Gabriela Mistral - Almácigo

Здесь есть возможность читать онлайн «Gabriela Mistral - Almácigo» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Almácigo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Almácigo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En 1965 se descubrió un baúl en la casa de Gabriela Mistral con el rótulo «To be sent to Chile». Contení­a cuadernos, fotos, documentos, cartas y objetos varios. En 2007, Doris Atinkson, actual albacea de la premio Nobel, invitó al experto mistralista Luis Vargas Saavedra a detectar poemas inéditos. De ese conjunto se transcribió el corpus de poemas para la edición no comercial de Almácigo y para la edición de las rondas y canciones de cuna Baila y Sueña, publicadas ambas por Ediciones UC. Ahora, con algunas revisiones, se publica esta edición de Almácigo, para ser puesta a disposición de todos los lectores.

Almácigo — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Almácigo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

ni los mirares ni las hablas

y hay que aprenderse sin morir

ahora mesa y almohada

y hay que ensayar como los niños

sin que se rompa en cuerpo el alma

con gemido como de herido

y miedos de resucitada.

Antes de ahora

Antes de ahora también vine.

Era otra la Tierra dorada.

Serví a los dioses cuarenta años

con ojo y oído y garganta.

Me dijeron para decirlas

sus voluntades en palabras.

Dije cosechas, dije ruinas,

regalé soles y desgracias.

Caída

Los cerros van de soslayo.

El ganado corre huido.

Los higuerales y la alameda

van resbalando desvalidos.

En el patio caen herramientas

y aparejos se van perdidos

y todo el tendal de fruta

se va rodando sin sentido.

La granja va deslizando

en arenas sin sentido

y nosotros también resbalamos,

bulto mío, fruto querido.

Dice una puerta

Lucía ya no abre nunca

las mitades de su puerta,

ni sus escaleras baja

en cascadas de aguas sueltas.

Del reino que ella tenía

ya no habla ni se acuerda

o, acordándose, ha quedado

entrabada como las hiedras.

Será tan otra así tendida,

así callada, así secreta,

de la venada salta jarales

y la gaviota gritos de fiesta.

Estará blanca de no ver

todas las cosas que son violentas,

de no cruzar otoños rojos

ni enderezar jarras de greda.

Se irá olvidando, si se alza,

del cogollo de su cabeza,

de sus hombros como laureles,

de su alzada de madre cierva.

Igual que el agua de las manos

se le irá yendo nuestra tierra:

laderas lentas, serranías

y el clamor de la torrentera.

No sabrá ahora los solsticios

ni el antojo de las estrellas:

dónde Géminis, dónde el Boyero,

cuándo los fuegos de Casiopea.

Será otra vez recién nacida

al ascender las escaleras

y volveremos a ser sus ayas

y sus madrinas cuéntale y cuéntale.

Sus vendimias no vendimiadas,

las avenidas, la gran seca,

las islas nuevas del viejo río,

la herida calva de la selva.

- Yo, su brocal donde bebía.

- Yo, su patio con una ceiba.

- Yo, piedra-laja de sus umbrales.

- Yo, el resplandor de la azotea.

Y la que el bulto le medía

y atrapaba su cabellera.

- Yo, la nuez vana que la guardaba.

- Yo, vaina oscura de su puerta.

Fábula

Hace cuarenta y cinco años

y parece fábula mía,

que me dieron cuello de cierva,

también sienes, también mejillas.

Y hace el mismo torzal de años

yo era un vagido que tenía

cabellos de aire, mirada de agua

y andar que andar no parecía.

Me regalaron suelo y aire,

las estaciones y los días,

hace tanto que no me acuerdo

y tan poco que bien podría…

Rama del árbol del recuerdo,

verdi-oscura como la oliva:

volteada parece plata

y en la quietud es tan sombría.

Cuéntame tú, la contadora

que juegas a imaginerías

esta historia que es una fábula

con aleluyas y agonías.

Hace tanto que no me acuerdo

y tan poco que bien podría,

me lo digo por entenderlo

y se me vuelve un cuento mío.

Ganas tengo de hablar Ganas tengo de hablar a quien pasa y me mira hablarles - фото 2

Ganas tengo de hablar

Ganas tengo de hablar

a quien pasa y me mira,

hablarles de mi hijo,

contarles maravilla,

regalarles su nombre,

soltarles mi alegría.

