las noches y los días, el ser puro
de culpa como un fruto, el hueso insomne
donde el mar confabula, el mar a solas;
cada esperanza cruza por la muerte
con dura transparencia y dura sombra.
Canción para el final
Perdónenos, pero nosotros nunca
sabremos qué decir ni qué cantar.
Tal vez digamos: el mundo es hermoso,
la soledad nos deja menos sueños
y hace claros en tiempo como el agua.
Es todo. ¿Y si decimos que la muerte
responde al paraíso, si cantamos
que vivir es un vuelo de amor, puro,
y no resulta? ¿Y si nada resulta?
Perdónenos, pero nosotros dimos
al polvo nuestros nombres: su caída
nos ilumina y nos quema por dentro.
¿Somos? ¿Pertenecemos al olvido?
¿Hay dureza en los huesos y los días?
Entregamos la paz, la estrella, el aire
a cambio de esta nada repentina.
De Duración y leyenda (1972)
Parábola del siglo viii
Cuenta Li Po desde su exilio en la ciudad de Yehlang
Que en el palacio imperial de Uu
La estatua en piedra del guerrero vela las armas
La lanza todavía presiente una penumbra de dragón
La espada reinicia sin cesar un vuelo de gerifalte
Al lado de las armas está escrita la historia del guerrero
Sus sacrificios en la edad heroica al servicio de la dinastía
También cuenta Li Po que todo esto no recuerda ni conmemora
Sino al otro al que atraparon vivo en la batalla
Y por orden del emperador arrojaron a la ignominia y al fuego
A la muchacha muerta junto a los durazneros en flor y la luna
Al que no necesita de la piedra o el bronce para durar
Porque sus huesos duran como las aguas del Lu
A aquel que reposa en el bosque vedado
Y nunca será polvo entre los pinos
Para grabar a la entrada del jardín destruido
Todo esto fue la alondra
Y hoy es polvo
Todo ausencia del laurel y la rosa
Pero si descendieras
Hasta el color o el vuelo
Verías crecer la luna
Las nubes que son otra
De las formas del tiempo
Paraíso perdido para el poeta
Nadie puede cantar
Esa es la tarde
Esa la luna
Que nos pertenece
Decimos la palabra
Y hay un tiempo
Como el olvido
Y una historia trunca
(Torna rosa mortal)
¿Es nuestro el canto
Durable en su leyenda?
Nadie puede
Merecer esa tarde
O esa luna
Poema para recordar a Alicia en el espejo
Aquí lo legendario y lo real
Nuestra historia resulta semejante
A la de esa muchacha maravillosa que penetró en el espejo
Estuvo siempre a punto de desaparecer
Pero ninguno pronunció la fórmula que la devolviera al polvo
Ni Tweedledum ni Tweedledee ni la Reina ni el Rey Rojo
Que lo único que tenía que hacer era despertarse
Tal vez somos un cuento
Tal vez sin que nunca nos percatemos
La nave de Ulises
O el ruiseñor de Keats
(Ese pájaro no destinado a la muerte)
Digamos entonces que lo que ha sido un canto de la Odisea
Continuará siendo nosotros
Sin dejar de ser por eso el país de las maravillas
Y alguien podrá reconocernos
Al escuchar la historia no escrita todavía
En la historia castillo la historia luna múltiple
En la historia juguete destruido
La historia en fin cuando pasó una nube sobre Alicia
Tal vez somos la sombra de ese azul en su mano
Poema con una rosa
Tejida está de olvido
La ilimitable rosa
Y en el jardín o púrpura aduendada
Desdibuja su forma
Polvo que es ya castillo
Tal vez nube o historia
Del tiempo que nos cuenta
Patio de ayer o nave tenebrosa
En la luna que he contado
En la luna que he contado
Leve de nombre y memoria
En la rosa casi historia
Del jardín imaginado
Todo ilumina en pasado
Todo florece en perdido
Músicas de lo que ha sido
O irrealidad del que cuenta
Blanca luna o rosa cruenta
Contar es ir al olvido
Alguien se salva por escuchar al ruiseñor
Digamos que una tarde
El ruiseñor cantó
Sobre esta piedra
Porque al tocarla
El tiempo no nos hiere
No todo es tuyo olvido
Algo nos queda
Entre las ruinas pienso
Que nunca será polvo
Quien vio su vuelo
O escuchó su canto
Palabras para recordar a la Bella Durmiente
Al borde de las hadas
La piedra del castillo
Una sola palabra el hondo patio
Te da sombra en el tiempo
Tu historia es lo que sueñas
Lo real es ya fábula naciendo de tu mano
Oh muerte lejanísima
Duración del encanto
Parábola
Estaba seguro por el vuelo de las generaciones
Que era una posibilidad legendaria
Oyó contar a los soldados del rey
Historias que brotaban de la mano del tiempo
O se perdían en la penumbra
Donde la Flor de Loto confabulaba con su blancura
Para tejer el olvido
Que habría de salvarlos de la ignominia y la guerra
La que él consideraba la más extraña de las fábulas
Lo perseguía desde su infancia
La oyó contar a su padre al borde del fuego
Mientras la nieve de todos los caminos
Terminaba en sus mejillas angulosas
La oyó contar a los sacerdotes al pie de los verdugos
Cuando la cabeza del sentenciado traidor o amante
Rodaba como una flor de madera
Soñó la historia o la leyenda
Y algunas veces despertó con la sensación del olvido entre los ojos
O sus manos tocaban una columna
Como si la piedra no fuese más que un cuello de paloma
Pero la leyenda que atravesaba los siglos
No resultaba más que una leyenda
Transcurrieron milenios sucediéndose las dinastías
Los pueblos soportaron el hambre y la peste
Reyes brutales o invasores sanguinarios
No hicieron más que multiplicar el sueño
De los devoradores de lotos
Y las sectas se multiplicaron
Y hubo divisiones y grandes matanzas
Entre los mismos que mantenían la fábula
Como el hilo de una madeja perdida entre un laberinto de juguetes
Sólo existía una posibilidad de que naciera la Flor de Loto
En cualquiera de los jardines
O en el más apartado de los bosques
Sólo una posibilidad de salvación
Que el destinado la encontrara en el tiempo
Antes que comenzara a marchitarse
Un loto entre millones de lotos
Sólo entonces comenzaría a olvidar
A deshacer la historia de su vida y la de los demás
La historia de la nieve y la piedra
Del dragón y la mariposa
Del hermano o el enemigo
A destejer el destino como quien deshace un dibujo
Grabado por agujas milenarias en la carne torturada
Hasta olvidar su nombre y el nombre de todo ser
Así comenzaría desde la primera letra del tiempo
A contarlo de nuevo
A nombrar la leyenda y transformar la fábula en el mundo real
Pero ¿quién podría aseverar que la Flor de Loto
La única posible
No era ya un puñado de polvo en el verano
Desde hacía un minuto o quizá siglos?
¿Cómo preservar durable una esperanza semejante a un castillo
Construido sobre la punta de una aguja?
Por eso cuando empezó a comprender que olvidaba
Cuando ya no pudo repetir el nombre de un país o de un pájaro
Creyó que era un sueño como tantos otros
Y se dispuso a soñarlo
Pero su sueño era la posibilidad legendaria
Lo que tocaron sus manos empezó a olvidarse y recordarse
Y los objetos se convirtieron también
En portadores de olvido
No pudo reconocer las puertas ni el patio de su casa
A los que confundió con un ciervo blanco que volaba en la noche
No pudo reconocer las armas de los soldados
Читать дальше