Día 24
Eduardo Galeano
Gran alborozo en las redacciones de los periódicos, radios y televisiones de todo el mundo. Chávez se aproxima a Obama con un libro en la mano, es evidente que cualquier persona razonable pensará que la ocasión para pedirle un autógrafo al presidente de Estados Unidos está mal elegida, allí, en plena reunión de la cumbre, pero, al final, no, se trata de una delicada oferta de jefe de Estado a jefe de Estado, nada menos que Las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeano. Claro que el gesto iba cargado de intenciones. Chávez pensaría: «Este Obama no sabe nada de nosotros, entonces casi no había nacido, Galeano le enseñará». Esperemos que así sea. Lo más interesante, además de que se agotaran Las venas en Amazon, ya que pasaron en un instante de un modestísimo lugar en la lista de ventas hasta la gloria comercial del best-seller, del cincuenta y tantos mil al segundo puesto en la clasificación, fue lo rápido y aparentemente concertados que aparecieron los comentarios negativos, sobre todo en la prensa, tratando de descalificar, en algún que otro caso con ciertos matices benevolentes, el libro de Eduardo Galeano, insistiendo en que la obra, además de excederse en análisis mal fundamentados y en marcados preconceptos ideológicos, estaba desactualizada en cuanto a la realidad presente. Pues bien, Las venas abiertas de América Latina se publicó en 1971, hace casi cuarenta años, luego, a no ser que su autor fuese una especie de Nostradamus, sólo con un hercúleo esfuerzo imaginativo sería capaz de pronosticar la realidad de 2009, tan diferente ya de los años inmediatamente anteriores. La denuncia de los apresurados comentaristas, además de mal intencionada, es bastante ridícula, tanto como lo sería la acusación de que la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, por ejemplo, escrita en el siglo XVI por Bernal Díaz del Castillo, abunda, también ésta, en análisis mal fundamentados y con marcadísimos preconceptos ideológicos. La verdad es que quien pretenda ser informado sobre lo que pasó en América, en aquella América, desde el siglo XV, sólo ganará leyendo el libro de Eduardo Galeano. Lo malo de esos y otros comentaristas que se enjambran por ahí es que saben poco de Historia. Ahora sólo nos falta ver cómo aprovechará Barack Obama la lectura de Las venas abiertas. Buen alumno parece ser.
Día 27
Los niños vestidos de negro
Me contó una amiga querida -la pintora Sofía Gandarias- que, hace algunos años, durante una visita de trabajo en Sri Lanka, antiguo Ceilán, se sorprendió al encontrar en las calles a grupos de niños vestidos con túnicas negras. No le pareció que se tratara de una señal distintiva de alguna casta o etnia particular, sobre todo porque ningún adulto vestía de esa manera. De pregunta en pregunta, de indagación en indagación, acabó encontrando una explicación para las insólitas vestimentas. Las familias de esos niños habían sido convencidas para entregar sus hijos a militantes del islamismo en su versión violenta, la yihad, para que acabasen convirtiéndose en mártires de la revolución islamista, o, dicho con otras palabras, se pongan un día un chaleco cargado de explosivos y vayan a hacerlos explosionar en un mercado, una discoteca, una estación de autobuses, en el sitio donde pudieran causar más muertes. Ignoro si a esos padres y esas madres les pagaron compensaciones materiales o si todo quedó en la promesa fácil de una entrada inmediata en el paraíso de Alá. No lo sé. No sé si aquellos niños de túnica negra todavía estarán a la espera de que les llegue su hora o si ya no pertenecen a este mundo. No sé nada. Y me voy a detener aquí. No es que me falten las palabras, es que me repugnan.
