• Пожаловаться

Lauren Weisberger: El Diablo Viste De Prada

Здесь есть возможность читать онлайн «Lauren Weisberger: El Diablo Viste De Prada» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современная проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Lauren Weisberger El Diablo Viste De Prada

El Diablo Viste De Prada: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Diablo Viste De Prada»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La insistente voz de Miranda Priestly persigue a Andrea hasta en sueños: «¿An-dre-aaa?. ¡An-dre-aaa!».¿Es este el trabajo con el que soñaba al salir de la universidad? ¿Es este el trabajo por el cual tiene que estar agradecida y sentirse tan afortunada? Sí, es la nueva asistente personal de Miranda, la legendaria editora de la revista femenina más glamurosa de Nueva York. Ella dicta la moda en el mundo entero. Millones de lectoras siguen fielmente sus recomendaciones; sus empleados y colaboradores la consideran un genio; los grandes creadores la temen. Todos, sin excepción, la veneran. Todos, menos Andrea, que no se deja engañar por este escaparate de diseño y frivolidad tras el que se agazapa un diablo que viste un traje de chaqueta de Prada exclusivo, por supuesto, calza unos Manolo Blahnik y siempre luce un pañuelo blanco de Hermes. Una novela hilarante que da un nuevo sentido a esas quejas que a veces circulan sobre un jefe que es el diablo en persona. Narrada por la voz fresca, joven, inteligente, rebelde y desarmante de Andre, El diablo viste de Prada nos descubre el lado profundo, oscuro y diabólico el lado profundo, oscuro y diabólico de la vida en las oficinas del gran imperio que es el mundo de la moda.

Lauren Weisberger: другие книги автора


Кто написал El Diablo Viste De Prada? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

El Diablo Viste De Prada — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Diablo Viste De Prada», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Me despegué valientemente del abarquillado sofá en el que llevaba una semana instalada y concentré toda mi energía en no vomitar. La adaptación a Estados Unidos -la comida, los modales, las gloriosas duchas- no había sido difícil, pero lo de ser la invitada de la casa empezaba a cantar. Calculé que cambiando los bahts y siclos que me habían sobrado podía aguantar una semana y media antes de quedarme sin blanca, y la única forma de obtener dinero de mis padres era volver al interminable circuito de segundas opiniones. Fue justamente eso lo que me hizo levantarme de la cama un fatídico día de noviembre una hora antes de mi primera entrevista de trabajo. Había pasado la última semana apalancada en el sofá de Lily, todavía débil y exhausta, hasta que al final me había pedido que saliera cada día de casa aunque solo fuera unas horas. No sabiendo qué hacer con mi persona, había comprado una tarjeta de viaje y había recorrido toda la red de metro entregando desganadamente mi curriculum a los conserjes de todas las redacciones de las grandes revistas, con una fría carta adjunta donde explicaba que quería ser ayudante de redacción y obtener experiencia como escritora de prensa. Me sentía demasiado débil para que me importara que alguien la leyera y lo último que esperaba era una entrevista. Con todo, el teléfono de Lily había sonado justo el día anterior y, por sorprendente que parezca, alguien de recursos humanos de Elias-Clark quería tener una «¡charla!» conmigo. Ignoraba si se trataba de una entrevista formal, pero lo de «charla» sonaba mucho más apetecible.

Bajé los comprimidos de Advil con Pepto y logré ponerme una chaqueta y un pantalón que no combinaban ni formaban un traje pero que, al menos, no resbalaban por mi famélica silueta. Una blusa azul, una coleta no demasiado vivaz y unas manoletinas con algunas rozaduras completaban mi aspecto. No era nada del otro mundo, de hecho rayaba en la fealdad suprema, pero tenía que servir. No me contratarán o rechazarán solo por mi indumentaria, recuerdo que pensé. Evidentemente, había tenido días más lúcidos.

Llegué puntualmente para mi entrevista de las once y no me entró el pánico hasta que tropecé con la cola de cuerpos de largas piernas y constitución enclenque que esperaban para entrar en los ascensores. (¡Los ascensores!) Inspira, espira, recordé. No vomitarás. No vomitarás. Estás aquí para hablar de tu deseo de trabajar como ayudante de redacción y luego volverás al sofá. No vomitarás. «¡Por supuesto que me encantaría trabajar en Reaction! No, supongo que el Buzz tampoco estaría mal. ¿Cómo? ¿Que puedo elegir? En ese caso necesitaré una noche para decidirme entre esas dos y Maison Vous. ¡Fabuloso!»

Al poco rato luzco una pegatina de «invitada» nada favorecedora en mi nada favorecedor pseudotraje (demasiado tarde descubrí que los invitados con rodaje pegan el pase en el bolso o incluso se deshacen de él, que solo los perdedores ignorantes lo llevan puesto) y me dirijo a los ascensores. Entonces… subo. Subo, subo, subo, cruzando el espacio y el tiempo y el erotismo infinito rumbo a… recursos humanos.

