Tras todos aquellos años de elusión, de palabras falsas y de agota____________________sentaba.te devuelto a su propia vida, y qué decepcionante perspectiva se le predoras cabalgadas para escapar de todo, Deuce se veía irremisiblemen
Ahí fuera, haciendo lo que la vida le imponía a diario, compren__tas limitaciones forzosas habían pasado a la historia y que él era «libre», aunque tuviese la impresión de que era cualquier cosa menos eso.dió un buen día, cuya fecha concreta no recordaba, que las Furias ya no lo perseguían, fueran de Utah o de cualquier otra clase, que cier
Tanto Lake como él habían querido tener hijos, pero a medida que los días pasaban, rodando, que las estaciones se repetían y no lle____________________dencia pueblerina.llaron los rumores y sólo tuvieron que preocuparse de la condescentados de aconsejarles las palabras exactas que debían pronunciar. La reputación de ambos fue solidificándose en la zona, tras lo cual se acaca de un antídoto. Acudieron a herbolarios, homeópatas y magnetistas, la mayoría de los cuales acababan recomendando oraciones, y en el vecindario siempre había cristianos de diferentes confesiones encanrable, cantaba agitando chismes de pluma y hueso sobre su vientre, y Deuce se obligó a sentarse acuclillado en una humillación múltiple: otro hombre, un indio, su propio fracaso. Gastaron sumas irrazonables en medicinas, que abarcaban de las ineficaces a las peligrosas, lo que mandó a Lake en más de una ocasión a Happy Jack La Foam en buscia una remota casucha a la orilla del río, Lake se estiró en el suelo de tierra mientras un chamán sioux, con una mirada de melancolía incugaban los pequeños, acabaron temiendo que se debiera a eso que subyacía ponzoñosamente entre ellos, y que, a menos que hicieran algo al respecto, ninguna nueva vida sería posible. Salieron en plena noche ha
– No puedes permitir que te depriman esas mujeres, hija -dijo Tace-. No les debes absolutamente nada de nada, desde luego no les debes hijos. Vive tu vida y ten la esperanza de que estén lo bastante ocupadas con los suyos propios para no meterse tanto con los tuyos.
– Pero…
– Sí, ya lo sé, claro. -Extendió un largo brazo y alzó a la pequeña Chloe, que estaba a punto de caerse del porche a la mata de petunias. La sostuvo en alto y fingió que la estudiaba, como un viajante de co____________________nes, no sólo lo quería, sino que sabía que era mi destino. Phoebe Sloper y yo subíamos aquella cuesta por encima del río, nos poníamos unos grandes pañuelos en la cara y nos pasábamos el día imaginando cómo realizaríamos la hazaña. Hasta hicimos un juramento.dar sus propias familias, claro. Pero eso es sólo para algunas, Lake. Otras tienen otras tareas aquí. Mierda, cuando era niña yo quería asaltar tregunos de nosotros los cuidemos al menos hasta que ellos puedan funmercio examinaría una de sus muestras-. Tienen su atractivo, eso no puede negarse. Y el Señor, en sus misteriosos designios, quiere que al
– ¿Y qué pasó?
– ¿Tú qué crees que pasó?
Y así empezó, como una más de esas charlitas banales sobre el uni__to, que es raramente, y el verso conyugal que tienen las parejas cuando encuentran un momentema de ésta casi inmediatamente se centró en por qué Lake y Deuce tenían, o, de hecho, no tenían, hijos. En el pasado le habían echado la culpa a crisis o tensiones exteriores -una banda que depredaba el condado contiguo, acusaciones de mala con__tercambiarse cumplidos del tipo tu picha es muy corta o a lo mejor cogiste algún bicho cuando ibas golfeando por ahí, y las conferencias se interrumpían con las lágrimas de uno de los dos y la resolución de seguir intentándolo.ducta por parte de grupos de reforma al estilo de Kansas City-, pero al cabo de un tiempo todo se volvió más personal y empezaron a in
Esa noche ella cometió la imprudencia de preguntarle por qué es_taba tan desesperado por la cuestión, y él fue lo bastante insensato para responder:
– Simplemente siento que es algo que a lo mejor le debemos.
