– «Alquimia», ¿es eso lo que se trae entre manos aquí? Pero, ha__cuentro a menudo, fulminato me parece que se llama…blando del mercurio, hay un compuesto interesante con el que me en
– Ingrediente básico del detonador Du Pont, por no mencionar de nuestro bien conocido calibre 44. También hay fulminato de plata, que no es exactamente lo mismo que la «plata fulminante», que esta_llaría con sólo rozarla con una pluma. Igual que el oro fulminante, si es que tiene gustos más caros.
– ¿Cuesta mucho prepararlo?
– Básicamente, tome oro y amoniaco, o plata y ácido nítrico, o mineral de mercurio y ácido fulmínico, que no es más que el viejo ácido prúsico, el amigo del suicida, patriarca de la familia del cianu_ro, con un oxígeno añadido, y cuyos gases son igual de venenosos si se aspiran.
Webb negó con la cabeza, como consternado ante el mundo y sus ironías, pero Merle había visto un brillo de gallinero sin vigilar en sus ojos.
– ¿Quiere decir que el oro y la plata, esos brillantes y maravillo_sos metales, fundamento de todas las economías del mundo…, que usted entra en el laboratorio, juguetea un rato con ellos, les echa un poco de ácido y todo lo demás, y obtiene un explosivo de gran po_tencia que, si estornuda en el momento inoportuno, pues 'adiós mu_chachos'?
Merle, con una idea precisa de hacia dónde derivaba la conversa_ción, asintió.
– Visto así, podría decirse que ésa es la vertiente infernal de la his_toria.
– Casi le hace a uno pensar que, si existe una Piedra Filosofal, ¿aca_so no sería posible que existiera también…?
– Cuidado -dijo Merle.
Webb le miró, casi divertido.
– ¿Es algo de lo que a ustedes no les gusta hablar?
– De lo que no podemos hablar. O, al menos, ésa es la tradición.
– Supongo que eso lo pone más fácil.
– ¿Para quién?
Webb pudo captar cierta cautela en su tono, pero continuó:
– Por si acaso algún hombre se sintiera tentado…
– Hum. ¿Quién dice que alguien no lo haya hecho ya?
– Ni idea. -Siguió un momento de reflexión, como si fuera inca_paz de dejar de pensar-, Pero si la una es una figura de la retórica para Dios y la salvación y todas esas historias, ¿la otra por qué no iba a…?
– Muy bien. Pero háganos un favor a todos, diga «Anti-Piedra». Tiene otro nombre, pero si lo pronunciamos en voz alta tendremos problemas. Claro, probablemente hay tantas almas en pena buscán_dola como alquimistas verdaderos. Si se piensa en el poder que puede proporcionar, vaya, es casi imposible resistirse a la recompensa.
– Pero usted está resistiéndose, ¿verdad?
– Si usted lo dice.
– No es nada personal. -Webb recorrió con la mirada el pequeño cobertizo.
– Esto es sólo temporal -explicó Merle-, la mansión tiene ratones y nuestros agentes nos están buscando una nueva.
– Ya, y si un camisón para un elefante cuesta dos centavos -inter_vino Dally-, ¿no podríamos comprar unos pañales para una hormiga meada?
– ¿Sabe algo de azogue? ¿Ha trabajado alguna vez de amalgamador?
– De vez en cuando -dijo Merle con cautela-. En Leadville, y en un par de sitios más: divertido mientras dura, pero no creo que pueda considerarse una carrera.
– En Little Hellkite están buscando un amalgamador, visto lo que pasa con la altitud y la aspiración de esos vapores; al actual se le metió en la cabeza que es el Presidente.
– Vaya, ¿el Presidente de…?
– Digámoslo así, un chiquillo con una armónica le sigue a todas partes tocando Hail to the Chief. Desafinando. Lanza largas peroratas que nadie entiende, la semana pasada le declaró la guerra al estado de Co__brehumanos.lorado. Hay que sustituirlo, y rápidamente, pero nadie quiere recurrir a la fuerza, dado que se dice que este tipo de gente tiene poderes so
– No lo sabe usted bien. Eso sería por Telluride, me ha dicho.
– Es un pueblo precioso, con iglesias, escuelas, un entorno saluda_ble para una jovencita.
Dally resopló.
