Francois Mauriac - Nudo De Viboras

Здесь есть возможность читать онлайн «Francois Mauriac - Nudo De Viboras» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Классическая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Nudo De Viboras: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Nudo De Viboras»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Nudo De Viboras — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Nudo De Viboras», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

La enfermedad se ha ido; me siento mucho mejor. Amelia y Ernesto, que servían a Isa, pasan a servirme a mí; saben poner inyecciones. Todo está al alcance de mi mano: las ampollas de morfina, las sales de nitrito. Los hijos, atareados, apenas dejan la ciudad y no vienen más que cuando tienen necesidad de algún dato con respecto a una valoración… Todo transcurre sin demasiadas disputas: el terror a salir "perjudicados" les ha hecho escoger esta parte cómica de repartirse los servicios completos de ropa blanca adamascada y de cristalería. Cortarán en dos un tapiz antes de que pueda beneficiarse uno solo. Prefieren que todo esté desparejado a que algún lote aventaje a otro. Esto es lo que llaman pasión por la justicia. Se habrán pasado la vida denominando con bellos nombres los sentimientos más viles… No, yo debo borrar esto. ¿Quién sabe si no viven presos, como yo mismo he vivido, de una pasión que no es precisamente en sus seres la más profunda?

¿Qué piensan de mí? Que he sido derrotado, sin duda, que he cedido. "Me han cogido". Sin embargo, en cada visita me testimonian gran respeto y gratitud. Por lo menos, los asombro. Huberto, sobre todo, me observa; desconfía, no está seguro de que me encuentre desarmado. Tranquilízate, pobre muchacho. El día en que volví convaleciente a Cálese, ya no era muy terrible. Pero ahora…

Los olmos de los caminos y los álamos de la llanura dibujaban grandes planos superpuestos, y entre sus líneas sombrías se acumulaba la niebla y el humo de las hierbas quemadas y ese inmenso aliento de la tierra que ha bebido. Porque nos despertamos en pleno otoño y los racimos, donde mora aún y brilla un poco de lluvia, no encontrarán lo que les ha frustrado el agosto lluvioso. Para nosotros tal vez no sea nunca demasiado tarde. Tengo necesidad de repetirme que nunca es demasiado tarde.

Al día siguiente de mi vuelta penetré, y no por devoción, en la alcoba de Isa. El no hacer nada, esa disponibilidad total de la que no sé si gozo o sufro en el campo, esto sólo, me incitó a empujar la puerta entreabierta, la primera al lado de la escalera, a la izquierda. No solamente la ventana estaba abierta de par en par, sino también el armario y la cómoda. La servidumbre había abandonado la habitación y el sol devoraba, hasta en los más pequeños rincones, los restos impalpables de un destino acabado. La tarde de septiembre zumbaba de moscas sin sueño. Los tilos, tupidos y redondos, parecían frutos maduros. El cielo, oscuro en el cénit, palidecía sobre las colinas dormidas. Vibró la risa de una joven a quien no veía. Los anchos sombreros contra el sol movíanse a ras de las viñas. Había comenzado la vendimia.

Pero la vida maravillosa se había retirado de la habitación de Isa; bajo el armario, un par de guantes y una sombrilla parecían muertos. Miré la vieja chimenea de piedra en cuya campana hay esculpidos un rastrillo, una pala, una hoz y una espiga de trigo. Las chimeneas de otros tiempos, donde podían quemarse enormes troncos, están cerradas durante el verano por grandes pantallas de lienzo pintado. Esta representaba una yunta que un día, siendo niño, en un acceso de cólera, acribillé a navajazos con mi cortaplumas. No estaba más que apoyada contra la chimenea. Al intentar ponerla en su sitio, cayó y descubrió el hueco negro del hogar lleno de ceniza. Recordé lo que habían dicho mis hijos del último día en que Isa había pasado en Cálese: "Quemó papeles; creímos que había un incendio…". Comprendí en aquel momento que ella había sentido la proximidad de la muerte. No se puede pensar a la vez en la propia muerte y en la de los demás. Poseído por la idea fija de mi fin cercano, ¿cómo no me había dado cuenta de la tensión de Isa?

– No es nada, es la edad -repetían aquellos hijos estúpidos.

Pero ella, el día en que quemó sus cosas, sabía que su hora estaba próxima. Había querido desaparecer enteramente: había borrado sus menores huellas. Miré en el hogar aquellas cenizas grises que el viento movía ligeramente. Las tenazas que ella había utilizado se encontraban todavía allí, entre la chimenea y la pared. Las cogí y escarbé en aquel montón de polvo, en aquella nada.

Escarbé como si aquello hubiese conservado el secreto de mi vida, el de nuestras vidas. A medida que las tenazas penetraban en el montón, la ceniza se hacía más densa. Reuní algunos fragmentos de papel que el espesor de los paquetes debía haber protegido, pero no salvé más que palabras, frases incompletas, de sentido impenetrable. Todo pertenecía a una escritura que yo no reconocía. Mis manos temblaban, movíanse con ahínco. En un pequeño fragmento, manchado de hollín, pude leer esta palabra: PAX, y una fecha bajo una pequeña cruz: 23 de febrero de 1913. Luego: "Mi querida hija…". Con otros fragmentos intenté reconstruir los caracteres trazados al borde de la página quemada, pero no tuve más que esto: "Tú no eres responsable del odio que te inspira este niño; serías culpable si cedieras a él. Pero, por el contrario, te esfuerzas…". Después de muchos esfuerzos pude leer aún: "…juzgar temerariamente a los muertos… El afecto que siente por Lucas no prueba…". El hollín cubría el resto, salvo una frase: "Perdona sin saber lo que tienes que perdonar. Ofrece por él tu…".

