Portada
Filosofía del perdón Filosofía del perdón Menéxeno
Prólogo
Capítulo 1. ¿Qué es el perdón?
Capítulo 2. El problema del perdón: el ser humano
Capítulo 3. Madurez emocional
Capítulo 4. La prudencia y el perdón
Capítulo 5. La felicidad y el perdón
Capítulo 6. El arte
Capítulo 7. Pedir perdón y perdonar
Capítulo 8. Hijo pródigo
Filosofía del perdón
Menéxeno
Filosofía del perdón
Primera edición, 2020
D.R.© Menéxeno
ISBN 978-607-8676-33-0
Editorial Página Seis, S.A. de C.V.
Teotihuacan 345, Ciudad del Sol,
CP 45050, Zapopan, Jalisco
Tels. (33) 3657 3786 y 3657 5045
www.pagina6.com.mx • p6@pagina6.com.mx
Se editó para publicación digital en junio de 2020
Prólogo
El presente trabajo tiene como propósito proveer de algunas herramientas a la persona para facilitarle el acto de perdonar y pedir perdón. No pretende agotar todo lo existente teórico sobre el perdón, sería imposible. Pero sí se busca que, al menos, la persona confronte su noción y establezca un diálogo con lo que conoce sobre el perdón. Tampoco busco convencer o imponer una teoría del perdón, al contrario. Parte del propósito es que la persona se critique, que al menos uno cuestione sus nociones.
Todos nos hemos encontrado al menos una vez en alguna situación en la que nos es difícil perdonar o el otro no está dispuesto a perdonar. Nos es complicado lidiar con la situación. En muchas ocasiones podremos tener la disposición de perdonar y querer seguir adelante, pero siempre hay algo que nos detiene. Con este escrito pretendo ayudar a alguien a lidiar con algún problema que lo carcoma.
Expuesta la intención, menciono que tal vez no sea lo que se espera cuando alguien habla sobre el perdón. Tal vez se espere algo sentimental que haga sentir bien. Ante esto, me apena decir que no se trata de ello. Bajo mi consideración, el perdón y pedir perdón son acciones que siempre deben darse con una cabeza fría, y de igual manera debe ser tratado el dolor. Hago la petición de que, quien lea el texto, y si por alguna razón lo termina, haga el esfuerzo por hacer este ejercicio, aunque quizás esta no sea la vía para todos poder lograrlo.
Mi escrito se basa en diferentes corrientes de distintos filósofos. Considero que en muchos casos no hago justicia a sus conceptos e ideas. No se trata de un trabajo académico, pero tampoco de uno plenamente accesible. Si se simplificara más, los usos que intentaría darles se perderían.
Espero, con sinceridad, que pueda ser de algún uso para alguien. El perdón es un acto que debemos incorporar en nuestras vidas diarias. Nos permite ser mejores personas, más saludables. El perdón nos permite dejar de lado temas que nos pueden bloquear o frenar. El perdón es un acto que requiere de mucho esfuerzo y reflexión interna.
Quisiera extender mi agradecimiento a todas las personas que hicieron posible este trabajo. Gracias a su confianza. En específico, quisiera agradecer al padre Alberto Meouchi, a Daniel Holguín y mi familia. Sin ninguno de ellos, no habría posibilidad de este escrito.
Pero los hombres son criaturas sin esperanza, y entre más se concentran en sus propios pecados, más interesados se vuelven en los pecados de otros. Buscan criticar, no corregir. Incapaces de excusarse, están listos para acusar a los otros […]
Ahora tienes un ofrecimiento que hacer. No es necesario examinar al rebaño, no es necesario zarpar en barcos y viajar a las provincias más remotas en busca del incienso. Busca dentro de tu corazón por lo que es complaciente a Dios. Tu corazón debe ser destruido. ¿Tienes miedo de que perezca de ese modo? Tienes que contestar: Crea un corazón limpio en mí, oh Dios. Pues, para que un corazón limpio sea creado, el impío debe ser destruido. (Agustín de Hipona)
Capítulo 1. ¿Qué es el perdón?
