Mario Puzo - El Padrino

Здесь есть возможность читать онлайн «Mario Puzo - El Padrino» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Padrino: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Padrino»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En `El Padrino`, de Mario Puzo, asistimos a la plasmación literaria de una especie de contracultura, la Mafia, según es presentada en la narración, y luego en numerosos libros subsiguientes, series y películas. La Mafia es una sangrienta organización criminal, en aras obviamente de espurias bonanzas económicas e incluso sociales, que de Sicilia y todo el sur de Italia, se trasladó a los Estados Unidos merced a la inmigración, y, especialmente, a la ciudad de Nueva York. Puzo podría presentar tan sólo los aspectos de la trama de la organización -los asesinatos, la corrupción legal, etc- pero, en verdad, exhibe específicamente en la persona del Don, del Padrino, un código peculiar de conducta y de reflexión ante la vida, reprobable y punible, es cierto, pero que causó cierto mentís de admiración en el público lector y cinematográfico, ante el apego, en esencia, a los decaídos valores familiares que muchos creyeron añorar gracias a la saga Corleone. No se trata solamente, pues, de la ficción, claro que basada en sangrientos hechos reales, de un simple comportamiento agresivo y criminal, además de ello, es toda una normativa disidente con la sociedad, a veces contando con ella a veces no.
El Don nace en Sicilia, pero de joven emigra a Nueva York. Puzo nos lo describe con un carácter serio, reservado y, sobretodo, reflexivo. Contrasta la actitud familiar, la campechanía inteligente, con los hechos crueles en su pura desnudez, con los asesinatos y las influencias corruptoras. En efecto, en este relato, el mal no es convencional, no es absolutamente negro, es, si se quiere, aunque nunca banal, sí demasiado humano. El criminal, el delincuente, también tiene sus simplezas y sus actitudes ortodoxas, sociales, acaso bondadosas. Es cariñoso con su familia, de conversación razonable y, en apariencia, amena y nunca amenazante.
Vito Corleone se hace Don, padrino, poco a poco y, como él mismo lo hubiera dicho, igual que si tuviera el destino ya trazado. Se junta con unos mafiosos y, ascendiendo en el respeto del hampa y contando con la inmovilidad de las instituciones, entonces se hace dueño de la familia más importante de la ciudad. Pasan los años y Don Vito es anciano, el novedoso tráfico de drogas requiere nuevos horizontes mentales, nuevos emprendimientos transgresores, y, ante los hampones que bogan por el nuevo negocio, el anticuado Vito se enzarza en una guerra de los bajos fondos que culmina con el asesinato de su propio hijo mayor y el pedido de paz. En la reunión al efecto, aparentemente derrotado, el Don promete que no hará nada contra sus antiguos enemigos. Muere y la venganza, en efecto, la realizará el otro gran carácter de la novela, el hijo menor del padrino: Michael.
Michael podría representar cómo un individuo no puede, muchas veces, separarse de su propio grupo, de su rebaño social y además étnico. En la novela, también en la famosa película de Cóppola, asistimos al camino de Michael Corleone de pacífico joven, fiel a los Estados Unidos, a la obediencia de su sino mafioso y criminal, de cómo debe hacerse cargo de los negocios de la Familia, y ejecutar incluso las venganzas que el Don no había podido hacer para cumplir su palabra. Así la contracultura de la organización permanece, se revitaliza, de generación en generación, de padre a hijo.
Los tiempos narrativos de esta trepidante historia están hábilmente conjugados, mantienen una no linealidad que ayuda al suspenso, al efecto, al golpe teatral de las diversas unidades de la narración que se entrecruzan y sorprenden, retomando o abandonando el hilo relator siempre con destreza. Puzo conocía, además, el ambiente de los italoamericanos. Las vívidas descripciones de Sicilia, de su paisaje y sus gentes, el ambiente de los inmigrantes de Nueva York? todo ello refleja sabidurías vivenciales que son trasladadas a la ficción con acierto, creando no solamente una novela sino un mito.
Un libro, en fin, que no se deja abandonar en su lectura, una intensa radiografía de la criminalidad y su sorprendente correlato cultural, inteligente, sincero y emotivo testimonio artístico de unas leyes marginales que fueron escritas, sin tinta ni papel, tan sólo para el mismo grupo de hombres que a través de las generaciones y las geografías siguen siendo casi iguales a los mismos que las hubieron dictado.