Tendría tiempo de reflexionar más tarde. No pensaba en otra cosa que en encontrar algo más. Continué escarbando, inclinado sobre las cenizas, en una posición incómoda que me impedía respirar. Me trastornó un momento el descubrimiento de un carnet de hule, que parecía intacto. Pero ninguna de sus hojas se había salvado. Tras la cubierta descifré estas palabras escritas por Isa: Ramillete espiritual , y debajo: "No me llamo Aquel que condena; mi nombre es Jesús. (Cristo a San Francisco de Sales.)"

Seguían otras citas ilegibles. En vano permanecí largo rato inclinado sobre aquel polvo; no conseguí nada más. Me incorporé y contemplé mis manos ennegrecidas. Vi en el espejo mi frente manchada de ceniza. Me asaltó un deseo de andar, como en mi juventud, y bajé apresuradamente la escalera, olvidándome de mi corazón.

Por primera vez después de algunas semanas, me dirigí a las viñas, en parte despojadas de sus frutos y que parecían adormecidas. El paisaje era límpido, hinchado como esas azuladas pompas de jabón que en otro tiempo sacaba María del extremo de una paja. El viento y el sol endurecían ya las rodadas y las huellas profundas de las pezuñas de los bueyes. Caminaba llevando en mí la imagen de aquella Isa desconocida, presa de esas poderosas pasiones que sólo Dios tenía el poder de ablandar. Aquella ama de casa había sido una hermana devorada por los celos. El pequeño Lucas le había sido odioso… Una mujer capaz de odiar a un chiquillo… ¿Celos a causa de sus propios hijos? ¿Porque yo prefería a Lucas? Pero ella también había aborrecido a Marinette… Sí, sí: ella había sufrido por mí; yo había tenido el poder de torturarla. ¡Qué locura! Muerta Marinette, muerto Lucas, muerta Isa… Y yo, anciano, en pie, al borde de la misma sepultura donde se habían abismado, me sentía contento por no haber sido indiferente a una mujer, por haber provocado en ella tales emociones.

Era cómico y, en verdad, me reía solo, jadeando un poco, apoyado en el rodrigón de una cepa, frente a las pálidas extensiones de bruma, donde los pueblos con sus iglesias, sus caminos y todos sus habitantes habían naufragado. La luz del crepúsculo se abría paso penosamente hasta aquel mundo sepultado. Sentía, veía y tocaba mi crimen. No cabía enteramente en aquel horrible nido de víboras: odio de mis hijos, deseo de venganza y amor al dinero, sino en mi negativa de buscar más allá de aquellas víboras entrelazadas. Me había supeditado al nudo inmundo, como si hubiese sido mi propio corazón, como si los latidos de este corazón se hubieran confundido con aquellos reptiles hormigueantes. No había bastado, a lo largo de medio siglo, no conocer en mí nada más que lo que yo era. Incluso había usado de ello contra los demás. Me fascinaban, ante mis hijos, miserables ambiciones. De Roberto recordaba su estupidez, y a esta apariencia me remitía. Nunca se me ofreció a mí el aspecto de los demás como lo que hay que descarnar, como lo que preciso atravesar para llegar a ellos. A los treinta años, a los cuarenta, hube de hacer este descubrimiento. Pero hoy soy un anciano de corazón premioso y contemplo cómo el último otoño de mi vida adormece los viñedos y los llena de nieblas y de rayos. Aquellos a quienes debía amar, han muerto; han muerto los que hubieran podido amarme. Y no tengo tiempo ni fuerzas para intentar el viaje hacia aquellos que sobreviven, para redescubrirlos. No hay nada en mí, ni siquiera mi voz, mis ademanes ni mi risa, que no pertenezca al monstruo que he lanzado contra el mundo y a quien he dado mi nombre.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Nudo De Viboras»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Nudo De Viboras» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Francois Mauriac - El Desierto Del Amor
Francois Mauriac
Francois Mauriac - El Mico
Francois Mauriac
Francois Mauriac - El Cordero
Francois Mauriac
Francois-René de Chateaubriand - Ransė gyvenimas
Francois-René de Chateaubriand
libcat.ru: книга без обложки
Ted Mark
Francois Keyser - Amore E Giustizia
Francois Keyser
Francois Keyser - Dúvida
Francois Keyser
Francois Keyser - Receio
Francois Keyser
Francois Keyser - Cold Feet
Francois Keyser
Francois Keyser - The Tickle Tree
Francois Keyser
Francois-Xavier Meunier - Dual Innovation Systems
Francois-Xavier Meunier
Отзывы о книге «Nudo De Viboras»

Обсуждение, отзывы о книге «Nudo De Viboras» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x