• Пожаловаться

Isabel Allende: El Reino Del Dragón De Oro

Здесь есть возможность читать онлайн «Isabel Allende: El Reino Del Dragón De Oro» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современная проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Isabel Allende El Reino Del Dragón De Oro

El Reino Del Dragón De Oro: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Reino Del Dragón De Oro»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La estatua del Dragón de Oro permanece oculta en un reino pequeño y misterioso, enclavado en la cordillera del Himalaya. Y según cuenta la leyenda, este magnífico objeto, un poderoso instrumento de adivinación incrustado de piedras preciosas, preserva la paz de estas tierras. Una paz que ahora, por la codicia en el alma de los hombres, puede verse perturbada. En El Reino del Dragón de Oro, Isabel Allende nos invita a entrar en una doble aventura. Alexander Cold, su abuela Kate y Nadia Santos, los protagonistas de La Ciudad de las Bestias, han vuelto a reunirse. Viviremos con ellos sus peripecias y vicisitudes en la belleza desnuda, limpia, de las montañas y los valles del Himalaya en compañía de nuevos amigos. Pero la pluma mágica de Allende también nos descubre el valor y la sencillez de las enseñanzas budistas a través del lama Tensing, maestro y guía espiritual de Dil Bahadur, el joven heredero del reino, a quien conduce por la senda del budismo y ha dado a conocer el valor de la compasión, de la naturaleza, de la vida, de la paz. Una novela espléndida, para lectores de todas las edades.

Isabel Allende: другие книги автора


Кто написал El Reino Del Dragón De Oro? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

El Reino Del Dragón De Oro — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Reino Del Dragón De Oro», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Todos los yetis están desnutridos, menos Grr-ympr, que sólo presenta síntomas de mucha edad. Le calculo como cien años -concluyó el lama.

– ¿Qué ha cambiado en el valle para que les falte comida? -preguntó el discípulo.

– Tal vez no falta alimento, sino que están enfermos y no asimilan lo que comen. Los bebés dependen de la leche materna, que no sirve para nutrirlos, es como agua, por eso mueren a las pocas semanas o meses. Los adultos tienen más recursos, porque comen carne y plantas, pero algo los ha debilitado.

– Por eso se han ido reduciendo de tamaño y mueren jóvenes -agregó Dil Bahadur.

– Tal vez.

Dil Bahadur puso los ojos en blanco: a veces la vaguedad de su maestro lo sacaba de quicio.

– Éste es un problema de las últimas dos generaciones, porque Grr-ympr recuerda cuando los yetis eran altos como ella. A este paso posiblemente en pocos años habrán desaparecido -dijo el joven.

– Tal vez -replicó por centésima vez el lama, quien estaba pensando en otra cosa, y agregó que Grr-ympr también recordaba cuando se trasladaron a este valle. Eso significaba que había algo dañino allí, algo que estaba destruyendo a los yetis.

– ¡Eso debe ser…! ¿Puede salvarlos, maestro? -Tal vez…

El monje cerró los ojos y oró durante unos minutos, pidiendo inspiración para resolver el problema y humildad para comprender que el resultado no estaba en sus manos. Haría lo mejor que pudiera, pero él no controlaba la vida o la muerte.

Terminada su corta meditación, Tensing se lavó las manos, enseguida se dirigió a uno de los corrales, escogió a una chegno hembra y la ordeñó. Llenó su escudilla de leche tibia y espumosa y la llevó donde estaban los niños. Empapó un trapo en la leche y lo puso en la boca de uno de ellos. Al principio éste no reaccionó, pero a los pocos segundos el olor de la leche lo reanimó, sus labios se abrieron y comenzó a succionar débilmente del trapo. Con gestos, el lama indicó a las madres que lo imitaran.

El proceso de enseñar a los yetis a ordeñar los chegnos y alimentar a los bebés gota a gota fue largo y tedioso. Los yetis tenían una capacidad mínima de razonamiento, pero lograban aprender por repetición. El maestro y el discípulo pasaron el día completo en eso, pero vieron los resultados esa misma noche, cuando tres de los niños empezaron a llorar por primera vez. Al día siguiente los cinco lloraban pidiendo leche y pronto abrieron los ojos y pudieron moverse.

Dil Bahadur se sentía tan ufano como si la solución hubiera sido idea suya, pero Tensing no descansaba. Debía encontrar una explicación. Estudió cada cosa que los yetis se echaban a la boca, sin dar con la causa de la enfermedad, hasta que él mismo y su discípulo empezaron a sufrir dolores de vientre y vomitar bilis. Ellos sólo comían tsampa, su alimento habitual de harina de cebada, manteca y agua caliente. No probaron la carne de chegno que les ofrecieron los yetis, porque eran vegetarianos.

– ¿Qué es lo único diferente que hemos comido, Dil Bahadur? -preguntó el maestro, mientras preparaba un té digestivo para ambos.

– Nada, maestro -replicó el joven, pálido como un muerto.

– Algo debe ser -insistió Tensing.

– Sólo nos hemos alimentado de tsampa, nada más… -murmuró el joven.

Tensing le pasó la escudilla con el té y Dil Bahadur, doblado de dolor, se la llevó a la boca. No alcanzó a tragar el liquido. Lo escupió sobre la nieve.

