– Mojando otra vez en el láudano de la mamá Kindred, ¿eh?
– No la metas en esto, si no te importa.
– No te lo tomes a mal, lo que pasa es que la gente con historias como la tuya, si no se anda con cuidado, suele acabar en California.
– Podría ser.
– Tennos al corriente.
Y gracias y todo lo demás, pero dormían en el pueblo. A él le resul_taba imposible dormir en esa casa otra vez, nunca más podría…
Durante el par de días posterior a su boda, Deuce no había deja____________________ro que también estaba el viejo Sloat, y, tenía que admitirlo, en realidad tal vez no había estado tan solo… Pero luego siguieron las actividades compartidas entre los tres y, tras meses de aprendizaje doméstico, la fórmula que había empezado a murmurar, no siempre en silencio, se había transformado en: mierda, ¿y cuándo no he estado solo?cil creer que ella estuviera allí, dentro de la curva interior de su codo, capaz de cumplir todos los requisitos legales que se le plantearan. Clado de repetirse: ya no estoy solo. Se convirtió en una fórmula, algo que debía tocar para asegurarse, pues de otro modo le resultaba difí
Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, también empezó a buscar el perdón de Lake, como si fuera un trofeo guardado tan celo____________________contraba ocasiones de sobra para pifiarla en pequeñeces y naderías -rompiendo la maceta mexicana, olvidándose de arreglar el tejado antes de que estallara la siguiente tormenta, saliendo por las noches a gastarse el dinero del alquiler-, de manera que nunca le faltaran mojeto de su deseo. Deuce, acuciado por esa necesidad, hasta hace poco insospechada, que empezaba a carcomerle lentamente el cerebro, enra pasado demasiado tiempo en el campo desearía el inmaculado obsamente como la virginidad; lo deseaba como un boyero que hubietivos para pedir su perdón.
Lo que él no entendía era lo poco que aquello le importaba a ella a esas alturas. Como el matrimonio se parecía cada vez más a una par____________________ce el que pusiera todas las cartas sobre la mesa. Y el día en cuestión, el asunto se les echó encima con la inexorabilidad de una avalancha.bergaba demasiadas sospechas para no saberlo. Pero tenía que ser Deutre ellos. Deuce, que era demasiado ignorante en las artes del engaño, se delataba en mil pequeños detalles, y de hecho Lake ya lo sabía, o aldiatez del recuerdo de la muerte de Webb -de la vida de Webbse desvaneciera como el humo en el aire enrarecido que se oscurecía entida de póquer jugada en la mesa de la cocina, ella no le daba al perdón más valor que el de una ficha mediana. Lake había dejado que la inme
Con su aire habitual de saber y no saber, ella comentó algo como:
– ¿Tu padre todavía vive, Deuce?
– Sí, por esta zona. Es lo último que sé. -Esperó a que ella siguie____________________ba hasta la primavera.dre murió en las terribles heladas de 1900. No pudieron cavar su tumra la conversación, pero sólo recibió una mirada cautelosa-, Y mi ma
– ¿La echas de menos?
– Supongo que sí, claro.
– ¿Alguna vez lloró por ti?
– Llorar, lo que se dice llorar, no cuando yo estaba delante.
– ¿Alguien ha llorado alguna vez por ti, Deuce? -Esperó hasta que él se encogió de hombros y luego añadió-: Pues espero que no cuen__dre debió de llevarse las últimas, ¿tú qué crees? Porque, te lo aseguro, se me han acabado las lágrimas y la sequía es pertinaz. Te pase lo que te pase, creo que no lloraré. ¿Te parece bien?tes conmigo para eso, yo ya he gastado todas mis lágrimas. Mi pa
El la miraba de un modo extraño.
– ¿Qué? -preguntó Lake.
– Me sorprende, nada más. Lo de las lágrimas y todo eso, pensaba que tú y él no os llevabais bien.
– ¿Te he dicho yo eso?
– Bueno, no, no exactamente.
– Así que no tienes ni idea de cómo me sentía y, ya puestos, tam_poco de cómo me siento ahora.
