Hanif Kureishi - El álbum negro

Здесь есть возможность читать онлайн «Hanif Kureishi - El álbum negro» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El álbum negro: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El álbum negro»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Shahid, como el Karim de El buda de los suburbios, es «casi un inglés», está en el paso de la adolescencia a la edad adulta y, como cualquier chico listo de su edad, quiere cambiar la aburrida vida de provincias por la excitación de la gran metrópoli, donde todo puede suceder. Aprovechando que va a comenzar la universidad, abandona Kent y la protección de su rica familia, y se marcha a estudiar a Londres. Pero desde los setenta y el punk de Karim el mundo ha cambiado: ahora estamos en 1989, ha caído el muro de Berlín, la señora Thatcher ha dejado su profunda huella en Inglaterra, y Salman Rushdie ha sido condenado a muerte. Shahid, desgarrado entre su educación inglesa y sus raíces pakistaníes, será captado por un grupo integrista musulmán, pero también se fascinará con Deedee Osgood, una carismática y desinhibida profesora que les ilustra sobre Toni Morrison y Alice Walker pero también sobre Prince, el ídolo de Shahid. Y atrapado entre un deleitoso liberalismo ilustrado y un fundamentalismo exaltante, tendrá que encontrar su propio camino en la vida y en el laberinto de las ideologías y los goces de la contemporaneidad. «Los diálogos estallan de ironía, furia e inteligencia, y hay un notable vigor, calidez y generosidad en la construcción de los personajes, aun en los más desagradables. Es también una espléndida novela de ideas» (Jonathan Coe, Mail on Sunday).
«Kureishi, al igual que Tarantino en el cine, es el novelista contemporáneo por excelencia» (lan Sansom, Sunday Telegraph). «Una visión exuberante, llena de ruido y aventura, del Londres actual… Hanif Kureishi tiene el don de confrontar las injusticias de la sociedad británica sin convertirse en un predicador, o caer en la mera farsa» (Laura Cumming, Sunday Times).
«La prosa de Kureishi es rápida y vigorosa, pero gran parte del mérito de esta notable novela radica en el dickensiano y muy seductor entramado de personajes e historias» (Andy Beckett, The Independent). «Un escritor incapaz de crear personajes esquemáticos, de caer en el lugar común. Si a eso se le añade su original visión sobre la vida de la Inglaterra posimperial, y su instinto para la cultura y el lenguaje popular, se ve muy bien por qué ha sido aclamado como "uno de los grandes talentos de los últimos veinticinco años". Entre el apocalipsis y la orgía, la literatura de Kureishi conserva todo su sabor salvaje» (Boyd Tonkin, The Observer).

El álbum negro — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El álbum negro», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿De veras?

– No podía creer lo que me estaban diciendo. Pero lo decía en serio. ¿Qué voy a hacer?

Deedee no era joven -Shahid observó la cantidad de venas que tenía en el dorso de la mano-, y había rebasado cierta capacidad de aguante. Había meditado mucho las cosas, guardándolas demasiado tiempo. No iban a descolocarla ahora.

– Creía que habíamos dejado de vernos -dijo de pronto, cerrando la puerta- Por eso no quiero escuchar una palabra más.

– ¿Cómo?

– Ha sido difícil. Pero era un consuelo pensar que esto no podía seguir. Me figuraba que yo era… demasiado para ti, que te abrumaba. Quiero que dejemos lo nuestro.

– Pero ¿por qué?

– Una mujer sensata seguramente se apartaría del amor, sustituyéndolo con una combinación práctica de amistad, arte y relaciones sexuales, ¿no crees?

Él la escuchaba a medias; no podía entenderlo.

– Decía que no sé qué hacer. Chili está escondido, a muchos kilómetros de aquí. Hay gente violenta que le está buscando. Creo que ha hecho algo horrible. No ha querido contármelo, pero lo he adivinado por algo que dijo Strapper. Machacó aun camello y le quitó la droga y el dinero, después de haber cometido otras fechorías. Y ahora hay unos tipos que lo quieren liquidar.