Día 28
Recuerdos
Somos la memoria que tenemos, sin memoria no sabríamos quiénes somos. Esta frase, que me brotó en la cabeza hace muchos años, en el fervor de una de las múltiples conferencias y entrevistas a las que el trabajo de escritor me obliga, además de parecerme, inmediatamente, una verdad fundamental, de esas que no admiten discusión, se reviste de un equilibrio formal, de una armonía entre sus elementos que, pensaba, contribuiría mucho a una fácil memorización por parte de oyentes y lectores. Hasta donde mi orgullo llega, y me apresuro a declarar que no llega muy lejos, me vanagloriaba de ser el autor de la frase, aunque, por otro lado, la modestia, que tampoco me falta del todo, me susurraba de vez en cuando al oído que era tan cierta como afirmar con toda seriedad que el sol nace por oriente. Es decir, una obviedad.Pues bien, hasta las cosas aparentemente más obvias, como parecía que era ésta, pueden ser cuestionadas en cualquier momento. Es ése el caso de nuestra memoria, que, a juzgar por informaciones recientísimas, está pura y simplemente en riesgo de desaparecer, integrándose, por así decirlo, en el grupo de las especies en vías de extinción. Según esas informaciones, publicadas en revistas científicas tan respetables como Nature y Learning & Memory, se ha descubierto una molécula, denominada ZIP (vaya un nombre), capaz de borrar todos los recuerdos, buenos o malos, felices o nefastos, dejando el cerebro libre de la carga recordatoria que va acumulando a lo largo de la vida. El niño que acaba de nacer no tiene memoria y así nos podríamos quedar nosotros también. Como decía el otro, la ciencia avanza que es una barbaridad, pero yo esta ciencia no la quiero. Me he habituado a ser lo que la memoria hizo de mí y no estoy del todo descontento con el resultado, aunque mis actos no siempre hayan sido los más afortunados. Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, déjenme quedarme así. Con mi memoria, esa que yo soy. No quiero olvidar nada.
Día 29
Gripe (I)
Este texto sigue paso a paso un artículo del profesor Mike Davis, de la Universidad de Los Ángeles. De mi cosecha no se encontrarán aquí nada más que las primeras líneas, algunas frases de unión y un retoque al final. Queda pues claro que, en lo esencial, el lector estará leyendo al profesor Mike Davis y no a mí.
No sé nada del asunto y la experiencia directa de haber convivido con cerdos en la infancia y en la adolescencia no me sirve de nada. Aquello era más una familia híbrida de humanos y animales que otra cosa. Pero leo con atención los periódicos, oigo y veo los reportajes de radio y televisión, y, gracias a alguna lectura providencial, por ejemplo del profesor Mike Davis, que me ha ayudado a comprender mejor los bastidores de las causas primeras de la anunciada pandemia, tal vez pueda traer aquí algún dato que ilumine a su vez al lector. Hace mucho tiempo que los especialistas en virología están convencidos de que el sistema de agricultura intensiva de China meridional es el principal vector de la mutación gripal: tanto de la «deriva» estacional como del episódico «intercambio» genómico. Hace ya seis años que la revista Science publicaba un artículo importante en el que mostraba que, tras años de estabilidad, el virus de la gripe aviar de América del Norte había dado un salto evolutivo vertiginoso. La industrialización, por grandes empresas, de la producción pecuaria rompió lo que hasta entonces había sido el monopolio natural de China en la evolución de la gripe. En las últimas décadas, el sector pecuario se ha transformado en algo que se parece más a la industria petroquímica que a la bucólica finca familiar que los libros de texto en la escuela se complacen en describir…En 1966, por ejemplo, se contaban en Estados Unidos 53 millones de cerdos distribuidos en un millón de granjas. Actualmente, 65 millones de puercos se concentran en 65.000 instalaciones. Eso significa pasar de las antiguas pocilgas a los ciclópeos infiernos fecales de hoy, en los que, entre el estiércol y a un calor sofocante, predispuestos para intercambiar agentes patogénicos a la velocidad del rayo, se amontonan decenas de millones de animales con más que debilitados sistemas inmunitarios.No será, ciertamente, la única causa, pero no puede ser ignorada. Volveré al asunto.
Читать дальше