Adriana Trigiani - Valentine, Valentine
Здесь есть возможность читать онлайн «Adriana Trigiani - Valentine, Valentine» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Valentine, Valentine
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:4 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 80
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Valentine, Valentine: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Valentine, Valentine»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Valentine, Valentine — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Valentine, Valentine», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Claro, la abuela me ha enseñado cómo hacer zapatos, pero nunca ha dedicado tiempo a enseñarme a andar por el mundo como una artista. Nunca ha habido tiempo para animarme a andar ese camino, porque ella lo desconoce. Los soñadores fueron mi bisabuelo y mi abuelo. La abuela es una técnica, una zapatera práctica. Ella diseñó un zapato una vez, pero fue por necesidad. Dibujó el zapato plano de ballet y lo elaboró porque Capezio le quitaba un cliente tras otro. Lo diseñó sin la intención de crear, sino por necesidad. Necesitaba hacer dinero. Hacer zapatos nunca ha sido una forma de autoexpresión para Teodora Angelini, por el contrario, era comida en su mesa, ropas para mi madre y dinero para el platillo de las limosnas en la iglesia de Nuestra Señora de Pompeya. No hay nada malo en eso, pero ahora sé que yo quiero más. Quiero decir más.
La ciudad de Nueva York significa todo para mí, pero ahora sé que, en el frenesí y el ruido, en medio del apremio y la prisa, la voz del artista queda ahogada por la necesidad de ganarse el sustento. Entiendo el atractivo de la seguridad, la necesidad de ganar dinero para pagar nuestras cuentas y hacer frente a las nóminas, pero un artista necesita tiempo para pensar y soñar. El tiempo, desorganizado y libre, alimenta la imaginación. La siesta del mediodía puede parecer un descanso, pero para un artista como Costanzo es la hora de repasar el trabajo del día y reflexionar acerca de nuevos colores y combinaciones. Costanzo también me ha enseñado que la vida común es ingeniosa. Me ha enseñado a mirar las cosas de todos los días y a encontrar la belleza en ellas. No soy sólo una zapatera, estoy creando un zapato particular para un cliente que está tratando de expresar algo sobre sí mismo al mundo. Mi trabajo consiste en entregar ese mensaje, en hallar el significado en lo común.
Ya no miro una molesta gaviota que observa mis migajas, miro una gama de blancos, vestidos en las plumas negras con simples manchas blancas. Zapatos. No veo un muro de piedra en el que el sol cae de lleno por la tarde, veo un particular gris que se degrada con destellos dorados. Cuero. No veo un nudo de enredaderas en una cerca negra, veo un bosque verde de terciopelo y cintas de cuero negro. Botas. No veo un cielo azul con nubes, veo un rollo de seda bordada. No veo un montón de peonías rosadas que un recién casado lleva a su esposa a través de la piazza camino a casa, veo una borla enjoyada en el empeine de un zapato de fiesta. Adornos.
Y cuando ahora miro a esa mujer, no veo moda, no veo edad, no veo talla, la veo a ella, veo a mi dienta, que necesita que le proporcione todo lo que dice quién es; y así expreso quién soy mediante el trabajo que hago. Sencillo, pero este conocimiento me ha transformado. Ya no soy la mujer que aterrizó en Roma hace un mes y no seré la misma cuando vuelva a casa. Veré mi casa con estos ojos nuevos. Bueno, esto me asusta un poco: ¿qué pasaría si estoy tan cambiada que ya no tengo las mismas metas en las que me concentraba antes de partir? ¿Qué pasará si regreso a casa y Roman no es el hombre para mí y pelear con Alfred no es suficiente para salvar la tienda y el edificio? ¿Qué pasará si la mirada de este artista ha transformado el alma profunda de lo que soy? ¿Qué si ya no quiero aquello con lo que alguna vez soñé?
Un día, durante el almuerzo, Costanzo me contó que era viudo y sus ojos se llenaron de lágrimas, así que no insistí. Pero no quiero irme de Capri sin saber acerca de su esposa. Así como me ha enseñado mucho sobre arte, siento que sabe mucho acerca de otras cosas, de las entrañas de la vida, de la búsqueda del amor verdadero.
Me reúno con Costanzo en la veranda, donde ha dispuesto nuestro almuerzo, como ha hecho cada día. Veo la mozzarella de búfala y los deliciosos tomates maduros cortados en delgadas rebanadas. Los baña con aceite de oliva mientras me acerco.
– Nuestro último almuerzo.