El Padrino — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Padrino», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Luca se había dejado caer por el night-club la noche anterior al atentado contra Don Corleone. Casi inmediatamente, Bruno Tattaglia fue a sentarse a su mesa.

– Tengo un amigo que quiere hablar con usted -le dijo.

– Que venga -contestó Luca-. Siendo amigo suyo, no tengo inconveniente alguno en hablar con él.

– No -alegó Bruno-. Quiere verle en privado.

– ¿Quién es? -preguntó Luca.

– Un amigo mío, ya se lo he dicho. Quiere hacerle una proposición. ¿Acepta hablar con él esta misma noche?

– De acuerdo -dijo Luca-. ¿Dónde y a qué hora?

– El club se cierra a las cuatro de la mañana -respondió Bruno Tattaglia, bajando la voz-. ¿Por qué no charlan aquí, mientras los camareros hacen la limpieza?

Conocían bien sus costumbres, pensó Luca. Por lo visto le habían seguido los pasos. Solía levantarse a las tres o las cuatro de la tarde, desayunaba, y luego se entretenía jugando con sus amigos de la Familia o bien pasaba un par de horas con una mujer. A veces se iba al cine a medianoche, y a la salida se iba a tomar una copa en algún club. Nunca se acostaba antes del amanecer. Por ello, la sugerencia de una entrevista a las cuatro de la madrugada no era tan descabellada como parecía.

– Completamente de acuerdo -asintió-. Volveré a las cuatro.

Salió del club y se dirigió en taxi a su habitación amueblada de la Décima Avenida. Se alojaba en casa de unos italianos, parientes lejanos. Las dos habitaciones de que disponía Luca estaban separadas del resto del piso por una puerta especial. Eso le gustaba, pues le permitía hacer una especie de vida de familia, a la vez que le protegía contra cualquier sorpresa desagradable en el lugar donde era más vulnerable.

No tardaría en ver la peluda cola del astuto zorro turco, pensó Luca. Si las cosas iban bien, si Sollozzo se descubría esa noche, tal vez todo terminaría con un agradable regalo de Navidad para el Don. En su habitación, Luca abrió la maleta que tenía debajo de la cama y sacó un chaleco a prueba de balas. Pesaba mucho. Se desnudó, se puso una camiseta de lana, luego la camisa, y, finalmente, el chaleco. Por un momento pensó en llamar al Don para ponerle al corriente de todo, pero luego recordó que el Don nunca contestaba el teléfono y que, además, le había encargado aquella misión en secreto, de modo que nadie, ni tan siquiera Hagen y Sonny, debían saber nada.

Luca siempre iba armado. Tenía licencia de armas, probablemente la licencia más cara del mundo y de todos los tiempos. Había costado diez mil dólares, pero en caso de ser registrado por la policía, le evitaría ir a prisión. Esta noche no quería llevar el arma que estaba facultado legalmente para llevar encima, sino que prefería una pistola «segura», ya que tal vez tendría ocasión de terminar el trabajo. Sí, era mejor un arma que no estuviera registrada. Luego, después de pensarlo mejor, decidió que aquella noche se limitaría a escuchar la proposición y a informar al Padrino, a Don Corleone.

Emprendió el camino hacia el club, pero no volvió a beber. Pasó por la Calle Cuarenta y ocho, donde estaba su restaurante italiano favorito, el Patsy's, y cenó tranquilamente, a pesar de lo insólito de la hora. Luego, viendo que se acercaba la hora de la entrevista, se marchó hacia el club. Cuando llegó, el portero ya no estaba, ni tampoco la chica del guardarropa. Sólo Bruno Tattaglia le esperaba. Lo condujo hasta la desierta barra del otro lado del salón. Luca vio ante él las desiertas mesitas colocadas alrededor de la reluciente pista de baile que brillaba como un diamante, y, entre las sombras, el estrado de los músicos y el esqueleto metálico de un micrófono.

Luca se sentó frente a la barra y Bruno fue a situarse detrás, en el lugar de los camareros. Luca rechazó una copa que le ofreció y encendió un cigarrillo. Era posible que no se tratara del Turco, sino de alguna otra persona. Pero luego por entre las sombras de la estancia, vio aparecer a Sollozzo en persona.

Sollozzo le estrechó la mano y se sentó en un taburete, a su lado. Tattaglia puso un vaso delante del recién llegado, quien le dio las gracias.

– ¿Sabe usted quién soy? -preguntó Sollozzo.