No quiero hablar del tiempo

ni cosecha perdida,

ni oír lo del granizo

ni saber de sequías.

Dicen que ando embobada

y vivo distraída,

al higo dejo cáscara

al pan le dejo miga.

Pero cojo la fruta

y en la fruta él me mira

y en lo negro del vino

él me mira y me guiña.

Si soltases un grito

yo me despertaría.

Y los que van pasando

me entienden agonías:

desvarío de mi hijo,

vaivén de mis rodillas.

Oigan hablar y paren

el hacha y la cuchilla,

el pico con que muelen,

la rueda con que afilan.

Sepan lo que no tengo

lo que yo me tenía.

La canción

A mitad del alma y el cuerpo

era ella como un hervor,

como un grande desasosiego

y de pronto como estupor.

Un airecillo que se venía

sobre la frente sin sudor

cuando no había afán y estaba

como alto y ajeno el corazón.

Y era cuando me estaba pura

y sin el plomo del dolor

un arder como del granado

y cierto asombro en el ardor.

A veces era como un agua

en torno a la isla que ciñó;

quería tenerme como un amo

y yo estorbaba su ambición.

Talvez vine para ser suya.

Creí que para la pasión.

Amasando el pan y regando el surco

yo me distraje de su amor.

La Llama I

Con mis pobres manos de carne

y mis pulsos llenos de sangre,

cuido la llama, celo la llama.

A mis palmas viene la sangre

a calentarse, y viene mi alma.

Salta lo mismo que el cabrito

o la liebre, entre mis palmas

y juega doscientos juegos

y me alegran sus lanzadas.

Es mejor que toda flor

y toda fruta y todo amante.

Vestida, no voy vestida

de algodón, de lino o lana.

Desde el día en que nací

me arroparon en esta llama.

Estoy herida y estoy ciega

y a cortar pinos no salgo.

No resbale, no se me muera

mientras me duren las manos.

La bestia no salte sobre ella.

Las ráfagas pasen por lo alto

y no caiga lluvia ni nieve

en este lugar donde estamos.

Nada me den ni me traigan.

No le echen leña de pino.

No me hagan volver la cara.

Déjenmela hasta que caiga

rota con ella y cortada

con ella y calcinada de ella,

pavesa negra y copo blanco.

Olvídenme a mí con ella.

Pase quien pase de largo.

Dénme por ida o por muerta

y no me alarguen las manos.

Me importa solo esta llama

y en ella me roban y matan.

La Llama II

Con estas pobres manos de carne

cuido la llama, celo la llama.

Ella no me deja danzar,

tampoco me deja morir

llama sierva y llama tirana.

La bestia no salte sobre ella.

Las ráfagas corran por lo alto

y no caiga lluvia ni nieve

en la mujer y en su llama.

No me pasen leños de pino,

no me ayuden ni me distraigan.

No me silben los que pasan

por hacerme volver la cara.

Déjenmela hasta que caiga

rota ella y roto mi brazo,

calcinada junto con ella:

pavesa negra con copo blanco.

Olvídenme con mi llama.

Pase quien pase de largo.

Denme por ida o por muerta

pero ahórrenme su abrazo.

Me importa solo una llama.

En ella me roban y hieren

y solo en ella me matan.

La llama, bajo mis manos

y contra mi cara, la llama

y su aceite sobre mi pecho

y el nidal de oro de la llama.

La Llama III

Con mis pobres manos de carne

y los pulsos que me golpean

cuido la llama que en una noche

me dieron para salvarme.

Los treinta vientos, las bestias

y los que pasan me la golpean.

Yo no quiero que se me muera.

En noche tan ciega no puedo

ir adonde salta la hoguera.

La bestia no me salte sobre ella.

Las ráfagas tengan piedad

y el leño corto me dure.

A mis palmas viene la sangre

a calentarse y viene mi alma.

No corten ahora mi brazo.

Azafrán y morada,

es mejor que toda flor

y toda fruta y todo amante.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Almácigo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Almácigo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Almácigo»

Обсуждение, отзывы о книге «Almácigo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x