– Pues a mí me suena más bien al infierno con luz eléctrica, y la escuela tampoco es que sea mi cerveza preferida, caballero, si quisie__tero, créame.ra perder el tiempo preferiría buscar trabajo de ayudante de dinami
– Pues seguro que pueden conseguírselo -dijo Webb-, pero no hace falta que mencionen mi nombre en Little Hellkite, ¿entendi_do? Allí no se me considera precisamente el minero del mes ahora mismo.
– No se preocupe -dijo Merle-, siempre y cuando la parte de la alquimia tampoco se comente por ahí.
Los dos hombres se miraron, cada uno de ellos bastante seguro de quién era el otro.
– Los ingenieros de minas lo ven con malos ojos -intentó explicar Merle-, todo eso de la antigua superstición de la Edad Oscura, ni por asomo tan científica como la metalurgia moderna. -Hizo una pausa como si quisiera recuperar el aliento-. Pero si se fija en la historia, verá que la química moderna sólo empieza a sustituir a la alquimia casi al mismo tiempo que el capitalismo se pone en marcha definitivamen_te. Extraño, ¿verdad? ¿Qué le parece?
Webb asintió mostrando su acuerdo.
– Tal vez el capitalismo decidió que ya no le hacía falta la vieja ma__mir el sudor de los pobres y convertirlo en billetes de banco, y así se guardaban el plomo para mantener el orden.gia. -Un énfasis cuyo desprecio intencionado no escapó a la atención de Merle-. ¿Por qué preocuparse? Inventó su propia magia, y les va bien, gracias; en lugar de transformar el plomo en oro, podían expri
– Y el oro y la plata…
– Una maldición que ni se imaginan, tal vez. Acumulados ahí, en la cámara acorazada, esperando a…
– ¡No lo diga!
Pero Webb se marchó con esa espléndida posibilidad repicándole en la cabeza como un latido: la Anti-Piedra. La Anti-Piedra. Magia útil que podría funcionar mejor que el tan admirado principio mexi____________________te» había sido sustituido, claro, por Merle Rideout.vería tan loco como el actual amalgamador de Little Hellkite, quien al poco tiempo pasó a ser el «antiguo» amalgamador, ya que la siguiente ocasión en que Webb pasó por allí, se enteró de que «el Presidenpartida y la promesa, una vez hechos añicos los templos de Mammón -los pobres en marcha, un ejército más numeroso que el de Coxey avanzando entre los escombros-, estaba mucho más cerca. O se volte, serían incluso mejores, y anunciarían que el día de la riqueza comcano de la química al servicio de la política. Y no es que la vida no fuera ya bastante peculiar en esas montañas, pero ahí estaba este mago del azogue de lengua suelta, con noticias frescas que tal vez, con suer
Y así fue como Merle y Dally, tras una larga racha yendo de em____________________do por esos mundos no era la consecuencia de una deriva ociosa, sino que se debía a un imperativo secreto, como la fuerza de la gravedad, a causa de toda la plata que había utilizado para revelar las fotografías a lo largo de esos años, como si la plata estuviera viva, poseyera alma y voz propias, y él hubiera trabajado para ella tanto como ella para él.tales preciosos. Y tal vez el largo camino que Dally y él habían recorrisación de que «la fotografía» y «la alquimia» eran sencillamente dos medios para llegar a lo mismo: redimir la luz de la inercia de los mepleo en empleo, acabaron en el condado de San Miguel durante los dos años siguientes, que resultarían ser de los peores en la historia de esas desdichadas montañas. Más adelante, Merle tendría la extraña sen
El 4 de Julio empezó caluroso y se fue haciendo más caluroso to____________________cho la imaginación, también de los dinamiteros.taba más bien de la Fiesta Nacional de la Dinamita, aunque muchos católicos sostenían que ésa debía celebrarse el 4 de Diciembre, fiesta de Santa Bárbara, patrona de los artilleros, los armeros y, sin forzar mucida como «Navidad del Cowboy», pero para Webb Traverse se trallera. Entre los ganaderos y los jinetes del rodeo, la jornada era conomo de promesa de lluvia; la nitro empezaba a rezumar de los cartuchos de dinamita mucho antes de que el sol hubiera dejado atrás la cordicendió, invasora; había unas pocas nubes brillantes, estilizadas, sin asodavía, la luz que a primera hora de la mañana iluminaba los picos des
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