•Primer año
–Anatomía
–Botánica
–Química General
–Embriología
–Histología
–Zoología
–Física
•Segundo año
–Anatomía
–Zootecnia
–Bacteriología
–Materia Médica
–Patología General
–Fisiología
–Zoología
–Farmacia
•Tercer año
–Zootecnia
–Pequeña Cirugía
–Clínica
–Patología Especial
–Cirugía General
–Terapéutica
–Obstetricia
–Diagnóstico
•Cuarto año
–Clínica
–Zootecnia
–Anatomía Patológica
–Cirugía Especial
–Higiene de los Animales
–Inspección de Carnes
Para el primer curso se inscribieron dieciocho estudiantes y, en el segundo curso diez que venían de la Escuela Superior de Agronomía y Veterinaria, quienes posteriormente conformaron la primera promoción (1924): Carlos Russi, Rafael Escobar, Mario E. Dorsonville, Guillermo Flores, Eduardo Sarasti Aparicio, José Jesús Velásquez Quiceno, Juan M. Cubillos, Marco A. Avella, Ernesto Wills Olaya y Emilio Lesmes Penagos.
Los profesores fundadores fueron: Ismael Gómez Herrán (Anatomía Animal); Charles Novack (Bacteriología); Ezequiel Mejía (Zoología); Leslie Tavares (Zootecnia), Luis Daniel Convers (Histología y Embriología); César Uribe Piedrahíta (Parasitología); Enrique Pérez Arbeláez (Botánica); Eduardo Lleras Codazzi (Química y Física); Julio Manrique (Materia Médica); Pedro María Echeverría (Anatomía Animal), y Delfín Linch (Fisiología Animal) (Rojas, 1939).
Para 1925 la población urbana del país ascendía a 1.560.000 habitantes (23,2 %); el 25 % se localizaba en Bogotá, Medellín, Barranquilla y Cali. Por lo anterior, en los alrededores de dichas ciudades comenzó una fuerte actividad para la producción de alimentos.
La ganadería acentuaba su papel en el uso de tierras disponibles: para 1934, el 43,7 % del área utilizada correspondía a pastos, mientras que las cultivadas correspondían al 2,4 %. Se introdujeron variedades de pastos y se realizaron algunas importaciones para el mejoramiento del ganado criollo.
El Instituto de Higiene Samper Martínez
A mediados de marzo de 1922 llegó al país, como exiliado político, el veterinario cubano Idelfonso Pérez Vigueras. José Velásquez organizó un grupo de estudiantes para conocer a Pérez Vigueras y proponerle que solicitara su vinculación docente a la Escuela Nacional de Veterinaria, y se entrevistaron también con el Ministro de Instrucción Pública. El veterinario cubano fue vinculado como profesor de bacteriología, enfermedades infecciosas y clínica médica; también se vincularon Federico Lleras Acosta y Roberto Plata Guerrero (Gracia, 2002).
Ese mismo año, ante la desaparición de la Escuela Nacional de Agricultura, la Escuela Nacional de Veterinaria fue trasladada a las instalaciones del entonces Laboratorio de Higiene Samper y Martínez, localizado en la calle 57 con carrera 8, fundado el 24 de enero de 1917 por Bernardo Samper Sordo y Jorge Martínez Santamaría, como una entidad privada financiada por los fundadores e inspirada en su deseo de contribuir a la lucha contra la rabia y la difteria. Este hecho constituyó un beneficio para el pensamiento colectivo de la veterinaria en la nueva escuela. Uno de los objetivos fundamentales del laboratorio:
[...] era la producción de la vacuna contra la rabia. Samper le daba prioridad a dicha enfermedad, dada la carencia del biológico, impresionado también por los momentos de angustia experimentados cuando su hermana y una empleada doméstica fueron mordidas por un gato sospechoso de rabia y ante la imposibilidad de conseguir en Bogotá el tratamiento adecuado, debieron viajar a los Estados Unidos. (Groot y Boshell, 1998, p. 165)
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