– ¡El agua, maestro! ¡Es el agua caliente!

Normalmente hervían agua o nieve para preparar su tsampa y el té, pero en el valle habían utilizado el agua hirviendo de una de las fuentes termales que brotaban del suelo.

– Eso es lo que está envenenando a los yetis, maestro -insistió el príncipe.

Los habían visto utilizar el agua color lavanda de la fuente termal para hacer una sopa de hongos, hierbas y flores moradas, la base de su alimentación. Grr-ympr había perdido el apetito con los años y sólo comía carne cruda cada dos o tres días y se echaba puñados de nieve a la boca para calmar la sed. Esa misma agua termal, que debía contener minerales tóxicos, habían empleado ellos para el té. En las horas siguientes la evitaron por completo y el malestar que los atormentaba cesó. Para asegurarse de que habían dado con la causa del problema, al otro día Dil Bahadur hizo té con el agua sospechosa y lo bebió. Pronto estaba vomitando, pero feliz de haber probado su teoría.

El lama y su discípulo informaron con gran paciencia a Grr-ympr de que el agua caliente color lavanda estaba absolutamente prohibida, así como las flores moradas que crecían en las orillas del arroyo. El agua termal servía para bañarse, no para beberla ni para preparar comida, le dijo. No se dieron el trabajo de explicarle que contenía minerales dañinos, porque la anciana yeti no habría comprendido; bastaba con que los yetis acataran sus instrucciones. Grr-ympr facilitó su tarea. Reunió a sus súbditos y les notificó la nueva ley: quien bebe de esa agua, será lanzado a las fumarolas, ¿entendido? Todos entendieron.

La tribu ayudó a Tensing y Dil Bahadur a recolectar las plantas medicinales que necesitaban. Durante la semana que permanecieron en el Valle de los Yetis, los visitantes comprobaron que los niños se recuperaban día a día, y que los adultos se fortalecían a medida que desaparecía el color morado de las lenguas.

Grr-ympr en persona los acompañó cuando llegó el momento de partir. Los vio encaminarse hacia el cañón por donde habían llegado y después de algunas vacilaciones, porque temía revelar el secreto de los yetis incluso a esos dioses, les indicó que la siguieran en la dirección contraria. El lama y el príncipe anduvieron detrás de ella durante más de una hora, por un sendero angosto que pasaba entre las columnas de vapor y las lagunas de agua hirviendo, hasta que dejaron atrás la primitiva aldea de los yetis.

La hechicera los llevó hasta el final de la meseta, les señaló una apertura en la montaña y les comunicó que por allí salían los yetis de vez en cuando en busca de comida. Tensing logró comprender lo que ella les decía: era un túnel natural para acortar camino. El misterioso valle quedaba mucho más cerca de la civilización de lo que nadie suponía. El pergamino en poder de Tensing indicaba la única ruta conocida por los lamas, que era mucho más larga y llena de obstáculos, pero también existía ese paso secreto. Por su ubicación, Tensing comprendió que el túnel bajaba directamente por el interior de la montaña y salía antes de Chenthan Dzong, el monasterio en ruinas. Eso les ahorraba dos tercios del camino.

Grr-ympr se despidió de ellos con la única muestra de afecto que conocía: les lamió la cara y las manos hasta dejarlos empapados de saliva y mocos.

Apenas la horrenda hechicera dio media vuelta, Dil Bahadur y Tensing se revolcaron en la nieve para limpiarse. El maestro se reía, pero el discípulo apenas podía controlar el asco.

– El único consuelo es que nunca más volveremos a ver a esta buena señora -comentó el joven.

– Nunca es mucho tiempo, Dil Bahadur. Tal vez la vida nos depare una sorpresa -replicó el lama, penetrando decididamente en el angosto túnel.

CAPÍTULO DOS – TRES HUEVOS FABULOSOS

Entretanto, al otro lado del mundo, Alexander Cold llegaba a Nueva York acompañado por su abuela, Kate. El muchacho americano había adquirido un color de madera bajo el sol del Amazonas. Tenía un corte de pelo hecho por los indios, con una peladura circular afeitada en medio de la cabeza, donde lucía una cicatriz reciente. Llevaba su mochila inmunda a la espalda y en las manos una botella con un líquido lechoso. Kate Cold, tan tostada como él, iba vestida con sus habituales pantalones cortos de color caqui y zapatones embarrados. Su pelo gris, cortado por ella misma sin mirarse al espejo, le daba un aspecto de indio mohicano recién despertado. Estaba cansada, pero sus ojos brillaban tras los lentes rotos, sujetos con cinta adhesiva. El equipaje comprendía un tubo de casi tres metros de largo y otros bultos de tamaño y forma poco usual.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Reino Del Dragón De Oro»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Reino Del Dragón De Oro» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Isabel Allende: El Zorro
El Zorro
Isabel Allende
Isabel Allende: Hija de la fortuna
Hija de la fortuna
Isabel Allende
Isabel Allende: Eva Luna
Eva Luna
Isabel Allende
Isabel Allende: La Suma de los Días
La Suma de los Días
Isabel Allende
Отзывы о книге «El Reino Del Dragón De Oro»

Обсуждение, отзывы о книге «El Reino Del Dragón De Oro» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.