Kenzaburo Oé - Salto Mortal

Здесь есть возможность читать онлайн «Kenzaburo Oé - Salto Mortal» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Salto Mortal: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Salto Mortal»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Un profesor divorciado de mediana edad regresa a Tokio tras pasar quince años impartiendo clases en una universidad americana, para ser sometido a una arriesgada operación. El recuerdo de un antiguo alumno le obsesiona y decide dar con él. Cuál será su sorpresa al encontrar al niño convertido en un muchacho que trabaja para la facción radical de una secta religiosa, un peligroso movimiento que predica el fin inminente de la humanidad.
En Salto mortal, la primera novela que publica Kenzaburo Oé desde que recibió el Premio Nobel de Literatura en 1994, el autor se desvía de la narración autobiográfica, para adentrarse en una magnífica historia sobre la fe, el carisma de los líderes y los riesgos del fanatismo en la que analiza, con meticulosa sagacidad, la moderna sociedad japonesa. Multitud de escenas se entretejen con naturalidad en una trama que el autor maneja hábilmente, dosificando las sorpresas y las revelaciones, para mantener el suspense hasta la última página.
Salto mortal es un logro asombroso que confirma a Kenzaburo Oé como uno de los narradores más importantes de la actualidad. Su obra ha encontrado siempre una unánime acogida: «Oé no nos ahorra nunca ni un instante de reflexión sobre la cruda realidad», ENRIQUE VILA-MATAS; «sus obras representan una de las exploraciones morales más impresionantes de la novela contemporánea», The Observer; «es un legítimo heredero de Dostoievski», HENRY MILLER.

Salto Mortal — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Salto Mortal», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Pero a todo esto Ikúo no se disculpó especialmente ante Kizu por las pasadas dos semanas y media de ausencia. No parecía deberse eso a una inmadurez derivada de cierto egocentrismo, sino más bien a una actitud consciente por su parte de guardarse dentro lo que debía decir, lo cual preocupaba tanto más a Kizu. Y, por si fuera poco, había una sensación abiertamente extraña en torno al cuerpo desnudo de Ikúo. Con un proceder muy típico de los artistas, Kizu, al mirar a su modelo, lo hacía con una expresión alerta, semejante a la de quien aguza el oído ante un ruido raro; y eso tenían que delatarlo sus ojos. Ikúo, en diametral contraste con la actitud que adoptaba cuando empezó a ir al apartamento, se mostraba ahora con una sensibilidad muy pronta a reaccionar. Con el espeso follaje de la copa del harunire por detrás de su hombro derecho, y posando mientras aguantaba los fuertes rayos del sol -no habituales por cierto tiempo-, Ikúo se masajeaba con la punta de los dedos la escasa carnosidad que circundaba sus músculos abdominales, tensos como una tabla de lavar ropa.

– Durante estas dos semanas -dijo-, algo me he metido, y bien, en entrenamientos, como para matar a un caballo. Porque sólo con hacer de monitor de nadadores aficionados no me mantengo nada en forma. Y me estoy dando cuenta de que las carnes se me van espesando por esta zona, y me temo que la línea ya no sea la misma para usted que la última vez que estuve posando.

– Eso no es mayor problema -respondió Kizu-. Pues ahora estoy dibujando más que nada los salientes de tu espalda. Aunque, por supuesto, tu cuerpo entero se ve en forma, ¿en?

De todas maneras, Ikúo mostraba un aire de preocupación; y con la palma de la mano se puso a frotarse la parte sebosa de su abdomen, estirándola hacia el ombligo. Con ese frotamiento se destacaba de la espesa y oscura pelambre de su ingle el pene, que se notaba blando pero pesado, y se le iba hacia el muslo más próximo a Kizu, que lo estaba mirando actuar de este modo. Al sentir sobre sí los ojos de Kizu, el joven se manoseó los glúteos y trató de escudar sus genitales al amparo de sus gruesos muslos, pero no le salió bien el intento. Entretanto el pene se le curvaba hacia la derecha, a ojos vistas: apuntando al harunire, que estaba tras el cristal, aumentó vivamente de tamaño. Eso para Kizu no era comparable a sus erecciones de ahora; más bien le recordaba las que había tenido de joven, incontrolables y a su propio ritmo.

Ikúo acabó relajando la pose y se tapó el pene con las dos manos; con gesto decidido orientó su cara, enrojecida y seria, hacia Kizu. En ese día se daba por primera vez el caso, desde que tenía a Ikúo ante sí, de que éste lo mirara de frente.

– En realidad, profesor, hay algo que tengo que decirle hoy; y mientras lo pensaba se me ha ido la mente a mis emociones personales, y esto es lo que ha pasado. Perdone mi torpeza. También yo estoy confundido. Incluso me suena raro eso de "emociones personales", pero cuando recuerdo lo amable que ha sido siempre usted conmigo…

"Usted ha querido conversar conmigo de varios temas; y a mí casi me resulta increíble pensar con qué afecto me ha acogido en su casa. La soledad con que he vivido durante años no la he sentido ya estos últimos meses. Si no le diera las gracias sería un completo desagradecido, pero ahora, en realidad, y después de pensarlo mucho, creo que voy a dejar mi trabajo de Tokio.