Por un momento ella no pudo creer que se refiriera a Webb.
– A mi padre.
– Que si nosotros…
– Un bebé. Nosotros le debemos al difunto Webb Traverse un bebé. ¿Y te parece que con uno bastará, o deberíamos echar dos o tres más en el trato para asegurarnos?
Deuce empezaba a hartarse.
– Sólo quería decir que…
– Que sólo con casarte conmigo no bastó, ¿no? Te creías que al re__drían en su sitio por sí solas. Pero ahora te has vuelto loco. Está claro que has doblado ese último recodo del río si crees que tener un hijo compensa un asesinato. Ciertamente hay un precio que pagar, pero no en bebés. Jamás.nunciar a la maravillosa libertad del asesino a sueldo, las cosas se pon
– No soy sólo yo. -Algo en la voz de él le advirtió en ese momento que fuera prudente.
Pero a ella no le apetecía.
– ¿A qué te refieres, Deuce?
– Los últimos días en Torpedo, sólo hablaba de ti. Él podía mar____________________lles que lo hacían oficial. Más vale que pienses en eso antes de cargar contra mí.dáver con un pico en la mano; la puesta en escena, Sloat y yo: detatima patada que le habían dado en la boca. Ya no era más que un cacharse asumiendo todo lo demás, salvo a ti, que eras, de verdad, la úl
Ella gruñó, fingiendo que sonreía como si él estuviera intentan_do avergonzarla en público.
– Es un cuento muy oportuno, fácil de inventar años más tarde, sin testigos.
– Gritó mucho, más de lo que nunca lo viste gritar tú. No paraba de repetir: «Hija de la Tormenta». Supongo que se refería a ti, ¿lo oís_te llamarte eso alguna vez? «Hija de la Tormenta.» -Y no sólo era la expresión sino también la asombrosa imitación de la voz de Webb.
Como Deuce era un tipo pequeño y no esperaba el golpe, no tuvo tiempo de prepararse, y ella lo derribó. Al ver que era algo tan limpio y fácil, Lake pensó que debía soltarle unos cuantos más antes de que pudiera ponerse en pie y se los devolviera. Deuce guardaba sus armas en la oficina, y Lake, como la mayoría de las mujeres que vivían en la ciudad, sólo recurría para defenderse a los objetos dispo____________________tén grande de mango más largo. Esa noche Lake pensó que una sartén Acmé de hierro colado de treinta rencia existente entre una sartén tipo cazo, de mango corto, y una sardor de la gravedad de la tentativa, los jueces solían reconocer la difecho de la tapa de la cocina y, por descontado, la tan popular sartén, que había aparecido en más de una denuncia por agresión en el condado de la Pared de la Muerte a lo largo del año anterior. Como indicanibles en casa, como el rodillo de amasar, el cucharón de sopa, el gancentímetros le bastaría, así que con ambas manos la quitó del gancho de la pared de la cocina con la in_tención de dársela a probar a Deuce.
– Oh, mierda, Lake, no -dijo con una voz demasiado lenta para lo que se le venía encima. Ya se había golpeado la cabeza con algo. Era un objetivo fácil.
Más adelante, ella se preguntaría si por eso dudó y buscó alrede__vió a la posición horizontal.dor otra arma más piadosa. Cuando Deuce se puso en pie y miraba ya el cuchillo de trinchar con cierto interés, Lake acababa de decidirse por la pala de la estufa. Funcionó bastante bien, a lo cual ayudó que a esas alturas ella hubiera asumido una rabia más fría y eficaz. Deuce vol
Tace y Eugene aparecieron en la puerta, el Sheriff todavía medio dormido y peleándose con los tirantes, Tace con los párpados oscu_ros y con una escopeta Greener, cargada y preparada.
– Basta ya -empezó Tace, y entonces vio que era Deuce el que ha____________________lante de su marido, que fingió no darse cuenta.pado-. Oh, Dios. -Se encendió un cigarrillo y empezó a fumar debía sido derribado y que estaba manchando de sangre el hule estam
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