre ellos una sentencia de muerte, absortos, embebidos. Hay momentos en que él no sabe quién es quién, quién el hombre, quién la mujer; momentos en que son como esqueletos, ensambladuras de huesos y ligamentos apretados uno contra el otro, la boca contra la boca, el ojo contra el ojo, entrelazadas las costillas, enredados los huesos de las piernas.

Después, ella yace con él en la cama estrecha, apoyada la cabeza sobre su pecho, con una pierna montada grácilmente sobre las suyas. A él la cabeza le da vueltas dulcemente.

– ¿Así que esto tenía por finalidad lograr el nacimiento del salvador? -murmura ella. Y como él no entiende, añade: Todo un río de simiente. Ya veo que querías estar bien seguro. La cama está empapada.

Esta blasfemia le interesa. Cada vez encuentra en ella algo nuevo y sorprendente. Es inconcebible que, si se va de Petersburgo, no regrese algún día. Es inconcebible que no la vuelva a ver.

– ¿Por qué dices salvador?

– ¿No es eso lo que habrá de hacer, salvarte, salvarnos a los dos?

– ¿Cómo estás tan segura de que será un salvador?

– Ah, porque una mujer entiende estas cosas.

– ¿Qué pensará Matryosha?

– ¿Matryosha? ¿De un hermanito? No hay nada que le pueda complacer más. Podría ser su madrecita hasta saciar su corazón de contento.

Aparentemente, su pregunta es por Matryosha, pero en realidad no es más que la versión desviada de otra pregunta, una pregunta que no llega a formular, porque ya conoce la respuesta. Pavel no dará la bienvenida a un hermano. Pavel lo agarraría del pie y estamparía los sesos contra la pared. Para Pavel nunca sería un salvador, sino un farsante, un usurpador, un taimado diablillo vestido de carne regordeta de bebé. ¿Y quién podría jurar que se equivocaba?

– ¿Siempre lo saben las mujeres?

– ¿Quieres decir si sé con seguridad si estoy preñada? No te preocupes, no pasará -y añade-: Si me quedo un poco más, me quedaré dormida.

Arroja a un lado la ropa de cama y pasa por encima de él. A la luz de la luna encuentra sus ropas y se viste.

Él siente una especie de aguijonazo. Se revuelven los recuerdos de antiguas sensaciones; el joven que hay en él, que todavía no ha muerto, intenta hacerse oír; el cadáver que hay en él aún no está enterrado. Muy poco le falta para caer a plomo y enamorarse de un modo tal que no habría reservas de prudencia suficientes para salvarle. De nuevo el vértigo, la enfermedad o una versión distinta.

Ese impulso es fuerte, pero al final remite. Es fuerte, aunque no lo suficiente. Nunca volverá a ser lo bastante fuerte, a menos que encuentre una muleta en alguna parte.

– Ven un momento -le susurra.

Ella se siente en la cama; él le toma la mano.

– ¿Puedo hacer una sugerencia? No creo que sea buena idea que Matryosha se relacione con Sergei Nechaev y con sus amigos.

Ella retira la mano.

– Pues claro que no. Pero ¿a qué viene eso ahora? -su voz es fría, cortante.

– Es que no creo que sea bueno dejarla sola en casa cuando él puede venir de visita.

– ¿Qué estás proponiendo?

– ¿No puede pasar el día abajo, con Amalia Karlovna, hasta que tú regreses a la casa?

– Es mucho pedirle a una anciana que cuide de una niña enferma, sobre todo si se piensa que Matryosha y ella no se llevan nada bien. ¿Por qué no es suficiente con decirle a Matryosha que no abra la puerta a ningún desconocido?

– Porque no te das cuenta del alcance que tiene aquí el poder de Nechaev sobre ella.

Anna se levanta.

– Esto no me gusta dice. No veo por qué hemos de hablar de mi hija en plena noche.

El ambiente entre ellos dos es de pronto más glacial que nunca.

– ¿Es que no puedo ni decir su nombre sin que te vuelvas tan irritable? -le pregunta ya desesperado-. ¿O es que piensas que sacaría este asunto a colación si su bienestar no me importase muchísimo?

Ella no contesta. La puerta se abre y se cierra.

19 Las Hogueras

El salto de la intimidad renovada al renovado alejamiento, a la falta de afecto, lo deja perplejo y hundido en la melancolía. Se debate entre el ansia de hacer las paces con esa mujer difícil, susceptible, y la exasperada urgencia de lavarse las manos no solo para desentenderse de una historia que no guarda la menor compensación, sino también de una ciudad de luto, de duelo y de intrigas, con la que ya no percibe ningún lazo vivo que le una.

Trastabilla. ¡Pavel!, susurra al intentar recuperar el equilibrio. Pero Pavel le ha soltado la mano, Pavel ya no lo salvará.

Se pasa la mañana encerrado, sentado con los brazos en torno a las rodillas, la cabeza inclinada. No está solo, aunque la presencia que siente en el cuarto no es la de su hijo. Es la de un millar de inicuos demonios que bullen en el aire como langostas recién sueltas de un tarro.

Cuando por fin se anima a levantarse, es solo para quitar las dos imágenes de Pavel, el daguerrotipo que se trajo de Dresde y el esbozo que dibujó Matryona, envolverlas cara a cara y guardarlas.

Sale a presentarse como cada día en la comisaría. A su vuelta, Anna Sergeyevna ya está en casa, horas antes que de costumbre, y en un cierto estado de agitación.

– Hemos tenido que cerrar la tienda -dice-. Durante todo el día ha habido escaramuzas entre los estudiantes y la policía. Sobre todo el barrio de Petrogradskaya, aunque también a este lado del río. Todos los comercios han cerrado; es demasiado peligroso andar por la calle. El sobrino de Yakovlev volvía del mercado con la carreta y le tiraron un adoquín sin motivo ninguno. Le dio en la muñeca; tiene muchos dolores, no puede mover los dedos, creen que se ha roto un hueso. Dice que los obreros se han sumado a las escaramuzas. Y los estudiantes han vuelto a prender hogueras.

– ¿Podemos ir a verlo? -grita Matryona desde la cama.

– ¡Pues claro que no, hija! Es peligroso. Además, sopla un viento helado.

No da el menor indicio de recordar lo ocurrido la noche anterior.

Él sale de nuevo, se refugia en un salón de té. En los periódicos no se dice nada de las escaramuzas en las calles, pero sí hay un recuadro que anuncia que, debido «a la extendida indisciplina entre el cuerpo estudiantil», la universidad permanecerá cerrada hasta nuevo aviso.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El maestro de Petersburgo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El maestro de Petersburgo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


J. Coetzee: Desgracia
Desgracia
J. Coetzee
J. Coetzee: Disgrace
Disgrace
J. Coetzee
Benjamin Black: El otro nombre de Laura
El otro nombre de Laura
Benjamin Black
Eckhart Tolle: Una Nueva Tierra
Una Nueva Tierra
Eckhart Tolle
Отзывы о книге «El maestro de Petersburgo»

Обсуждение, отзывы о книге «El maestro de Petersburgo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.