– No se les puede reprochar, ¿verdad?

Estaba claro que no quería saber nada de eso; no iban a confundirla. Shahid suspiró.

– ¿Cómo estás, entonces?

– ¿Te interesa?

– Sí, mientras no tenga que sentarme.

– A mí me gustan casi todas las posturas, soy una persona liberal. O lo era. -Dio un sorbo de café y luego bebió un poco de vino-. La Facultad ha reconocido al fin que habrá despidos. Brownlow incluido.

– Eso está bien.

– ¡No me digas! -Por lo menos se rio-. Así que al volver a casa pensé en el miedo que me daba dejar la universidad. Y en la emoción, también, en otro sentido. Ya sabes que me gusta ser ridículamente positiva, porque en seguida me compadezco de mí misma. -Él le acarició el pelo-. Pero era difícil de encajar. No hay trabajo. Estaría dos años sin empleo. Quizá no podría volver a trabajar en la enseñanza. En cualquier caso, fui al supermercado, volví para ver Brookside y preparé unos pimientos rellenos. Suelo cocinar y cenar mientras veo el telediario, con un libro apoyado y bebiendo vino.

– Me gusta hacer eso.

– La mayoría de las noches me tomo una botella o más, y desde luego me va mejor que a algunos matrimonios que conozco. Mis amigas con hijos envidian mi vida de soltera. Puedo salir a cenar. Echar un polvo con quien quiera. O no. ¿Qué más puede pedir una chica? Pero ya no puedo seguir así. No me apetece estar siempre sola. Me resulta difícil todo ese asunto porque me he creado fantasías…

Shahid se sentó llevándose las manos a la cabeza.

– ¿De qué clase?

– Ésas te las contaré luego.

– Estoy impaciente por oírlas.

– Fantasías de que tú y yo estábamos más tiempo juntos. Sólo que tú no estás seguro de que sea eso lo que quieres, ¿no?

Fue incapaz de contestar. Había tanto en qué pensar, y ella le estaba acosando.

– He perdido la confianza en ti -añadió ella.

– A tomar por culo, Deedee. Me importa un pito. Estoy agotado. Esta noche no estoy para esta clase de discusiones de clase media.

– ¿Quieres que sea franca?

– ¿Por qué no?

– Me han contado una cosa inquietante, que me ha hecho pensar. Y pensar.

– ¿Sobre qué?

– ¿Cómo expresarlo? -Lo miraba atentamente-. Pareces intranquilo, amor. No puedes estarte quieto.

– ¡Deedee, joder, esta noche no soporto ese puñetero sarcasmo! ¿Qué te han contado?

– Que tienes algo que ver con esa berenjena.

– Ya. -Sintió un escalofrío-. ¿Berenjena?

– Sí.

Ella esperó a que confesara.

– Sé lo de la berenjena, Deedee. Es cierto. Y he ido a echarle un vistazo. Por supuesto que sí. No voy a negarlo.

– Dios ha escrito unas palabras en ella, ¿verdad?

– Eso es lo que dicen algunos. Pero son los simples, Deedee. A diferencia de ti, no leen a los filósofos franceses. Hace unos años estaban en sus aldeas, ordeñando vacas y criando gallinas. Tenemos que respetar la fe de los demás; los católicos incluso afirman que beben la sangre de Cristo. Y nadie mete al Papa en la cárcel por canibalismo.

– ¿Es cierto que habéis convencido al Mesías de Goma para exponer esa… revelación en el ayuntamiento?

– Míster Rudder ha declarado públicamente que desea una asociación más estrecha con nuestra comunidad. Si las berenjenas son el objeto de nuestras creencias, habrá que respetarlo. Es nuestra cultura, ¿no?

– ¿Es tu cultura? ¿Es cultura de algún tipo?

– No seas presuntuosa.

– ¿De veras? Te estás engañando a ti mismo. ¿Qué habría dicho tu padre?