Desde que somos pequeños la gente nos enseña a perdonar y pedir perdón. No creo que sea realmente claro para uno a esa edad por qué lo hacemos ni de lo que es el perdón en sí. Tampoco creo que sea obvio qué es el perdón cuando uno es de edad madura. Sin embargo, tenemos intuiciones y nociones vagas del poder que el perdón conlleva. Sabemos, de forma imprecisa, que el perdón es bueno para nosotros. Aun cuando no comprendemos bien su alcance, lo buscamos. Es algo natural del hombre. Lo usamos constantemente y lo exigimos, lo necesitamos, pero, ¿sabemos por qué? Entonces surgen las preguntas: ¿qué es el perdón? ¿Por qué perdonamos?
A grandes rasgos, el perdón es una acción en la cual buscamos remediar alguna agresión pasada. Alguien me provocó algún mal y me lastimó. Mi trato con esa persona es alterado, que me haya herido provoca que no confíe y me aleje de esta. Con el perdón se busca el regreso de la relación previo a la agresión; quiero que las cosas estén como estaban antes. Pido y busco el perdón con la ilusión de regresar.
No hay perdón si no hay agresión, y no se soluciona la agresión sin el perdón. Algo malo sucede entre dos personas y eso cambia la forma en la cual se relacionaban. Lo cambia necesariamente para mal, si no, no se buscaría solucionarlo. El perdón, bajo un concepto común, es buscar reparar un daño. Sin embargo, esta definición es insuficiente para en verdad perfeccionar nuestro modo de pedir perdón y perdonar. No nos dice más que lo ya conocido. Todavía no sabemos con más profundidad cómo es el perdón, para qué sirve, cómo puedo perdonar mejor, ni cómo puedo pedir perdón. Se requiere indagar más.
Los orígenes de las palabras siempre sirven para conocer el fundamento y la evolución del algo. Nos ilustra su surgimiento y uso, es un punto de partida que nos permite ahondar en la esencia de las palabras, aun cuando su uso actual sea diferente. El perdón no es una excepción. El perdón también tiene un origen que permite que lo entendamos mejor.
En estricto sentido, perdón proviene de la palabra latina perdonare. Perdonare es una palabra compuesta por per, que significa «total», y donare, que significa «regalar». Perdonar, etimológicamente, es regalar por completo. ¿Qué es lo que se regala por completo? Algo que se debe. El sentido original nos ilumina más respecto al significado del perdón. Su origen era económico. Perdonar, era dejar ir una deuda que se tenía de una persona con otra.
Podemos remitirnos a otro origen o influencia de la palabra perdón que nos ayude con esta búsqueda y esa es la palabra correspondiente en el griego antiguo: perdón en griego se traduce como aphiemi. A su vez, aphiemi es una palabra compuesta por el prefijo apo, separar¸ y hiemi, mandar. Aphiemi es mandar de forma separada, dejar ir, abandonar. Ciertamente no posee el mismo carácter monetario que el latino, pero en el sentido griego significaba de manera literal dejar ir, lo cual puede implicar el dejar ir algo que se tiene en la mano.
¿Cómo es que evolucionan estos sentidos antiguos al contemporáneo?
Ciertamente, los sentidos tuvieron que ir cambiando, evolucionando para adquirir el carácter contemporáneo. Si se realiza algo de trabajo, se puede observar la conexión. El punto de este trabajo es ahorrar el tiempo respecto a algunos temas. Por tanto, se explicará cómo, de manera plausible, fue cambiando cada uno.
Por una parte, perdonare posiblemente cambió al término contemporáneo de la siguiente manera: la deuda que se regala se transforma a una ofensa. Cuando yo debo algo, estoy ofendiendo porque altero la relación que tenía con esa persona. Soy la causa de la inestabilidad de algo que presuntamente era estable. Quedo en deuda de restablecer esa armonía. El perdón me permite reponer lo que debía.
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