Rachel asintió y se secó los ojos.
"Puedo ayudar", dijo, "Puedo ayudar."
"Quisiera saber todo lo que recuerdas de esa noche, y de Cindy. ¿Con quién estuvo hablando? ¿Hubo alguna cosa que te haya llamado la atención? ¿Algún comentario que haya hecho? ¿Personas que se hayan interesado en ella? ¿Algo sobre cuando ella se fue?"
Rachel se derrumbó completamente.
Eventualmente, levantó una mano y asintió con la cabeza y se recompuso.
"Sí", dijo, "claro."
"¿Dónde están los demás?" Avery preguntó para generar distracción. "Pensaba que las casas de sororidad estaban llenas de chicas con resaca vestidas con ropa de Kappa."
"Están en clase", dijo Rachel y se secó los ojos. "Un par de chicas fueron a comprar el desayuno. Por cierto", agregó, "técnicamente no somos una casa de sororidad. Este es sólo un lugar para quedarnos cuando no queremos volver a los dormitorios. Cindy nunca se quedó aquí. Demasiado moderno para ella. Ella tiene un aire más 'hogareño'".
"¿Dónde vive ella?"
"En una residencia estudiantil, no muy lejos de aquí", dijo Rachel. "Pero no iba a su casa el sábado por la noche. Se suponía que se encontrase con su novio."
Los sentidos de Avery se aguzaron.
"¿Novio?"
Rachel asintió con la cabeza.
"Winston Graves, gran alumno de último año, remero, imbécil. Nadie jamás entendió por qué ella salía con él. Bueno, creo que yo sí. Es apuesto y viene de una familia muy adinerada. Cindy nunca tuvo dinero. Creo que cuando vienes de una familia sin dinero, es algo muy atractivo."
Sí, pensó Avery, lo sé. Recordaba como el dinero y el prestigio y el poder de su antiguo trabajo en la firma de abogados le había hecho creer que de alguna forma era distinta a aquella joven muchacha determinada y temerosa que había dejado Ohio.
"¿Dónde vive Winston?", preguntó.
"En Plaza Winthrop. Es muy cerca de aquí. Pero Cindy nunca llegó. Winston vino el domingo temprano a la mañana buscándola. Asumió que se había olvidado de sus planes juntos y que se había quedado dormida. Entonces fuimos juntos a su casa. Ella tampoco estaba allí. Fue entonces que llamé a la policía."
"¿Es posible que haya ido a algún otro sitio?"
"De ninguna manera", dijo Rachel. "Eso no es algo que haría Cindy, para nada."
"Entonces cuando ella se fue de aquí, estás segura que iba camino a la casa de Winston."
"Completamente."
"¿Hubo algo que haya podido haber cambiado esos planes? ¿Algo que le haya sucedido más temprano en la noche, o incluso al final?"
Rachel sacudió la cabeza.
"No, bueno", se dio cuenta, "hubo algo. Estoy segura que no es nada, pero hay un chico que ha estado enamorado de Cindy durante años. Su nombre es George Fine. Es apuesto, se ve rudo, un solitario, pero un poco raro, ¿entiende a que me refiero? Hace ejercicio y sale a trotar por el campus muy seguido. Tuve una clase con él una vez el año pasado. Una de nuestras bromas era que él ha estado en clase con Cindy casi cada semestre desde el primer año. Ha estado obsesionado con ella. Estuvo aquí el sábado, y lo más loco es que Cindy estuvo bailando con él, y hasta se besaron. Para nada algo habitual para Cindy. Es decir, está saliendo con Winston, no es que tengan la relación perfecta, pero ella estaba muy borracha, y descontrolada. Bailaron, se besaron, y luego ella se fue."
"¿George la siguió hasta afuera?"
"No lo sé", dijo. "Sinceramente. No recuerdo haberlo visto luego de que Cindy se fuera, pero eso pudo haber sido porque yo estaba completamente borracha."
"¿Recuerdas a qué hora se fue ella?"
"Sí", dijo, "a las dos cuarenta y cinco exactamente. El sábado era nuestra fiesta del Día de los Inocentes, y se suponía que íbamos a hacer una broma genial, pero todos nos estábamos divirtiendo tanto que nos olvidamos hasta que Cindy se fue."