"Es algo que ya había empezado a pensar cuando nos encontramos en aquella ocasión en la Sala de Secado del club, pues ya llevo trabajando allí dos años enteros. Gracias a eso me ha sido posible conocerlo a usted, profesor, así como conseguir este trabajo de modelo a raíz de ofrecerme a usted para ello, y enriquecerme con su conversación. Es muy de agradecer todo; pero creo que si sigo como monitor de natación, así no voy a ser capaz de enfrentarme con mis problemas personales. Tema éste que está en relación con lo que hemos hablado, de lo que significa la libertad personal…

"Así que mientras reflexionaba sobre todo eso, la semana pasada y la anterior me he dedicado a ponerme en forma, y por el momento, mientras aún me conservo fuerte, he llegado a una conclusión, y es que voy a marcharme. Ayer presenté mi dimisión en el club de atletismo. Según ha establecido el centro, en este caso no me gratifican al irme, pero en fin…

Kizu sintió vivamente en su interior como si un cuerpo extraño estuviese invadiéndole las células que se encontrara en su camino, y fuese creciendo a costa de ellas… como si un sufrimiento extrañamente físico lo sofocase. En tanto que se quedaba confundido sobre qué hacer, trató de autoconvencerse de que "así es como la gente sufre alguna vez el abandono de los demás". Ahora que él había rebasado en su vida la mitad de la cincuentena, éste era un nuevo revés que le reservaba la vida.

– Claro está, desde luego. Tú lo has pensado a tu modo, llegando a tu propia conclusión. También eso define a quien se va haciendo su personalidad concreta. Creo que no conduciría a nada que siguieras toda la vida como monitor de natación. Y vale decir lo mismo, con más razón aún, si se trata de posar como modelo. El irte por fin despegando de eso para marcharte por ahí a algún sitio es muy natural en tu caso. Eso no impide que yo sienta la añoranza de tu partida, digamos; o que me sienta apenado.

Mientras así hablaba, Kizu podía oír con sus propios oídos cómo un apasionado resentimiento por sus errores pasados resonaba al mezclarse con la corriente de su sangre. Ikúo entonces se volvió a él -una fuerte emoción embargándole la mirada- para venir a pedirle algo inesperado, algo que Kizu había pensado y soñado hasta el presente, y que ahora por el mismo desarrollo de los acontecimientos quedaba ya al descubierto; algo tan sorpresivo como desenfadado.

– Profesor, ¿es usted homosexual? A veces me he preguntado si no estaría usted preparando una relación conmigo de ese tipo, y, suponiendo que con esa intención me hubiera tratado tan amablemente, acabaríamos llegando a las manos de mala manera, zurrándole yo bien por mi parte.

Pero ya no tengo esas ideas tan hostiles. Y como hoy es el último día, si quiere hacer algo conmigo en la línea homosexual, no por eso voy a guardarle rencor… esto es lo que he pensado; y aquí tiene mi cuerpo, tal como usted me ve…

Kizu sintió que de súbito lo invadía una conmoción equivalente a la del viejo dicho del país: "un lamento que te destroza las entrañas". Se puso de pie. Ante ese movimiento suya, el joven, que estaba en pie protegiendo sus genitales con ambas manos, se vio aún más movido a la actitud de autodefensa; y esto a su vez hirió a Kizu en su orgullo. Kizu logró lanzar esta voz desde su garganta reseca:

– ¡No hay nada de eso! Ni yo sé nada, ni tengo práctica de amar a los de mi mismo sexo. Sin embargo, y hablando de tu cuerpo, es verdaderamente de una gran belleza, y yo he venido experimentando cierto movimiento de atracción por él. No es que tenga plan alguno en perspectiva, pero aunque sea lastimoso confesarlo, desde el fondo de mí mismo estaba esperando algo. Quizás sea porque estoy en esa época crítica de la vida. Y eso viene a ser todo.

"A propósito, puede que esto suene a que me resisto a ser un perdedor, pero… ¿por fuerza tienes tú que marcharte a algún sitio? ¿No vas a poder volver por aquí? ¿Acaso, en vez de irte a donde sea, no podrías tomarme como compañero de búsqueda para perseguir tu libertad personal?

Kizu dijo esto como aullando, y no teniendo nada preconcebido que añadir concretamente, se desplomó en la butaca, y hundió la cara entre sus manos. Estaba llorando. A través del enrejado de sus dedos llegó a ver cómo Ikúo se bajaba de la tarima de posar, y, mientras con una mano refrenaba el movimiento saltarín de su pene, se le plantó a él mismo justo delante. Proyectó un poco su cintura hacia él, rozándole, y se quedó allí parado como buscando arrimo. Entonces Kizu, para su propia sorpresa, liberó sus manos húmedas de llanto, alargó los brazos por los costados de Ikúo hacia su trasero y, apuntando al pene, que se movía anárquicamente, como objetivo, consiguió atraparlo metiéndoselo en la boca. Abrió la misma ampliamente, ante el temor de poder herir el pene con sus dientes postizos -esos de sensibilidad muerta, con los que no se sabe hasta qué punto apretar-. Por fin inmovilizó el pene, haciéndolo descansar contra el paladar. Luego le pasó la lengua alrededor. Las manos de Ikúo se sujetaban entretanto a su cabeza.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Salto Mortal»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Salto Mortal» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Kenzaburo Oe - Death by Water
Kenzaburo Oe
Javier Marias - When I Was Mortal
Javier Marias
Eileen Wilks - Mortal Ties
Eileen Wilks
Stanislaw Lem - Mortal Engines
Stanislaw Lem
Donna Leon - Testamento mortal
Donna Leon
James Benn - A Mortal Terror
James Benn
Peter Clement - Mortal Remains
Peter Clement
Ian Rankin - Mortal Causes
Ian Rankin
Kenzaburo Oe - Somersault
Kenzaburo Oe
Detlef Wolf - Salto Fanale
Detlef Wolf
Отзывы о книге «Salto Mortal»

Обсуждение, отзывы о книге «Salto Mortal» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x