En ese momento, él comprendió que más vaha cortar por lo sano y salirse por la tangente, pero no pudo, se veía empujado por algo más fuerte que su propio interés, no sabía de qué se trataba pero le asusta_ba porque no podía controlarlo.
– Tú recuerdas cómo eran las cosas por allí. No sólo en los ca____________________pecial, simplemente estaba por allí. Habrían contratado a cualquiera.taban para esos trabajos no tenías mucha elección. Yo no era nadie esminos de montaña estabas a un paso del filo del precipicio. La gente de la Asociación no se andaba con chiquitas, una vez que te contra
Por fin lo había dicho. Aquello ya era demasiado para él.
Pero Lake estaba preparada, y le espetó:
– Podrías haberte levantado.
– ¿A qué te refieres?
– Podrías haberte comportado como un hombre en lugar de arras_trarte como una serpiente.
Puede que en ese momento él suspirara, nada más.
– Sí, eso es lo que intentó tu padre, y mira lo que le hicieron.
– Perdona, ¿has dicho «hicieron»? ¿Quiénes lo «hicieron», Deuce?
– ¿Qué quieres decir, Lake?
– ¿Qué no quieres decir tú, Deuce?
Temeroso de los fantasmas, Deuce había esperado que Webb diera con él. En sueños que no se diferenciaban mucho de los de su igno____________________che, a la espera de conducir una carreta sin dueño ladera arriba, hasta el cementerio otoñal, y de que allí lo encontrara por fin el hombre al que había asesinado. Mosquitos del tamaño de animales de corral, con ojos tan reencarnados y expresivos como los de un perro, y cuerpos cálidos y mullidos como los de un conejo, chocaban contra él…ba a lo que hubiera allí a salir a campo abierto, un campo que se había vuelto maléfico. Esas noches sin reloj aguardaba a que aparecieran las montañas de kilómetros de altura que sólo surgen a la caída de la nodo en las sombras inconmensurables de graneros hechizados y desafiaminiosa juventud, él abandonaba a Lake por la noche, se metía gritan
A veces Deuce tenía la impresión de que había metido la cabeza en una habitación muy pequeña, no mayor, de hecho, que una cabe_za humana, sin eco, cerrada y silenciosa. «Bueno, a lo mejor…», apenas podía escuchar su propia voz, «¿podría salir y cargarme a un montón de otros tipos? En ese caso no me sentiría tan mal por éste…»
Como tarde o temprano les sucede a todos los malvados, Deuce se encontró un día poniéndose la estrella de ayudante del sheriff. En las montañas, ya desde el día en que los Propietarios fueron a buscar____________________vencido de que se había vuelto loco.dose seguro sólo cuando se movía, la decisión le pareció tan fácil que durante un minuto y medio, en una noche de insomnio, estuvo conlo, él no había creído que trabajara a un lado u otro de la Ley, sino que más bien esa elección le estaba vedada. Ahora, en plena huida, sintién
Un día, en una pradera de horizonte brumoso, Deuce y Lake di____________________brada, que en el pasado separaba al jadeante público del espectáculo de dentro.mazones de carretas, y que los pollos dormían en el viejo barracón y las estrellas giraban ilegibles por encima de la caseta sin techo de la adivina. La única estructura que no se había caído a trozos todavía era la propia Pared de la Muerte, un armazón cilíndrico de madera, de aspecto frágil pero destinada a ser la última en desaparecer, agrisada por la intemperie, con su taquilla, sus graderías alrededor y su alamcía ya mucho que algunos elementos estructurales de la noria se habían incorporado en los alrededores a vallados, refuerzos de edificios y arjando ruinas que se reconvirtieron para satisfacer los usos locales, y hadaron en entrar en la Pared de la Muerte, Misuri, erigida alrededor de los restos de una feria, una de tantas inspiradas en la vieja Exposición de Chicago. Al cabo de un tiempo, la feria había seguido camino, decidieron echar un vistazo. A medida que se acercaban, surgían detalles arquitectónicos entre la densa hierba y el resplandor del cielo, y no tartrecha parcela de color humo y, sintiendo una peculiar atracción, devisaron inesperadamente, al fondo de la circunferencia verde, una es
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