– La última cena -dice riéndose.
– No quiero irme.
– Ninguna mujer quiere dejar a Costanzo Ruocco -dice, y ríe de nuevo.
Me siento y me pongo una servilleta en el regazo. Costanzo llena mi plato con la fruta de su jardín. Una brisa tranquila recorre el lugar y agita el mantel.
– Antes de irme me gustaría que me hablaras de tu esposa.
Costanzo mete la mano debajo de su camiseta y saca una cadena de oro con un anillo de boda unido a ella.
– ¿Cómo se llamaba? -le pregunto con amabilidad.
– Rosa -dice-. Nació como Rosa de Rosa.
Costanzo levanta la mano, se pone de pie y va al interior de la tienda. Cuando vuelve me da un sobre de papel manila. Lo abro. Dentro hay muchas fotografías, algunas en blanco y negro, algunas instantáneas pequeñas de color con el vivido azul del Ektachrome de los años sesenta, algunas de la cámara Instamatic de los setenta. Cuando sus hijos nacieron hay más fotos aún, hechas con una Polaroid, el tipo de fotografías que nosotros solíamos hacer, reveladas sobre una mesa y pegadas en cuadrados de cartón. Con delicadeza, coloco una pila de fotografías sobre la mesa. La más grande, una fotografía en blanco y negro de Costanzo y Rosa el día de su boda, fue hecha por un profesional. Es una mujer morena, pequeña, con un par de impresionantes ojos marrones. Me recuerda a mi hermana Jaclyn. Rosa lleva un minúsculo adorno de fantasía en el cabello, cubierto con una red y un vestido estilo bailarina blanco de satén con escote y la cintura ajustada que da lugar a una falda acampanada. En sus diminutos pies lleva elegantes zapatos altos de charol. Costanzo está detrás de ella y la sujeta por la cintura.
– Me case el veintitrés de septiembre de 1963, fue el día más feliz de mi vida.
– Bella -le digo.
– La llamaba bella Rosa y a veces sólo bella. -Se le rompe la voz.
– Y tú eres muy guapo -digo, y hago el movimiento de abanicar como él había hecho conmigo. Se ríe. Después de todo, recuerdo y nunca lo olvidaré, es italiano. El ego masculino llega intacto con la partida de nacimiento-. La añoras muchísimo.
– No puedo hablar de ella. En mi vida, a pesar de todas las palabras que he oído, nunca he encontrado alguna que pueda describir lo que ella significó para mí. Lo intento, pero incluso la palabra amor no es suficiente. Era mi mundo. Desde que murió, no he dejado, ni por un momento, de amarla y pensar en ella.
Me acerco por encima del banco, tomo la mano de Costanzo y digo:
– Todas las mujeres deberían ser amadas como tú amaste a Rosa.
– Me resulta difícil vivir sin ella. Casi imposible. Cuando la muerte me llegue, será bienvenida, porque veré a Rosa de nuevo. Sólo espero que ella quiera a este hombre viejo.
– Oh, claro. Los hombres mayores tenéis mucho que decir.
No es sólo arte lo que he aprendido en Capri.
– Murió en 1987. Nada ha sido igual. Los higos no saben igual ni el vino ni los tomates. Se llevó todo lo bueno. Todo lo que he aprendido acerca de la vida lo aprendí de ella, sobre todo, del amor. -Costanzo se pone en pie y me mira-. Espera, tengo algo para ti -dice mientras va hacia la tienda.
He pasado una semana en Da Costanzo aprendiendo cosas que necesitaba saber. He aprendido acerca del gropponi, el mejor cuero de vaca para hacer suelas; del capretto, el cuero de cordero más suave, maravilloso para hacer las correas, y del vitello, la piel más firme, que funciona bien en una suela completa. Y he aprendido que el mundo exterior a esta isla está invadiendo la artesanía que nació aquí, engullendo las técnicas y los diseños de Costanzo sin su permiso, sólo para fabricar en serie su versión para la multitud.
Astutos empresarios estadounidenses acuden aquí, compran las sandalias de Costanzo, se las llevan a casa, las copian y en el acto roban los diseños e incluso tienen la desvergüenza de ir a los mismos proveedores que Costanzo e intentan comprar los materiales que utiliza para elaborar las sandalias de su firma. Los proveedores, al tanto de los ladrones, rehúsan vender los suministros a los arribistas. La lealtad sigue siendo el mejor atributo italiano.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Valentine, Valentine»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Valentine, Valentine» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Valentine, Valentine» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.