Shahid inclinó la cabeza y se mordió el labio.

– ¿Sabes que Rudder es un cínico, un hijoputa integral?

– ¡Somos ciudadanos de tercera, de clase aún más baja que los obreros blancos! -gritó él-. ¡La violencia racista está aumentando! Papá creía que eso se iba a acabar, que nos considerarían como ingleses. ¡No ha sido así! ¡No somos iguales! Pasará como en Estados Unidos. ¡Por mucho que avancemos, siempre estaremos oprimidos!

– Es cierto lo que me contaron. Te tenía por más inteligente.

– Deedee.

Quería que lo abrazase. Se acercó a ella. Deedee lo rodeó con los brazos pero no le besó.

– No me gusta que me critiques tanto.

– Me importa un rábano. Yo he visto muchas cosas, pero esa berenjena se lleva la palma. No voy a respetar a una hortaliza comunicante ni tampoco voy a competir con ella.

– Entiendo por qué te sientes así. Pero sé razonable…

– ¿Qué clase de gente quema libros y lee berenjenas? He oído que los libros estaban en vías de desaparición, pero nunca imaginé que iban a sustituirlos las hortalizas. Posiblemente, los verduleros sustituirán a los libreros. No, te estoy dando un ultimátum.

– ¿Qué estás diciendo, Deedee? ¡Estoy a punto de volverme loco!

– ¿Y quién no? Pero elige entre la berenjena milagrosa y yo.

– Basta.

Estaban sentados al borde de la cama.

– ¿A cuál prefieres?

Él reflexionó.

– No es difícil.

– ¿El nabo?

– Creo que sí.

– Eso esperaba.

– ¿De verdad?

– Está bien, chéri. Con tal de saberlo.

– Dame un beso de despedida.

– Ha sido una época maravillosa, a ratos.

– Sí. -Shahid le devolvió el beso-. Dame la lengua.

– Quítate la camisa. -Ella le mordió el labio-. Me encanta esa piel de café con leche. Déjame verla por última vez.

– Quítamela tú. Me gusta.

– No sé si podré -advirtió ella-. Me tiemblan las manos.

– Sí, te tiemblan. Pero quítate la camiseta.

– Ayúdame.

– Ya está. Ahora, túmbate. Eres preciosa.

– Gracias. Tócame…, por favor.

– ¿Así?

– Ay, sí, por Dios, exactamente así. Retuércelo, tira…, pellízcalo. Santo cielo. Y el otro también. ¡Aah!

– ¿Demasiado fuerte?

– Todavía no. Con la boca. Eso me calmará. Ponme la otra mano en el culo. Clava las uñas.

– ¿Vale?

– ¡Sí! ¿Te has olvidado de que me debes una buena lamida?

– ¿En serio? -preguntó él.

– Media hora, por lo menos, lo prometiste.

– ¿Media hora?

Ella cerró los ojos.

– Hazlo.

Él empezó a cumplir su deseo, pero se incorporó de pronto para mirarla.

– ¿Qué pasa, Deedee?

Le temblaban las mejillas; se le estiraban las comisuras de los labios, se le ensanchaban las aletas de la nariz. Instintivamente, se cubrió la cara con las manos.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El álbum negro»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El álbum negro» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Hanif Kureishi - A Theft - My Con Man
Hanif Kureishi
Hanif Kureishi - Collected Stories
Hanif Kureishi
Hanif Kureishi - Collected Essays
Hanif Kureishi
Hanif Kureishi - Gabriel's Gift
Hanif Kureishi
Hanif Kureishi - Midnight All Day
Hanif Kureishi
Hanif Kureishi - The Last Word
Hanif Kureishi
Hanif Kureishi - The Black Album
Hanif Kureishi
Hanif Kureishi - Intimidad
Hanif Kureishi
Hanif Kureishi - Something to Tell You
Hanif Kureishi
Отзывы о книге «El álbum negro»

Обсуждение, отзывы о книге «El álbum negro» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x