Durante el rápido trayecto me permití relajarme unos instantes. Perfumes intensos se mezclaban con el olor a cuero fresco, lo que daba a esos ascensores meramente funcionales una cualidad casi erótica. Por el camino nos deteníamos en una u otra planta para dejar salir a las bellezas de Chic, Mantra, The Buzz y Coquette. Las puertas se abrían con un sigilo casi reverente a recepciones de un blanco absoluto. Mobiliario chic de líneas limpias y sencillas desafiaba a la gente a sentarse, dispuesto a aullar de pavor si alguien -¡horror!- derramaba algo. El nombre de cada revista cubría las paredes del vestíbulo con caracteres negros y singulares. Gruesas puertas de cristal opaco protegían las oficinas. Eran nombres que el estadounidense medio reconoce pero nunca imagina girando bajo un elevadísimo tejado urbano.

Aunque servir yogur helado había sido mi trabajo más interesante hasta la fecha, mis amigos recién incorporados al mundo laboral me habían contado suficientes historias para saber que la vida de empresa no tenía nada que ver con eso. Ni mucho menos. Aquí faltaban las nauseabundas luces fluorescentes, las moquetas que disimulan las manchas. Donde hubiera debido ver secretarias desaliñadas había jovencitas de pómulos altos y trajes de diseño. Tampoco había rastro de material de oficina. La presencia de artículos tan básicos como archivadores, papeleras y libros era, sencillamente, nula. Observé cómo desaparecían seis plantas de blanca perfección antes de oír una voz cargada de odio.

– ¡Es. Una. Auténtica. Hija. De. Puta! No la aguanto más. ¿Quién la aguanta, dime? ¿Quién la aguanta? -siseó una chica de veintitantos años ataviada con una falda de piel de serpiente y una diminuta camiseta sin mangas, más apropiada para una noche caliente en Lotus que un día (¡de invierno!) en la oficina.

– Lo sé, lo séee. ¿Qué crees que he estado soportando yo los últimos seis meses? Una auténtica hija de puta. Y encima tiene un gusto pésimo -convino su amiga con una vigorosa sacudida de su adorable melena.

Afortunadamente llegué por fin a mi planta y las puertas del ascensor se abrieron. Interesante, pensé. Sin embargo, si comparas este posible entorno de trabajo con un día normal en la vida de una chica de instituto, podría ser más que eso. ¿Estimulante? Bueno, quizá no. ¿Acogedor, bonito, alentador? No; no exactamente. ¿La clase de lugar que te anima a sonreír y a querer hacer un buen trabajo? ¡De acuerdo! En cualquier caso, si buscas lo delgado, lo sofisticado, lo último y lo supermodemo, Elias-Clark es la Meca.

Las joyas y el maquillaje impecable de la recepcionista de recursos humanos no aliviaron mi abrumadora sensación de que no estaba a la altura. Me dijo que me sentara y, «si quieres, puedes echar una ojeada a algunas de nuestras publicaciones», como si fueran a interrogarme sobre ellas. ¡Ja! Ya conocía a Stephen Ale-xander, de la revista Reaction, y no me costó mucho memorizar el nombre de Tanner Michel, del Buzz. Supuse que era lo único interesante que publicaban. Todo irá bien.

Una mujer menuda y esbelta se presentó como Sharon.

– De modo, querida, que quieres abrirte camino en las revistas -comentó mientras dejábamos atrás una hilera de clones de largas piernas y entrábamos en su frío despacho-. Supongo que sabes que es difícil conseguirlo recién terminados los estudios. Ahí fuera hay mucha, muchísima competencia para muy pocos trabajos. Y estos no están lo que se dice bien pagados, ya me entiendes.

Contemplé mi atuendo barato y que no conjuntaba, mis inoportunos zapatos, y me pregunté por qué me había tomado siquiera la molestia de ir. Viéndome de vuelta en el sofá con suficientes cigarrillos y Cheeze-Its para dos semanas, apenas la oí cuando añadió casi en un susurro:

– Sin embargo, debo decir que ahora mismo hay una oportunidad fabulosa, ¡y no durará mucho!

Desplegué las antenas e intenté que Sharon me mirara directamente a los ojos. ¿Oportunidad? ¿No durará mucho? La mente me iba a cien. ¿Esa mujer quería ayudarme? ¿Le había caído bien? ¿Cómo, si aún no había abierto la boca? ¿Cómo podía caerle bien? ¿Y por qué tuve la sensación de que empezaba a hablar como un vendedor de coches?

– Querida, ¿podrías decirme el nombre de la directora de Runway? -preguntó mirándome atentamente por primera vez desde que nos sentamos.

Blanco. Totalmente en blanco. No recordaba nada. ¡No puedo creer que me esté interrogando! No había leído un solo número de Runway en toda mi vida. Esa mujer no podía hacerme esa pregunta. A nadie le importaba Runway. Era una revista de moda, maldita sea, una revista que hasta dudaba que contuviera texto alguno, una revista donde solo aparecían anuncios lustrosos y un montón de modelos de aspecto famélico. Tartamudeé unos instantes mientras los nombres de los redactores que me había obligado a memorizar bailaban desparejados en mi cabeza. Estaba segura de que algún lugar recóndito de mi mente conocía el nombre de esa directora. ¿Quién no iba a conocerlo? Sin embargo, el nombre se negaba a cuajar en mi debilitado cerebro.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Diablo Viste De Prada»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Diablo Viste De Prada» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Diablo Viste De Prada»

Обсуждение, отзывы о книге «El Diablo Viste De Prada» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.