Rachel agachó la cabeza. Un vacío llenó el aire por un momento.
"Bueno, mira", dijo Avery, "esto ha sido de mucha ayuda. Gracias. Aquí tienes mi tarjeta. Si recuerdas algo más, o alguna de tus hermanas de la sororidad quiere agregar algo, me encantaría saberlo. Esta es una investigación en curso, así que incluso el más pequeño de los detalles podría darnos una pista."
Rachel la miró con lágrimas en los ojos. Y mientras las lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas, su voz permanecía calma y constante.
"Está muerta", dijo, "¿no es así?"
"Rachel, no puedo."
Rachel asintió, y luego se cubrió el rostro con las manos y se derrumbó por completo. Avery se inclinó sobre ella y la abrazó fuerte.
Afuera, Avery volteó hacia el sol y soltó un gran suspiro.
La Calle Church era transitada, y había numerosas cámaras en las vidrieras. Incluso en medio de la noche, no podía creer que había sido allí donde había ocurrido el secuestro.
¿Adónde fuiste?, se preguntó.
Una consulta rápida en su celular reveló la ruta más rápida hasta la plaza Winthrop. Caminó por la calle Church y giró a la izquierda en Brattle. La calle Brattle era más ancha que Church, con igual cantidad de tiendas. Del otro lado de la calle, reconoció el Teatro Brattle. Había un pequeño callejón a un lado del edificio, apuntalado por una pequeña tienda de café. Los árboles escondían la zona entre las sombras. Curiosa, Avery cruzó la calle y entró en la delgada franja entre los edificios.
Salió de nuevo hacia Brattle y revisó cada vidriera en un radio de una cuadra a ambos lados de la calle Church. Había al menos dos tiendas con cámaras afuera.
Entró a una pequeña tienda de cigarrillos.
La campana de la puerta repicó.
"¿Puedo ayudarle?" dijo un viejo hippie blanco de cabello con rastas.
"Sí", dijo Avery, "noté que tiene una cámara en el frente. ¿Qué alcance tiene esa cosa?"
"Toda la cuadra", dijo, "ambas direcciones. Tuve que instalarla hace dos años. Malditos estudiantes universitarios. Todo el mundo cree que los chicos de Harvard son tan especiales, pero son un montón de imbéciles como todos los demás. Durante años han estado rompiendo mis ventanas. Algún tipo de broma universitaria, ¿correcto? No para mí. ¿Sabe cuánto cuestan esas ventanas?"
"Lamento oír eso. Escuche, no tengo una orden", dijo mientras mostraba su placa, "pero parece que alguno de esos chicos idiotas causó un disturbio aquí frente a su calle. No hay cámaras allí. ¿Podría echar un vistazo? Sé a qué hora fue. No debería tomar mucho tiempo."
Frunció el ceño y murmuró algo para sí.
"No lo sé", dijo, "tengo que cuidar la tienda. Soy el único aquí."
"Haré que valga la pena." Sonrió. "¿Qué le parecen cincuenta dólares?"
Sin decir más, bajó la cabeza, salió de detrás del mostrador, y giró el cartel de la puerta de "abierto" a "cerrado".
"¿Cincuenta dólares?" dijo. "¡Pase!"
La parte trasera de la tienda estaba desordenada y oscura. Escondido entre cajas y provisiones, el hombre destapó un pequeño televisor. Sobre el televisor, en un estante más alto, se hallaba una serie de equipos electrónicos conectados al televisor.
"No lo uso muy a menudo," dijo, "sólo cuando hay problemas. Las cintas se borras cada semana en la noche del lunes. ¿Cuándo fue su pequeño incidente?"
"El sábado a la noche", dijo.
"Muy bien, entonces está de suerte."
Encendió el televisor.
La imagen en blanco y negro era de justo afuera de la tienda. Avery podía ver claramente la entrada a la tienda, así como el lado opuesto de la calle y la calle Brattle. El área específica que ella quería investigar estaba a unos cincuenta metros. La imagen era más granulosa, y era casi imposible distinguir las formas frente al callejón.
Un pequeño ratón se usaba para revisar hacia atrás.
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