Luca asintió con un gesto y le dirigió una sonrisa astuta. Las ratas iban saliendo de su agujero. Sería un gran placer ocuparse de ese siciliano renegado.

– ¿Sabe usted lo que voy a pedirle? -preguntó Sollozzo.

Luca negó con la cabeza.

– Hay un gran negocio en perspectiva -explicó Sollozzo-. Habrá millones para todos los que intervengan desde un puesto elevado. Hablando solamente del primer embarque, puedo garantizarle a usted cincuenta mil dólares. Estoy hablando de drogas, el gran negocio del futuro.

– ¿Por qué acude usted a mí? -preguntó Luca-. ¿Pretende que se lo cuente a mi Don?

– Ya le he hablado yo -respondió Sollozzo con una mueca-, y no quiere saber nada del asunto. Muy bien, puedo hacerlo sin él. Pero necesito a un hombre fuerte, a alguien que pueda proteger físicamente la operación. Como sé que no está usted satisfecho con su Familia, he pensado que podría interesarle el cambio.

Luca fingió ciertas dudas.

– Si la oferta es lo bastante buena…

Sollozzo, que había estado observándolo atentamente, pareció haber llegado a una decisión firme.

– Le doy unos cuantos días para que estudie mi oferta; luego volveremos a vernos -dijo.

El Turco adelantó la mano hacia Luca, pero éste fingió no darse cuenta. Para disimular, sacó un cigarrillo del paquete que llevaba en el bolsillo y se lo llevó a la boca. Detrás de la barra, Bruno Tattaglia hizo aparecer un encendedor como por arte de magia y dio fuego a Luca. Luego hizo una cosa muy rara. Dejó caer el encendedor sobre el mostrador, y asió con fuerza, con mucha fuerza, la mano derecha de Luca.

Luca reaccionó al instante. Saltó del taburete y se esforzó por zafarse de Bruno Tattaglia, pero Sollozzo ya le había asido por el otro brazo y se lo retorció contra la espalda. Pese a ello, Luca seguía siendo demasiado fuerte para los dos hombres juntos, y habría conseguido soltarse. Sin embargo, de entre las sombras de la sala y a su espalda, apareció otro hombre que le colocó una fina cuerda de seda alrededor del cuello. La cuerda apretaba cada vez más, y Luca apenas si podía respirar. Su rostro se tornó violáceo y sus brazos perdieron fuerza. Tattaglia y Sollozzo ya no tuvieron dificultad alguna en sujetarlo; la actitud de ambos inmovilizando a Luca tenía cierto aire infantil. Mientras, el otro hombre iba apretando más y más el cerco alrededor del cuello de Luca Brasi. De pronto, el suelo quedó mojado. Luca perdió el control de los esfínteres y la orina acumulada en su cuerpo se fue derramando hasta la última gota. Las fuerzas le habían abandonado por completo; las piernas se negaban a sostenerle y todo su cuerpo temblaba. Sollozzo y Tattaglia le dejaron libres los brazos y la víctima quedó a merced del estrangulador, ahora arrodillado para seguir al cuerpo de Luca en su lenta caída. La cuerda apretaba tan fuerte, que ya no resultaba visible en la garganta de Luca. Los ojos de éste parecían a punto de salirse de sus órbitas. Diríase que tenían una expresión de tremenda sorpresa, de mortal sorpresa más exactamente. Esta expresión era lo único humano que le quedaba a Luca Brasi, pues había muerto.

– Hacedlo desaparecer -dijo Sollozzo-. Es muy importante que tarden un tiempo en encontrarlo.

Acto seguido dio media vuelta y se fue, desapareciendo entre las sombras.

8

Para la Familia, el día siguiente al atentado contra Don Corleone fue una jornada de actividad frenética. Michael permaneció junto al teléfono, recibiendo mensajes para Sonny. Tom Hagen estaba ocupado tratando de encontrar un mediador aceptable para ambas partes, al efecto de que pudiera organizarse una conferencia con Sollozzo. El Turco parecía haberse esfumado, seguramente porque sabía que los hombres de Clemenza y de Tessio andaban buscándolo por toda la ciudad. En efecto, Sollozzo permanecía en su escondite, al igual que los principales miembros de la familia Tattaglia, y Sonny lo sabía; el enemigo no podía hacer otra cosa, dadas las circunstancias.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Padrino»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Padrino» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Padrino»

Обсуждение, отзывы о книге «El Padrino» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x