Jesús Mallol - Cuenta atrás desesperada

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Año 2001. En el País Vasco, ETA no deja tregua. Carlos Catena, inspector de policía en San Sebastián, se siente en peligro y pide su traslado a Tenerife.
Iñaki Izaguirre, perteneciente a un comando de ETA, atraviesa Francia y la península con diez kilos de explosivo en las ruedas de su coche. Su objetivo es actuar en Tenerife y demostrar así que las islas no son impenetrables.
El Gobierno sospecha de un posible atentado en las Islas Canarias, aunque desconoce en qué isla será. Mientras Iñaki y los explosivos se acercan, Carlos será el único que puede descubrirlo y evitar la tragedia.

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Se afeitó y volvió a ducharse, sin prisas, antes de vestirse y rehacer el equipaje. Después de desayunar y pagar la cuenta, dejó su equipaje en la recepción del hotel para recogerlo más tarde y preguntó por la dirección del Historial de la Grande Guerre. El recepcionista le indicó cómo llegar hasta el Historial, que en realidad estaba muy cerca del hotel.

Como aún era demasiado temprano para su próxima cita, decidió dar un paseo por la ciudad para ocupar el tiempo de espera. Pasó ante la fachada del Historial y siguió bordeando las antiguas murallas, deambulando sin rumbo determinado. Al acercarse las once de la mañana, volvió por el mismo camino hacia el museo.

Péronne, situado en la región de Picardía cerca de Amiens, en la zona del Somme, fue frente de combate en la Primera Guerra Mundial, sufriendo violentos ataques y cañoneo. El Historial de la Grande Guerre, emplazado en un antiguo fortín que aún muestra en su fachada el impacto de un cañonazo de gran calibre, es un impresionante museo dedicado precisamente a esa conflagración.

Su interior muestra unas colecciones completas, como la de los diferentes uniformes y armamento empleado por los infantes de ambos bandos a lo largo del conflicto, en los que se puede ver la evolución que sufrieron los equipos durante la guerra para adaptarse a las nuevas tácticas militares. Se encontraba Iñaki absorto contemplando un maniquí que llevaba el vistoso uniforme de la infantería francesa de 1914, con guerrera azul y un llamativo pantalón rojo, cuando un anciano de bigote blanco se colocó a su lado, al parecer contemplando el mismo maniquí.

–Debió de ser terrible, ¿no cree? Mi padre contaba que pasaron mucha hambre porque en las trincheras no crecían setas.

El cerebro de Iñaki recibió la frase del anciano, aparentemente sin sentido y propia de la senectud, como una descarga eléctrica. El corazón comenzó a golpearle el pecho con fuerza mientras que, intentando dominarse, se giró hacia él. La frase contenía la contraseña que debía pronunciar el contacto que tenía que presentarse precisamente allí, en el Historial, a esa hora. Las setas que no crecían eran la contraseña, pero conservó la compostura. ¿Podría tratarse de una coincidencia, que el anciano no fuese el contacto?

–No sería la temporada –contestó Iñaki observando la reacción del anciano. Este sonrió y preguntó:

–¿Jean Laval?

Ante el gesto de asentimiento de Iñaki, el anciano se giró diciéndole que lo acompañase. Salieron del Historial y, a través de una puerta de la antigua muralla, entraron en el pueblo. Cuando Iñaki le preguntó su nombre, el anciano sólo dijo que eso no tenía importancia.

El hombre abrió la puerta de un garaje y entraron. Era una estancia pequeña, con varias máquinas desmontadas y piezas mecánicas desperdigadas por mesas y suelo, en la que había aparcado un Renault Clio de color gris oscuro; no se veía a nadie más. El anciano le tendió las llaves del coche.

–Es su transporte. El paquete, de diez kilos, está en los neumáticos traseros, y la documentación en regla en la guantera.

Iñaki recibió la noticia con cara de alarma. Ingude le había dicho que debería recoger el coche en Péronne, con los explosivos bien ocultos en su interior, pero no le había especificado dónde estaría el escondite.

–¡Pero eso es un suicidio! La dinamita puede estallar cuando los neumáticos se calienten al rodar.

–Puede, pero no lo hará. Ya hemos comprobado que el calentamiento no es suficiente para hacer estallar este tipo de explosivo, y va en los neumáticos traseros que se calientan menos que los delanteros, en una envoltura de thinsulate, un tejido aislante muy eficaz, para protegerla aún más. Además, estamos en enero, y ahora el asfalto está muy frío. Otra cosa, para disminuir la fricción con el asfalto los neumáticos van a más presión de la indicada, así que conduzca con mucho cuidado porque tendrá menos adherencia.

El razonamiento del anciano calmó la aprensión de Iñaki; parecía muy bien pensado y probado. Sin embargo, recordó algunas conversaciones que había oído sobre el increíble olfato de los perros adiestrados para detectar droga y explosivos.

–¿No lo detectarán los perros de la Policía?

–También lo hemos tenido en cuenta, y no, no lo detectarán. El paquete está dividido entre las dos ruedas, y en cada rueda van dos trozos como dos salchichas, cada una con tres envoltorios de plástico herméticos y encima la capa de thinsulate. Van dentro de los neumáticos sin cámara, con el aire a presión, pero sin fugas de aire. Para evitar llevar el posible olor del explosivo de un sitio a otro, las personas que manipularon las salchichas son distintas de las que las colocaron en los neumáticos, y distintas a su vez de las que los montaron en el coche.

«Una vez montado cada neumático, todo el conjunto ha sido lavado con agua con vinagre, lavado todo tres veces, y finalmente abundantemente meado por varios perros para dejar su propio olor; no se extrañe si los perros que encuentre hacen cola ante su coche.

«Después de eso, hemos comprobado que nuestros propios perros no son capaces de detectar nada, y son muy buenos.

–¿Pueden afectar las salchichas al equilibrado de las ruedas?

–Las salchichas están fijadas en el interior, sobre la llanta, para que no se muevan, y los neumáticos han sido equilibrados después de toda la operación.

Sí, pensó Iñaki. Parece que toda la operación ha sido preparada de la forma más cuidadosa.

–¿Algo más?

–Bueno, en caso de tener un pinchazo, no lleve los neumáticos a un taller –recomendó el anciano con una sonrisa.

–Bien, parece que todo está correcto. ¿De dónde procede el explosivo?

–Eso no tiene importancia. Buen viaje y buena suerte.

Y sin añadir ninguna palabra más, el anciano abrió la puerta de la cochera y le indicó a Iñaki con un gesto que podía montar en el coche y llevárselo de allí. Una vez en la estrecha calle, Iñaki se orientó para pasar por el hotel a recoger su equipaje y luego enfiló hacia la salida del pueblo para coger la autopista A 1 en dirección a París.

DIRECCIÓN GENERAL DE LA POLICÍA. MADRID.

–Explique eso, por favor.

–Sí, señor director. Nuestro servicio de información nos acaba de notificar de contactos entre elementos disidentes en el sur de Francia, que parecen indicar el inicio de alguna acción terrorista de cierta envergadura –explicó con una carpeta abierta en la mano el comisario jefe de Información al director general de la Policía–. Según nuestros analistas, lo más probable es que pueda tratarse de un coche bomba colocado por un comando itinerante, que no necesita una infraestructura estable en el lugar de la acción, porque los comandos operativos los tenemos ahora desarticulados y desmantelados casi en su totalidad.

«Según nuestros analistas, y creo que tienen base para esto, el golpe podemos esperarlo en cualquier parte del país, pero destacan cinco puntos: el País Vasco, para mantener la tensión en casa y porque es donde tiene un mayor apoyo; Madrid, siempre posible objetivo por ser la capital del Estado; Sevilla, por ser la sede de la próxima reunión de los ministros de Hacienda de los países de la Unión Europea; alguna estación de esquí del Pirineo, por la concurrencia de políticos y miembros de la familia real que hay durante todo este mes; y, desde hace algún tiempo, tampoco descartan algún golpe en las Canarias, que hasta ahora se habían considerado fuera de la amenaza terrorista.

–¿En qué lugar de Canarias creen sus sabios que es más factible el golpe, comisario?

–En principio, aunque no descartan a ninguna de las demás islas, en alguna de las dos principales, Gran Canaria y Tenerife. Pero se inclinan por Tenerife.

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